Estamos en la recta final del megajuicio al ex presidente Alberto Fujimori y desde la semana pasada algunos medios de comunicación, han emprendido la etapa de saturación en el marco de la campaña de saturación de guerra psicológica, que se inició desde que Fujimori fue extraditado de Chile y ha continuado sostenidamente durante todo el desarrollo del juicio.
Esta campaña tiene por finalidad llevar a la cúspide la presión mediática, para hacer del ex presidente “culpable de violación de derechos humanos” y ejercer una presión sicológica, no solo para impregnar en la opinión pública nacional el sentimiento de culpabilidad, sino también lograr su cometido con el gran jurado. Declarar culpable a Fujimori.
Por otro lado, con una maquinaria organizada en base a una aplanadora con plataformas de buldóceres judiciales, César Nakasaki inició el vendaval de argumentos jurídicos que traerá por los suelos el discurso de la Fiscalía y de los abogados de la parte civil, que hasta la semana pasada nos tuvieron con el sonidito monocorde de la autoría mediata y dominio del hecho, y que además en su debilidad jurídica, no encontraron mejor argumento que insultar al ex presidente.
Se rompieron los fuegos y todos coinciden en que fue muy necesaria la descripción del escenario político, social y económico, que vivía nuestro país a fines de los ochenta y principios de los noventa del siglo pasado. Un país que se desangraba diariamente, que ingresaba a un caos generalizado. En resumen un país inviable y catalogado como un peligro para la paz de la Subregión. ¿Recuerdan?
Porque valgan verdades, no es lo mismo juzgar al ex presidente por sus acciones políticas hoy, con la tranquilidad y paz en todo el ámbito nacional que viven millones de peruanos, que haber tomado la sabia decisión, para acabar con la subversión en la década de los noventa del siglo pasado, en medio de una violencia casi generalizada, con atentados terroristas en casi todo el país. El gran jurado debe tener en consideración este análisis al momento de dar su decisión.
Esto en razón a que, gran parte de la actual población joven del país, no vivió las acciones de la barbarie terrorista, conocen superficialmente lo que sus padres les han referido. Una gran mayoría de peruanos que hoy viven, trabajan, se divierten y gozan de la vida, en un clima de paz y tranquilidad, prefieren mostrar indiferencia y lo que es peor, olvido.
Tenemos la percepción que los atacó de pronto el virus de la amnesia, viven en medio de un sopor etéreo que los domina y aplana sus recuerdos de hechos y acciones execrables y violentas realizadas por SL y el MRTA, contra un pueblo asustado, limitado en sus libertades y desconfiado, porque el Estado había renunciado a satisfacer la seguridad que más de 20 millones de peruanos, reclamaban.
César Nakasaki fue sincero al reconocer que el juicio mediático había impregnado en la mente de la población que “Fujimori es culpable” y además que lo tenía perdido. Nakasaki es consciente que la única forma de ganar este inédito y singular juicio y torcer la influencia de la prensa que se ha declarado enemiga a Fujimori, es una tarea de titanes y solo logrará deshilvanando toda la trama que ha creado la fiscalía y la parte civil, con ayuda de la prensa amiga.
Recordemos que las principales universidades San Marcos, La Cantuta, Huamanga, UNC, así como algunas cárceles estaban en manos de los subversivos, quienes amenazaban a las autoridades y profesores universitarios. La intranquilidad, el temor se había incrustado entre los estudiantes que no querían saber nada sobre la prédica senderista, pero, que debido a sus amenazas muchas veces fueron obligados a participar. O como en el caso de los secuestros de las comunidades Ashaninkas, del cual todos fuimos testigos cuando fueron liberados.
Es momento de reflexión para todos los peruanos, para quienes sufrieron en carne propia los embates de la violencia senderista. Cerrar filas en torno a la defensa de la prueba, verdad y de la justicia, confiados en el gran jurado que preside el Dr. César San Martín, para que no se deje presionar por la guerra mediática.
Se debe oponer todo el esfuerzo para contrarrestar la campaña de guerra psicológica, que llevan a cabo algunos medios, las ONG´s de derechos humanos y la izquierda caviar contra el ex presidente, a quien no lo juzgan por hechos políticos, sino por la decisión adoptada para una lucha frontal contra los enemigos de la patria y en cuya lucha participaron sacrificada y valerosamente nuestras FFAA, PNP y los CAD, para lograr finalmente la victoria del país contra el terrorismo.
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