Australian War Memorial

Australian War Memorial
EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

domingo, 27 de noviembre de 2016

Carta del Dr. Francisco García Calderón Landa Presidente Provisorio del Perú, dirigida al Contralmirante Patricio Lynch, Jefe de las fuerzas de ocupación de Lima.


El 16 de febrero de 1881, mediante una circular, se cita a las personalidades notables de Lima, a una reunión a realizarse el 18 de ese mes, a las 2 p.m., en la casa N° 64 de la calle San Agustín(altos), para tratar “asuntos que se relacionan con las actuales circunstancias”; (Fdo.) MANUEL G. DE LA COTERA- MANUEL ATANACIO FUENTES- PABLO DE VIVERO- FOCION MARIATEGUI.
La reunión se realizó en casa del General Manuel G. La Cotera, en ella se dieron cita personas notables de Lima, para analizar la situación que se vivía en la capital ocupada por fuerzas chilenas. En esta reunión se estableció que se formaría un Gobierno respetable, que fuera garantía para todos, incluso para el Gobierno de Chile.
Se planteó la necesidad de volver al régimen Constitucional que se había roto, tras la huida de Mariano Ignacio Prado el 19 de diciembre de 1879 y el levantamiento de Nicolás de Piérola. Para ello se llamaría al primer Vicepresidente General Luis La Puerta, para lo cual se designó una comisión integrada por los señores: Bustamante, Helguera, Haza, Velarde, Odriozola, Gálvez, Elías y Boza.
Esta comisión se dirigió a la casa del General La Puerta, quien los recibió, finalmente no aceptó la decisión de la junta, por dos razones: el periodo constitucional del gobierno de Mariano I. Prado del que era Vicepresidente había terminado el 2 de agosto de año anterior y su estado de salud era delicado, no le permitiría volver a las tareas administrativas en medio de la situación político-social que vivía el país.
En vista de esta negativa, la comisión designada regresó a la reunión para informar de la decisión del General La Puerta, lo que causó consternación en los notables. La junta en un nuevo intento de convencer al General La Puerta, nombró otra comisión integrada por ocho personalidades, para entregarle el Acta donde la junta de notables lo reconocían como benemérito y el llamado a restablecer el gobierno constitucional.
La nueva comisión integrada por: el Dr. Odriozola, Contralmirante Haza, General Bustamante, Dr. Rafael Velarde, Jesús Elías, Buenaventura Elguera, Francisco de P. Boza y el Dr. Manuel María Gálvez, se dirigió a la casa del General La Puerta, quien les respondió negativamente, expresando su “inquebrantable propósito de no reasumir el mando supremo del país”.
En Lima, no solo existía una junta de notables que buscaba una solución política al problema de la ocupación chilena. Entendían que el dictador Piérola, poco era lo que podía hacer estando su gobierno itinerante. Otros notables se reunían también en casa de Dionicio Derteano. Manuel Atanasio Fuentes se encargaría de plantear la necesidad de unirse ambas juntas, como finalmente lo hicieron para la elección del Presidente Provisorio.
Sin embargo, preciso era conocer cuáles eran las intenciones de Chile, si las autoridades chilenas se entenderían con los representantes de Piérola; si este era el caso, la junta de notables apoyaría esa decisión; en caso contrario, solicitarían una declaración sobre este punto. La comisión estuvo integrada por: el General Bustamante, Dr. José Luis Quiñonez y Dr. Manuel González de la Rosa. Las autoridades chilenas recibieron a la comisión y quedaron en que al día siguiente darían su respuesta.
Llegado el día, el señor Vergara y el señor Altamirano, representantes plenipotenciarios de Chile, respondieron de manera reiterativa, firme y enérgica, “Pueden estar ustedes seguros de que el Gobierno de Chile, jamás, por ningún motivo, aun con las promesas más lisonjeras, reconocerá al Gobierno de Piérola, ni aceptará tratar con sus enviados sobre la paz. Por lo mismo veremos con satisfacción que los vecinos de Lima formen, libre y espontáneamente un Gobierno, con el cual podamos entendernos, si es aceptado por el país”. El Orden, 5 de abril de 1881.
