Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

miércoles, 10 de julio de 2024

La Naturaleza Humana, la ley de la irracionalidad y el escenario nacional.


 Te gusta imaginar que tienes el control de tu destino, que planeas conscientemente el curso de tu vida. Pero ignoras que tus emociones te dominan en alto grado.

Robert Greene (Las leyes de la naturaleza humana).

La Naturaleza Humana, la ley de la irracionalidad y el escenario nacional.

Por: Arturo Castro

En la antigua mitología griega Atenea era la diosa de la sabiduría, la guerra y los oficios, e hija predilecta de Zeus. Era, “quizás, la más sabia, la más valiente y, desde luego, la más ingeniosa de los dioses del Olimpo”. Literalmente Atenea nació de la cabeza de Zeus, como lo revela su nombre, una combinación de dios (theos) y mente (nous).

A Atenea se le atribuía poderes como: Fuerza sobrehumana, resistencia, velocidad, agilidad, reflejos e inteligencia. Su símbolo es el búho, es la diosa de la sabiduría y la estrategia. “Según el mito, un búho se sentó en el lado ciego de Atenea, para que pudiera ver toda la verdad. En la antigua Grecia, el búho era un símbolo de una sabiduría superior, y también era un guardián de la Acrópolis”.

Atenea representaba el mayor don de los dioses a los mortales, la racionalidad, solo ella lograba que cada persona actuara con sabiduría. Por ello, para cultivar nuestra Atenea interior debemos dominar nuestros impulsos, nuestras emociones porque estas nos alejan del nous, nos dirigen a la introspección, lejos de la realidad.

Debemos aprender a no reaccionar en el momento, no tomar jamás una decisión si estuviéramos bajo el influjo, la influencia de una emoción fuerte. Debemos analizar nuestros sentimientos, nuestras inseguridades, como por ejemplo la ira, que no se justifica, que pierde importancia después de una breve reflexión, hasta lograr la tranquilidad, es decir, hasta escuchar interiormente la voz de Atenea.

En el proceso dubitativo al que nos sometiéramos, debemos abrir la mente a todas las ideas y opciones posible, aun a aquellas de nuestros oponentes, imagina la consecución de una estrategia antes de comprometerte, como aquellas ideas políticas que mejoren el bienestar de la población, contagiar a las personas nuestra actitud.

Todo este escenario descrito, nos permite determinar que lo malo, bueno y regular que sucede en un Estado, es el resultado de la propia naturaleza de las personas y llegado a este punto, es bueno preguntarse:

¿Qué es la naturaleza humana?

Robert Green en su obra “Las leyes de la naturaleza humana” define a la naturaleza humana como “el conjunto de esas fuerzas que tiran de nosotros desde lo más profundo de nuestro ser, esta surge, de la programación específica del cerebro, la configuración del sistema nervioso y la forma en que los seres humanos procesamos las emociones”, que se han desarrollado a lo largo de nuestra evolución como animales sociales y de esta manera se garantiza nuestra supervivencia, gracias a ello aprendimos a cooperar con otros, coordinar nuestras acciones y crear novedosas formas de comunicación y mantener la disciplina grupal mediante el establecimiento de normas de conducta.

En el pasado la supervivencia de nuestros antepasados dependió de la capacidad que tuvieron para comunicarse, mucho antes de que se inventara el lenguaje, hicieron evolucionar complejas y nuevas emociones: júbilo, vergüenza, gratitud, celos, rencor, etc., cuando querían demostrar una emoción o comunicar su estado de ánimo ello se advertía en su rostro, se volvieron muy sensibles a las emociones ajenas y eso unió al grupo, sentir alegría o dolor, o permanecer juntos para enfrentar los peligros comunes.

A lo largo de nuestras vidas tenemos que interrelacionarnos con diferentes tipos de personas o individuos, algunas positivas bien intencionadas, educadas y respetuosas; pero, también nos interrelacionamos con otras que nos causarán problemas, que hacen desagradable y difícil nuestra existencia como seres.

