La votación a la luz de las sabias encuestas para algunos y manipuladas en función de sus intereses para otros, será muy reñida y como en otras ocasiones, no habrá lugar para el resultado a boca de urna o flash electoral de las 4 de la tarde, a la que nos tienen acostumbrados. Habrá que esperar hasta la noche.
Muchas promesas se han expresado a lo largo de todo el país, los pueblos hambrientos y olvidados nuevamente como cada cinco años, han visto desfilar por sus viejas calles vacías y con niños hambrientos, a los candidatos quienes llegaron con sus alforjas cargadas de regalos, traducidas en promesas.
Si las promesas se convirtieran en ladrillos, con seguridad habríamos construido un gran programa de viviendas o pavimentado una gran avenida. En el caso de Humala con planes para cada ocasión, cuatro en total; un sinfín de discursos para cada auditorio. Ojalá se cumplan y no sea una continuación del gobierno de Alan García. Promesas, promesas y promesas.
Con seguridad atrás quedarán los insultos, diatribas, injurias, ofensas y denuncias manipuladas ex profesamente por algunos medios de comunicación, en una campaña mediática de triste recordación y que ha hecho inmortalizar al Dios Hades del inframundo de la mitología griega.
Se desenterraron hechos sucedidos desde hace 20 años atrás y se expusieron sin rubor, vergüenza ni asco. No se salvó ninguno de los candidatos. Como un Remake se volvieron a estrenar viejos hechos, sacados de un pozo séptico o de cloacas limeñas. Se expusieron sin timidez, pena, ni gloria. Se dijo que era para recordar. Como los desayunos sangrientos de cada mañana de la TV limeña. Claro está, siempre recordamos lo malo, somos una sociedad masoquista.
Atrás quedarán como un mal recuerdo las expresiones de muchos políticos como: el de Toledo, hoy a la diestra de Ollanta, respecto a Humala y “su salto al vacío”. O el más triste de todos viniendo de quien debería ser el paradigma de nuestra realidad, “votar por Keiko y Ollanta será como elegir entre el Sida y el Cáncer”, su hijo a la siniestra de Humala. ¿Un mal presagio?
Muchas promesas se han planteado, ofrecimientos que una vez elegido el nuevo o nueva presidente, olvidarán como siempre, aunque hayan sido hechas al calor de la campaña, expresadas en variados discursos y en diferentes auditorios, solo para contentar a sus seguidores y ganarse sus votos.
Por otro lado, la guerra sucia, en este caso interminable, con denuncias de última hora que involucran a ambos candidatos. Con aliados que restan políticamente como es el caso de Humala, de la mano con Toledo y Álvaro Vargas en su cierre de campaña y la presencia ineludible e inevitable de Eliane Karp Toledo, como una sombra, habida de poder a como dé lugar.
Hay un sinfín de preguntas que se hacen muchos connacionales.
En caso de salir elegido Humala: ¿Quién nos asegura que no pateará el tablero?, en caso decida cambiar la Constitución, quiénes de los políticos y los escribidores que son sus aliados hoy, defenderán la ley de leyes o tendrán la hidalguía de reconocer que se han equivocado.
Es cierto, el voto es secreto, muchos negarán y renegarán de su voto en silencio, en la oscuridad de sus noches de insomnio. Después de la función ya no hay ensayo. A quién culparán de su mala decisión. Padre e hijo viven en el extranjero desde hace muchos años, a ellos no les afectará nada.
Queremos un país en crecimiento y en desarrollo, pues pensemos bien por quién votar este domingo. Deseamos seguir avanzando y que nuestro país siga el camino correcto, pues recapacitemos bien nuestro voto. Queremos un futuro promisorio para nuestros hijos y nietos, pues pensemos antes de emitir nuestra elección.
Queremos una mejor educación, salud y seguridad para nuestro pueblo, pues decidamos a quién darle nuestro voto. Deseamos un programa que respete las reglas de juego, que no patee el tablero, que no haya incertidumbre en la población, tomemos la mejor decisión.
Deseamos un país inclusivo, que disminuyan los índices de pobreza, con una mejor distribución de la riqueza y menos pobres, pues reflexionemos nuestro voto, no lo desperdiciemos, no nos equivoquemos nuevamente.
El pueblo peruano ya se ha equivocado muchas veces, no tenemos derecho a equivocarnos nuevamente, porque ello significa comenzar de cero nuevamente, volver al pasado, empeñar el futuro, cargar una mochila muy pesada por largos años e involucrar a las nuevas generaciones, aún a aquellas que no han nacido.
Significa desandar lo avanzado y cambiar todo lo que se ha logrado, a cambio de un futuro lleno obstáculos y un camino de vicisitudes, que no queremos nuevamente recorrer. Esa película de terror ya la hemos vivido y realmente tiene una trama muy escabrosa y abrupta, para nuevamente volver a vivirla.
Amigos, piensen bien su voto antes de darle un aval al fututo presidente, a cambio de todo o de la incertidumbre. Este domingo 5 de junio se juega el futuro de 29 millones de peruanos. Es tú responsabilidad que este futuro sea el correcto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario