Australian War Memorial

Australian War Memorial
EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

jueves, 5 de diciembre de 2019

CXCV ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE AYACUCHO Y DÍA DEL EJÉRCITO





POR: CRL. EP. ANGEL ARTURO CASTRO FLORES

Dice una frase: “La libertad nunca es dada voluntariamente por el opresor: debe ser demandada por el oprimido”. Martin Luther King.

En su obra “La Guerra Futura” Lawrence Freedman, afirma que desde la antigüedad “la guerra va asociada a la confusión y la discordia, pero también al honor y la defensa de cuanto juzgamos supremamente valiosos”. La guerra iniciada en los territorios integrantes del virreinato desde 1816 perduró como lucha fratricida hasta 1824. El 9 de diciembre de ese año, se puso punto final a la presencia española en tierras sudamericanas. Con la firma de la capitulación de Ayacucho, los realistas abandonaron las tierras de esta parte de América.

El escenario previo a la última campaña libertadora indicaba de manera fehaciente que los políticos, estadistas y estrategas militares, coincidían en que habiendo sido el Perú el centro del poder español, era una necesidad perentoria lograr su independencia, solo así, los demás países recientemente liberados podrían sentirse seguros y asumirían su responsabilidad como naciones libres, sin tener la amenaza realista como una espada de Damocles.

Las batallas de Junín y Ayacucho fueron decisivas para la Libertad e Independencia de nuestra tierra americana y para nuestra patria. La primera en agosto y la segunda en diciembre de 1824. Se consolidó definitivamente con la victoria del 2 de mayo de 1866, frente a la poderosa flota española en el Callao.

Cuatro meses antes de la batalla de Ayacucho, el 6 de agosto de ese año, el ejército patriota al mando del libertador general Simón Bolívar, secundado por el general Antonio José de Sucre lograron una victoria aplastante en la Pampa de Junín, que coronó los esfuerzos sobrehumanos, en un terreno y condiciones atmosféricas extremas, pero que bien valió el esfuerzo y sacrificio, para lograr la libertad, después de tres siglos de abuso y expoliación a estas tierras.

Después victoria en la batalla de Junín, las fuerzas de Simón Bolívar tomaron un breve descanso en el poblado de Reyes, recuperaron fuerzas y el día 8 de agosto inician su avance, el 9 llegaron a Tarma, el 11 a Jauja y el 14 a Huancayo. Durante su desplazamiento las fuerzas patriotas no encontraron resistencia, “solo los muertos y algunos pasados por las armas”.
Estando en Huancayo Bolívar lanza una proclama al país “Peruanos: la campaña que debe completar vuestra libertad ha empezado con los auspicios más favorables. El ejército del general Canterac ha recibido en Junín un golpe mortal, habiendo perdido por consecuencia de este suceso, un tercio de su fuerza y toda su moral”.
Si me permiten deseo traer a colación lo escrito en sus memorias por el general español Andrés García Camba y de las Heras:

”Este ejército brillante y animoso al principio de agosto, se hallaba ahora en el estado más lamentable; no solo había visto abatir la merecida fama de su caballería en los malhadados campos de Junín; no solo había perdido con pasmosa celeridad una gran parte de las provincias de Tarma y Lima, las de Huancavelica y Humanga completas, parte de la del Cuzco, todos sus almacenes, muchas armas, municiones, efectos de parque y sobre 3, O00 infantes por la deserción, sino que en poco más de un mes había alcanzado una grado de abatimiento moral apenas concebible”.

El ejército realista retrocedía a marchas forzadas para alejarse de las fuerzas patriotas dejando en su recorrido heridos, muertos, armas, espadas y vituallas. Las fuerzas patriotas siguieron tras las huellas de los peninsulares, que deseaban cuanto antes alejarse de las fuerzas patriotas. El ejército patriota desplazaba sus fuerzas en persecución del enemigo.

Un incidente suscitado entre José Antonio de Sucre y Simón Bolívar, por poco rompe la unidad de comando y frustra la unidad monolítica del ejército patriota. El 17 de agosto de 1824 Bolívar ordena a Sucre que se desplace a retaguardia, para recoger a los dispersos y elementos de guerra que se necesitaban y que se habían quedado en el camino. Sucre estuvo a punto de retirarse del ejército libertador. Hubiera sido desastroso.

