Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

jueves, 26 de diciembre de 2019

Entrevista en el portal Libros Peruanos, con ocasión de la publicación de mi obra "La Prensa de Ocupación. Lima 1881-1883"

Entrevista en el portal Libros Peruanos, con ocasión de la publicación de mi obra "La Prensa de Ocupación. Lima 1881-1883", en 2014




https://www.youtube.com/watch?v=gdTD9XOC0Wc&feature=youtu.be

martes, 17 de diciembre de 2019

El país frente a la disyuntiva histórica





Desde el gobierno de Ollanta Humala, pasando por el periodo corto de Pedro Pablo Kuczynski y el actual mandatario, la economía nacional se ha ido enfriando. Los economistas han criticado al gobierno la falta de una orientación, de un rumbo de acción que permita al país crecer. Los vaticinios para este año han sido muy auspiciosos, sin embargo, la realidad es distinta; dicen que, 40,000 jóvenes han perdido trabajo.

En noviembre de este año, el economista y exministro de Trabajo, Jorge González Izquierdo, afirmó que la inversión pública y privada contribuirían a un mayor crecimiento del PBI para el año 2020, “En el 2017 y 2018 la inversión pública y privada se mantuvieron apagadas y si bien las exportaciones crecieron, el consumo se desaceleró. Por eso urge que estos cuatro motores, sobre todo el de inversión pública, funcionen adecuadamente para recuperar el ritmo de años atrás”.

El año 2015 en declaraciones a “Rumbo Económico”, Jorge Gonzales Izquierdo aseguró que el gobierno de Humala recibió en 2011 el país en pleno crecimiento a un ritmo de 6%. Lamentablemente le faltó decisión, “para potenciar el nivel de productividad a fin de mantener una expansión sostenida”.

No quepan dudas al respecto, nuestra economía se ha venido enfriando desde el gobierno de Humala y el resultado es la intervención de la SBS a la Financiera TFC, según el economista Rafael Hidalgo, en TFC se habrían incumplido reglas básicas como que todo banquero debe cuidar el dinero (espalda financiera), que le permita cubrir “perros muertos”, es decir las provisiones. “Y lo segundo, idoneidad técnica y moral para no jugar ni aprovecharse de los depósitos de los ahorristas”.

En ese sentido la Financiera TFC se convierte en primera víctima de la desaceleración económica “del gobierno Vizcarra-PPK, que con suerte cerrará este año con 2.1% de crecimiento del PBI”. Para los especialistas, la decisión tomada por la SBS ha sido oportuna para proteger los intereses del público en el ámbito del sistema financiero.

Una información que afecta al gobierno de Martín Vizcarra es la decisión del Poder Judicial respecto del ex primer ministro César Villanueva. Como recordamos sobre este personaje controvertido por su accionar político durante el cambio de timón del Ejecutivo (PPK por Vizcarra), pesa una orden de prisión preventiva por 18 meses por el Caso Odebrecht. Villanueva cumplirá PP en el Penal Castro-Castro.

Los fiscales del caso Lavajato, Vela y Pérez a quienes algunos periodistas han bautizado como como caso “Lava Odebrecht”, viajaron en primera a Brasil para interrogar a funcionarios de esta empresa mafiosa, inclusive al mismísimo Barata, los resultados no han sido auspiciosos a la luz de las filtraciones para algunos medios de comunicación elegidos. Inmensa pérdida de tiempo.

Promesas para que en un futuro muy cercano pueden recibir los codinomes, que tanta promoción hicieron los propios fiscales que aseguraron les entregarían en esta oportunidad. Mas de lo mismo respecto de otros temas conexos, finalmente nada espectacular dada la expectativa que había despertado; la población se pregunta, ¿para qué tanto esmero y apuro en pagarle a los brasileños corruptos los 524 millones de Chaglla? Una burla monumental, no hay nada novedoso en el horizonte que justifique inmenso pago, encima de la pobreza del país.

El otro tema muy grave, que no solo afecta la dignidad del país, porque la empresa mafiosa se está burlando de las leyes peruanas, aprovechando la indiferencia, irresponsabilidad o colusión de funcionarios de la Sunat, encargados de fiscalizar y verificar los adeudos de las empresas, es a no dudarlo la deuda tributaria de Odebrecht ascendente a 1,000 millones que tiene esta empresa, el cinismo en desconocerla olímpicamente y la absoluta negativa a pagar expresada por Barata, amén de la traición de malos funcionarios.

El 20 de mayo del presente año Ricardo Luis Machado Weyll, representante de la empresa corrupta y mafiosa Constructora Norberto Odebrecht Sucursal Perú, le escribe una carta al fiscal Domingo Pérez, en el que le indica lo siguiente: “Respecto del resto de empresas del grupo Odebrecht domiciliadas en el Perú y comprendidas en la categoría 1, conforme al listado publicado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, debemos indicar que los estados de adeudos solicitados se encuentran en proceso de emisión por parte de la administración tributaria. Sin perjuicio de ello, ratificamos que tales empresas a la fecha tampoco cuentan con deudas tributarias exigibles”. Digan ustedes si no es un atrevimiento mayúsculo de este representante. ¿Quiénes son los responsables de esta situación?

Según Víctor Shiguiyama ex jefe de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), el 22 de mayo de 2017 reconoció ante la Comisión Lava Jato del Congreso, que no se había fiscalizado obligaciones tributarias de Odebrecht antes del año 2011, la Intendencia de Principales Contribuyentes Nacionales (IPCN) desde 2008 a 2017 se habría hecho de la visita gorda. Por su parte el exlegislador de (FA) Humberto Morales hace notar “la ausencia de fiscalizaciones y auditorias oportunas de los estados financieros presentado por Odebrecht y sus consorciadas”.

Hay que recordar que Tania Quispe Mansilla, prima de Nadine Heredia fue designada por el gobierno como jefe de la Sunat a partir del 15 agosto de 2011 renunció días antes de cumplir 4 años al mando de este organismo el 11 de agosto de 2015. Alguien ha investigado su periodo respecto en este organismo respecto de las omisiones de Sunat sobre labores de fiscalización a Odebrecht.

La excongresista y postulante al nuevo Congreso, Martha Chávez afirma que, “No solo estas autoridades han dejado de solicitar, ordenar o ejecutar contra la citada empresa y sus representantes, las medidas que sí han tomado, incluso basadas en simple sospecha y hasta repetidamente, contra ciudadanos respecto a los cuales ni indicios hay de inconducta…” podríamos inferir que el gobierno y el PJ manejan un doble estándar para calificar a las personas y empresas.