El contralmirante Patricio Lynch, quien se desempeñaba como Jefe político y militar del Callao, asumió el cargo de Comandante en Jefe de Ejército de Ocupación chileno en mayo de 1881, quedando a cargo de la ciudad de Lima. Durante el periodo de Patricio Lynch que abarcó hasta el final de la permanencia de los chilenos en Lima, impuso la ley marcial con mano dura.
Lima ocupada por tropas chilenas. En Jauja, Piérola no descansaba en nombrar a diferentes comisionados para negociar con las autoridades chilenas de ocupación. Al respecto el Diario La Actualidad órgano oficial del gobierno de ocupación, expresó “que jamás se aceptaría entrar en tratados de paz con el ex Dictador, cuyos poderes habían caducado, y además porque había hecho a ese país inculpaciones que no era dable aceptar, reconociéndolo como Gobierno del Perú”. Diario El Orden, 4 de abril de 1881.
El día 25 de agosto de 1881, el embajador de los Estados Unidos en Perú, Mr. Hurlbut, envió una carta al contralmirante P. Lynch, entre otras consideraciones le expresó claramente que “los Estados Unidos apoyarían al Perú en el sentido de no ceder un pie de su territorio a menos que se demostrara que el Perú no iba a ser capaz de pagar una indemnización de guerra de alguna otra manera”. Lynch no contestó la nota, aunque la posición de EE. UU, con seguridad inquietó a los chilenos.
El día de 18 de septiembre, asumió en Chile el presidente Domingo Santa María en reemplazo de Aníbal Pinto. El día 26 del mismo mes por orden de Lynch los chilenos tomaron posesión de la Caja Fiscal del gobierno peruano y embargaron sus fondos en el Banco de Londres. El 28 de setiembre, por bando, Lynch declaró que solo subsistirían las autoridades municipales, suspendiendo el gobierno Provisorio de Francisco García Calderón.
La suerte estaba echada y el final del Gobierno Provisorio del Dr. Francisco García Calderón estaba marcada por el destino, en manos de Lynch. El gobernante de facto aplicaba todo su poder y para ello, disponía la ejecución de una serie de medidas que buscaban la clausura definitiva del Gobierno Provisorio.
Varias razones tenía el Gobierno chileno, para tomar fatal decisión: el reconocimiento del Gobierno Provisorio, por diferentes gobiernos extranjeros entre ellos EE. UU y de los pueblos del Perú que empezaron a manifestarse, fortaleciendo un gobierno que poco a poco se empoderaba, e interpretaba el sentir de la población respecto de la firma de la paz sin ceder territorio nacional. Podemos inferir, que el temor se apoderó del gobierno chileno y de su representante en Lima, al conocer el apoyo estadounidense.




El 6 de setiembre de 1881 Patricio Lynch, dirige una carta al Director General de Rentas, que administra la Caja Fiscal del Gobierno Provisorio, en la que le solicita un informe respecto de la intervención del banco, en la recepción de billetes de emisión fiscal provenientes de EE.UU.
En Lima, según la nota de Lynch circulaban una serie de rumores, lo que hacía presumir, la presunta comisión de actividades de fraude, finalmente muy refinadamente, amenaza al director del banco considerarlo como cómplice, si su respuesta era “capciosa o induce al engaño”.
No sabemos si es real la existencia de rumores en el comercio de la capital de esos tiempos, respecto a la circulación de billetes autorizado por el Gobierno Provisorio. Lo que se puede afirmar es que Patricio Lynch dirige el comunicado en el que conmina al director del Banco para que declare bajo responsabilidad.
Patricio Lynch designa a Joaquín Gajardo como su representante y ante quien el director del banco debía declarar sobre: si el banco que dirige estableció algún arreglo con Francisco García Calderón, sobre billetes que se mandaron fabricar a EE. UU; si se había llevado en depósito billetes al Banco Nacional, o paquetes, bultos cuyo contenido desconocía, y que delate a personas que supieran algo al respecto.
