Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

lunes, 31 de marzo de 2008

LOS MUNDOS POSIBLES

“La diferencia entre la literatura y la historia no es porque se escriba en verso o no, lo que diferencia es que la historia trata de lo que pasó y la literatura de lo que podría pasar”
Aristóteles

Según Umberto Eco, “los mundos posibles son estados de cosas que se describen en los términos del mismo lenguaje en que habla el texto narrativo, lo que permite confrontar diversos estados de cosas bajo una cierta descripción y de poner en claro si pueden ser mutuamente accesibles o no y de qué manera difieren”.

Un texto narrativo es una composición de signos, codificado en un sistema de escritura que forma una unidad que tiene sentido y de tamaño variable, una obra literaria cualquiera es considerada un texto. Cien años de soledad, La Caverna, Abril Rojo, Travesuras de una niña mala y Ojo por ojo, son ejemplos de textos.


Aristóteles decía “Es imposible representar el mundo real”; por ello lo posible es lo que puede pasar, así, un mundo posible, es un mundo que puede pasar, que puede suceder, en todo texto se constituyen mundos posibles, creados por el narrador.

Raymon Williams, distingue tres clases de mundos posibles: El mundo homológico, el analógico y el mundo de las incorrespondencias. Es imposible crear un mundo homológico, partiendo de ello, los escritores e historiadores no podrían relatar una situación determinada tal y como se presentó, eso es imposible.

En el caso del mundo analógico, aquel mundo cuya característica es que se identifica con lo parecido, semejante y similar con lo original, es el mundo de la literatura, donde se pueden crear mundos análogos al real, estos mundos pueden parecerse en algún grado, pueden ser muy parecidos o poco parecidos al real, pero nunca serán iguales.

Los escritores en sus obras crean mundos posibles, estos mundos no son fácticos, no se pueden palpar, pueden ser interpretados; pero tampoco son mundos homólogos al mundo real, idénticos o iguales al mundo en que habitamos, porque sería imposible crear un mundo igual en el texto.

Si leemos las obras en general y las escritas sobre la década de la violencia terrorista en nuestro país en particular, observaremos que la descripción de los hechos, nos conduce a mundos posibles creados por los autores y además, han sido construidos de manera simbólica, porque de esa manera se construyen las imágenes narrativas. Las novelas siendo textos narrativos, contienen mundos posibles simbólicos, que son producto de la imaginación del escritor.


Según Umberto Jara autor de Ojo por ojo, en toda su declaración al gran jurado, atribuye conceptos de diversa índole a Martin Rivas, así, "la inteligencia se mueve en el mundo de la verdad y la mentira", entonces, según sus propias palabras, no se podría asegurar si lo declarado por Rivas a Jara en los videos y audios que están en su poder, sean la verdad o son invenciones y embustes. A quién le creemos.

En la obra Ojo por ojo, publicado en el 2003, el autor crea mundos posibles, partiendo de algunos hechos verosímiles, calificados como “reales” relatados por Martin Rivas y Pichilingue, que interpretados por el autor y expuestos en su obra, le han facilitado establecer relaciones y deducciones que, le han permitido asegurar una serie de hechos violentos posteriores, aún no comprobados. Voy a referirme a dos de ellos someramente.

El primer mundo posible es creado alrededor del principal protagonista, el mayor Martin Rivas, a quien encumbra sobre el común denominador, infla de manera superlativa sus fortalezas como profesional de la guerra y hace creer al gran público, que Martin Rivas es un fuera de serie, que tiene una gran preparación en inteligencia, adquirido en academias extranjeras y con gran experiencia en la lucha contrasubversiva, en otras palabras un moderno “Rambo”, con el objeto de dar valor agregado a este personaje.

Cuando lo real y concreto es que, Martin Rivas es un personaje ególatra, ambicioso, soberbio, sanguinario y lengua larga, es decir viola cuantas veces le da su regalada gana la doctrina del secreto, del silencio, el de la guerra silenciosa, para terminar siendo un presunto “infidente” de marca mayor, que sazona su argumentos con falacias y verdades a medias. Como el mismo lo ha sostenido durante sus intervenciones. Por qué entonces, creerle todo lo que Jara atribuye a Martin Rivas.

El otro mundo posible que nos relata el autor es el referido a la “guerra de baja intensidad” (GBI). Según atribuye a Martin, es la guerra que ejecutó el Estado durante la década de violencia terrorista contra SL y MRTA. Para ello asegura que todos los oficiales del ejército han recibido esta doctrina en la Escuela de las Américas; lo plantea con tanta intensidad que, muchas personas le creen a pié juntillas.