El ministro de Transportes y Comunicaciones Edmer Trujillo, pese a las múltiples evidencias de estar involucrado hasta el cuello en la firma de los 134 cheques que el último día del gobierno regional de Martín Vizcarra en Moquegua, no se ha sentido aludido, no le ha entrado ninguna aguja, pese a tener una grave responsabilidad, porque el total suma casi 42 millones de soles, entregados a la empresa encargada de la construcción del Hospital de Moquegua.

Si hoy se repiten actos de corrupción en todo ámbito de nuestra realidad nacional es porque los encargados de establecer las leyes, normas y reglamentos soberanamente han fallado desde el pasado, se han preocupado en demasía por sus intereses subalternos y han tenido el descaro de coludirse con los malos peruanos, se han corrompido hasta el tuétano, han permitido que esta metástasis corrompa a su vez y contamine el cuerpo de la República.

Una corriente nueva de pensamiento está proponiendo reescribir la historia, tengamos en cuenta que, se ha comprobado con el informe de la ex Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), que no ha dicho la verdad, no ha reconciliado a nadie y el país sigue polarizado, más aún cuando han sido infiltrados el PJ y MP por el pensamiento SL y MRTA. La exCVR tuvo un costo muy elevado para lo que finalmente se obtuvo. Nada.

Otras voces están propugnando sincerar y conocer nuestra historia especialmente lo ocurrido en el pasado, precisamente para que no se cometan errores, como está sucediendo en el presente sobre corrupción y porque las autoridades encargadas de perseguir el delito, el brazo largo de la ley, las instituciones que están dotadas del poder de policía del estado y encargados de impartir justicia cumplan su deber.

Salvo que se sientan alejadas, desgastadas, presionadas, estresadas y carentes de interés en cumplir su finalidad constitucional y se hayan sometido a la superioridad de las organizaciones criminales, la corrupción, crimen organizado, el TID que asolan nuestro país, sembrando de inseguridad a la población.

Me rehúso aceptar esta última posibilidad. Todavía en nuestro país quedan las fuerzas morales de hombres y mujeres de bien, millones de emprendedores que cada día batallan en todo ámbito de nuestro quehacer nacional, son miles y desean una mejor patria para sus hijos, con seguridad, educación y salud de calidad para la población, cada peruano lo merece.

Las principales instituciones deben retomar con dinamismo y fuerza su finalidad y misión, de cara a la población que nota una gran indiferencia en ellas, frente al recrudecimiento del delito y se los critica con justificada razón su falta de liderazgo y responsabilidad frente a la historia, pareciera que se han convertido en cómplices y han permitido que esa lacra y otras se apoderen del alma nacional y la corrompa.



jueves, 5 de diciembre de 2019

CXCV ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE AYACUCHO Y DÍA DEL EJÉRCITO





POR: CRL. EP. ANGEL ARTURO CASTRO FLORES

Dice una frase: “La libertad nunca es dada voluntariamente por el opresor: debe ser demandada por el oprimido”. Martin Luther King.

En su obra “La Guerra Futura” Lawrence Freedman, afirma que desde la antigüedad “la guerra va asociada a la confusión y la discordia, pero también al honor y la defensa de cuanto juzgamos supremamente valiosos”. La guerra iniciada en los territorios integrantes del virreinato desde 1816 perduró como lucha fratricida hasta 1824. El 9 de diciembre de ese año, se puso punto final a la presencia española en tierras sudamericanas. Con la firma de la capitulación de Ayacucho, los realistas abandonaron las tierras de esta parte de América.

El escenario previo a la última campaña libertadora indicaba de manera fehaciente que los políticos, estadistas y estrategas militares, coincidían en que habiendo sido el Perú el centro del poder español, era una necesidad perentoria lograr su independencia, solo así, los demás países recientemente liberados podrían sentirse seguros y asumirían su responsabilidad como naciones libres, sin tener la amenaza realista como una espada de Damocles.

Las batallas de Junín y Ayacucho fueron decisivas para la Libertad e Independencia de nuestra tierra americana y para nuestra patria. La primera en agosto y la segunda en diciembre de 1824. Se consolidó definitivamente con la victoria del 2 de mayo de 1866, frente a la poderosa flota española en el Callao.

Cuatro meses antes de la batalla de Ayacucho, el 6 de agosto de ese año, el ejército patriota al mando del libertador general Simón Bolívar, secundado por el general Antonio José de Sucre lograron una victoria aplastante en la Pampa de Junín, que coronó los esfuerzos sobrehumanos, en un terreno y condiciones atmosféricas extremas, pero que bien valió el esfuerzo y sacrificio, para lograr la libertad, después de tres siglos de abuso y expoliación a estas tierras.

Después victoria en la batalla de Junín, las fuerzas de Simón Bolívar tomaron un breve descanso en el poblado de Reyes, recuperaron fuerzas y el día 8 de agosto inician su avance, el 9 llegaron a Tarma, el 11 a Jauja y el 14 a Huancayo. Durante su desplazamiento las fuerzas patriotas no encontraron resistencia, “solo los muertos y algunos pasados por las armas”.
Estando en Huancayo Bolívar lanza una proclama al país “Peruanos: la campaña que debe completar vuestra libertad ha empezado con los auspicios más favorables. El ejército del general Canterac ha recibido en Junín un golpe mortal, habiendo perdido por consecuencia de este suceso, un tercio de su fuerza y toda su moral”.
Si me permiten deseo traer a colación lo escrito en sus memorias por el general español Andrés García Camba y de las Heras:

”Este ejército brillante y animoso al principio de agosto, se hallaba ahora en el estado más lamentable; no solo había visto abatir la merecida fama de su caballería en los malhadados campos de Junín; no solo había perdido con pasmosa celeridad una gran parte de las provincias de Tarma y Lima, las de Huancavelica y Humanga completas, parte de la del Cuzco, todos sus almacenes, muchas armas, municiones, efectos de parque y sobre 3, O00 infantes por la deserción, sino que en poco más de un mes había alcanzado una grado de abatimiento moral apenas concebible”.

El ejército realista retrocedía a marchas forzadas para alejarse de las fuerzas patriotas dejando en su recorrido heridos, muertos, armas, espadas y vituallas. Las fuerzas patriotas siguieron tras las huellas de los peninsulares, que deseaban cuanto antes alejarse de las fuerzas patriotas. El ejército patriota desplazaba sus fuerzas en persecución del enemigo.