El Jefe de las fuerzas de ocupación, demostrando su celo, ambición y angurria, amenaza al director del banco nacional, en los siguientes términos: “Si en ese banco existen papeles, documentos o cualesquiera otros efectos de propiedad o a nombre del gobierno provisorio u otro funcionario público o de individuos que formen parte del gobierno, UD. no los entregará ni dispondrá en manera alguna de ellos sin previa anuencia del infrascrito, i en cuanto le sea posible hará una relación de esos efectos”.
Según Francisco García Calderón las razones expuestas por Lynch en la carta que acompaña al bando, no explican la verdad sobre las acciones hostiles que dispuso el Jefe de las fuerzas de ocupación y que él explica indicando que estas, obedecían a su negativa de firmar un tratado de paz cediendo territorio nacional, esa era la principal razón de las medidas dispuestas.
El Presidente García Calderón señalaba que las acciones hostiles contra su gobierno se resumían en: el desarme de las tropas peruanas de Magdalena, las conferencias realizadas para el arreglo de paz entre el Perú y Chile; la ocupación de las oficinas fiscales, y las cuentas del gobierno Provisorio en los bancos y las publicaciones de la prensa, tanto en Santiago como las de La Situación vocero de las fuerzas de ocupación.
El 27 de setiembre el diario La Situación, vocero de las fuerzas de ocupación, publica su editorial “LA SITUACIÓN SE DESPEJA”, en la que se pregunta “¿Con que después de nueve meses de esperar pacientemente la organización de un Gobierno capaz de negociar la paz, descubrimos ahora que el tal Gobierno, o principio de Gobierno, no ha tenido jamas el propósito de firmar la paz? Porque querer la paz sin ceder territorio, es sencillamente no querer la paz, desde que el Perú carece absolutamente de recursos para pagar una indemnización al contado”.
En su misiva, el Presidente García Calderón le recordó a Lynch, que a partir de febrero de ese año y contando con la anuencia de los representantes del gobierno chileno en Lima, se autorizó la organización y funcionamiento del Gobierno Provisorio, lo que permitiría realizar tratos, a fin de llegar a un tratado de paz. Trascendió que Chile, no haría ningún trato con Nicolás de Piérola.
García Calderón hace notar que, desde que asumió la presidencia, realizó actos de gobierno como: la desocupación de tropas chilenas de la zona donde funcionaba su gobierno y el pago del cupo impuesto a Lima y el Callao. “Si al practicar esos actos hubiese creído yo que mi autoridad no dependía de los pueblos que me la daban, sino de las autoridades chilenas, no habría por cierto consentido en nada, ni contraído compromisos de ninguna especie…”.
García Calderón precisa que los plenipotenciarios de Chile y el general en Jefe del Ejército de ocupación trataron directamente con él, y de esta manera reconocieron tácitamente la plenitud de sus poderes, emanados por el voto popular y esa fue la razón para celebrar pactos, especialmente para el pago del cupo impuesto “…que son la emisión de un empréstito, contratado en su mayor parte con extranjeros residentes en el país, i la emisión de billetes fiscales, que son obligaciones que la nación peruana tiene que pagar”.
Pero, una parte procedente del empréstito, así como el hecho que Chile recibía billetes fiscales, significaba un reconocimiento a su autoridad y el derecho a realizar acciones de gobierno. García Calderón preciso de manera enfática su rol como presidente Provisorio “Solo el gobierno peruano puede obligar al Perú; i solo del gobierno peruano podrán las autoridades chilenas recibir en pago documentos de crédito peruano; porque yo como ciudadano de este país, no puedo emitir papeles de crédito que impongan obligaciones a la República”.