Así, relaciona una serie de hechos como: el nombramiento de oficiales en puestos claves de inteligencia, la conformación del equipo de análisis para a poyar a la Dircote, la presentación del resultado de su trabajo al comando del ejército, la conformación del grupo Colina, los entrenamientos en la playa la Tiza, la ejecución de la matanza de Barrios Altos y finalmente las declaraciones de Fujimori; con todos estos datos asegura que se iniciaron las operaciones de la famosa GBI, durante el gobierno de Fujimori.

Para el narrador del libro, guerra de baja intensidad (GBI) es sinónimo de guerra sucia, con empleo de guerra sicológica y terrorismo, utilizado para causar temor en los militantes de SL y MRTA. Generaliza al afirmar que la GBI fue una política de Estado. El autor se escuda en las declaraciones de Martin Rivas para establecer una analogía entre guerra de baja intensidad, con guerra sucia, terrorismo de Estado, guerra sicológica y otros conceptos, para dar mayor énfasis a su propuesta.

Según Jara esta guerra se caracteriza porque no “hay declaratoria de guerra por parte de los contendientes. Las fuerzas en combate son clandestinas, no están uniformadas y no actúan en un territorio previamente determinado. Es un tipo de guerra que no toma en cuenta aspectos humanitarios. No se respeta a los heridos ni a los vencidos. Hay eliminaciones extrajudiciales y asesinatos a mansalva”.

Pero, qué se entiende como guerra de baja intensidad, "según el manual de campo 100-20 del Ejército de los Estados Unidos, (Military Operations in Low Intensity Conflict), la GBI es una confrontación político militar entre estados o grupos por debajo de la guerra convencional y por encima de la competencia pacífica entre naciones. La GBI involucra a menudo luchas prolongadas de principios e ideologías y se desarrolla a través de una combinación de medios políticos, económicos, de información y militares".

Este concepto ha sido adoptado o compartido, si se quiere, por otros ejércitos del mundo, en él no indica operaciones de violación de derechos humanos, guerra sucia u otro parecido, como el empleo de operaciones sicológicas o del terror, como nos quiere vender el señor Jara.

La idea de baja intensidad alude el uso limitado de la fuerza, es decir al empleo de los medios logísticos y de personal, para someter al adversario.

Puede transformarse en una guerra de mediana intensidad, en la que se emplearán mayores recursos que en la anterior. El escalón más alto de conflicto para los militares estadounidenses es la guerra de alta intensidad, una guerra abierta contra otra potencia que cuenta con capacidad para el ataque nuclear.
En los mundos posibles que plantea Umberto Jara en su obra Ojo por ojo, es posible que exista todo lo considerado en su texto, pero, lo que podemos establecer es que estos mundos posibles creados por el escritor, están en su mente y son producto de su creatividad, de su capacidad de interrelacionar hechos, desde la actualidad, en una perspectiva y en otro escenario al que sucedieron los mismos.

Así, ha tenido todo el tiempo necesario para realizar sus “investigaciones”, además todas ellas aparentan ser producto de la infidencia de los agentes de inteligencia, como es el caso de Sosa, de otros resentidos con su comando, al sentirse abandonados a su suerte, quienes además, buscaban de esta manera aminorar sus penas cuando se acogieron a la colaboración eficaz.

Los mundos posibles que nos pinta el señor Jara, no necesariamente pueden ser reales, pueden tener visos de realidad, parecerse a la realidad, ser verosímiles, pero nunca ser reales.
Desde mi perspectiva se debería tomar con pinzas lo declarado por Martin Rivas al señor Umberto Jara y narrado por éste al colegiado que preside el Dr. César San Martín. Sobre todo en el mundo posible de su particular concepción sobre la doctrina de la “guerra de baja intensidad” , que contradice los conceptos de la doctrina estadounidense y el de su aplicación en la década en que SL y MRTA le declararon la guerra a muerte al Perú.

De lo que si estamos convencidos es que, el señor Jara no ha tenido mejor auditorio para hacer promoción a su libro, estamos seguros que las ventas de su segunda edición se incrementarán, cosas del mercantilismo y, de la ley de la oferta y la demanda. Así es el libre mercado.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Un Balance imparcial al caso Fujimori.



Los resultados de un balance imparcial del llamado juicio del siglo están a favor del ex presidente Alberto Fujimori, ya que sus acusadores tienen la dificultad de demostrar su autoría en los execrables sucesos de Barrios Altos y La Cantuta.