Un incidente suscitado entre José Antonio de Sucre y Simón Bolívar, por poco rompe la unidad de comando y frustra la unidad monolítica del ejército patriota. El 17 de agosto de 1824 Bolívar ordena a Sucre que se desplace a retaguardia, para recoger a los dispersos y elementos de guerra que se necesitaban y que se habían quedado en el camino. Sucre estuvo a punto de retirarse del ejército libertador. Hubiera sido desastroso.

Bolívar había designado al general La Mar temporalmente como General en Jefe del Ejército mientras duró la comisión de Sucre. Como era de esperarse este nombramiento no cayó nada bien a Sucre. Se sintió desplazado, además de los comentarios ácidos de sus compañeros del ejército patriota, lo que afectó el prestigio bien ganado de Sucre. Se sintió agraviado y desacreditado. Terminada la comisión Sucre le dirige una carta a Bolívar.  

“Yo he sido separado de la cabeza del ejército para cumplir una comisión que en cualquier parte se confía cuando más a un Ayudante General y enviado a retaguardia, al tiempo en que se marchaba sobre el enemigo; por consiguiente, se me ha dado públicamente el testimonio de un concepto incapaz en las operaciones activas y se ha autorizado a mis compañeros para reputarme como un imbécil o como un inútil”.

Bolívar amigo de Sucre, sintió el reclamo muy dentro de sí. Por ello se apresuró a escribir a Sucre: “esta es la sola cosa que ha hecho Ud., en su vida sin talento” y agrega como para que no quede duda de su lealtad y aprecio a Sucre “Si Ud. quiere venir a ponerse a la cabeza del ejército, yo me iré atrás y Ud. marchará adelante para que todo el mundo vea que el destino que he dado a Ud. no lo desdeño para mí”. Al fin y al cabo, ambos generales eran seres humanos, sentían, amaban, luchaban por un ideal, podían equivocarse, pero también sabían reconocer sus yerros y perdonar.

El ejército realista escapaba, fugaba cruzó el puente Izcuchaca, lo dinamitó para impedir la persecución patriota, llegó al río Apurímac, atravesó los puentes y los destruyó y finalmente llega a Ayacucho. Canterac estaba desesperado, no había podido cumplir su misión, a su paso abandonaba armamento, munición, desertores fusilados y heridos a su suerte.

Las fuerzas patriotas, perfectamente organizadas en escalones siguieron las huellas de los españoles, a su paso recogían el parque militar que los ibéricos habían dejado abandonado en su fuga. En Jauja se había reorganizado el ejército patriota, Miller se hizo cargo de la caballería.

Simón Bolívar llega a la provincia de Aymares-Apurimac y decide entregar el mando al general Antonio José de Sucre el 6 de octubre de 1824 y regresar a Lima. Poderosas razones obligaron al libertador a tomar esta decisión:
·     La principal, el 28 de julio de ese año, el Congreso de Colombia había derogado la Ley del 9 de octubre de 1821, que le había dado a Bolívar facultades extraordinarias sobre los departamentos del sur colombiano. Se exoneraba a Bolívar del mando del ejército colombiano auxiliar del Perú.
·    La necesidad de conformar un ejército de Reserva con tropas colombianas o tropas peruanas, previendo futuras operaciones.
·       La amenaza contra la seguridad y se perdería superioridad marítima por la presencia de las naves españolas “Asia” y “Aquiles” que estaban por arribar a nuestras costas.

Las fuerzas patriotas sumaban aproximadamente 6,000 hombres. Se estimaba que La Serna podría reunir 15, 000 hombres, lo real era que el general Olañeta tenía a su mando 4,000 soldados y en enero de ese año se había sublevado en el Alto Perú contra La Serna a quien consideraba un usurpador.

El 9 de diciembre de 1824, hace 195 años en la Pampa de la Quinua en Ayacucho se selló la Independencia de Sudamérica, las fuerzas patriotas estuvieron bajo el mando del general Antonio José de Sucre, General en Jefe del Ejército Unido Libertador y lograron una victoria inobjetable frente a las fuerzas realistas comandadas por José de la Serna, el último Virrey.

La Pampa de Quinua, terreno de suave pendiente desde el cerro Condorcunca hasta el borde de la propia Pampa, rodeada de varias quebradas. Amanecer del 9 de diciembre, el sol se abre paso sobre la montaña, bajo el cielo azul ayacuchano. Ambos ejércitos se observan, resuenan las cornetas, trompetas y clarines y se multiplican las órdenes y movimientos de las unidades en ambos campamentos.

El desarrollo de la propia batalla de Ayacucho la han relatado historiadores, poetas, estrategas y muchos cronistas, nacionales y extranjeros. En sus relatos nos han hablado de la importancia de la Estrategia y Táctica empleada en la batalla. Nos han descrito detalladamente, los efectivos de hombres, armas, artillería y caballos. Del dispositivo, composición y fuerza de ambos contendientes en el campo de batalla. De la influencia del terreno y las condiciones atmosféricas.

De la forma cómo se elevó la moral de los soldados patriotas antes del combate. Las arengas, del general Antonio José de Sucre que movieron fibras mas sensibles de patriotismo, las mentes y corazones de sus combatientes, al motivarlos a lograr la Gloria en el combate. La del general José María Córdova que en el fragor del combate descendiendo de su caballo lanza su grito de guerra ¡Soldados! ¡Armas de discreción! ¡Paso de vencedores!

Este 9 de diciembre recordamos el génesis del Ejército del Perú. Fue creado por Decreto Protectoral del Generalísimo José de San Martín del 18 de agosto de 1821. Esa fecha se creó la Legión Peruana de la Guardia. Esta Unidad es el primer antecedente del Ejército del Perú desde el nacimiento de la República. A partir de este año ese día ha sido instituido como el Día de la Creación del Ejército del Perú Republicano. Durante el gobierno de Augusto B. Leguía, el 18 de setiembre de 1928 mediante Resolución Suprema, instituye el día 9 de diciembre como día del Ejército Peruano en honor a la victoria de Ayacucho.
Actualmente el Ejército del Perú está comprometido al fiel cumplimiento de su finalidad constitucional. Está preparado para hacer frente a las amenazas de este siglo como los conflictos híbridos y contribuir con su esfuerzo al logro de la seguridad y desarrollo de nuestra patria.
El 10 de enero de 2017 se creó la 1ra Brigada Multipropósito “GRAL DIV JOSÉ DEL CARMEN MARÍN ARISTA”, en marzo del presente año se fusionó la Brigada Multipropósito con la 18va. Brigada Blindada para, tener mayores capacidades en los nuevos roles que vienen asumiendo las FF. AA en el mundo, como son emplear sus capacidades en situaciones de desastre natural.