Bolívar había designado al general La Mar temporalmente como General en Jefe del Ejército mientras duró la comisión de Sucre. Como era de esperarse este nombramiento no cayó nada bien a Sucre. Se sintió desplazado, además de los comentarios ácidos de sus compañeros del ejército patriota, lo que afectó el prestigio bien ganado de Sucre. Se sintió agraviado y desacreditado. Terminada la comisión Sucre le dirige una carta a Bolívar.  

“Yo he sido separado de la cabeza del ejército para cumplir una comisión que en cualquier parte se confía cuando más a un Ayudante General y enviado a retaguardia, al tiempo en que se marchaba sobre el enemigo; por consiguiente, se me ha dado públicamente el testimonio de un concepto incapaz en las operaciones activas y se ha autorizado a mis compañeros para reputarme como un imbécil o como un inútil”.

Bolívar amigo de Sucre, sintió el reclamo muy dentro de sí. Por ello se apresuró a escribir a Sucre: “esta es la sola cosa que ha hecho Ud., en su vida sin talento” y agrega como para que no quede duda de su lealtad y aprecio a Sucre “Si Ud. quiere venir a ponerse a la cabeza del ejército, yo me iré atrás y Ud. marchará adelante para que todo el mundo vea que el destino que he dado a Ud. no lo desdeño para mí”. Al fin y al cabo, ambos generales eran seres humanos, sentían, amaban, luchaban por un ideal, podían equivocarse, pero también sabían reconocer sus yerros y perdonar.

El ejército realista escapaba, fugaba cruzó el puente Izcuchaca, lo dinamitó para impedir la persecución patriota, llegó al río Apurímac, atravesó los puentes y los destruyó y finalmente llega a Ayacucho. Canterac estaba desesperado, no había podido cumplir su misión, a su paso abandonaba armamento, munición, desertores fusilados y heridos a su suerte.

Las fuerzas patriotas, perfectamente organizadas en escalones siguieron las huellas de los españoles, a su paso recogían el parque militar que los ibéricos habían dejado abandonado en su fuga. En Jauja se había reorganizado el ejército patriota, Miller se hizo cargo de la caballería.

Simón Bolívar llega a la provincia de Aymares-Apurimac y decide entregar el mando al general Antonio José de Sucre el 6 de octubre de 1824 y regresar a Lima. Poderosas razones obligaron al libertador a tomar esta decisión:
·     La principal, el 28 de julio de ese año, el Congreso de Colombia había derogado la Ley del 9 de octubre de 1821, que le había dado a Bolívar facultades extraordinarias sobre los departamentos del sur colombiano. Se exoneraba a Bolívar del mando del ejército colombiano auxiliar del Perú.
·    La necesidad de conformar un ejército de Reserva con tropas colombianas o tropas peruanas, previendo futuras operaciones.
·       La amenaza contra la seguridad y se perdería superioridad marítima por la presencia de las naves españolas “Asia” y “Aquiles” que estaban por arribar a nuestras costas.

Las fuerzas patriotas sumaban aproximadamente 6,000 hombres. Se estimaba que La Serna podría reunir 15, 000 hombres, lo real era que el general Olañeta tenía a su mando 4,000 soldados y en enero de ese año se había sublevado en el Alto Perú contra La Serna a quien consideraba un usurpador.

El 9 de diciembre de 1824, hace 195 años en la Pampa de la Quinua en Ayacucho se selló la Independencia de Sudamérica, las fuerzas patriotas estuvieron bajo el mando del general Antonio José de Sucre, General en Jefe del Ejército Unido Libertador y lograron una victoria inobjetable frente a las fuerzas realistas comandadas por José de la Serna, el último Virrey.

La Pampa de Quinua, terreno de suave pendiente desde el cerro Condorcunca hasta el borde de la propia Pampa, rodeada de varias quebradas. Amanecer del 9 de diciembre, el sol se abre paso sobre la montaña, bajo el cielo azul ayacuchano. Ambos ejércitos se observan, resuenan las cornetas, trompetas y clarines y se multiplican las órdenes y movimientos de las unidades en ambos campamentos.