Habiendo transcurrido 39 sesiones del juicio al ex presidente Fujimori, consideramos atinado hacer un balance al respecto, de manera real y objetiva, sin apasionamientos ni parcializaciones. Podemos percibir una actuación impecable en la conducción del colegiado que preside el Dr. César San Martín, abogado de gran experiencia en la judicatura, ponderado y respetuoso al hacer sus atingencias.


Consideramos que la opinión pública está de acuerdo en que esa es la mejor manera de conducir el proceso, de forma desapasionada e imparcial, como deben llevarse las sesiones, en un caso de enorme trascendencia para nuestro país.


De igual manera, aunque esto no gustará a los enemigos de Fujimori, su defensor, el Dr. Nakasaki, con un trato afable y respetuoso a todos los testigos e involucrados en este juicio, viene interrogando de manera muy hábil, fina y detallada, como hace un cirujano con su bisturí, echando por tierra los argumentos de los testigos de la Fiscalía, que no saben cómo involucrar al ex mandatario.


No podemos decir lo mismo de los abogados de la Fiscalía y la parte civil, especialmente del Dr. Avelino Guillén, quien se ha mostrado durante los interrogatorios de manera agresiva, irrespetuosa, cachacienta y burlona ante las respuestas de los testigos, como si él fuera el dueño de la verdad, intuimos en su proceder una alta dosis de figuración.


Todos los peruanos que siguen el juicio, en directo o diferido, así como los simpatizantes de Fujimori, que cada día crecen en número, vienen tomando nota del comportamiento de estos abogados. Así, perciben que el abogado Ronald Gamarra, actual empleado de la ONA, ultradefensor de los derechos humanos, viene revelando su inquina, agresividad y animadversión a quienes declaran como testigos.


Este comportamiento es aún más notorio cuando se trata de testigos de la defensa, particularmente si se trata de militares, no sabemos si lo hace por un afán de figuración o por demostrar que es un abogado ofensivo, esto queda demostrado cuando observamos la forma en que hace sus preguntas y el tono de voz que emplea al dirigirse a los declarantes, parece que destilara una antipatía fanática.


Lo que ha rebalsado el vaso es el mal comportamiento del abogado Rivera, defensor de la parte civil y los “derechos humanos” (cómo se comportaría un abogado que no respeta los derechos humanos), quien el lunes, durante su intervención, se burló en plena audiencia del ex presidente Fujimori al increparle haberse dormido por el agotamiento físico que padece.


Todos sabemos lo delicado de salud que está Fujimori, los esfuerzos sobrehumanos que realiza para mantenerse presente en el juicio, pero eso no le da ningún derecho a nadie de burlarse de su situación. Reconocemos la intervención atinada del presidente del colegiado al llamar la atención por el comportamiento inadecuado de los abogados de la Fiscalía y la parte civil.


Hasta la fecha han desfilado oficiales del Ejército de alta graduación, que en sus manifestaciones, pese al interrogatorio severo al que son sometidos por los fiscales y abogados de la parte civil, no han podido demostrar que Fujimori ordenó los crímenes ejecutados por el grupo Colina. No hay forma de poder probar. Eso lo tenemos muy claro.


Muy por el contrario, se ha demostrado que existió una política contrasubversiva de pacificación, como siempre se había difundido y fue establecida en la directiva de gobierno, que priorizaba la búsqueda de la adhesión de la población, mediante la realización de una serie de actividades de rastrillaje y acción cívica, que beneficiaban al pueblo y permitieron en el campo ganar la batalla militar a la subversión con el apoyo de los comités de autodefensa.


Campaña mediática
Pero lo que nos llama la atención es la campaña mediática en que están enfrascados algunos medios de comunicación y sus adláteres, están empeñados en una guerra psicológica para demostrar la culpabilidad de Fujimori sin pruebas. Para ello se valen de la maquinaria caviar incrustada en el aparato estatal para desde ese lado mover sus hilos y presionar a favor de sus intereses mediáticos.


Consideramos que los resultados de este balance imparcial, a favor de Fujimori, estriba fundamentalmente en la dificultad de demostrar su autoría en los execrables sucesos de Barrios Altos y La Cantuta. Pese a ello, no faltan quienes pretenden hacer leña del árbol caído y por esa razón algunos medios y periodistas “caviares”, sus enemigos políticos, vienen promocionando y tratando de formar consenso sobre la culpabilidad de Fujimori en los presuntos delitos de lesa humanidad.


Pero lo que percibimos por las pantallas de un canal de cable, que tiene la exclusiva, es que hasta el momento no se ha logrado establecer la ligazón entre los delitos cometidos y la autoría del ex presidente, aunque la Fiscalía y los abogados de la parte civil continuamente hacen campaña y promocionan esta tesis en cuanto medio pueden: la culpabilidad del ex presidente.

Frente a estos hechos es previsible que la denominada “izquierda caviar”, bajo el paraguas de defensores de los DDHH, empleando enormes cantidades de dinero que viene del extranjero y el erario nacional, en una campaña sicológica orquestada, con el apoyo de algunos medios de comunicación tanto nacionales como extranjeros, busca crear un consenso sobre la culpabilidad de Fujimori.



Recordemos la campaña mediática y agresiva que realizaron contra miembros de nuestras FF AA y PNP, que lucharon contra el terrorismo demencial, muchos de ellos entregaron sus vidas, dejaron viudas y huérfanos, otros quedaron en condición de minusválidos, para ellos no existen los derechos humanos.


Prueba de todo ello es que hay más de 800 oficiales enjuiciados, a los que satanizaron con la ayuda de las organizaciones de la llamada sociedad civil, buscando impregnar ideológicamente a nuestra sociedad y la comunidad internacional, presentando una falsa imagen en el accionar de las FF AA y PNP durante los años de la pacificación nacional.


Finalmente, en el actual juicio a Fujimori quieren ganar el partido en la mesa, porque saben que en la cancha es imposible, ya que, según nuestra modesta percepción objetiva y a la luz de los hechos, el proceso viene siendo favorable al ex presidente.


jueves, 20 de marzo de 2008

Piratas, Bucaneros y Corsarios en el Callao.


La piratería es una actividad, tan antigua como la navegación misma. Una embarcación privada o estatal amotinada, atacaba a otra en aguas internacionales o en lugares sometidos a la jurisdicción o no de un Estado, con el propósito de robar su carga, exigir rescate por los pasajeros, convertirlos en esclavos y muchas veces apoderarse de la nave. Quienes realizaban esta práctica se denominaban piratas y robaban por cuenta propia.


En la actualidad el concepto de piratería ha evolucionado y se ha extendido a otros ámbitos, hoy se califican de piratas a quienes imprimen libros, revistas, etc., producen CD`s de música y DVD`s de películas, ropa con etiquetas de marca reconocida, no autorizados que, a vista y paciencia de todos, se expenden en las esquinas de nuestra capital y algunos almacenes. Mención especial para los piratas y los hackers de la informática ya conocidos.


Los Corsarios, eran marinos contratados y que servían en naves privadas con “patente de corso” para atacar naves de un país enemigo. La distinción entre pirata y corsario es parcial, porque corsarios como Francis Drake o la flota francesa en la Batalla de la Isla Terceira fueron considerados vulgares piratas por las autoridades españolas.


La patente de corso, era un documento entregado por los monarcas de las naciones o los alcaldes de las ciudades, mediante el cual su propietario, tenía permiso de la autoridad para atacar barcos y poblaciones de naciones enemigas. De esta forma el propietario se convertía en parte de la marina del país o la ciudad expendedora.


El principal puerto de nuestro país, el Callao, desde tiempos del Virreynato fue “visitado” por piratas y corsarios de toda laya. El más célebre ataque pirata contra el primer puerto del virreinato del Perú fue realizado en tiempos del virrey Francisco de Toledo (1569-1581) cuando reinaba en España, Felipe II (1556-1598), por el legendario Sir Francis Drake, socio de aventuras del pirata negrero John Hawkins.


Drake salió en diciembre de 1577 con 5 naves rumbo al Brasil, penetró en el Río de La Plata, luego atravesó el estrecho de Magallanes en agosto de 1578. Aunque sólo conservó su propia nave, tomó rumbo hacia el norte y realizó asaltos sorpresivos en Valparaíso, Coquimbo y Arica.

Protegido por las sombras de la noche, se apoderó en el Callao de las naves surtas en la bahía el 13 de febrero de 1579, transbordó a la suya toda la carga que juzgó útil y luego las hundió o las soltó a merced de la corriente. Inmediatamente prosiguió hacia el norte, para eludir los preparativos de defensa en el puerto.


En los días del ataque de Drake al Callao, el virrey Toledo tenía en prisión a un pirata inglés capturado en Panamá mientras intentaba robar esclavos en tierra firme: John Oxenham, que concluyó sus días en una prisión de Lima. En 1587, en tiempo del virrey Fernando Torres y Portugal (1585-1589), Conde del Villar Dampardo, fue traído un grupo de piratas ingleses capturados en el estuario del Plata.


