Umberto
Jara autor de la obra Historia de dos
aventureros, nos relata los entretelones sobre la vida de Alejandro Toledo
y Eliane Karp. La estrategia política
que utilizaron para llegar a la presidencia de la república para el periodo
2001-2006. Periodo en el que, el afán de venganza de este régimen, primó sobre
la racionalidad de una verdadera justicia frente a los delitos del gobierno de
Fujimori.
En
el prólogo a su obra, Umberto Jara expresa que, “Toda historia política está
hecha de ocultamiento. La de Toledo y Karp no es una excepción”. En
efecto, Alejandro Celestino desde su ingreso a Stanford, donde no estudió
Economía, sino Educación, consigna una larga trayectoria llena de mentiras.
Desde
la consignación de datos falsos en su CV como: Doctor (PhD) en Economía y
Master en Economía, ambos falsos. Lo real es que según una aclaración de
Stanford Magazine “Se dice que obtuvo su PhD en Economía, pero estos es incorrecto, fue
en Educación”.
Es
difícil entender por qué Toledo siendo Presidente del Perú, invitado a dar una
conferencia de graduados en Educación en Stanford, se presentó con el avión
presidencial, contradiciendo la imagen de hombre modesto que representaría a
los pobres. La charla expresada a los graduandos, con seguridad no será
recordada nunca, por su falta de argumentos respecto a la Educación en esta
parte del planeta.
La
vida de Toledo es una vida llena de apariencias, ambigüedades y falsedades. Como
cuando consideró en su hoja de vida, datos referidos a asesorías que había
prestado a tres presidentes. Fernando Belaunde, Alan García Y Alberto Fujimori,
en “deuda
externa, reformas económicas estructurales, estabilización y reinserción en la
comunidad financiera internacional”. Según Jara, todos datos falsos.
Desde
este pasado escabroso que lo llevó a la presidencia y posteriormente con todos
los actos de presunta corrupción durante su régimen, que no han sido muy bien
investigados, demuestra actualmente esa tremenda sed de poder. Un egocentrismo
que lo hace cometer errores, incluso en contra de sus colaboradores, “que la
jugaron por él”.
Envalentonado
por las investigaciones que han realizado a los gastos en palacio durante su
gobierno y no habiendo acusación del ministerio público sobre el horizonte, se mandó contra PPK con
todo, diciéndole senil, a su antiguo aliado y lo acusó de haberlo traicionado,
respecto a dos temas: la indemnización a Baruch Ivcher y sobre el lote 57 del
gas de Camisea. De los cuales aseguró, él no supo nada.
PPK
respondió claramente a estas acusaciones y comentó con datos que se ajustan más
a la realidad, que las generalidades expuestas por Toledo, como: el pago de
indemnización entregado a Ivcher, fue una disposición de la Corte IDH por la
irregular toma de frecuencia latina y respecto al lote 57, que PPK dice que en
realidad es el lote 56, todo se hizo dentro de la ley y que Toledo firmó las
cinco leyes aprobadas por el Congreso. Más claro ni el agua.
Hay
muchas mentiras en la vida de Toledo como apunta Umberto Jara en su obra: “El
paso de Toledo por Stanford sin haber obtenido el título en Economía, sino en
Educación. Los dos millones de dólares que ganó en CLAE por su relación con
Carlos Manrique. Sus vínculos secretos con Vladimiro Montesinos desde 1994
hasta el año 2000. El trasfondo de la falsificación de firmas de Perú Posible.
La historia del divorcio de Alejandro Toledo y Eliane Karp y el matrimonio
oculto celebrado en mayo del año 2000. La confesión en un hotel de Miami sobre
el video Kouri-Montesinos y la verdadera historia de los falsos patriotas, La caída
de Montesinos y el extraño viaje de Toledo a Washington. Las pruebas sobre su
conducta libertina”.
Todo
esto es para pensar con detenimiento sobre este personaje que hoy colabora con
el gobierno de Ollanta Humala, a quien asestó los más terribles ataques en su
campaña electoral, luego de su fracaso no le quedó otra camino, sino pactar y
aceptar. Hay un antiguo aforismo que dice “en boca del mentiroso, la verdad se
hace dudosa”. Lo tendremos nuevamente en palacio el 2016, realmente sería un
gran desperdicio para el país, aguantar cinco largos años a esta pareja de
aventureros como los calificó Umberto Jara.
Finalmente
recordar, un hecho que por su importancia afectó al gobierno del “sano y
sagrado”. Su inicial negativa de reconocer a su hija Zaraí como suya y luego
empujado por la opinión pública nacional, tuvo que reconocerla, porque las
encuestas de opinión lo hicieron retroceder. Con estos pergaminos habrá alguien
que todavía crea en él. Lo dudamos ampliamente.
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