Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

viernes, 19 de octubre de 2012

El túnel del tiempo. El viaje de Mariano Ignacio Prado a Europa.






















El domingo 2 de Mayo del 2010, en  el Dominical de El Comercio, Martha Meier Miro Quesada escribió el artículo “La verdad de un viaje (Mariano Ignacio Prado)”

“Una leyenda negra se tejió alrededor del viaje del general Mariano Ignacio Prado. Su salida del país fue para comprar armas para enfrentar a Chile. Con la calumnia, sus opositores pretendieron evadir la responsabilidad de la derrota y anular el futuro político de la descendencia del general. Aquí la verdad que algunos siguen intentando tergiversar”.

No es nuestra intención desenterrar temas controversiales, lo que nos anima es informar a nuestros lectores. Hacer conocer cómo sintió el pueblo peruano este viaje de Prado desde la óptica del mismo decano de la prensa nacional. Además, los lectores deben tener la versión de una fuente de información directa, para poder contrastar y sacar su propia conclusión.

Transcribimos el editorial correspondiente al ejemplar de El Comercio del día lar del día 19 de diciembre de 1879. 

“No creemos que haya quien de buena fe tome a lo serio el decreto expedido por el general Prado en los momentos de emprender su viaje a Europa; viaje que, por otra parte, tiene todos los caracteres de una fuga. Podemos aceptar, cuando más, que la infatuación que ha dominado siempre al malhadado general, lo haya inducido a engañar su propia conciencia, procurando halagarse a sí mismo con la esperanza de que la presencia del Presidente del Perú en Europa podía contribuir de una manera eficaz a la adquisición de importantes elementos de guerra; pero no habrá hombre de sentido común que espere en realidad semejante ventaja del viaje tan sigilosamente preparado y que tan honda sorpresa ha producido en el público”.

“El general Prado es uno de los hombres menos a propósito para desempeñar la comisión que sirve de pretexto al abandono que hace del país en estas circunstancias: no brilla, ciertamente, por su talento; carece de ilustración; no posee otro idioma que el castellano; y sus relaciones personales en Europa se encierran dentro del estrecho círculo de los peruanos allí residentes. ¿A que va, pues, el general Prado? ¿Qué adelanta el país con su viaje?”.

Si ha creído que su título de Presidente del Perú puede servir de algo en Europa; allí tenemos hace largo tiempo a uno de los vice-presidentes de la república, que para el caso tanto vale. Y si el señor Canevaro, con sus relaciones personales y mercantiles, con el prestigio de sus caudales, con su actividad por todos reconocida no ha podido conseguir todo lo que deseaba, a pesar de sus extraordinarios esfuerzos, ¿lo conseguirá un hombre de las cualidades negativas que el general Prado?”.

“Pero es inútil que nos esforcemos en probar lo que no necesita prueba alguna: el viaje del general Prado no significa otra cosa que una vergonzosa deserción”.

“Se ha hablado, sin embargo, desde hace largo tiempo de una seria enfermedad que aquejaba al general Prado: varias personas que lo han visto en los últimos días, aseguran que se notaban ya en él marcados síntomas de perturbación mental. ¿No debería buscarse en este hecho la causa determinante del extraordinario acontecimiento realizado ayer?”.

Creemos que sí. El general Prado puede ser un mandatario inepto, un ciudadano desleal; pero no hay razón para juzgarlo como un padre desnaturalizado; y se necesita que los sea, para que, estando en su juicio, haya abandonado su familia dejándola expuesta a los peligros de la situación que podía haber creado la indignación que debía producir en el público su incalificable viaje”.

“Juzgando racional y cristianamente al general Prado, es preciso convenir en que ha perdido el juicio. De otro modo, se nos presentaría el hombre que hasta ayer ha regido los destinos del país, como un monstruo de perfidia, de egoísmo, de degradación”.

“Si las patrióticas advertencias pudieran ser aun escuchadas por el Vicepresidente de la República; si la voz del país aunados para oír en la estancia del que hoy está en el poder; si un momento de reflexión iluminará el espíritu del general La Puerta, despertando en él el sentimiento de los grandes peligros que en estos supremos instantes amenazan hundir a la Nación en un abismo de vergüenza comprometiendo su misma existencia; habría la esperanza de ver constituido un nuevo Gobierno que expresara, no los afectos del jefe del Estado, que es lo que nos ha perdido, sino lo del país; que representara, no las pasiones egoístas  de unos cuantos, sino los grandes intereses nacionales; no el deseo de mandar, sino el de buscar la victoria sobre el enemigo, o el aniquilamiento del Perú defendiendo su honor y su integridad”.   

1 comentario:

JC dijo...

Estimado Arturo
Las circunstancias históricas nos fueron adversas, el viaje de Prado fue a todas luces un grave daño para el país, la hoja del diario El Comercio, de esa fecha, que presentas en este reportaje es importante, también señala en la parte financiera que el Salitre y el Guano eran lo mas rentable en ese momento, señala la renuncia de los ministros de estado y de manera escrita deja por sentado demandas de fortificación inconclusa en la plaza de Lima de ese tiempo.

A ello y de otras fuentes, como marco teórico de este caso, se añaden los transcritos comunicados por el embajador de los Estados Unidos sobre el viaje quien consideró el significado de "traición" y los comentarios sobre los "errores" de los reportes del diario El comercio de ese tiempo en el sentido que no viajo a la hora que se dijo, que no lo hizo con una embarcación norteamericana sino con una inglesa, etc, etc.

Circunstancias que a mi limitado modo de ver apuntan a que los resultados de este suceso histórico son el resultado de improvisaciones del gobierno, en sus comunicaciones, en los medios de la época y que hasta podrían tejerse otras tramas mayores. Riesgos que hoy también aquejan a nuestros actuales representantes oficiales, y que están más cerca que a la vuelta de la esquina.
Un abrazo
JC