El Callao rechazó con éxito otras incursiones, hasta ocurrir en 1624, en tiempos del Virrey Marqués de Guadalcázar, el sitio del puerto por el holandés Jacob Clerk, apodado Jackes L´Hermite, el Ermitaño. Durante la batalla en defensa del puerto los piratas tomaron como base la Isla San Lorenzo, donde sepultaron sus camaradas caídos, entre ellos, el propio L´Hermite, víctima posiblemente del cólera.


Pero el más sanguinario, no había llegado sino hasta 1880, en que asoló puertos y haciendas y la realizó un pirata llamado Patricio Lynch, que se comportó como un vulgar bucanero, los bucaneros eran matarifes de reses y se convirtieron en carniceros de hombres. Se llamó así bucanero tanto al cazador de ganado salvaje, como al cazador que había abrazado la piratería. Fue propio del Caribe y del segundo cuarto del siglo XVII.


Pero además Lynch por su comportamiento durante el ataque artero, traicionero y a mansalva, a los puertos y haciendas de nuestro litoral, desprotegidos, abandonados por la inercia de Nicolás de Piérola, recibió el calificativo de filibustero “el que captura el botín libremente”, una especie de fusión de pirata con corsario, elevado a la máxima potencia, de la violencia, violación y exacciones que impuso a las poblaciones indefensas.


Con seguridad se preguntarán por qué el calificativo de “pirata-corsario-bucanero-filibustero” que se le endilgó a Patricio Lynch, el gran almirante chileno que recorrió nuestra costa desde Arica, hasta Paita, dejando a su paso, destrucción, desolación, impunidad, muerte, robo, imponiendo cupos a las poblaciones indefensas, destruyendo la infraestructura de las haciendas, etc.

La caída de San Marcos de Arica en manos chilenas y la muerte de Bolognesi, abrieron el camino hacia Lima, la flota chilena tenía nuestro océano libre para desplazarse sin temor y transportar sus vituallas, personal, y proseguir las operaciones militares hacia nuestra capital, tal como era el interés del ministro de guerra chileno Manuel Vergara, quien contaba con el apoyo del ejército en poder de Baquedano.


La opinión pública azuzada por los diarios chilenos que deseaban la continuación de la guerra, como el Independiente de Santiago del 23 de agosto de 1880, que expresaba: “… a Lima! para dar el golpe de muerte a esa serpiente, para firmar en el palacio de los virreyes el tratado de paz que nos dé, como reparación e indemnización de guerra, la costra del Pacífico hasta el grado 19; a Lima, en fin, para satisfacer el anhelo vehemente de nuestros soldados”.


A partir del 10 de abril de 1880, el Callao fue bloqueado, el almirante Galvarino Riveros dio un plazo de diez días para poner a buen recaudo los bienes neutrales y privados, al término del cual bombardearía el puerto. Vencido el plazo el 22 de abril se ejecutó el primer bombardeo, sin muchos efectos en las propiedades y población; el 10 de mayo se realizó el segundo bombardeo, hizo 418 disparos, no alcanzó a causar perjuicios, fracasando en su cometido.


Un hecho que precipitaría la decisión de dar autorización a Lynch para sus correrías en nuestro litoral, a no dudarlo, fue el hundimiento del Loa, por una acción arriesgada de nuestros antepasados, al colocar una trampa explosiva en una embarcación, utilizado como señuelo y tentando la angurria de los “rotos” , la nave pequeña, contenía frutas, verduras y animales de crianza, cuando izaban la carga a su nave, explotó una bomba que sacudió al Loa, matando cerca de 130 hombres de su tripulación.


Este hecho, singular, realizado por defensores anónimos del Callao, con valor, ingenio y creatividad, causó una grave crisis en el gobierno mapochino. Chile a esta acción valerosa de un grupo de peruanos, respondió azuzado por su prensa, parametrada, patriotera y al borde del paroxismo, para que Pinto autorizara la expedición Lynch.


El 26 de julio de 1880 el Mercurio de Valparaíso, traducía su odio contra nuestro país, al expresar: “Venganza, venganza clama hoy el infante y el viejo, el guerrero y el sacerdote; venganza pronta, rápida, enérgica, eficaz, sangriento, es lo que nos grita en cada uno de sus rayos el sol que nos alumbra, el mar que nos baña, el aire que nos vivifica. A estas horas no hay en Chile otro sentimiento, otra expresión, otro deseo que este: Venganza, y se repite con renovado furor el grito de “a Lima, a Lima”.


