Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

jueves, 21 de julio de 2016

La inseguridad ciudadana



La memoria de los peruanos es tan frágil, que pareciera haberse instalado un Alzheimer  apasionado. La mayoría olvidó rápidamente de errores, hechos u omisiones de algunos funcionarios del pasado. No hace sino una década que el sociólogo y periodista Basombrio, se desempeñó como Viceministro de Gino Costa en el Ministerio del Interior.

Numerosos ataques ha recibido Carlos Basombrio desde que fue designado como futuro Ministro de esta importante cartera. Los dardos llegaron de distintas direcciones. Algunos congresistas dijeron que no daba la talla, que no es el mejor para el cargo, que no reúne el perfil, aunque Basombrio asegura que “conoce el Ministerio de arriba abajo”.

No dudamos de la seguridad con que afirma Carlos Basombrio respecto del conocimiento  del Ministerio del Interior. Algunos dirían en son de broma “probablemente ha subido y bajado las escaleras muchas veces”.

Pero, conocer el Ministerio es una cosa y otra muy distinta es conocer la problemática policial, esta no se arregla con estudios hechos en gabinetes, como sostienen los que realmente conocen el problema, “se tiene que haber vivido al interior de la policía y conocer de cerca los problemas que aquejan a la fuerza policial desde sus cimientos”.

Para nadie es un secreto, menos para un sinnúmero de estudiosos de la problemática policial y la seguridad ciudadana, que nuestro país atraviesa una situación de inseguridad alarmante, generada por la violencia que  rebasa la capacidad de control de las instituciones del Estado, que está afectando gravemente la calidad de vida de nuestra gente, la estabilidad jurídica y ahuyentando las inversiones.

Durante el gobierno de Humala han pasado por el Ministerio de Corpac siete ministros, ninguno encontró la llave maestra para poder frenar de golpe la grave situación criminal del país. El Gobierno ha pretendido resolver el problema del crimen violento, confiando sólo en la adquisición de armamento, motocicletas y patrulleros, esta última cuestionada compra que dará en el futuro motivo de investigación y ojalá de denuncia.

Es cierto, Humala solo citó a los integrantes del Consejo de Seguridad Ciudadana en una sola oportunidad al inicio de su gobierno y después se olvidó de este organismo. Aparentemente, en este campo no existirían Políticas Integrales de Estado, se percibe ausencia de los sistemas multisectoriales responsables de implementar medidas para enfrentar este fenómeno.

El ex ministro del Interior del gobierno de Toledo Fernando Rospigliosi el año 2015 criticando al gobierno de Ollanta Humala expresó: “El presidente privilegia claramente el uso político de la policía, así como trata de controlar y manipular a otras instituciones... y está empeorando cada día la situación de la policía, desorganizándola, creando nuevas direcciones y nuevas unidades que lo único que hace es fragmentar más la labor policial” (Rospigliosi, entrevista www.peru 21.pe)

No se sabe nada respecto a la instancia encargada de establecer coordinaciones entre la PNP, Municipalidades, Instituciones públicas, organismos privados y la sociedad civil organizada, dando lugar a que se dupliquen esfuerzos en el desarrollo de acciones relacionadas con la Seguridad Ciudadana, con el consiguiente perjuicio económico y desgaste innecesario del recurso humano.

No debe escapar a conocimiento de Carlos Basombrio que la PNP tiene el Instituto de Altos Estudios Policiales (INAEP) ¿Se puede obviar, los numerosos trabajos de investigación realizados por los oficiales? Temas importantes como: Orden Interno, Seguridad Ciudadana, Orden Público, son pan de cada día, realizados con la rigurosidad que exigen las universidades en sus programas de post grado.

En el Instituto de Altos Estudios Policiales – INAEP, los Coroneles de la PNP que llegarán a los más altos cargos de la Institución, durante un año, “se especializan en gestión administrativa, además incrementar sus conocimientos técnicos y científicos especializados en las áreas de Orden Interno y Desarrollo Nacional. El INAEP constituye el laboratorio de investigación de la problemática policial”.

Como recordando que este problema de la inseguridad ciudadana no es nuevo, el año 2015 Jorge Luis García Esquerre en su Tesis “Demandas del siglo XXI con institución policial del siglo XX” para optar el grado de Magister en Ciencia Política y Gobierno, mención en Gestión Pública, criticando al gobierno de Alejandro Toledo, expresó lo siguiente:

“El Partido Perú Posible se convirtió en partido de gobierno y al no tener entre sus filas a tecnócratas o especialistas en políticas públicas de seguridad, nombró en dos oportunidades como titular del Ministerio del interior a un independiente: Fernando Rospigliosi Capurro. Rospigliosi se encargó de llevar un equipo al ministerio, entre ellos su viceministro Gino Costa Santolalla y asesores, entre los que destacan Carlos Basombrío Iglesias, Dante Vera, Manuel Boluarte, Rubén Vargas, Susana Villarán de la Puente (nombrada posteriormente Defensora del Policía), Jorge Avendaño Valdés y Juan Briceño Pomar, vinculados algunos de ellos a organizaciones no gubernamentales”.

Basombrio ha adelantado, en un arranque de sinceridad o ingenuidad que en la PNP hay muchos generales para la cantidad de efectivos policiales que maneja, puso como ejemplo de eficacia a la Policía de Colombia. Lo que no ha dicho es que esa reforma policial en Colombia tiene un alto costo económico y ha tenido y tiene aún el apoyo del gobierno de EE.UU.

