No le faltaba razón a Umberto Jara para titular a una de sus obras
“Historia de dos aventureros”, refiriéndose al ex presidente Alejandro Toledo y
a su esposa Eliane Karp. En las primeras páginas de su obra Jara nos relata un
episodio de la vida de Toledo; pero, al mismo tiempo, se encarga de crear la
duda respecto a que el relato de Toledo no tenía testigos, por tanto, no se
tenía la certeza de que realmente haya sucedido.
“Le voy a contar. Cuando era niño, un día, mientras
pastaba mis ovejas, vi en el cielo un rayo de luz intensa que me conmocionó.
Era muy niño para dar explicación a esa visión fulgurante. Pero en mi corta
edad llegué a concebir que esa luz intensa me daba una fuerza inusitada, un
sentimiento de rebeldía, de inspiración contra la injusticia. Ese día decidí
rebelarme contra la pobreza. Después, estando en Stanford, decidí prepararme
para alcanzar grandes alturas. Decidí tentar la Presidencia de la República”. (1)
El ex presidente Alejandro Toledo, desde el inicio de su vida, ha hecho
de la mentira un arte, un modus vivendi y modus operandi muy particular. Por
ello, no sorprende a nadie que, se victimice, ahora que se le ha denunciado por
recibir de Odebrecht, nada menos que US 20 millones de dólares, después de
haber regateado su pedido de 35 millones.
Recordemos algunas perlas del expresidente: “El paso de Toledo por Stanford
sin haber obtenido el título de Economista; los dos millones de dólares que
ganó en CLAE por su relación con Carlos Manrique; sus vínculos secretos con
Vladimiro Montesinos desde 1994 hasta el año 2000; el trasfondo de la
falsificación de firmas de Perú posible; las negociaciones con emisarios de
Montesinos y millonario soborno para fingir una renuncia a la segunda vuelta
electoral del año 2000; la confesión en un hotel de Miami sobre el video
Kouri-Montesinos y la verdadera historia de los falsos patriotas; la caída de Montesinos
y el extraño viaje de Toledo a Washington; las pruebas sobre su conducta
libertina, etc.”. (2)
¡Qué tal cuajo! Se hace el desentendido, como que no sabe nada del
asunto, se victimiza se hace el pobrecito, el perseguido, el atacado, para
apelar a la conmiseración de la opinión pública y de los pocos engañados que
aún creen en él y demoniza a Keiko Fujimori y su padre, a quienes hace
responsable de sus problemas.
No nos llama la atención que luego de guardar prudente silencio, obedeciendo
un plan para limpiar su imagen, ha dado una conferencia, en la que fiel a su
estilo, ha mentido desde el inicio. Cuál es la finalidad, de esta acción, dejar
sentado que es un perseguido político, “mentir, mentir que algo queda” y sembrar
la duda. ¿Toledo sufre de alucinaciones? Además de dejar sentada una velada amenaza
contra el presidente PPK.
Qué ha dicho Toledo, respecto de su situación “Hoy día soy un perseguido
político y me quieren desaparecer del cuadro para que no impida la próxima
elección de Keiko Fujimori”. Cómo creer a un personaje que se ha movido
por terreno movedizo, por ciénagas y pantanos llenos de mentiras y falsedades
desde el inicio de su vida.
“En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso”, reza un antiguo
aforismo. Ustedes pueden aceptar tremenda patraña, tremendo embuste. Él sabe,
perfectamente que, sobre su testa, pende una orden de prisión preventiva y
captura internacional, presuntamente por haber recibido US $20 millones de la
constructora brasileña Odebrecht. Adicionalmente, es requerido por la justicia
peruana por el caso Ecoteva.
Alejandro Toledo arguye a su favor, tratando de dejar sentado el
sacrifico hecho por su persona, al afirmar que ni Keiko Fujimori ni su padre,
el injustamente encarcelado expresidente Alberto Fujimori, lo han perdonado por
“bajarse”, en referencia a la caída del gobierno de Fujimori el año 2000. Por
supuesto que esto está a muchos años luz de la realidad.
El gobierno de Estados Unidos y no los políticos peruanos de oposición,
dieron fin al gobierno de Fujimori. Toledo en esos momentos se “encontraba
en el hotel Biltmori de Miami disfrutando en una suite, cuando Montesinos
partió a Panamá, Toledo viajó a disfrutar del otoño en Washington”, (3) lejos del mundanal ruido y buscando no comprometerse
en estos hechos.
En setiembre de 2000, un video sacado de los archivos secretos del ex Servicio
de Inteligencia Nacional (SIN), en poder de Germán Barreda Inan (el Patriota), se
paseaba entre políticos, periodistas, oportunistas, buscando anclar previo pago
de US $ 100, 000 dólares, para su posterior difusión. Se trataba del denominado
Vladivideo Kouri-Montesinos, que finalmente sería la “bomba” que traería abajo
el régimen de Fujimori.
La caída de Vladimiro
Montesinos fue el resultado de las debilidades humanas: deseo de venganza,
rencor, envidia, miedo u obtención de una ventaja; fielmente aprovechados como
una estrategia por los servicios de inteligencia “generar un resultado utilizando
a terceros elegidos por las hendiduras de la condición humana”.
Cuando el Castillo se
construye sobre una base fofa, encofrada en mentiras y falsedades, el viento de
la verdad lo samaquea a su libre albedrío, con violencia y finalmente lo
derrumba. Alejandro Toledo debería regresar al país y someterse a la justicia;
pero, bien sabemos que no va a regresar, no tiene la entereza moral ni la
valentía que se atribuyó cuando según él, lideró la marcha de los “cuatro suyos”.
Notas: (1), (2) y (3)
Jara, Umberto.
Historia de dos aventureros.
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