Patricio Lynch, el gran almirante chileno, “un vulgar pirata”, recibió la autorización de Pinto a su plan de acción en estos términos: “Junio 22. La idea de una expedición me parece muy bien. Organízala tú. Dime que buques y tropas necesitas. Envíanos un plan bien detallado indicándonos lo que necesitas llevar…”; durante cuarentaséis días azoló nuestra costa, llevando muerte y desgracia a los principales puertos y haciendas azucareras del norte.


La fuerza expedicionaria al mando de Lynch debía sujetarse entre otras cosas a: contaría con dos buques, la corbeta Chacabuco y el vapor Abtao y un total de 2200 hombres. Podía tomar los acopios de víveres u otros artículos de utilidad, destruir el material rodante de los ferrocarriles, perseguir remesas de armas, recoger ganado, imponer contribuciones de guerra, exigir pago en metálico o en especies, como azúcar, algodón, arroz, alcoholes. La cuota de contribución lo hará efectiva con todo rigor, apelando si es necesario a la destrucción de la propiedad.


Lynch al llegar a Chimbote impuso cupos a lugares y personas seleccionadas, entre ellas a los dueños de la hacienda Palo Seco, la maquinaria de esta hacienda una verdadera ciudad, estaba valorizada en 100, 000 libras esterlinas. Contaba con la casa principal semejante al Palacio de la Exposición de Santiago. Colocaron dinamita para destruir, el trapiche, los calderos, el alambique, el edificio, el ingenio de arroz, las casas destruidas completamente. Muerte y destrucción dejó Lynch.


Seguidamente Lynch se desplazó al puerto de Supe, se dirigieron a la Hacienda San Nicolás, al igual que en Palo Seco, destruyeron la maquinaria, lo edificios, casas, bodegas y almacenes, se llevaron todo el algodón que encontraron y que estaban en fardos en el almacén.


Posteriormente se trasladaron a Paita, para interceptar una nave extranjera, que traía una valiosa carga para el Perú, esta tenía en sus bodegas 28 cajones consignados al gobierno peruano, contenían dinero para circular en el país, en total 7`290,000 en billetes y 375,000 en estampillas de franqueo común, el país sufrió un fuerte golpe, por la utilidad que el enemigo le pudo dar ulteriormente. A Paita le impusieron como contribución de guerra, la cantidad de diez mil pesos de plata, pero como no pudieron pagar, incendiaron y redujeron a cenizas las instalaciones.


Luego seguirían Eten y Ferreñafe, en Chiclayo impusieron un cupo de 150, 000 pesos, que no pudieron pagar en las 48 horas de plazo, por lo que Lynch ordenó la destrucción, incendio, muerte y destrucción. El cómplice de Lynch, Stuven se desplazó hacia Ferreñafe, impuso cupos a las haciendas más importantes. La administración del ferrocarril de Eten, la hacienda Llape, la hacienda Cayaltí entre otras pagaron sus cupos.

En octubre las fuerzas expedicionarias llegaron a Trujillo, Lynch impuso un cupo de 150,000 pesos, no pudieron pagar, por lo que Lynch ordenó destruir el puente sobre el rio Chicama, incendiaron la estación ferrocarril de Ascope y Chocope. El 26 de octubre Lynch después de haber causado muerte y destrucción como una tormenta, abandonó Trujillo, con sus naves bien cargadas de oro, plata y especies que, había robado a los pacíficos e indefensos habitantes.


Lynch fue obligado por su gobierno a declarar todo lo obtenido. Este hizo un inventario para cubrir las apariencias y a su conveniencia. Según el historiador chileno Barros Arana, parcializado con su paisano, dice que el increíble botín de este buitre llamado Lynch ascendió a: como producto de las contribuciones de guerra, se obtuvieron 29,050.00 libras esterlinas, 11,428 pesos en dinero y 5,000 pesos en papel moneda, oro y plata en barras, un cargamento considerable de mercancías.


Respecto a las acciones de Lynch en nuestras costas, Sir Clements R. Markham, se expresó así: “Así terminó esa expedición de pillaje y de criminal saqueo; perpetua infamia para sus autores y para el Gobierno que proyectó y aprobó su ejecución…”. Por su parte, un senador chileno por Coquimbo, elevó una protesta a su gobierno, indicando: "Ibamos a resucitar los días de los corsarios en nuestro propio territoriuo cuando el mundo entero de común acuerdo acababa de abolirlos...". Sin comentarios. Dejo que cada uno de ustedes saque sus conclusiones.

Notas:

Expedición Lynch. Congrains, Eduardo.
La Guerra con Chile en sus documentos. Lecaros, Fernando.

martes, 11 de marzo de 2008

¡Un diario nacido en el extranjero!