Seguidamente el Presidente provisorio hace importantes precisiones: no cree que las autoridades chilenas (Vergara y Altamirano) se dejaran engañar al recibir en pago del cupo, papel de emisión privada sin valor oficial, ni que, al no considerarlo gobierno, consintieron en que engañase a extranjeros residentes, a quienes había pedido dinero en préstamo, emitiendo billetes que carecían de valor oficial.
“El primero de estos estremos haría poco honor a la intelijencia de los señores Vergara i Altamirano; i el segundo los constituiría en cómplices de una emisión falsa, hecha por el que no tenía la facultad de hacerla”.
Quedó establecido desde el principio, que el Gobierno Provisorio había sido reconocido por las autoridades de ocupación y por el Gobierno de Chile. Inicialmente por Aníbal Pinto Garmendia y luego por Domingo Santa María.
Así, Francisco García Calderón, por respeto a las autoridades chilenas expresa: “Incapaz soi de pensar de que los señores Altamirano y Vergara puedan ser engañados por mí: reconozco su clara intelijencia; i no les haré el agravio de ponerla en duda”. Aceptar lo contrario sería poner en tela de juicio el accionar político de Altamirano y Vergara, porque habrían ayudado a cometer fraude, sacando provecho del mismo.
Muy convencido del rol que estaba desempeñando, como Presidente Provisorio, no deja de hacer notar que su autoridad provenía de la elección del pueblo, representado por los 114 notables que lo eligieron y del Congreso que había confirmado y prorrogado sus poderes, precisando que “…; i mientras esas dos autoridades no me reemplacen, soi i continúo siendo el presidente del Perú, cualesquiera que sean las emerjencias a que me vea sujeto”.
Enfatizando además que, su autoridad no dependía de la tolerancia de las autoridades chilenas, sino de la soberanía del Perú, verdadero origen de su poder, que no estaba sujeto a las autoridades chilenas y mucho menos que este hubiera desaparecido por la ocupación de una parte del territorio peruano.
El 1 de octubre de 1881, el Contralmirante Patricio Lynch, jefe de las fuerzas de ocupación, responde a la carta de Francisco García Calderón. El contenido del discurso de Lynch, está orientado a desconocer la existencia del Gobierno Provisorio y del reconocimiento de los pueblos del Perú y gobierno extranjeros.
Lynch hace precisiones en el sentido que, no reconocía ni a los representantes del Gobierno Provisorio, como ministros, como en el caso del señor Gálvez, quien se reunía a menudo con Lynch, para conversaciones y por tenerle confianza, que le hubiera agradado cultivar una amistad con Francisco García Calderón.
Según Lynch, nunca reconoció al Gobierno Provisorio como tal, porque en su consideración no estaba en su ánimo reconocer aun gobierno, “al cual veía le faltaban todas las condiciones necesarias de vida i estabilidad…”, de esta manera su intención era facilitarle el camino para que se constituyera realmente en gobierno “i a ponerse por tanto en aptitud de ser reconocido por el de Chile”.
Respecto del pago del cupo que asumió el Gobierno Provisorio, no tuvo mejor explicación que expresar, que la aceptación del pago del cupo era para salvar a los designados para este pago y que esta propuesta del Gobierno Provisorio, se hizo para ayudar a los designados, precisando el cupo impuesto fue a los vecinos y no al Gobierno. Con lo que trataba de evadir su responsabilidad.
Respecto del pago en billetes o por medio de un empréstito que realizó el Gobierno Provisorio, en consideración de Lynch, “se regularizaría con posteridad, como sucede en todos los actos de una administración que se inicia de un modo irregular, cual fue la de Ud.”.  Precisa, que su gobierno accedió en interés de proteger a los vecinos, amenazados por el cupo y las penas impuestas para quienes no cumplieran con el pago.
A la hora de cobrar los cupos e impuestos a nuestros connacionales, cuyo pago asumió el gobierno de Francisco García Calderón hasta noviembre de 1881, sí reconocían al Gobierno Provisorio como tal. No les parece, extraña e interesada esta forma de interpretar las relaciones con un Gobierno que no reconocían políticamente, pero que si aceptaban dinero en pago de impuestos. Muy interesada la posición de Lynch.
