Según noticias que nos trae el anticiclón del Pacífico Sur, Chile desconocería el fallo de la Haya de ser favorable al Perú, claro está, si la justicia internacional falla de manera imparcial, como se espera. Así muestran los resultados de una encuesta publicada por el diario “El Mercurio de Valparaíso” el día 7 de los corrientes.
Ante la pregunta planteada “Actualmente, un tribunal internacional está decidiendo sobre conflictos limítrofes entre Chile y Perú. Suponiendo que fallara a favor de Perú, ¿qué cree que debería hacer Chile?, solo el 18% respondió que se debe aceptar el fallo y ceder el territorio marítimo al vecino país, mientras el ítem "No Sabe/No Responde" llegó a 9%”. Un contundente 73% de chilenos, desconocería este fallo.
Según la interpretación que le da el general Juan Emilio Cheyre presidente del Centro de Estudios Internacionales, se trata de un "dato impactante" que "no se condice con nuestra tradición republicana de apego al derecho internacional".
¿Tradición republicana de apego al derecho internacional? Le recordamos al general Cheyre, que Chile se ha caracterizado precisamente por lo contrario, por incumplir sus compromisos internacionales a lo largo de su historia. Para muestra un botón.
¿Quién es Juan Emilio Cheyre? Es ex Comandante en Jefe del Ejército chileno, yerno del fallecido vicecomandante general Carlos Forestier, del ala dura y segundo hombre de Augusto Pinochet a partir de 1977. Fue el militar de más alto rango procesado por fusilamientos y desapariciones ocurridos en Pisagua.
En una entrevista realizada por el periodista Javier Moraga el 25 de julio del presente año, el general Cheyre sostuvo “que la fórmula que exploraron a fines de los 70 los generales Augusto Pinochet y Hugo Banzer supone "beneficios" para Chile y Bolivia, pese a que parte del territorio que contemplaba el acuerdo es reclamado hoy por Perú en La Haya”.
Le recordamos al general Cheyre, que en 1894 vencieron los plazos establecidos en el tratado de Ancón para la realización de un Plebiscito, en el que los ciudadanos de las provincias hermanas Tacna y Arica, deberían decidir su futuro, en una votación libre y voluntaria. Así, estas provincias peruanas debían decidir si regresaban al seno de la patria o permanecían con Chile.
El Tratado de Ancón impuesto por las armas chilenas a Miguel Iglesias, establecía un plazo de 10 años para la realización de este Plebiscito. Sin embargo, este plazo se alargó hasta 35 años, es decir hasta cuando le dio su reverenda gana al gobierno chileno y durante este largo periodo de tiempo, se inició y aplicó la chilenización. Chile “fiel a su apego al derecho internacional”, alargó 25 años de manera irracional el cumplimiento de un tratado impuesto por la fuerza al Perú.
En esos largos 35 años, en ambas provincias nacieron nuevas generaciones, miles de ciudadanos peruanos fueron obligados a abandonar sus propiedades sus tierras y desplazarse al Norte y al Este. Las autoridades chilenas también desplazaron a compatriotas nuestros al interior del territorio chileno y en su reemplazo trasladaron a estas dos provincias a obreros, empleados, funcionarios públicos y la policía secreta chilena.
El plebiscito para Tacna y Arica demoró debido a las maniobras de todo tipo que realizó Chile para evitar que las dos provincias decidieran su retorno al Perú. Esta fue una linda demostración de cómo Chile dice tener una larga tradición republicana de respeto a los tratados y convenios internacionales.
Según el enfoque de Emilio Cheyre presidente del Centro de Extensión de la PUC en Santiago, "Los chilenos tienen la profunda convicción de que hay un caso donde se reclama algo en que todos los derechos son chilenos y la petición peruana no tiene ningún fundamento, por lo tanto estiman ilegítima esta presentación". ¡Qué cosa!
Esta aseveración es una hermosa pieza de antología jurídica internacional, que pinta de cuerpo entero la política de Estado chileno en boca de este general. No podemos dudar que esta declaración sea el inicio de una campaña de desinformación orientada a mentalizar a su población, frente al fallo que están previendo será desfavorable a Chile y quieren lograr consenso respecto a cómo deberán responder frente al fallo de la Haya.
Bien sabemos que la gran mayoría del pueblo chileno, desconoce el contenido de la declaración y los convenios pesqueros, así como el escenario político-social de esos años y que dieron lugar a la firma de los acuerdos de 1952 y 1954.
Nuevamente debemos repetir hasta el cansancio, no existe Tratado de límites marítimos entre Perú y Chile. La Declaración de Zona Marítima de 1952, firmada por delegados de Chile, Ecuador y Perú, define como zona marítima de cada uno de los países las 200 millas medidas desde la costa.
Esta declaración considera en su parágrafo VI. “Los Gobiernos de Chile, Ecuador y Perú expresan su propósito de suscribir acuerdos o convenciones para la aplicación de los principios indicados en esta Declaración, en los cuales se establecerán normas generales destinadas a reglamentar y proteger la caza y la pesca dentro de la zona marítima que les corresponden y a regular y coordinar la explotación y aprovechamiento de cualquier otro género de productos o riquezas naturales existentes en dichas aguas y que sean de interés común”.
Por otro lado el acuerdo de 1954, firmado por delegados de Chile, Perú y Ecuador, denominado "Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima", es un convenio de pesca y no un tratado de límites.
En la parte considerativa de este Convenio se establece lo siguiente:
“Que la experiencia ha demostrado que debido a las dificultades que encuentran las embarcaciones de poco porte tripuladas por gente de mar con escasos conocimientos de náutica o que carecen de los instrumentos necesarios para determinar con exactitud su posición en alta mar, se producen con frecuencia, de modo inocente y accidental, violaciones de la frontera marítima entre los Estados vecinos”;
“Que la aplicación de sanciones en estos casos produce siempre resentimientos entre los pescadores y fricciones entre los países que pueden afectar al espíritu de colaboración y de unidad que en todo momento debe animar a los países signatarios de los acuerdos de Santiago”. (…)
Como podemos colegir, es muy fácil comprender el espíritu de estos documentos y no dar a cada uno de ellos una interpretación distinta, o que más le convenga a Chile, tal como lo hace el general Cheyre, ya que lo que se logra es confundir a la opinión pública especialmente de su país, porque en Perú la tenemos bien clara, como el agua cristalina.
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