El desarrollo de la propia batalla de Ayacucho la han relatado historiadores, poetas, estrategas y muchos cronistas, nacionales y extranjeros. En sus relatos nos han hablado de la importancia de la Estrategia y Táctica empleada en la batalla. Nos han descrito detalladamente, los efectivos de hombres, armas, artillería y caballos. Del dispositivo, composición y fuerza de ambos contendientes en el campo de batalla. De la influencia del terreno y las condiciones atmosféricas.

De la forma cómo se elevó la moral de los soldados patriotas antes del combate. Las arengas, del general Antonio José de Sucre que movieron fibras mas sensibles de patriotismo, las mentes y corazones de sus combatientes, al motivarlos a lograr la Gloria en el combate. La del general José María Córdova que en el fragor del combate descendiendo de su caballo lanza su grito de guerra ¡Soldados! ¡Armas de discreción! ¡Paso de vencedores!

Este 9 de diciembre recordamos el génesis del Ejército del Perú. Fue creado por Decreto Protectoral del Generalísimo José de San Martín del 18 de agosto de 1821. Esa fecha se creó la Legión Peruana de la Guardia. Esta Unidad es el primer antecedente del Ejército del Perú desde el nacimiento de la República. A partir de este año ese día ha sido instituido como el Día de la Creación del Ejército del Perú Republicano. Durante el gobierno de Augusto B. Leguía, el 18 de setiembre de 1928 mediante Resolución Suprema, instituye el día 9 de diciembre como día del Ejército Peruano en honor a la victoria de Ayacucho.
Actualmente el Ejército del Perú está comprometido al fiel cumplimiento de su finalidad constitucional. Está preparado para hacer frente a las amenazas de este siglo como los conflictos híbridos y contribuir con su esfuerzo al logro de la seguridad y desarrollo de nuestra patria.
El 10 de enero de 2017 se creó la 1ra Brigada Multipropósito “GRAL DIV JOSÉ DEL CARMEN MARÍN ARISTA”, en marzo del presente año se fusionó la Brigada Multipropósito con la 18va. Brigada Blindada para, tener mayores capacidades en los nuevos roles que vienen asumiendo las FF. AA en el mundo, como son emplear sus capacidades en situaciones de desastre natural.

Lecciones aprendidas
·    En Ayacucho se venció por la fe inquebrantable de la razón, la esperanza en un futuro promisorio y la fuerza moral de defender lo justo, que el destino había negado.
·   ¡Ayacucho! es la luz de Libertad que trasciende y trascenderá siglos iluminando la Unión y Desarrollo de nuestra patria.
·       ¡Ayacucho! es herencia guerrera que luce con orgullo nuestra institución en pleno S XXI.
·      El dispositivo, composición y fuerza del enemigo y su ubicación en el terreno fue una gran ventaja para los realistas. El terreno en pendiente facilitaba la defensa de los españoles, que no supieron utilizar a su favor.
 ·    Los súbditos de la corona hasta esa fecha, se convirtieron en ciudadanos con todos sus derechos.

·  Las capacidades de nuestra Gran Unidad multipropósitos son: gestión de riesgos de desastres, conducir operaciones de mantenimiento de paz, establecer seguridad civil (seguridad), restaurar servicios esenciales, apoyo al desarrollo económico, apoyo al gobierno local, etc.

¡AYACUCHO CUNA DE LA LIBERTAD AMERICANA!

Este 9 de diciembre vaya nuestro saludo de homenaje y reconocimiento a los Oficiales, Técnicos y Suboficiales, tropa reenganchada, clases y soldados de nuestra institución, a sus familiares, que se encuentran cumpliendo su deber a lo largo de nuestro territorio. Especialmente para quienes están enfrentando duramente a las fuerzas oscuras del narcoterrorismo en el VRAEM.

Estimados compatriotas: nuestro homenaje a los hombres que dejaron todo en pos de un sueño que se realizó en la Pampa de la Quinua, es hoy, el faro luminoso que irradia el accionar del Ejército del Perú. 


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