¡Tarapacá!, la inmensa Pampa del
Tamarugal, el pequeño pueblo a la vera del río Pachica, el valle angosto, la
quebrada silenciosa, dominada a todo lo largo y a ambos lados por pendientes
escabrosas. Los cerros Redondo y Tarapacá, la cuesta Visagra al sur del pueblo,
los poblados Huara-Sina, San Lorenzo y Quilla-Huasa, fueron mudos testigos de
la violenta batalla.
El 27 de noviembre de 1879,
nuestras tropas lograron una inobjetable victoria en Tarapacá sobre el enemigo.
Esta épica jornada, es uno de los hitos más importantes y memorables, sino el
único, que en la campaña terrestre brilló y brillará majestuosa para la
posteridad. Nuestras fuerzas se dirigían a Arica, luego del desastre de la
batalla de San Francisco.
8 de la mañana, el campo de
batalla, los hombres decididos avanzan en pos del enemigo, las armas en ristre
y las bayonetas caladas, y el choque es violento. A un lado fuerzas chilenas:
Santa Cruz, Arteaga y Ramírez, frente a ellos, las peruanas: Ríos, Cáceres,
Bedoya, Bolognesi, Dávila y Castañón, según croquis de Cáceres.
5 y 30 de la tarde, la batalla
terminó con la victoria nacional, sobre los cerros quedaron los cadáveres de ambos bandos. Se trasladaron
y curaron los heridos, se capturó 61 prisioneros chilenos y armamento, entre
ellos 8 cañones que las fuerzas patriotas enterraron en la arena, por no
disponer de acémilas para trasportarlos.
Andrés Avelino Cáceres, héroe de
Tarapacá y de la resistencia peruana en la aciaga Guerra del Pacífico, está
vigente. Cáceres es el titán de la batalla, en sus brazos muere su hermano Juan.
Tarapacá, un remoto lugar con características singulares en terreno y
condiciones atmosféricas. Las tropas peruanas superaron con grandeza sus
limitaciones, sobreponiéndose a sus calamidades, al abandono gubernamental por
siempre y vencieron a las tropas enemigas,
con esfuerzo tenaz.
Tarapacá, es un ejemplo que quedará
indeleble en la memoria de los peruanos. Las tropas nacionales combatieron de
manera bravía y heroica. El enemigo se había posicionado de las alturas que
dominaban el pueblo y las posiciones peruanas. Las páginas de heroísmo las
escribieron hombres de moral alta y férreo patriotismo. El enemigo en mayor
número y mejor equipado fue vencido, se retiró del campo de batalla hacia el
cerro Minta perseguido de cerca por las tropas de Cáceres. Mariano Santos Mateo
en la memoria heroica, tomó del enemigo el Estandarte del 2º de Línea.
Han transcurrido 133 años de esta
victoria de la infantería peruana. Por todas estas consideraciones, por el
valor y patriotismo demostrado en el campo de batalla, el 27 de noviembre de
cada año ha sido instituido como el día de la Infantería del Ejército de Perú y
el Mariscal Andrés Avelino Cáceres es reconocido como su ilustre patrono.
¡Loor a Cáceres! Hoy y siempre.
Notas y Croquis: Cáceres. Andrés. Memorias de la guerra. Biblioteca Militar del Oficial del Ejército N° 40. Edic.1976.
No hay comentarios:
Publicar un comentario