Lecciones aprendidas
·    En Ayacucho se venció por la fe inquebrantable de la razón, la esperanza en un futuro promisorio y la fuerza moral de defender lo justo, que el destino había negado.
·   ¡Ayacucho! es la luz de Libertad que trasciende y trascenderá siglos iluminando la Unión y Desarrollo de nuestra patria.
·       ¡Ayacucho! es herencia guerrera que luce con orgullo nuestra institución en pleno S XXI.
·      El dispositivo, composición y fuerza del enemigo y su ubicación en el terreno fue una gran ventaja para los realistas. El terreno en pendiente facilitaba la defensa de los españoles, que no supieron utilizar a su favor.
 ·    Los súbditos de la corona hasta esa fecha, se convirtieron en ciudadanos con todos sus derechos.

·  Las capacidades de nuestra Gran Unidad multipropósitos son: gestión de riesgos de desastres, conducir operaciones de mantenimiento de paz, establecer seguridad civil (seguridad), restaurar servicios esenciales, apoyo al desarrollo económico, apoyo al gobierno local, etc.

¡AYACUCHO CUNA DE LA LIBERTAD AMERICANA!

Este 9 de diciembre vaya nuestro saludo de homenaje y reconocimiento a los Oficiales, Técnicos y Suboficiales, tropa reenganchada, clases y soldados de nuestra institución, a sus familiares, que se encuentran cumpliendo su deber a lo largo de nuestro territorio. Especialmente para quienes están enfrentando duramente a las fuerzas oscuras del narcoterrorismo en el VRAEM.

Estimados compatriotas: nuestro homenaje a los hombres que dejaron todo en pos de un sueño que se realizó en la Pampa de la Quinua, es hoy, el faro luminoso que irradia el accionar del Ejército del Perú. 


domingo, 20 de octubre de 2019

La resistencia de Cáceres relatada por el historiador chileno Gonzalo Bulnes.






El estudio de la situación del Valle del Mantaro en la concepción chilena de la guerra los hizo cometer una serie de errores garrafales, no hicieron un estudio exhaustivo sobre el terreno, condiciones atmosféricas y el enemigo, menospreciaron a las tropas de Cáceres, en otras palabras, las consideraron inferiores a ellos en rendimiento y preparación para el combate.

Probablemente cometieron estos errores porque nunca habían combatido en terreno montañoso, a altitudes que desafiaban el rendimiento del soldado, la falta de oxígeno, la presencia de enfermedades endémicas, que mostraron la principal debilidad de los supuestos valerosos y patrióticos soldados chilenos, lo que no ocurría con las tropas de resistencia del Brujo de los Andes, que eran de la zona.

Según el historiador chileno Gonzalo Bulnes, el presidente chileno Domingo Santa María quería imprimir un mayor dinamismo a las operaciones militares en el Perú, para ello había ideado un plan que consideraba enviar una expedición a Arequipa y otra al Valle de Jauja, porque sabía que estas tierras proveían a Cáceres del avituallamiento para sus tropas de la resistencia nacional.

Abandonó el proyecto hacia Arequipa, incluso había escrito notas con estas decisiones a sus representantes políticos en Lima a Eulogio Altamirano y Jobino Novoa y al general en jefe Patricio Lynch, para que acometieran esa empresa y que podría traerles muchos beneficios económicos, dado que este fértil valle era la despensa de Lima.

En Santiago el presidente y los directores de la guerra, se habían ilusionado con este espejismo, pensaron que todo era muy fácil, convencer a la población de su rol de protectores y defensores, ganar su confianza y apoyo, así, dominar la sierra, ello les permitiría obtener los abastecimientos y no esperar que Lima los enviara. Nunca lograron su cometido, salvo contadas ocasiones en que traidores los apoyaron con dinero y vituallas. El resto fue ilusión pura.

El plan preparado e ideado por los superiores políticos de Patricio Lynch con orden del gobierno de Santiago, lo afectaba directamente porque debía dejar la comodidad, su vida muelle, seguridad y protección de sus tropas, las facilidades que tenía en Palacio de Gobierno, muy lejos de los campos de combate; para darse a cabalgar por los interminables caminos de la sierra, en un terreno escabroso, con el constante peligro de las guerrillas caceristas.

Es que, la guerra que iba a emprender de inmediato por órdenes superiores no era la misma al que había estado habituado a lo largo de su vida de marino. En un Teatro de operaciones distinto al que siendo marino conocía y dominaba, y en la Costa que había participado, conocía y había actuado a lo largo de la campaña del sur. Operaciones en la sierra se habían convertido en una gran incertidumbre, que solo el tiempo se encargaría de demostrar si la decisión fue la más acertada.

Al fin y al cabo, la sierra presentaba particulares características en terreno, clima y condiciones atmosféricas para el enemigo, especialmente para su infantería que se debía desplazar por caminos muy sinuosos, en altitudes que afectaron su rendimiento físico. No tuvieron tiempo para adaptarse a la altura, con episodios de frío y tormentas. Las tropas de Cáceres sufrían menos y su desplazamiento era más rápido, por ser originarias de estas regiones, lo que era una gran ventaja.

Entre noviembre y marzo de todos los años, la sierra presenta un clima muy difícil de sobrellevar en operaciones, y esa época no era la excepción, con lluvias, granizadas, truenos y terrenos resbaladizos con quebradas, barrancos y la presencia de montoneros y guerrillas de Cáceres, hostigándolos, no era muy bien aceptado por este gallardo y patriota marino chileno.


El Plan de Operaciones de Patricio Lynch, visaba atacar al General Cáceres entre dos fuegos y hacia eso apuntó su preparación, quizás formado en el mar desde joven, no conocía el teatro de operaciones que sus fuerzas iban a utilizar en operaciones. La intención de capturar al General Cáceres solo quedó en eso, en una intención y deseo frustrado. Un golpe en el vacío, que afectó la moral de este marino.

