Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

lunes, 29 de mayo de 2017

Mitómano y dipsómano hasta el fin de sus días

  

No le faltaba razón a Umberto Jara para titular a una de sus obras “Historia de dos aventureros”, refiriéndose al ex presidente Alejandro Toledo y a su esposa Eliane Karp. En las primeras páginas de su obra Jara nos relata un episodio de la vida de Toledo; pero, al mismo tiempo, se encarga de crear la duda respecto a que el relato de Toledo no tenía testigos, por tanto, no se tenía la certeza de que realmente haya sucedido.

“Le voy a contar. Cuando era niño, un día, mientras pastaba mis ovejas, vi en el cielo un rayo de luz intensa que me conmocionó. Era muy niño para dar explicación a esa visión fulgurante. Pero en mi corta edad llegué a concebir que esa luz intensa me daba una fuerza inusitada, un sentimiento de rebeldía, de inspiración contra la injusticia. Ese día decidí rebelarme contra la pobreza. Después, estando en Stanford, decidí prepararme para alcanzar grandes alturas. Decidí tentar la Presidencia de la República”. (1)

El ex presidente Alejandro Toledo, desde el inicio de su vida, ha hecho de la mentira un arte, un modus vivendi y modus operandi muy particular. Por ello, no sorprende a nadie que, se victimice, ahora que se le ha denunciado por recibir de Odebrecht, nada menos que US 20 millones de dólares, después de haber regateado su pedido de 35 millones.

Recordemos algunas perlas del expresidente: “El paso de Toledo por Stanford sin haber obtenido el título de Economista; los dos millones de dólares que ganó en CLAE por su relación con Carlos Manrique; sus vínculos secretos con Vladimiro Montesinos desde 1994 hasta el año 2000; el trasfondo de la falsificación de firmas de Perú posible; las negociaciones con emisarios de Montesinos y millonario soborno para fingir una renuncia a la segunda vuelta electoral del año 2000; la confesión en un hotel de Miami sobre el video Kouri-Montesinos y la verdadera historia de los falsos patriotas; la caída de Montesinos y el extraño viaje de Toledo a Washington; las pruebas sobre su conducta libertina, etc.”. (2)

¡Qué tal cuajo! Se hace el desentendido, como que no sabe nada del asunto, se victimiza se hace el pobrecito, el perseguido, el atacado, para apelar a la conmiseración de la opinión pública y de los pocos engañados que aún creen en él y demoniza a Keiko Fujimori y su padre, a quienes hace responsable de sus problemas.

No nos llama la atención que luego de guardar prudente silencio, obedeciendo un plan para limpiar su imagen, ha dado una conferencia, en la que fiel a su estilo, ha mentido desde el inicio. Cuál es la finalidad, de esta acción, dejar sentado que es un perseguido político, “mentir, mentir que algo queda” y sembrar la duda. ¿Toledo sufre de alucinaciones? Además de dejar sentada una velada amenaza contra el presidente PPK.
                                              
Qué ha dicho Toledo, respecto de su situación “Hoy día soy un perseguido político y me quieren desaparecer del cuadro para que no impida la próxima elección de Keiko Fujimori”. Cómo creer a un personaje que se ha movido por terreno movedizo, por ciénagas y pantanos llenos de mentiras y falsedades desde el inicio de su vida.

“En boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso”, reza un antiguo aforismo. Ustedes pueden aceptar tremenda patraña, tremendo embuste. Él sabe, perfectamente que, sobre su testa, pende una orden de prisión preventiva y captura internacional, presuntamente por haber recibido US $20 millones de la constructora brasileña Odebrecht. Adicionalmente, es requerido por la justicia peruana por el caso Ecoteva.

Alejandro Toledo arguye a su favor, tratando de dejar sentado el sacrifico hecho por su persona, al afirmar que ni Keiko Fujimori ni su padre, el injustamente encarcelado expresidente Alberto Fujimori, lo han perdonado por “bajarse”, en referencia a la caída del gobierno de Fujimori el año 2000. Por supuesto que esto está a muchos años luz de la realidad.

El gobierno de Estados Unidos y no los políticos peruanos de oposición, dieron fin al gobierno de Fujimori. Toledo en esos momentos se “encontraba en el hotel Biltmori de Miami disfrutando en una suite, cuando Montesinos partió a Panamá, Toledo viajó a disfrutar del otoño en Washington”, (3)  lejos del mundanal ruido y buscando no comprometerse en estos hechos.

En setiembre de 2000, un video sacado de los archivos secretos del ex Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), en poder de Germán Barreda Inan (el Patriota), se paseaba entre políticos, periodistas, oportunistas, buscando anclar previo pago de US $ 100, 000 dólares, para su posterior difusión. Se trataba del denominado Vladivideo Kouri-Montesinos, que finalmente sería la “bomba” que traería abajo el régimen de Fujimori.

La caída de Vladimiro Montesinos fue el resultado de las debilidades humanas: deseo de venganza, rencor, envidia, miedo u obtención de una ventaja; fielmente aprovechados como una estrategia por los servicios de inteligencia “generar un resultado utilizando a terceros elegidos por las hendiduras de la condición humana”.
Cuando el Castillo se construye sobre una base fofa, encofrada en mentiras y falsedades, el viento de la verdad lo samaquea a su libre albedrío, con violencia y finalmente lo derrumba. Alejandro Toledo debería regresar al país y someterse a la justicia; pero, bien sabemos que no va a regresar, no tiene la entereza moral ni la valentía que se atribuyó cuando según él, lideró la marcha de los “cuatro suyos”.
Notas: (1), (2) y (3)
Jara, Umberto.  Historia de dos aventureros.


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