El 4 de junio de 1881 se publicó el primer número del diario La Situación Decía ser político, literario, mercantil y noticioso, y su último número se publicó el 30 de mayo del mismo año, publicó un total de 302 ejemplares, pero su contenido hizo mucho daño a nuestros connacionales y favoreció a las fuerzas de ocupación.

Basta analizar el contenido de el primer número, para darse cuenta que era un diario agresivo, su lenguaje era provocador y servía como un medio de propaganda de las fuerzas enemigas durante este corto periodo de tiempo que circuló.

“Diario nacido en tierra extranjera, lejos de la patria, de los que le dan la vida, tiene, necesariamente, la nacionalidad de su bandera. La Situación nace bajo el estandarte de Chile y centinela destacado de avanzada de su prensa en el Perú, su pensamiento y su palabra procurará que sean el pensamiento y la palabra de los suyos...”

“…templados en la cortesía que se deben los vecinos que comparten, por necesidades superiores a las contemplaciones del sentimentalismo, de una misma vivienda, y en las consideraciones que merecen, cuando saben merecerlas, los caídos en un golpe de la fortuna…”.

“…LA SITUACIÓN conoce la responsabilidad que ha aceptado. Sabe que entra a la pieza de un enfermo -algunos dicen que de un moribundo- que no tiene bien demostradas las ansias naturales de la vida”.

“Sabe además que extrañas circunstancias, tal vez no vistas ni aglomeradas antes de ahora, han hecho del vencedor un guardián y un enfermero a la cabecera del vencido”.

“LA SITUACIÖN espera la mejoría del uno, y para el otro, la justa compensación de sus sacrificios, de aquellos que pueden tener un equivalente material ¡Qué tantos otros ha hecho que no se pagarán jamás por no tener humana compensación para el cariño que no olvidó!”.

La agresividad contra el Perú es más que notoria, el cinismo mesiánico era pan de cada día en el trato noticioso, el sentimiento de orgullo y adhesión a sus fuerzas era importante mantener, conservaba informada a sus huestes en la capital, contrarrestando además la influencia de los escasos periódicos peruanos que circulaban de manera restringida.

Para los chilenos paz y trabajo significaban someter a sangre y fuego a las poblaciones y obligar a los vecinos a entregar cupos, víveres, dinero, joyas y todo lo que ellos querían. Mataban para pacificar.

En su afán de propiciar los abusos, proponían medidas extremistas, que debían adoptar las autoridades chilenas de ocupación, para subvencionar los gastos que les ocasionaba su permanencia en la capital. En el editorial del 14 de junio del año 1881, decía lo siguiente:


“Tomando bajo nuestra administración todos los ramos rústicos de los territorios ocupados, tendremos no solo cubiertos los gastos de la ocupación, sino también un sobrante aplicable a la indemnización de guerra. Nuestra situación financiera, en general, ha de mejorarse notablemente, tan luego como el país tenga conocimiento de que el suelo enemigo costea superabundantemente los gastos de la ocupación…”



Notas: Zanutelli, Manuel. La Contraofensiva 1882, Los diarios de la ocupación. pags.235-249. CPHME.

lunes, 10 de marzo de 2008

¿Podemos descartar un conflicto en la Región?

Para quienes hasta ayer han considerado que una guerra en nuestra región es imposible, remota y descartable de plano, ya hemos observado lo sucedido la última semana, tres países a punto de agarrarse a balazos. Solo los ilusos pueden descartar un hecho de esta naturaleza.

Un conflicto no se puede desechar olímpicamente como lo hacen algunos analistas. Las Hipótesis de Guerra permanecen siempre latentes particularmente cuando hay intereses contrapuestos en juego. Chile con Perú tienen intereses divergentes, marítimos y energéticos; pero Chile está mejor armado que Perú, aunque nuestras autoridades nos hagan demostraciones y fintas, se engañan a sí mismos.


Perú ha presentado la demanda en la Corte Internacional de la Haya por el diferendo marítimo y qué hace Chile, busca consenso con Ecuador y otros países, para afrontar la demanda. Correa vino para pedir a Alan García un pronunciamiento favorable, frente a la acción nefasta realizada por Colombia al invadir territorio ecuatoriano. Se encontró con una respuesta tibia de Alan. Correa se fue a Chile, podemos inferir por qué motivo.

El Perú aparentemente no ha definido su posición frente a Chile y no está haciendo nada por buscar un frente común, con otros países de la región o de Europa, para que avalen y den fuerza a su posición frente a Chile.