Se vivía octubre de 1881, Patricio Lynch para justificar su decisión de cesar el Gobierno Provisorio, no tiene mayor empacho en poner de testigos a dos personajes que habían regresado a Chile y minimiza el apoyo que recibía el Gobierno Provisorio de los pueblos del Perú y países como EE.UU.
“Los señores Vergara i Altamirano manifestaron en diversas ocasiones a los señores Galvez i Denegri, que si para fines del mes de marzo o mediados de abril, no había conseguido el Gobierno provisorio ser aceptado como lejitimo por una buena parte del Perú, los departamentos de la costa por lo menos, Chile no lo consideraría como gobierno, no abrirá negociaciones, ni toleraría ningun ejercicio de autoridad”.
Lynch en el colmo del cinismo y fariseísmo reconocía el perfecto derecho del Perú de constituir un gobierno en cualquier parte del territorio no ocupado. Pero, acusó a García Calderón de “grave paradojización”, tildándolo de enfermo y que sufría de grave contradicción, porque admitía en su carta, la existencia de su gobierno, en presencia de un ejército enemigo.
Lynch habría admitido reconocer el Gobierno Provisorio, si este estaba dispuesto a firmar la paz que exigía el vencedor, en otras palabras, el Gobierno de Francisco García Calderón solo sería reconocido y aceptado por Chile, si estaba dispuesto a firmar un tratado de paz con cesión territorial.
El Dr. Francisco García Calderón, demostró temple y firmeza de convicciones, porque ejerció el Gobierno Provisorio, en las condiciones que se vivía, en un escenario violento y de caos político-social, bajo un estricto control de las tropas chilenas, cumpliendo las exigencias cada vez más violentas para el pago de cupos. Supo responder a la altura de un estadista y dejó sentado su gran patriotismo.  
¿Si Chile no reconoció al Gobierno Provisorio de Francisco García Calderón como lo manifestó Patricio Lynch en su carta? Por qué fue trasladado preso a Chile. La respuesta está en que los chilenos tenían temor de él, su gobierno estaba siendo reconocido por países importantes, temían su liderazgo, su capacidad de estadista y su posición firme frente a la firma de un tratado con grave perjuicio para el Perú.
Francisco García Calderón, no aceptó nunca ceder territorio nacional, así lo hizo saber al gobierno de Chile y  sus representantes en Lima, defendió a la población que era continuamente expoliada por las autoridades chilenas de ocupación y por eso lo trasladaron preso a Chile, donde permaneció detenido y controlado por la policía secreta chilena por más de 2 años.
N de R.
En los párrafos que se han transcrito de los documentos utilizados, se ha respetado la forma idiomática de escribir de la época.
Notas:
1.      Ahumada, Pascual. Tomo V, cap. Segundo, págs. 251-255. GUERRA DEL PACIFICO, Recopilación completa de todos los documentos oficiales, referentes a la guerra. Imprenta i Librería Americana, Valparaíso. Edición 1888.
2.      Diario La Situación del 27 y 30 de Setiembre de 1881.
3.      Diario La Situación del 3 de Octubre de 1881.
·         Carta del Dr. Francisco García Calderón Presidente Provisorio al Contralmirante Patricio Lynch.
·         Carta del Contralmirante Patricio Lynch dirigida al Dr. Francisco García Calderón Presidente Provisorio del Perú de 1 de octubre.
·         Bando del Contralmirante Patricio Lynch, cesando el Gobierno Provisorio.





















martes, 1 de noviembre de 2016

El ejemplar Juramento de Francisco Bolognesi


Han transcurrido dos centurias del nacimiento del héroe nacional Francisco Bolognesi Cervantes, quien junto a Miguel Grau Seminario constituyen dos paradigmas, ejemplos de amor a la patria, honor, dignidad y cumplimiento del deber hasta el sacrificio de sus vidas. Cuando toda esperanza estaba rota.
