“Con las bayonetas puede
hacerse todo, menos una cosa, sentarse encima de ellas”
Talleyrand.
Fiel a su estilo confrontacional
y violencia ideo-política, Gregorio Santos implosionó y mandó al tacho el diálogo que sostenía con los sacerdotes Cabrejos y Garatea.
La razón que invocó es, la ampliación por 30 días más del Estado de Emergencia,
que suspende las garantías constitucionales en 3 provincias de la Región Cajamarca.
El poder que demuestra
Santos en su enfrentamiento con el gobierno central, ya ha enterrado a dos
Consejos de Ministros del gobierno de Humala. Se han producido muertes y
pérdidas económicas ingentes en Cajamarca. El sector más afectado es el minero
y sigue el turismo y los negocios afines. Todos pierden en Cajamarca con la
persistente y anacrónica obstinación del señor Santos.
Parece que Santos está
llevando a su Región al despeñadero. Provocando y buscando enfrentamiento al
violar el Estado de emergencia. Más muertes y violencia para justificar su
medida extremista que afecta a cientos de miles de cajamarquinos, quienes
equivocadamente han seguido sus consignas y lo han apoyado, muchos de ellos sin
saber por qué.
¿Ignora el señor Santos que
para mantener el poder se necesita algo más que la violencia, y la coacción?
Consideramos que no. Al parecer, sus cálculos políticos se irían al abismo
si tuerce al brazo frente al gobierno central y su proyecto político fracasaría
aún antes de haber iniciado la recolección de firmas para la inscripción de su partido para los comicios del 2016. No es
legítimo que su interés personal o de grupo, prevalezcan frente a los intereses
de la colectividad que lo ha elegido.
Frente a los hechos en el
escenario cajamarquino, cabe preguntarse si ¿Gregorio Santos ejerce un gobierno
legítimo en su Región?, porque hasta donde viene demostrando, no respeta las
reglas fijadas por la democracia y respetada por todos los gobernados, por sus votantes.
Según Guglielmo Ferrero la
legitimidad tiene un desafío preocupante en la impostura política. Es tan
preocupante como una revolución, “la impostura, la mentira, la falsificación,
el fraude querido y consciente del espíritu de legitimidad” son peligrosos en política. Porque produce una
grave confusión en sus seguidores, “la mentira en política se traduce en vacío,
en la nada” y conduce al desastre.
Gregorio Santos estaría
conduciendo los destinos de su Región de acuerdo a sus propias reglas. Presumimos,
por la serie de denuncias al respecto, están utilizando la amenaza y la
coacción para mantener inmovilizada a Cajamarca, degenerando su legitimidad por
emplear la fuerza, para someter a su pueblo a sus viles intereses políticos y desafiando
las disposiciones del Poder Central.
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