Cáceres se les escabullía, retrocedía en movimiento continuo, era una gran ventaja la utilización del terreno por Cáceres y sus fuerzas. No dudamos que Lynch disponía de los informes de la tristemente recordada expedición Letelier del año anterior, la intención de someter y destruir al ejército en formación de Cáceres era su objetivo principal.

A propósito del TC Ambrosio Letelier, César Vásquez Bazán apunta lo siguiente: “Con estos fines claramente definidos, a lo largo de tres meses Ambrosio Letelier y sus cómplices —como el teniente coronel del ejército chileno Anacleto Lagos, hermano de Pedro Lagos— cometieron masivos crímenes de guerra en la sierra central y masacraron a centenares de humildes pobladores de la zona que intentaron defenderse de su avance. Impusieron cupos de guerra por doquier, que el mismo Letelier confesó que ascendieron a 1,394,000 pesos (aproximadamente US$31,600,000 del día de hoy). (1)

De ellos, Letelier afirma que sólo pudo cobrar en efectivo 336,049 pesos, es decir, menos del 25%. Buena parte de ese dinero se repartió entre los jefes, oficiales y soldadesca chilena que participó en la ´Expedición´, quienes recibieron ´gratificaciones por servicios especiales durante la campaña y por acciones distinguidas de valor´”.(2)

El contralmirante Patricio Lynch, había planeado una reunión en Chicla (3 825 metros de altitud) con las fuerzas que comandaba el coronel José Gana, de esta manera los estrategas chilenos habían planeado cazar al general Andrés A. Cáceres, sorprender a las fuerzas de resistencia en esa localidad entre dos fuerzas, entre dos fuegos y así cortarle la retirada al interior del territorio peruano.

Una operación de esta naturaleza requería de concordancia de esfuerzos, rapidez de movimientos y comunicación continúa, lo que en esos tiempos era muy difícil por influencia del propio terreno, las direcciones de aproximación estaban muy separadas, ambas fuerzas separadas por un terreno de difícil acceso, además de la lenta marcha del enemigo en su desplazamiento.

En la versión peruana, el 01 de enero de 1882, el contralmirante Patricio Lynch preocupado por presencia cercana de las fuerzas de Cáceres y crecimiento de la resistencia nacional, partió de Lima con 3,000 hombres, se desplazó por Carabayllo hacia Canta para caer sobre Chilca y cortar retirada a Cáceres. El coronel José Gana con 2, 000 hombres, se dirige de Lima a Chicla siguiendo la vía del ferrocarril como referencia.

El 8 de enero de 1882 la columna que comandaba Gana se reúne en Chicla con Lynch que llegó con la caballería, mientras su artillería regresaba a Lima y su infantería avanzaba a duras penas por efectos de las lluvias, nieve y soroche, estas tropas llegaron atrasadas a Chicla el 14 de enero, la operación de Lynch había fracasado, en su diario escribía Lynch ´Mis temores se han realizado´. No encuentran a Cáceres.

Un Lynch temeroso retorna a Lima con 2, 000 hombres, delegó el mando al coronel José Gana y el 17 de enero le ordena ir tras Cáceres con 3,067 hombres. Desde Chicla Lynch telegrafió a Eulogio Altamirano y Jobino Novoa delegados del gobierno de Santiago, oponiéndose a seguir adelante y recomendó esperar mejores tiempos con el cambio de estación, estos que no conocían la situación de las operaciones, el terreno y condiciones atmosféricas, se opusieron.

Lynch comprendió que este tipo de operaciones no eran para él, al fin y al cabo, era un hombre de mar, decidió regresar a Lima para comunicarse con su presidente, fue inútil, el presidente chileno Domingo Santa María y sus delegados se mantenían en sus trece.

“´Telegrama: Altamirano y Novoa a Santa María. Enero 10 de 1882. General en jefe llegó a Chicla y nos dice que después de pasar un ramal de la cordillera, viendo lo que han sufrido las tropas con motivo de las nieves y de las lluvias, es de opinión que la expedición debe suspenderse hasta la buena estación, y ocupar mientras tanto Huacho, Supe, y hostilizar a Montero. Nuestra opinión resuelta es que la expedición deberá ir adelante. Lo contrario sería un fiasco. Esperamos, sin embargo, al general que viene hoy a Lima a conferencias con nosotro´".(3)

´Enero 13. Después de la llegada del General nos hemos ocupado en reunir datos para saber si sería o no peligroso el paso de la cordillera en este tiempo´.
´Enero 14: Los informes que hemos recibido manifiestan que la expedición a Jauja es perfectamente practicable y en consecuencia queda definitivamente resuelta. Se hace lo posible para activar los preparativos para que la expedición salga de Casapalca en muy pocos días´”.(4)

Casapalca, por la experiencia vivida por la expedición Letelier, era el lugar elegido, lugar ideal como centro logístico y de reunión de las tropas enemigas. Allí, se realizó el acopio de PERSONAL, víveres, animales y forrajes. Se aprovisionaron para traspasar la cordillera por supuesto todo de la comarca. Reunieron en total 1,250 bestias: 200 tomadas en la campiña de Lima y el interior, 350 burros, 100 mulas, y todos los caballos de la artillería en número de 600. Las piezas de artillería habían sido conducidas a Lima.

Indudablemente que el terreno montañoso por sus fuertes pendientes, las marchas en subida eran muy penosas, las tropas regulares y las guerrillas peruanas no tenía mayores problemas, pero las tropas enemigas sí sufrieron los efectos del clima y las condiciones meteorológicas de esta zona del terreno, Gonzalo Bulnes expresa, “temporales de viento y nieve entre noviembre y fines de marzo, y sobre todo por la puna o soroche que hace reventar en sangre por ojos, narices, boca y oídos al viajero acostumbrado a respirar el aire oxigenado de la regiones bajas”. (5)

Pese al esfuerzo físico de las tropas chilenas, la adaptación a la altura la hicieron mientras se desplazaban en búsqueda de capturar al Brujo de los Andes. El enemigo estaba muy afectado en su rendimiento físico, y este era un factor en las operaciones que Cáceres había tomado en cuenta desde su etapa de convalecencia en Lima.

Llevar al enemigo con acciones retrogradas y movimiento continuo a un escenario, terreno y condiciones atmosféricas favorables a sus fuerzas de resistencia y de agotamiento y minando la moral del enemigo, agotarlas por el esfuerzo y finalmente atacarlas hasta destruirlas y a los sobrevivientes expulsarlos del valle del Centro del país.