Este 4 de noviembre se cumple doscientos años del nacimiento del Coronel Francisco Bolognesi Cervantes. Hasta hoy con plena seguridad, para todos nuestros connacionales, la memoria nos trae su juramento, pronunciado frente el parlamentario chileno, mayor Juan de la Cruz Salvo y en presencia de los oficiales de su Estado Mayor.
“Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”, pronuncio el héroe y el soldado chileno escuchó estupefacto, ensimismado y quizás sin comprender la dimensión de la decisión y - el sacrificio inútil de tantas vidas como él había planteado al héroe- al ingresar a conversar con el Jefe de la Plaza de Arica.
Es que el parlamentario chileno Sargento Mayor Salvo se sorprendió por la firmeza, convicción y convencimiento de Bolognesi quien, junto a sus acompañantes, habían decidido conscientemente entregar sus vidas en defensa de la patria. Arica último bastión, último reducto, último lugar antes de partir a la mansión de los héroes.
El juramento ante el Morro de Arica pronunciado por Bolognesi, está grabado sobre piedra, constituye la piedra angular, la base fundamental sobre la que se yergue indómito el Ejército de nuestra patria. El juramento constituye un ejemplo de desprendimiento, honor, sacrificio y dignidad, que dejaron los defensores de Arica.
Para la población nacional que viven a lo largo de nuestro territorio y otros miles más de connacionales que, por razones diversas, viajaron a otras latitudes, será un gran acontecimiento y de la mayor importancia, la celebración del bicentenario del nacimiento del Coronel Francisco Bolognesi, inmolado en Arica, el 7 de junio de 1880.
Mucho se ha escrito a lo largo de estos años sobre la vida de este gran héroe nacional designado como patrono del Ejercito de Perú. Se han llenado carillas extensas, se han escrito libros, ensayos, se han realizado concursos literarios entre los estudiantes de los colegios, representaciones teatrales, pinturas y acuarelas en su honor.
Bolognesi no solo entregó su vida por el honor y dignidad de la nación peruana en el Morro de Arica, comandando a hombres como él que habían jurado morir en defensa de nuestra patria, sino que dos de sus hijos también ofrendaron su vida en la batalla de Miraflores en enero de 1881, ¿puede haber mayor sacrificio por la patria?
Pero yendo más allá, entrego su vida porque con su acción heroica, consideró la posibilidad de que en nuestra patria, se dejaran para siempre los continuos enfrentamientos entre camarillas políticas y caudillos, por defender sus intereses y apetencias de poder y encaminaran al país hacia el bienestar general.
Sin embargo, con seguridad queda mucho por recordar y por seguir su ejemplo. No en un campo de batalla, que llegado el momento con plena seguridad cumplirán su juramento, sino en el fiel cumplimiento de nuestros deberes, en todas las actividades que competen a todos los peruanos, en el rol, que desempeñan, en las diversas actividades que cumplen en bien del desarrollo nacional.
Alfonso W. Quiroz, prolífico investigador y escritor joven fallecido el 2013, dejó para la lectura obligada de todos los peruanos, su considerada obra cumbre Historia de la corrupción en el Perú, afirma que “ La corruptela comprende el ofrecimiento y la recepción de sobornos, malversación y la mala asignación de fondos y gastos públicos, la interesada aplicación errada de programas y políticas, los escándalos financieros y políticos, el fraude electoral y otras trasgresiones administrativas (como el financiamiento ilegal de partidos políticos en busca de extraer favores indebidos) que despiertan una percepción reactiva en el público”.
En estos tiempos de crisis de valores, de irrespeto a las leyes, de anomia que ataca los cimientos de la moral y ética nacional, de instituciones como el Poder Judicial, Ministerio Público, Instituto Penitenciario, sectores de nuestra Policía nacional y un gran sector de nuestra juventud, en grave crisis de descomposición moral, cobra gran importancia el ejemplar juramento de Francisco Bolognesi.
