Chile, adquiere pertrechos, municiones y buques de guerra a Inglaterra en
1879.
El 14 de febrero de 1879
Chile invade territorio boliviano de Antofagasta y para ello utiliza 300
hombres de artillería de la marina chilena, quienes no encontraron resistencia
en los pocos miembros de la policía boliviana que custodiaban los intereses de
este país.
El general chileno Cornelio
Saavedra Rodríguez, es recordado junto a Del Canto, Gorostiaga, Gregorio
Urrutia Venegas y Basilio Urrutia
Vásquez, por haber participado entre 1860 y 1865 en la campaña de pacificación
en la Araucanía. Fueron acusados de graves violaciones de DDHH, genocidio,
cuatrerismo e incendio de viviendas de los mapuches.
Miguel Gómez S. en su
artículo Coronel CORNELIO SAAVEDRA: ¿HEROE
O GENOCIDA?, dice “Cornelio Saavedra es el mismo que se hizo famoso porque dijo que la
conquista de la Araucanía le costó más mosto que pólvora. Al cinismo, sumó
falsedad pues las víctimas del pueblo mapuche fueron incontables: hombres,
mujeres y niños”.
Excepto Gregorio Urrutia, el
resto participó directa o indirectamente en la guerra contra Perú.
El 3 de marzo de 1879, un
mes antes de declararle la guerra al Perú, Chile había encargado la adquisición
de municiones y buques a Inglaterra, con la finalidad de tener abastecidas sus naves, para una guerra que ya habían iniciado
contra Bolivia por los diez centavos de impuestos más caros de la historia y
prolongaría geográficamente contra su odiado y envidiado enemigo, el Perú.
En telegrama N° 371 de 3 de
marzo de 1879, el general Cornelio Saavedra Rodríguez Ministro de Guerra y
Marina, que le dirige al Ministro Plenipotenciario de Chile en Francia y Gran
Bretaña, le expresa “Paso a manos de V.S., una lista de municiones y pertrechos de guerra,
que creo indispensable se adquieran a la brevedad posible, para formar en
arsenales el depósito de donde puedan surtirse los buques de la escuadra”. (1)
Los pedidos urgentes no
tenían otro interés que, dotar a sus naves de municiones para sus cañones, de
acuerdo a las especificaciones técnicas de sus fabricantes ingleses de la compañía
Armstrong. También envía una solicitud de planchas de Zinc para cambiar el
forro de sus blindados.
En el telegrama N° 379 de 4
de marzo, le expresa al embajador chileno en Francia, que el gobierno ha
acordado construir en Inglaterra dos naves modernas, para reforzar su escuadra,
entre ellas, dos cañoneras y una lancha lanza-torpedos. Para este cometido
Cornelio Saavedra remite un informa adjunto, en el que se considera el tipo y
las condiciones esenciales que deben reunir las cañoneras, especialmente el
precio, “Según los datos consignados en ese informe, se hace subir el precio de
las dos cañoneras a 250,000 pesos, y aun a 300,000 pesos, y es de presumir que
realmente ese costo no pase de esta última suma, dado el precio que tuvieron
los buques argentinos del mismo tipo que se construyeron en 1875”. (2)
De igual manera, para
controlar la construcción de las naves y que se respete las especificaciones
técnicas y características tácticas de las mismas, el gobierno chileno nombra a
dos marinos “… al capitán de navío, graduado, don Luis Lynch Zaldívar y su ayudante
el teniente 1°, graduado, Don Luis A. Lynch”. Este último su sobrino.
En el portal Armada de
Chile, leemos lo siguiente “Siendo Capitán de Navío, Luis Alfredo Lynch
fue enviado a Europa y se hallaba en París como jefe de la Comisión naval
chilena, cuando se produjo la Guerra del Pacífico, contra Perú y Bolivia.
Durante el conflicto desarrolló una labor extraordinaria, incansable,
inteligente y sagaz cooperando al Ministro Alberto Blest Gana, en París, en
desbaratar los esfuerzos peruanos en la adquisición de buques y material bélico”.
El 20 de junio de 1879
Basilio Urrutia Ministro, envía el telegrama N° 1153 al Ministro
Plenipotenciario de Chile en Argentina, en el que acepta la recomendación para
la construcción de una sola cañonera en Inglaterra en remplazo de las dos
originariamente pedidas, “El Gobierno acepta la idea propuesta por
V.S., en telegrama del 14 del presente mes, de construir una sola cañonera de
mil toneladas, casco de acero, con armamento poderoso y quince millas de
marcha, en vez de las dos naves a que se refieren las indicaciones de 4 de
marzo, a pesar de que el precio indicado para dicha cañonera excede en cien mil
al de estas dos naves”. (3)
Y Chile nunca se preparó
para la guerra contra Bolivia y Perú, así lo han asegurado los propios chilenos,
tal como en la actualidad, en que han comprado armas y equipos de última
generación por valor de 10,000 millones de dólares. Con seguridad para
almacenarlas y mostrarlas en los desfiles.
¿Qué les parece?
Notas:
Ahumada, Pascual. GUERRA DEL
PACÍFICO. T V. Apéndice, Pág. 3. Edición 1888. Valparaíso. Imprenta y librería
AMERICANA de Federico T. Lathrop.
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