El puente de la Oroya era un punto crítico muy importante, las fuerzas que la tuvieran en su poder tenían marcada ventaja sobre el enemigo, porque era y es un nudo de comunicaciones entre la costa y la sierra, entre Lima y Junín, paso obligado para los abastecimientos y las tropas a pie en aquellos tiempos.
El Teatro de Operaciones desde el punto de vista chileno consideraba como límites desde Cerró de Pasco por el norte, hasta Marcavalle por el sur y su comunicación con Lima que era el centro de su aprovisionamiento o su vía principal de abastecimientos que las tropas chilenas cuidaban con mucho esmero.
Según Bulnes, los delegados del gobierno chileno en Lima, siguiendo ordenanzas del presidente Domingo Santa María, habían decidido que los gastos que ocasionarían las operaciones de sus fuerzas en la sierra serían costeados por la población; es decir, el enemigo había planeado vivir, alimentarse durante las operaciones a costa de las poblaciones del fértil valle del Mantaro.

“Quería que la sierra costease los gastos de su ocupación, lo cual era natural dentro del concepto errado del Cuartel General(chileno)” y con un gran cinismo deciden que las poblaciones paguen por su seguridad, es decir seguían con su política de robo, extorsión y saqueo, “si la misión de nuestro ejército era defenderla contra los expoliadores o montoneros era lógica que pagase su policía y seguridad”.(6)

No sabemos a qué policía y seguridad se referían, porque pueblo al que llegaban lo primero que hacían fue robar, asesinar y violar a las mujeres, especialmente niñas y jóvenes, las familias escondían en lugares lejanos a las mujeres sustrayéndoles de esta política de abusos y violaciones que impusieron los bárbaros del sur.

Las autoridades chilenas y especialmente Eulogio Altamirano y Jovino Novoa delegados del gobierno de Domingo Santa María en Lima, estaban convencidos que podían conquistar el apoyo de la población de manera pacífica y lograr que esa población en aras de la paz colaborara voluntariamente. Era muy ambicioso el plan, se equivocaron.

Para ello dieron indicaciones a su personal, ordenaron que se respetaran a las poblaciones del interior, sus bienes y propiedades, en otras palabras, que se comportaran de manera benévola con las poblaciones, y que, los impuestos a aplicar para el mantenimiento fueran justos, para lograr su confianza y colaboración. Lo que era un sueño, no se realizó nunca.

Patricio Lynch decía en sus instrucciones al coronel José Gana, designado a cargo de las operaciones en el Valle del Mantaro, ‘Depende de la confianza que inspire nuestra ocupación que esos valles entren en el trabajo y en la explotación de las riquezas de su suelo, que pueda contribuir al bienestar de las tropas ahí acantonadas, y que refluya en beneficio del estado general de nuestras rentas que así tendrán un aumento. De modo que estamos vivamente interesados por el honor del ejército y nuestra propia conveniencia en dar eficaz garantía a la vida, propiedad e intereses de los habitantes y especialmente en el acarreo de sus productos’".(7)

Una manera de oficializar con mucha retórica, líricas, para tapar quizá los antecedentes de las tropas enemigas y sus oficiales, abusos inimaginables que cometieron las fuerzas chilenas en contra de la población en el interior de nuestro país, hechos que han quedado registrados como lo reconoce en algún momento el historiador Bulnes cometidos por esas tropas a lo largo del Valle del Mantaro.

El coronel José Gana partió de Chicla el 19 de enero de 1882, conduciendo a sus fuerzas organizadas, el 21 llegó a la población minera de Casapalca, el 22 a las 3 p.m. emprendió el ascenso para traspasar la cordillera, pasaron con mucha dificultad cerca del monte Meiggs que se eleva a 5,500 metros de altitud s.n.m.

El 23 de enero continuó su marcha con dirección a Oroya, previamente había enviado al sargento Mayor de Caballería chilena Manuel J. Jarpa, llegando a la Oroya sorprendió a un piquete de tropas de Cáceres tratando de destruir el puente, que Cáceres había ordenado antes de partir a Tarma, las tropas enemigas lograron frustrar este ataque, Jarpa aseguró el puente y con esto un importante punto crítico.

 La división chilena pasó la Oroya, siguió hacia Tarma llegó el 24 de enero, esta ciudad se rindió para evitar su destrucción. Mientras tanto Cáceres se concentraba en Jauja camino a Huancayo. La caballería chilena con el Sgto. Mayor Jarpa en persecución de las fuerzas de Cáceres alcanzó las alturas de Jauja y de este lugar observó cómo la retaguardia peruana se perdía en el horizonte.

En lugar de continuar la persecución, o en su defecto enviar mensajeros a Tarma, optó por regresar a esta ciudad para dar cuenta al coronel José Gana de su hallazgo, lo que favoreció a las fuerzas de Cáceres. El 1 de febrero Gana entregó el mando al coronel Estanislao del Canto. Gana se sintió muy estresado, dice Bulnes: “estaba cansado de esta campaña emprendida contra su voluntad delegó el mando en el coronel Canto”. (8)

El coronel Gana le hizo conocer al coronel Canto las instrucciones recibidas del general Lynch, el coronel José Gana regresó a Lima, sin pena ni gloria, en poco menos de un mes este aguerrido y patriota coronel chileno, había defeccionado, se había acobardado y prácticamente huido a su responsabilidad como militar, como cualquier desertor de sus fuerzas.

En cumplimiento a disposiciones del comando chileno, Canto dio más dinamismo a las operaciones, envió una partida de reconocimiento sobre los pasos de Cáceres con 50 hombres de los Carabineros de Yungay. Dividió sus fuerzas en dos columnas una de 500 hombres a su mando y la otra conformado por el resto de la división al mando del coronel Robles, se desplazarían por ambas riberas del río Mantaro.

El plan del coronel Canto consideraba el desplazamiento de sus fuerzas en dos columnas, una por cada ribera del río. El coronel Robles al desplazarse por una dirección de aproximación hacia Concepción por la ribera derecha, opuesta a la DA por donde se desplazaba las fuerzas del coronel Canto, por tanto, tenía más recorrido que realizar.