No se ha emprendido una lucha frontal contra la corrupción en todos los sectores, el virus sigue latente, se ha refugiado en amplios sectores de la sociedad, hoy una plaga, que amenaza convertirse en una pandemia nacional, si es que los sectores responsables continúan con su política reactiva, de apagar o amagar incendios cada vez que una pavesa las revive.
Con una educación muy venida a menos en estos últimos años, especialmente en los colegios estatales. Con escándalos de corrupción en los hospitales de salud del Estado. Una gran necesidad de mejoramiento y satisfacción de las necesidades básicas de un gran sector de la población que no tiene calidad de vida. Programas de alimentación deficientes para nuestra desnutrida niñez rural. Hay mucho por hacer si queremos avanzar como nación en este siglo de gran competencia.
En la obra La Epopeya del Morro editada por La Comisión permanente de la Historia del Ejercito del Perú en 1980, con ocasión del centenario de la batalla de Arica, se afirma que, “El sacrificio de Arica ha legado un mensaje para generaciones presentes y futuras, porque la sentencia `tengo deberes sagrados que cumplir`, constituye la afirmación de una convicción que reclama de la conciencia nacional una actitud firme y resuelta respecto de los fines de la patria; esto es, que el contenido de la breve y profunda frase: `tengo deberes sagrados que cumplir`, debe ser guía permanente en los hogares, en las aulas, en los centros de trabajo, en la práctica deportiva, en las actividades comunales, en los cuarteles, en fin en todos los actos de la vida diaria”.
Andrés Avelino Aramburú reconocido como el periodista de la Defensa Nacional escribió:
“(…) Leonidas, se creyó inexpugnable en sus Termopilas; Alejandro, lanzándose hacia el Asia obedeció el Oráculo; Cesar, pasando el Rubicón, llevaba en sí su fortuna guerrera; Aníbal, atacando a Roma, jugo la suerte de su destino; Hernán Cortez, destruyendo sus naves, se corta únicamente la retirada; Ricaurte, sepultándose en el parque San Mateo, fue la inmolación indeliberada; todo es grandioso saltando los límites de lo humano, para el asombro de las generaciones.
¡El hombre es capaz de acercarse a Dios!
Pero Bolognesi y los suyos, señores -y perdónesenos la vanidad patriótica- es superior a sus hermanos de inmortalidad.
¡Sabían que toda resistencia era imposible, que la suerte les deparaba el sacrificio, que el morro sería su túmulo mortuorio; que su destino era morir; y resolvieron ocho días antes; y cumplieron ocho días después su juramento: ¡Quemaremos el último cartucho!  ¡Y lo quemaron!
Junto con él los ilumino la gloria; junto con él resonó en himno patrio; junto con él se abrió el cielo para recibirlos”.
En tiempos de crisis como el actual, que amenaza anular la voluntad de lucha de las autoridades contra las plagas que atacan a nuestra sociedad, que amenaza apagar la esperanza de nuestra población en sus autoridades libremente elegidas, especialmente de la población más vulnerable y que requiere de un liderazgo a prueba de fuego y proactiva para enfrentarlas.
Con la ley en la mano los jueces y fiscales probos que aun aman la justicia, juren como Francisco Bolognesi cumplir con su deber, como el cumplió en defensa del honor nacional, así  lograremos el orden, que requiere nuestro país para tranquilidad de los 30 millones de peruanos. Por ello es imperativo, además, corregir el rumbo que está tomando la República, recogiendo los ejemplos del pasado y poniendo en práctica ejemplos como el de Francisco Bolognesi.
¡El Coronel Francisco Bolognesi del pasado, nos trae su ejemplo de dignidad y honor en el cumplimiento de sus deberes!  ¡Loor al Titán del morro de Arica!
Foto: Pintura "Coronel Bolognesi junto a su escritorio y ultima carta".
Autor.
Juan Marcelino León Dextre
Concurso Pictográfico realizado por el Comando del EP, con ocasión del bicentenario del nacimiento del Coronel Francisco Bolognesi Cervantes.