Tenemos una herramienta de negociación, que Chile necesita prioritariamente porque no tiene como afrontar su demanda, nuestro gas de Camisea, hagamos oídos sordos a los personajes "chilenofilos"que con cantos de sirena, quieren regalar nuestro gas a precio huevo. Si Chile quiere gas, que reconozca nuestros legítimos derechos en la frontera marítima y punto.

Por eso es un deber ineludible continuar con nuestra labor de profilaxis mental, recordando hechos del pasado, dado que, algunos ciudadanos connacionales, confiadamente estableceen relaciones de amistad y financieras con nuestro enemigo tradicional haciendo negocios muy rentables. Seguimos buscando en el pasado, lo que la historia muchas veces no ha escrito.

Ha continuación transcribo el editorial del diario La Actualidad, que se publicó el 2 de Febrero de 1881 bajo el tituló:
El momento va siendo serio.

“Van corridos quince días desde que el ejército chileno ocupó la capital del Perú, y la situación conserva los caracteres de incertidumbre e incoherencia con que se presentó en los primeros momentos al espíritu del vencedor”.

“Van corridos quince días desde que Lima y el Callao obedecen de hecho a funcionarios chilenos, y todavía se halla sin despejar las incógnitas siguientes:

¿Esta o no está resuelta la nación peruana a aceptar la ley de la victoria y a celebrar la paz con Chile?”

“¿Tiene o no tiene el Perú un gobierno que lo represente en las negociaciones y que pueda comprometerse en nombre del estado?”

“Es cierto que, en la primera semana de la ocupación, una veintena de personas, llamadas a reunión por el Primer Alcalde de la Municipalidad de Lima, declararon que en su concepto, no había dejado de existir el gobierno de la Dictadura, y que consideraban siempre a don Nicolás de Piérola como el jefe Supremo de la Nación”.

“¿Quién gobierna hoy el Perú? ¿Con quién pueden entenderse los que tienen asuntos que discutir y cuentas
que arreglar con el estado peruano?”

“ No tenemos, sin embargo, embarazo para manifestar nuestro profundo convencimiento de que el puñado de fugitivos que anda paseando de villa en villa, en las gargantas de la sierra, su derrota y sus indecisiones y en cuyos pasos vacilantes se revela el conflicto entre el deseo de conservar el mando y el temor de atraerse la impopularidad celebrando la paz,- no tenemos, decimos- embarazo para declarar que don Nicolás de Piérola y los suyos han perdido la faculta de hablar y obrar en nombre del pueblo peruano, sin contar con que el audaz violador de las suspensión de armas del 15 de enero se ha colocado voluntariamente, respecto de las autoridades chilenas, fuera del palio de la confianza internacional”.

“¿Quiere el Perú la paz?”

“¿Hay en la actitud y las manifestaciones del país algo que autorice a los hombres bien intencionados y sensatos para declarar que la sangrienta contienda del Pacífico ha concluido y para dar a los hogares en agonía y a los talleres paralizados voces de consuelo, de esperanza y de aliento?”

“¿Hay algo que autorice a los representantes de la nación chilena en el Perú para prolongar por un tiempo más la tregua que han concedido, generosamente, al vencido, al vencido en la hora de su completo anonadamiento?”.



“He aquí una interrogación de muy grave significado, una interrogación que los peruanos patriotas y discretos harían bien en pesar en lo más íntimo del alma”.

Como se puede percibir del contenido de los mensajes publicados, podemos establecer que las autoridades chilenas buscaban una persona idónea, una persona débil de carácter, que aceptara tácitamente sus deseos y mantener en el gobierno peruano a un presidente sumiso, que aceptara humildemente sin replicar, los caprichos y ambiciones de los ocupantes.

Creyeron tenerlo en Francisco García Calderón, quien había aceptado inicialmente compensaciones económicas para evitar continúe la guerra, pero cuando de por medio estuvo la entrega de territorio, se opuso tenazmente, porque no estaba dispuesto a aceptar la entrega de territorio peruano, por lo que lo embarcaron preso rumbo a Santiago.

Además este diario era utilizado como una especie de diario oficial, para publicar una serie de disposiciones del usurpador Lynch, como la ley marcial y el pago de cupos que debían poagar los vecinos notables de Lima, para alimentar al ejército invasor.

Este periódico recogía informes sobre las actividades de las fuerzas de resistencia de la zona andina, en una posición favorable a las fuerzas chilenas, sirviendo sus reporteros como informantes de las fuerzas de ocupación. Fue clausurado por Lynch, porque se trabajaba un folleto contra el general Baquedano.