La seguridad ciudadana es una tarea muy importante para que la manejen improvisados que han fracasado en el pasado. Durante el gobierno de Toledo fracasó la mal llamada reestructuración de la PNP, este gobierno que se va al inicio también aplicó la herramienta fácil de pasar al retiro por renovación a importantes cuadros. Lo expresado por el futuro ministro del interior es de preocupación, se vienen nuevos pases al retiro y el problema principal esperará la decisión.


miércoles, 13 de julio de 2016

Pudo ser el gobierno de la reconciliación nacional


Dentro de pocos días Ollanta Humala Tasso, abandonará palacio de gobierno y será un ciudadano más. Todo el poder que tuvo en sus manos, de la noche a la mañana le será ajeno. Tendrá que mirar desde el balcón cómo el Congreso en manos del fujimorismo, que tanto odio y animadversión le mostró él y su esposa, lo despedaza políticamente.
Mientras tanto; inmutable, sigue en compaña de inauguraciones acompañado de su esposa Nadine Heredia, recorriendo diversos lugares del país. Inaugurando obras intrascendentes, mientras su consorte acicateada por su presencia, toma protagonismo en cada ceremonia para, atacar a sus enemigos, a políticos tradicionales con discursos improvisados y sin la fuerza de antaño. Muy desmejorada físicamente.
En un artículo escrito en julio de 2011, plantee la necesidad de una reconciliación nacional, hice un llamado al mandatario para superar las hondos desencuentros y marcadas diferencias, que separan a los peruanos. Centré mi posición en la necesidad de superar los rezagos de la guerra interna, que los grupos terroristas de SL y MRTA sembraron en los últimos 20 años del siglo pasado en contra del pueblo peruano.
Ollanta era el llamado a esa reconciliación, por varias razones. La principal, había participado en los grados subalternos en esta guerra fratricida, quién mejor que él para comprender esta situación; sin embargo, el pedido cayó en una sima profunda, en una fosa de indiferencia que hoy después de 5 años, con seguridad será uno de sus lastres.
Agravada posteriormente por la creación de esa infeliz Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), gracias a Valentín Paniagua, su ministro Diego García Sayán, previa coordinación con Abimael Guzmán. Alejandro Toledo puso en funcionamiento con un presupuesto monumental. Y qué se obtuvo de todo esto, es lamentable decirlo, nada.
La ex CVR nunca buscó la verdad ni reconciliación, se limitó a sembrar odio azuzando una persecución y caza de brujas, en contra de militares muchos de ellos inocentes, que dieron con sus huesos en las cárceles. Otros siguen juicios interminables, por defender al Estado, democracia y valores, sus vidas son una vía crucis y sus familias en el poder judicial, creado exprofesamente para estos menesteres.
Se posicionó hasta hoy, ese aberrante sentimiento de odio, inquina, animadversión en contra de militares. El pueblo peruano debe dar gracias a la ex CVR y al abuso del poder judicial en manos de caviares, por mantener esta situación. Impartiendo justicia desde su particular manera de observar la realidad del país, son responsables que hasta hoy no se logre la ansiada reconciliación, que pudo decidir Humala.
Durante su gobierno, Humala innecesariamente se abrió un frente con sus colegas, con quienes habían vestido como él el uniforme de la patria. Los veteranos de las FFAA y PNP, a quienes había prometido durante su campaña que la pensión renovable se mantendría; sin embargo, no cumplió, en cambio aprobó los Decretos Legislativos 1132 y 1133, congelando las pensiones para siempre.
Este hecho no solo representa la demostración del mayor desafecto que puede tener un oficial del Ejército con sus camaradas de armas. Son cinco años que las promociones afectadas vieron disminuir su poder adquisitivo, recibiendo una pensión diferente a los que pasaron al retiro a partir de diciembre 2012. Se olvidó de los veteranos que durante la década de los años 90 se habían fajado por defender la democracia y los valores occidentales.
Un grave y criticado hecho que fue calificado en su momento como una traición a los uniformados, especialmente a los pensionistas del Ejército su Alma Mater, lo que trajo como consecuencia que la gran familia militar, policial, viudas y discapacitados de las FFAA y PNP perdieran todo grado de confianza en su investidura.
Hoy lo observamos, en busca de apoyo popular que no tiene, que esa portátil que acude a sus inauguraciones y visitas, poco a poco disminuye, esa será la dinámica hasta el 28 de julio en que el nuevo presidente ingresará a Palacio de Gobierno y él, lamentablemente pasará al traste de la historia, por no haber asumido la responsabilidad de conducir el país y a la nación peruana hacia el logro del bienestar general.
Para agravar los últimos días de su gobierno, su Vicepresidente Omar Chehade, este viernes presentará su obra La gran usurpación  cuya protagonista principal es Nadine Heredia, quien según el autor usó y abusó del poder, a tal punto que, funcionarios, congresistas y ministros la llamaban “la jefa”, ante la anuencia de un esposo complaciente, introvertido y débil de carácter, quien en todo momento puso el pecho para defenderla.
Ollanta Humala pudo ser el presidente de la reconciliación nacional; pero, le faltó carácter, decisión y se sometió quizás por lealtad a su consorte, dama que no tardó en demostrar una ansia de poder que Isaac Humala, su suegro, graficó con una frase en bronce “Ya no es una loca de poder, es una loca de atar”. Hasta siempre Ollanta Humala y suerte para Nadine que le esperan muchos juicios.