Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

miércoles, 24 de noviembre de 2021

¿Vacancia presidencial? ¡Ya!

 


Arturo Castro

Desde el Gobierno de Ollanta Humala el Perú ha ingresado a un agujero negro político, económico y social, producto de muchos factores negativos que están influyendo en el escenario nacional; mientras tanto, en la cúspide se enseñorea la corrupción, esa pandemia maligna que está presente en las decisiones y actos de las nuevas autoridades.

Pareciera, como si todas las fuerzas del mal se hubieran puesto de acuerdo y hubieran apuntado sus tenebrosos rayos dañinos, nocivos, y perjudiciales sobre la nación peruana y lo que es más grave, precisamente, en el año en que deberíamos estar celebrando, aun en cada hogar, con orgullo patriótico nuestro bicentenario.

Pero, qué le podemos pedir al nuevo gobierno inaugurado el 28 de julio último, hace tres meses y días que Pedro Castillo está gobernando, y hasta el momento, debido a la inseguridad que se huele en el ambiente, nuestro país está paralizado económicamente, debido a los actos y pésimas decisiones del gobernante, que están llevando al país a un rumbo de no retorno. Parece que ponerse zancadillas y obstáculos es la característica fundamental de Perú Libre.

Pedro Castillo, viaja constantemente ha provincias, está presente en inauguraciones que no son de su nivel y en cada discurso ofrece “el oro y el moro” y no cumple. Sus discursos populacheros, contestatarios, cargado de mensajes confrontacionales, conflictivos, sembrando el odio, la inquina y agudizando las contradicciones existentes, no solo es perjudicial, pernicioso y nocivo para la unidad de la Nación, sino que separa más la brecha entre los peruanos.

No hay al interior del Gobierno algún asesor, que lo aconseje para buscar la unidad de los peruanos, “Quien siembra vientos, cosecha tempestades” dice un refrán y que no es otra cosa que, la advertencia de que todas nuestras acciones en la vida generan consecuencias. Castillo será consciente de ello. Por qué persistir entonces.

Cada día se deterioran las relaciones del Ejecutivo y el Congreso por las continuas provocaciones de Pedro Castillo, si esta situación polarizada entre dos poderes del Estado continúa, las difíciles relaciones entre ambos se deteriorarán, y el pueblo será el gran perjudicado; aunque a estas alturas de la situación, como se observa y se entiende el discurso presidencial, podría interpretarse como una provocación de Castillo al primer poder del Estado.

Para agravar esta situación el gobierno de Pedro Castillo se ha abierto un nuevo frente con la prensa, al amenazar la libertad de expresión y expresando que se abstendrá de entregar dinero la prensa que lo ataca, igual discurso al del ministro de energía y minas Eduardo González quien ha declarado hace unos días “Declararé a los medios que no me den problemas”.

Las armas vedadas, la diatriba, el chantaje y la amenaza están llevando a que el gobierno de Castillo, tenga un discurso controversial contra el Congreso y la prensa, porque si bien es cierto, el gobierno no tiene porqué subvencionar a las empresas periodísticas, es cierto también que, esta costumbre ha sido conveniente y abusivamente empleado por Vizcarra durante su gobierno y continuado por Sagasti, y  como es lógico los grandes conglomerados de la prensa nacional, se creen con el derecho a que el gobierno los siga subsidiando para poder sobrevivir a la crisis que padecen esas empresas.

Un presidente que continuamente apela al pueblo, ha asegurado que obedece solo al pueblo, al que reconoce como su único soberano, olvida el presidente que la Constitución actual por la que no juramentó, rige los destinos de nuestra patria y marca el derrotero hacia dónde se debe conducir la nave del Estado, para lograr su crecimiento, desarrollo, consolidación, mediante políticas de Estado en cada campo, las que se convierten en las líneas o vigas maestras de la política general del Estado peruano.

El rumbo del Estado peruano que le permitió momentos grandes de crecimiento a lo largo de estos veinticinco años está en peligro, está a un paso de convertirse en polvo para los buitres, por ese deseo vehemente del presidente Castillo de cambiar la Constitución del 93 por otra de corte comunista, mediante una asamblea constituyente.

A todas luces una pésima decisión, en momentos tan difíciles que atraviesa el país por el recrudecimiento de la pandemia y por el inicio comprobado de la tercera ola y como ya es costumbre no se ha previsto al parecer nada desde el punto de salud.

Castillo, no cejará en conducir a nuestro país al abismo en cuyo fondo está el comunismo que tanto daño le ha hecho a Cuba y a Venezuela, amenazando de igual manera a la Argentina, otrora país poderoso y Chile que todavía no consolida su desarrollo y crecimiento, y donde por el momento de abre una esperanza con el resultado de las últimas elecciones.

Parece que Castillo, no está en sus cabales, pretendiendo una política de Estado para meternos en un proyecto totalitario que incluye el cambio de Constitución por una de corte comunista en donde el rol del Estado no será el subsidiario, sino tendrá un protagonismo que, a la larga, mutilará las libertades existentes en nuestro país y especialmente la iniciativa privada, las inversiones internacionales, agravando la situación política, económica y social de nuestro Perú.

Así, si esa es la intención que está en la mente Castillo, Bernedo, Bellido y todos sus seguidores, qué se debe hacer. Esperar, con los brazos cruzados en actitud contrita, que llegue la guadaña del comunismo, la guillotina de la tiranía; o el pueblo sacará las fuerzas del interior de su espíritu y se opondrá democráticamente en las calles hasta vacar a Castillo con la fuerza de la razón y llevando como bandera la defensa de la Democracia.