Llegado a un punto debían cruzar el rio Mantaro denominado río Grande en esto años para reunirse con el coronel Canto en Concepción, como es de conocimiento de todos, el puente fue destruido por los guerrilleros de Cáceres, sin embargo, el historiador Gonzalo Bulnes, atribuye esta destrucción a otra causa:
 “Al pasará el río por un Puente de cimbra, los soldados(chilenos) acostumbrados a marchar llevando el paso hicieron unirse el Puente, con el compás de los pies. Algunos cayeron al agua y sé ahogaron. Se mojaron las municiones de artillería, como el río no tenía un vado, la columna se fraccionó quedando una parte en una ribera y la otra en la opuesta, y así tuvo que continuar la marcha”.(9)

Este percance fue fatal para el coronel Robles, no pudo superar el acoso y hostigamiento de las guerrillas que destruyeron el puente de Muquiyauyo. Y no pudo reunirse a tiempo con Canto en Concepción, donde pensaban encontrar a Cáceres. Cáceres conocedor del terreno y de los tiempos de desplazamiento del enemigo llegó a Huancayo, Canto siguió sus pasos a Huancayo. Dejó orden para que Robles se le uniera.

El coronel Canto muy entusiasmado y vehemente siguió la persecución de las fuerzas de Cáceres y llegó hasta el caserío la Punta camino a Ayacucho, las tropas chilenas cansadas extenuadas habían caminado desde Jauja unos 60 kms.

El 5 de febrero las dos columnas de fuerzas chilenas se desplazan hacia el sur, siguiendo la ruta de Cáceres, Canto alcanzó la retaguardia de las fuerzas de Cáceres en Pucará. Según Bulnes, el terreno que circundaba Pucará, por sus características de elevación accidentada era muy propicia para una operación defensiva que había adoptado Cáceres, en el relato de Gonzalo Bulnes “Los cerros ofrecían posiciones ventajosísimas y Cáceres la aprovechó”. (10)

Según la explicación de Bulnes, la primera posición que ocupaba Cáceres en Pucará fue forzada por las tropas enemigas, con cierta dificultad, las fuerzas peruanas retrocedieron a la segunda posición que tenía mucho mayor valor defensivo. Canto y Robles lograron un éxito fugaz, efímero, seguro y breve, Bulnes asegura que, “las divisiones peruanas eran más numerosas” (11). Las fuerzas regulares peruanas alcanzaban unos 800 hombres, pero estaban apoyados por las guerrillas del Centro.

“Cáceres intentó rehacerse en otra posición no le fue posible y se dirigió a Huancayo, dejando entre 60 y 70 muertos y 38 prisioneros” (12), atribuye además a la existencia de Quebrada Honda como principal obstáculo del terreno, que no les permitió continuar las operaciones tras Cáceres.

Esto parece una exageración, o una equivocación de Bulnes, porque las tropas chilenas regresaron a Huancayo y el general Andrés A. Cáceres prosiguió su marcha hacia Marcavalle. Luego Izcuchaca, Julcamarca y finalmente Ayacucho con el grueso de su ejército, realizando un retardo en posiciones sucesivas, finalmente fueron las guerrillas del centro las que protegieron al Ejército en su marcha hacia retaguardia.

El coronel Canto llegó a Concepción y no encontró a Cáceres, viendo que Robles demoraba, continuó su marcha a Huancayo, al llegar no encontró a Cáceres, tomó descanso con sus tropas y de inmediato prosiguió la persecución tras Cáceres. Robles llegó a Huancayo y recibe orden de Canto, para que prosigue su marcha de tal manera que amabas columnas están separadas por 2 leguas 5, 572 metros por legua, unos 11 kilómetros.

Canto alcanzó la retaguardia de Cáceres en Pucará, Canto inicia el ataque a las primeras posiciones según Bulnes “los cerros ofrecían posiciones ventajosísimas y Cáceres las aprovechó...”(13). Las tropas peruanas maniobran hacia retaguardia y ocuparon posiciones defensivas de mayor valor defensivo.

Canto continúa el ataque y se le une Robles con su columna, aunque él éxito fue muy breve para cantar victoria, las fuerzas peruanas utilizaron el terreno que les daba una gran ventaja. Cáceres retrocede con sus tropas hacia Huancayo, dice Bulnes. Tanto el diario de campaña de Cáceres como connotados historiadores aseguran que Cáceres se dirige en dirección a Izcuchaca, luego hacia Ayacucho.

Bulnes relata a su manera la situación creada por el coronel pierolista Arnaldo Panizo leal a su caudillo Nicolás de Piérola, aunque el coronel Arnaldo Panizo inicialmente a instancias de Piérola había reconocido como comandante del ejército del Centro al general Andrés A. Cáceres, el coronel Panizo nunca se subordinó, más bien cuando Cáceres le hizo en repetidas ocasiones llamado para que acuda con sus 1,700 hombres en su apoyo, nunca se movió de Ayacucho con sus tropas.

Bulnes creyó que Panizo actuaba de esa manera porque el general Cáceres había reconocido a Lizardo Montero como presidente provisorio en reemplazo de Francisco García Calderón preso en Chile. Los delegados chilenos y mucho menos el jefe político militar Patricio Lynch, nunca reconocieron a Nicolás de Piérola como interlocutor válido para conversaciones de paz.

La derrota de Panizo en la batalla de Acuchimay frente a Cáceres no es reconocida por el historiador chileno, más bien da una versión diferente, muy ajustada a su interés de dejar sentado que, la victoria obtenida por Cáceres se debió entre otras cosas a que: Cáceres había trabajado al pueblo con sus emisarios, y que hubo un levantamiento de la población movilizada por agentes de Cáceres, algo de intriga en esta acción. Bulnes, consideraba al pueblo ayacuchano “como levantisco e insubordinado en un país donde imperaban las revoluciones”. (14)

Según la versión de Gonzalo Bulnes, el general Andrés A. Cáceres disponía de armas que había enviado de manera oculta a las haciendas de sus amigos muy cercanos y leales. Indica, además que las fuerzas se enfrentaron y cuando el Coronel Panizo estaba por vencer en la contienda al ver que los oficiales de Cáceres levantaban las Armas en señal de rendición:
“Panizo, guiado por el generoso espíritu de no ahondar las odiosidades entre los defensores del país, no se cuidó de desarmarlos y los hizo pasar a retaguardia de la línea. De repente partió del seno de una gran población cercana a esos soldados el grito de ¡Viva Cáceres!”(15). Este relato, lo atribuye Bulnes a la prensa peruana de la época.