Algunos son nuestros, jefes o líderes, otros son colegas y en otros casos amigos, pueden ser agresivos, o agresivos-pasivos, expertos en aprovecharse de nuestras emociones. Parecen simpáticos y seguros de sí mismos, con muchas ideas, mucho entusiasmo casi siempre caemos bajo su hechizo.

Entre colegas ellos podrían ser los que saboteen nuestro trabajo, después descubrimos que su seguridad es irracional y las ideas son desatinadas, movidos por envidia secreta, para hacernos equivocar, también podrían ser colegas que sabotean nuestro trabajo o profesión, por subordinados que desean utilizarnos como trampolín.

A veces nos enamoramos de la persona equivocada a sabiendas que es así, sin poder evitarlo, nos preguntamos qué nos pasa. Nos sorprendemos ante patrones de conducta autodestructivos que no podemos controlar, como si lleváramos dentro un pequeño demonio que opera de manera independiente a nuestra voluntad, y nos empuja a hacer cosas equivocadas.

Si conociéramos las raíces de la conducta humana, sería más difícil que los individuos destructivos se salieran con la suya, no seríamos tan fáciles de persuadir y engañar, podríamos adelantarnos a sus manipulaciones, entrever sus excusas, nos podían arrastrar a su drama, al saber que su control depende de nuestro interés, les quitaríamos el poder mediante nuestra aptitud para indagar en su carácter.

En lo referente a nosotros como individuos, qué pasaría si pudiéramos ver nuestro interior, distinguir la fuente de nuestras emociones y el motivo de determinar nuestro comportamiento a veces contra nuestros deseos. Qué pasaría si entendiéramos por qué nos sentimos tan inclinados a desear los que otros tienen, identificarnos con un grupo hasta criticar a los que no pertenecen al mismo, qué pasaría si descubriéramos la causas de que mintamos sobre nosotros.

Ser capaces de entender mejor a ese extraño que habita en nuestro interior, nos ayudaría a darnos cuenta de que no es un desconocido, sino parte esencial de nosotros y que somos más misteriosos, complejos e interesantes de lo que imaginamos, ello nos llevaría a abandonar nuestros patrones negativos, dejar de poner pretextos y controlaríamos mejor lo que nos sucede y lo que hacemos.

Los seres humanos somos muy susceptibles a los humores y emociones, lo que nos inclina a adoptar cierta clase de conducta: imitar a los otros inconscientemente, desear lo que tienen, dejarnos llevar por la cólera o indignación. Nuestra susceptibilidad a las emociones de los otros miembros del grupo influye en lo que hacemos y cómo reaccionamos.

Otras fuerzas que moldean nuestra conducta son la necesidad de compararnos y medir la autoestima, por efecto de ello dividimos a las personas en propios o extraños, añadiendo la necesidad de usar máscaras para disfrazar nuestra conducta, ello conduce a desarrollar una personalidad sombra con los deseos oscuros que reprimimos. Nuestros antepasados los identificaron como espíritus y demonios que requerían exorcizarse, actualmente el ser humano se escuda en un mito distinto “No sé qué me pasó”.

El ser humano durante miles de años avanzó a tientas para comprender nuestra naturaleza, encubriendo sus oscuros impulsos bajo toda clase de excusas y racionalizaciones, por ello algunos optaron por desarrollar y adoptaron conductas desagradables al grupo. Dada la forma de evolución que ha tenido el ser humano, las fuerzas de la naturaleza conducen al comportamiento: envidia, presunción, irracionalidad, cortedad de miras, conformidad y agresividad activa y pasiva.

Observando el escenario de nuestro Perú, vivimos una situación caótica en lo social, político y económico, hay un enfrentamiento abierto entre los poderes del Estado, no sabemos si es por imponerse, buscar notoriedad o supremacía, ha aflorado a la superficie la inconducta de las principales autoridades, la intromisión de un poder del Estado en los fueros de otro, violando nuestra Constitución, constituye una situación anómala cuyos efectos son nocivos, letales y nefastos para el país.

