Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Está amenazada nuestra endeble democracia?

"El hombre es animal sociable (político) por naturaleza y el único con el don de la palabra y discernimiento".

Aristóteles.

El mandatario de la república, ha convocado a elecciones presidenciales para el 10 de abril de 2011, en cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 118°, inciso 5 de nuestra Constitución Política.

Así, de cara a las próximas elecciones presidenciales, mientras los partidos y frentes reajustan sus planchas presidenciales y sus listas congresales, asistimos a la publicación de encuestas con favoritismos sospechosos y presumimos manipulados que veladamente orientan e inducen a la población para favorecer a un candidato. De paso, pincharle la llanta con un clavo de acero de 20 pulgadas al candidato nacionalista, para que se desbarranque.

Entendemos, la democracia es imperfecta; pero, es la mejor forma de gobierno conocida, porque permite el ejercicio de los derechos ciudadanos, especialmente cuando se ejecuta el contrato social. Por este contrato, en cada elección popular, cada uno de los ciudadanos le entrega su voto al elegido, para que en su nombre ejerza su mandato, su “Imperium”.

Como bien conocen, el término democracia proviene del griego y significa: “Poder del Pueblo”. Llegado a este punto nos planteamos esta pregunta ¿Por qué es deseable la democracia en una sociedad como la nuestra?

Según el Magister Antonio Luna Bazo porque “garantiza los derechos ciudadanos y la libertad, la autodeterminación, da una mayor responsabilidad en las decisiones, fomenta la igualdad política, favorece el desarrollo de la paz y tiende a generar una mayor prosperidad general”.

¿Hasta que punto todo esto es cierto? No lo podemos precisar, porque nuestra democracia es frágil, endeble y hasta donde percibimos, se siente amenazada. Recordemos lo que Alan García declaró a los medios de comunicación en un rapto de sinceridad el año 2009, “En Perú el presidente tiene un poder, no puede hacer presidente al que él quisiera, pero sí puede evitar que sea presidente quien él no quiere. Yo lo he demostrado.” (24/03/09)

Y debemos agregar lo expresado por Jaime Bayly en su columna, “Luego García dijo algo que me pareció gravísimo: que si el señor Humala gana las elecciones, él propiciará un golpe de Estado e impedirá, quebrantando la ley, que Ollanta Humala sea presidente. “Aunque me metan preso, Humala no será presidente”, se pavoneó García”. (Perú21. 6-12-10). Jaime Bayly se ratificó al día siguiente.

Si lo expresado por Bayly es cierto, no podríamos entender la participación en este proyecto a todas luces descabellado, de militares y policías tan maltratados, vilipendiados y vituperados por este gobierno. Los uniformados serían utilizados políticamente para un proyecto personalista de Alan García. Servirán como conejillos de indias, comparsas y chivos expiatorios. Nada bueno para el país saldría de este proyecto.

Consideramos que Alan García se equivoca. Los militares saben perfectamente su rol constitucional y no pisarán el palito. El presidente antes de dejar el gobierno, debería preocuparse en dar solución a los graves problemas económicos del personal de las FFAA y PNP y a la Caja Pensión Militar Policial, que según informaciones solo tiene dinero para pagar pensiones hasta este mes.

Precisamente amparados en la Constitución vigente, comprendiendo el importante rol de las FFAA y PNP en la preservación, protección de la democracia y en el libre ejercicio de la libertad, ha nacido al calor de las movilizaciones, sacrificadas marchas y reclamaciones del personal en retiro de las FFAA y PNP, sus viudas y discapacitados, la necesidad de establecer puentes de entendimiento y entablar conversaciones con los partidos políticos.

Ha llegado la hora de escuchar los planteamientos, el contenidos de los planes de gobierno de los candidatos, sobre la grave situación económica, que atraviesa la familia militar-policial desde hace dos décadas. No se deben aceptar más promesas a futuro, no se debe firmar una carta en blanco. Con la mala experiencia del gobierno aprista, toda promesa política debe dar lugar a un compromiso escrito por el candidato que plantee una solución justa y equitativa. Se debe comprometer la participación de uniformados en las listas congresales.

La familia militar-policial necesita conocer objetivamente de boca de los diferentes candidatos a la presidencia, cómo, de qué forma y en qué plazo plantean solucionar este grave problema, que el gobernante de turno no ha tenido la menor intención, ni decisión política de solucionar en su segundo mandato. ¿Esperarán los soldados y policías pacientemente, sentados y con la diestra extendida su proyectado tercer mandato el 2016? Solo recibirán un nuevo portazo en sus narices.

Las organizaciones de las FFAA y PNP en situación de retiro, con las viudas, discacitados y licenciados, son un gran caudal electoral que bien quisiera cualquier partido y a no dudarlo en estos momentos en que las encuestas están en pleno movimiento, se les requerirá interesadamente, porque conforman un gran frente, unido y fuerte para entablar conversaciones con los diferentes partidos políticos.

En este contexto, nos complace sobremanera que personalidades como el Almirante Jorge Montoya ex presidente del CCFFA, en declaraciones a una emisora local, ha expresado el enorme interés que existe al interior de las organizaciones del personal en retiro y la firme intención de participar como actores políticos colectivos en estas justa electorales presidenciales.

El potencial superior al millón y medio de votos, avala esta intención y podría decidir la campaña electoral próxima. ¿Quién lo duda?

Pero, valgan verdades, en esta página y en ediciones anteriores, se propuso ese derrotero, en vista que las reclamaciones de los militares y policías nuevamente por desidia de la clase política y tecnócratas de economía caía por enésima vez en saco roto. El voto de los uniformados de ninguna manera irá a favor de la candidata aprista.

Aún está en nuestras retinas cómo los veteranos militares y policías, viudas y discacitados, caminaban en el desierto de cemento candente evocando a Moisés en busca de tierra prometida. En otras ocasiones estaban arando en el mar infructuosamente y en otras iban con las manos extendidas de Herodes a Pilatos. Hasta que los responsables se lavaron las manos y todo quedó en nada. Así es el maltrato que reciben los uniformados y sus familiares de los políticos de turno.

El Estado está en deuda con quienes dejaron su sacrificio, sangre en parajes andinos y selváticos, consumiendo su vida preciada por defender esta democracia y los valores de nuestra heredad, cuando nuestro país era considerado inviable.

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