Lo cierto es que Cáceres había utilizado frente a Panizo no solo la persuasión, un llamado de hermano para juntos enfrentar a las fuerzas chilenas mucha antes, sino toda estrategia para lograr vencer a Panizo. El coronel Panizo leal a Piérola, no quiso o no pudo subordinarse a la autoridad de Cáceres y está actitud al final afectó a las fuerzas patriotas; de haberse unido antes, hubieran enfrentado a las fuerzas de Canto y Robles con mucha ventaja y las hubieran expulsado del valle del Mantaro.

Con Cáceres en Ayacucho y las Fuerzas chilenas en Huancayo, los abusos y exacciones a la población se convirtieron en una rutina, la población se organizó para proteger sus propiedades:
“las comunidades se armaron con sus seculares mazas, hondas y lanzas. En cada pueblo tenían un corneta de observación sobre un cerro, que daba la alarma cuando se acercaba una partida enemiga e instantáneamente los habitantes de las aldeas corrían a las alturas donde tenían acopios de galgas, que echaban a rodar en los senderos estrechos al paso de los chilenos”. (16)

De tal manera que cada incursión chilena en las comunidades era recibida de manera guerrera y causaban muertos y heridos en las fuerzas chilenas, estos hechos hicieron que las tropas enemigas tomaran represalias contra la población inocente y esto ahondaba la separación y el odio por las fuerzas enemigas.

La situación económica de la población de las principales ciudades y pueblos pequeños del valle del Mantaro era calamitosa, porque se encontraban en medio de una guerra y el temor dominaba a los pobladores, la mayoría agricultores, ganaderos y comerciantes, ante amenazas se vieron en obligación de colaborar con las fuerzas enemigas y también apoyaban a las fuerzas de resistencia.

La población del valle del Mantaro, por supuesto que optó por apoyar voluntariamente a las fuerzas del General Cáceres, con todo lo que tenían a su alcance. También hubo muchos comerciantes quienes para proteger sus bienes y propiedades colaboraron con el enemigo. Cáceres los llamó traidores y los sancionó quitándoles el dinero recaudado y el ganado caballar que habían pedido las fuerzas enemigas.

Sin considerar la disposición de Cáceres de no colaborar con el enemigo, muchos lo hicieron, algunos tratando de granjearse la amistad de los jefes chilenos, buscando proteger sus propiedades, pese a que el General Cáceres lo había prohibido. Así, todo el mes de marzo de 1882, las fuerzas enemigas gozaron del abastecimiento de este valle y el apoyo de algunos comerciantes.

El abuso impuesto por el enemigo a lo largo de este valle fue inicialmente aceptado por un breve tiempo, el mes de marzo. Cuando la población se percató que el enemigo exigía cada vez más vestimenta, alimentos y otros abastecimientos, los campesinos decidieron disminuir su colaboración. Sus bienes, ganado y granos los trasladaron a lugares inaccesibles. Cada vez que alguna patrulla chilena llegaba, los recibían con galgas desde los cerros, provocándoles muertos y heridos y una reacción violenta contra los campesinos.

Hay que recordar también que los chilenos eran muy racistas, a los campesinos los calificaban de indios ignorantes. Como respuesta al desprecio y maltrato empezaron los agricultores, comerciantes y campesinos disminuyeron su apoyo, cada vez era más el odio que cosechaban los chilenos por su proceder abusivo.

Patricio Lynch Comandante en Jefe del ejército chileno en el país, había ordenado a sus fuerzas expedicionarias, “que cada jefe de guarnición señalara la contribución mensual que necesitaban y que las municipalidades se encargaran de distribuirla entre las comunidades indígenas”. (17)

Esto nunca sucedió, las confiscaciones, cupos, robos fue moneda corriente y cuando las localidades, los campesinos y contribuyentes justificaban su negativa a colaborar con el enemigo “las fuerzas chilenas se veían obligados a cobrarlo por la fuerza so pena de que el sistema se viniese al suelo y esos piquetes dirigidos por un cabo o sargento, a la más por un oficial subalterno procedían sin miramientos, añadiendo a la injusticia del impuesto las arbitrariedades de la percepción”. (18)

Las fuerzas enemigas debieron enfrentar otro frente que se le abrió el enfrentamiento con el Obispo de Huánuco, Del Valle, residía temporalmente en el convento de Ocopa cerca de Concepción, se dice que fue un gran hacendado y estaba sometido al pago del cupo, este obispo puso en campaña a todos los curas de la región y estos se pusieron al frente de comunidades e intervinieron en los combates.

Nunca se cumplió lo que Lynch había ordenado, es decir, conquistar el apoyo de la población para hacerla sumisa y colaboradora a sus intereses inmediatos de ocupación. Una división de 3,000 soldados tenía que comer, vestirse, atesorar para su regreso a su país, por tanto, en lo último que pensaban era en la seguridad de la población.

Aunque Gonzalo Bulnes a lo largo de todo su relato trata de hacer sobresalir épicamente a las fuerzas chilenas que enfrentaron al General Andrés A. Cáceres, estas, pese a sus esfuerzos nunca pudieron cazarlo. El Taita Cáceres escapó de muchos atentados contra su vida, allí están los relatos de su amada esposa Antonia Moreno de Cáceres su fiel colaboradora a lo largo de la guerra.

El presidente Domingo Santa María, los delegados chilenos Novoa y Altamirano y Lynch habían planeado conquistar lo que hoy se conoce la adhesión de la población, con los maltratos infligidos a las comunidades del centro del país, no otra cosa pudría haber cosechado las fuerzas enemigas, sino el odio acérrimo de la población, lo que en buena cuenta estaba justificado.

En esta etapa de la guerra, las operaciones planeadas por los delegados chilenos Altamirano y Novoa siguiendo instrucciones del presidente chileno Domingo Santa María y Patricio Lynch, para capturar al general Andrés A. Cáceres, nunca les dio resultados, fueron un rotundo fracaso. Ante la genialidad del Brujo de los Andes, después de las batallas de Pucará, Marcavalle y Concepción, las fuerzas enemigas derrotadas abandonaron el Valle del Mantaro.

Del (2) al (18). Bulnes, Gonzalo. GUERRA DEL PACÍFICO. Ocupación del Perú. Y la paz. Tomo 3. Cap. VI. Las Montoneras. Marcha de Gana y Lynch al interior.  Las guarniciones chilenas de la sierra. Combate de Marcavalle y desocupación de Huancayo. La Concepción. VALPARAÍSO. SOCIEDAD IMPRENTA Y LITOGRAFÍA UNIVERSO - 1919