La irreverente conducta anómala de la CIDH que quiere inmiscuirse en la vida política de nuestro país, ocasionando una intromisión ilegal, propiciado por connacionales desleales, desafectos que han perdido el don de ubicuidad, dignidad, decoro y honor de ser peruanos, sujetos desafectos con la Nación, se quejan como niños que pierden sus juguetes y gimotean tristemente.

Estos pésimos connacionales, han olvidado su identidad nacional, anteponen sus intereses ideopolíticos, crematísticos, fenicios, son presa de una conduta farisea con la Nación, han acudido prestos a este organismo Supranacional comunista, vierten lágrimas de cocodrilo, pidiendo a gritos su intervención, que se pronuncie en contra de las decisiones soberanas del Parlamento Nacional, Poder Judicial (PJ) violando nuestra Soberanía. ¡No necesitamos tutela alguna, somos soberanos!

Lavajato es el caso de corrupción más grande, que después de casi 8 años de investigación no ha llegado a nada, es más el testimonio de Barata ha quedado fuera del juicio y los fiscales Pérez y Vela han perdido toda credibilidad y son pasibles de denuncias penales. Este caso involucra a Odebrecht una empresa brasileña corrupta, que firmó un convenio de cooperación a escondidas con dos fiscales en representación del estado peruano, convenio guardado bajo 777 llaves y capas de hormigón, del que ni el Fiscal de la Nación tiene conocimiento. ¿Por qué tanto misterio?

Lavajato por sus graves implicancias en el que participaron MP, PJ, empresarios de la construcción, bufetes de abogados, periodistas mermeleros y políticos, sin duda afecta la moral de la Nación, sus efectos son graves en nuestra población, agrava la desconfianza. Hoy las autoridades han perdido toda credibilidad para el pueblo, porque nuestro país con gran riqueza sigue siendo objeto de pillaje, botín, de ladrones y pillos infiltrados en el Estado.

Esta lacra enquistada en la savia del Estado y que se suceden y relevan en todos los gobiernos, son los chupasangres, parásitos y sanguijuelas del erario nacional, carcomen los cimientos de la moralidad, educación, ética, orden, legalidad, de nuestra querida patria, son los autodenominados izquierda caviar.

La corrupción de sus autoridades aunado a la delincuencia organizada tiene a la población viviendo en un ambiente de inseguridad, temerosa de ser presa de la delincuencia y las organizaciones criminales, las amenazas externas e internas hacen pasto de nuestra patria. “Existe una grave inseguridad ciudadana, jurídica, política e institucional” que ahuyenta las inversiones.

Asistimos como convidados de piedra, observando cómo la corrupción se va apoderando de todo el país tergiversando las relaciones interpersonales e intrapersonales de la Nación, y de este “río revuelto”, ganan los pescadores que están al acecho, nuestra patria se ha convertido en una oportunidad de saqueo, pillaje, los carroñeros de todo pelaje hacen su agosto, están en su garbanzal ante la anomia que la ataca.

Existen leyes nefastas que afectan la finalidad Constitucional de la PNP, cuál es, según el “Artículo 166.- La Policía Nacional tiene por finalidad fundamental garantizar, mantener y restablecer el orden interno. Presta protección y ayuda a las personas y a la comunidad. Garantiza el cumplimiento de las leyes y la seguridad del patrimonio público y del privado. Previene, investiga y combate la delincuencia. Vigila y controla las fronteras”.

Mientras nuestras inmensas riquezas se van por el retrete porque las organizaciones comunistas, egoístas y egocentristas no quieren inversiones, se mantienen expertas en crear y cultivar pobreza, hambruna, miseria y dependencia estatal, para muestra, Petroperú es una empresa quebrada, una inmensa carga económica para el país, tiene deudas por casi 7,500 millones de dólares que sobrepasa a su patrimonio.

Todos creemos ser racionales. La racionalidad no es una facultad con la que nacemos, sino que se adquiere mediante la instrucción y la práctica. “La voz de Atenea representa un poder superior que llevamos dentro, un potencial que quizás hayas sentido en momentos de serenidad y concentración”.

No debemos contagiarnos de ese drama que significa reaccionar ante un estímulo o a lo que nos dan otros y por eso en algunos momentos experimentamos periodos de entusiasmo, inseguridad y ansiedad que nos impiden la concentración.

Lo primero que debemos hacer es preguntarnos ¿A qué se debe esta cólera o rencor? ¿De dónde procede esta constante necesidad de atención? Al hacer esta indagación o escrutinio personal, tus emociones no podrán dominarte. Debemos pensar por nosotros mismos en lugar de ser reactivos.

Cuando estamos dominados por la emoción aflora de inmediato nuestra irracionalidad arraigada, dando lugar a momentos de extravío, así como a tomar malas decisiones y cálculos equivocados. “El primer paso para ser racional es comprender nuestra irracionalidad fundamental”.  

Los neurocientíficos afirman que la evolución del ser humano ha dado lugar al cerebro superior de los mamíferos está compuesto de tres partes:

·     La reptiliana, que controla las respuestas automáticas que regulan el cuerpo, es la parte instintiva.

·   El Antiguo cerebro mamífero, encima del anterior y que gobierna los sentimientos y emociones.

·  Sobre este, evoluciona el neocórtex (neocorteza, neopalio o isocórtex) son las denominaciones que reciben las áreas más evolucionadas de la corteza cerebral., es la parte que controla la cognición, el lenguaje en los seres humanos.

 ¿Qué son los sesgos?

Son suposiciones, creencias actitudes adquiridas que existen en el subconsciente de las personas. Errores que cometemos a la hora de interpretar la realidad y que influyen en cómo actuamos o en las decisiones que tomamos. Debemos considerar que las emociones afectan sin cesar nuestros procesos mentales y decisiones por debajo del nivel de la conciencia.

Frente a las reflexiones descritas líneas arriba, qué debemos hacer, para evitar que nuestras emociones nos dominen y que nos hacen crear ideas que solo satisfacen el ego, buscar evidencias que confirmen lo que queremos creer, lo que nuestro estado de ánimo desea ver, al final eso nos desconecta de la realidad, convirtiéndose en la fuente de malas decisiones y patrones negativos.

Robert Green al respecto expresa lo siguiente: “La racionalidad es la aptitud para contrarrestar esos efectos emocionales, pensar en lugar de reaccionar, abrir tu mente a lo que en verdad ocurre en contraste con lo que sientes”. Dominar el lado emocional es crucial para los seres humanos. Hagamos nuestro esfuerzo.

Adquirir racionalidad no es complicado, hay que seguir y practicar un proceso en tres pasos:

a.    Estar al tanto de la irracionalidad de grado inferior que está en función a los estados de ánimo y sentimientos que experimentamos por debajo del nivel de la conciencia. A veces cuando planeamos o tomamos decisiones no reparamos en que esos estados de ánimo y sentimientos distorsionan el proceso mental, crean una serie de sesgos que tergiversan la realidad y desembocan en errores y decisiones ineficaces.

b.    Conocer las propiedades de la irracionalidad de grado superior, ocurre cuando nuestras emociones se avivan debido a presiones. Cuando pensamos en nuestra ira, entusiasmo, rencor o desconfianza, “la emoción implicada se intensifica, porque interpretamos lo que vemos y oímos a través del cristal de ese sentimiento”. Impaciencia y rencor pueden derivar en ira y desconfianza.

c.    Debemos poner en práctica ciertas estrategias y ejercicios que fortalezcan la parte pensante del cerebro y le otorguen mas poder en la eterna lucha con nuestras emociones.

Finalmente, observemos con detenimiento la conducta de las autoridades de los tres poderes del Estado, empresarios, empresas periodísticas, periodistas, etc., tengamos en cuenta que la naturaleza humana es más fuerte que cualquier individuo, institución o invento tecnológico, esa es una verdad insoslayable.

 

 

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