Han
transcurrido 138 días desde que PPK asumió el mandato de la nación. Los
resultados de las elecciones nacionales que lo llevaron a la primera
magistratura del país, han dejado a más de la mitad de los peruanos
decepcionados, subsiste una gran polarización. Se puede notar claramente una
gran falta de liderazgo y también cierta frivolidad en las acciones del
gobierno.
El país
está a merced de la violencia en las calles, de convulsiones sociales muy
graves, como el de las Bambas, que podría ser el Waterloo de PPK sino lo sabe
manejar bien, podría repetir el fracaso de Ollanta Humala con lo de Conga, quien,
por falta de decisión en hacer respetar la ley y el orden, vivió sumergido por
este error hasta el final de su gobierno.
En nuestro
país, lamentablemente campea la corrupción, es un mal endémico, una herencia
del virreinato. Ollanta Humala se propuso luchar contra este flagelo, pero al
final claudicó. Por eso, existe en la Fiscalía y Congreso, una serie de
denuncias sobre presuntos actos de corrupción, de las que su esposa Nadine
Heredia y sus agendas negadas inicialmente y reconocidas después como suyas,
son la punta del iceberg.
PPK,
también llegó a Palacio de Gobierno, con el san Benito de la lucha contra la
corrupción, lamentablemente en los primeros meses, se conoció la denuncia
contra el ex asesor presidencial en salud Carlos Moreno por la Oficina de
Asesoría Jurídica de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) ante la
fiscalía anticorrupción.
La publicación
de una denuncia en audio en un programa de televisión, en la que se escucha al
Dr. Moreno afirmar muy seguro, “Es el negociazo, yo tengo la gente que lo
haga, tengo los pacientes”, como si se tratara de una actividad
habitual, a la que estaba acostumbrado y con los contactos establecidos. “Esa
es nuestra mina. No sabes la cantidad de plata que vamos a ganar”, aseguró.
Esta
denuncia golpeó muy fuerte al gobierno de PPK y de paso a aquellos personajes
incognitos que pululan alrededor de todos los gobiernos, acostumbrados a
realizar sus pingues negocios. El Dr. Moreno y sus gestiones oscuras, para
beneficiarse de la tercerización en clínicas amigas, de atenciones que los
hospitales del Estado no satisfacían, fue defenestrado ipso facto de su cargo
de asesor, hoy enfrenta denuncias.
Bien sabido
es que todos los hospitales del Estado, entre ellos, los de las FFAA y PNP,
languidecen por falta de personal médico, tienen instrumental inoperativo,
malogrado por falta de mantenimiento. No existe la menor intención de sus
autoridades, para mejorar la situación de atención a los pacientes. De las
medicinas ni hablar, brillan por su ausencia.
Los
dirigentes de izquierda están sumamente activos visitando el interior del país
para hacer proselitismo, buscar firmas para inscribir nuevos partidos y
movilizar a las organizaciones de defensa de las diferentes regiones en contra
del gobierno. Verónica Mendoza se moviliza en busca de firmas para su nuevo
partido de izquierda, el enésimo en el espectro político nacional.
Se ha
desatado una campaña mediática a favor de la permanencia del ministro Saavedra
en la cartera de Educación de incontenible tamaño, en la mass media y redes
sociales, organizada y conducida por un grupo poderoso de medios, la izquierda,
caviares, trolles y demás pulpines, en defensa de Saavedra. No es el amor al
chancho, sino a los chicharrones.
Los
defensores de Saavedra, sostienen que es el mejor ministro de educación en
décadas, es probable que sea así, pero en sus narices funcionarios de segundo
nivel, hicieron contratos por 850 millones de soles, sí ¡850 millones de soles!
En consultorías y otros gastos menores. Se le pasearon las tortugas al
ministro, o sí sabía y hoy zafa el cuerpo.
Lo peor de
todo es que, quienes los promueven por su inefable favoritismo, son sus
defensores en los medios de comunicación y connotados “líderes” de opinión,
llenan primeras planas y columnas de opinión, con los logros de la prueba PISA
y otros, pero ninguno hace referencia a los contratos por una millonada que el
grupo el Comercio facturó en tres años.
El escritor
y poeta Omar Aramayo Cordero, pone el dedo en la llaga y expresa el sentir de
una gran mayoría de peruanos sobre el momento del ministro de Educación, “Una
pequeña burguesía seudo ilustrada, gris, de rodillas ante dos funcionarios del
Banco Mundial. Periodistas y empresas que han recibido en dos años ochocientos
cincuenta millones de soles, billete hasta por las orejas, lluvia de millones,
de la misma manera como Vladimiro Montesinos lo hizo hace veinte años, con la
sola diferencia que Vladimiro está en la cárcel y el otro recibe el aplauso de
jóvenes comprados; lo más hermoso de la patria, marchitado antes de tiempo. Y
con el pretexto de la calidad educativa. Ninguna diferencia”.
Por otro
lado, para quienes están a favor del cierre del Congreso en este escenario; a
ver, expliquen, qué razones de Estado asistirían a PPK para cerrarlo. Fujimori
cerró ese congreso, porque era un obstáculo en la lucha contra la subversión
terrorista, que creció exponencialmente durante el primer gobierno de Alan García
y este nos dejó el país quebrado y se fue a vivir 10 años a París, la capital mas
cara del planeta.
Recordemos
que el Estado peruano era inviable, camino a una República fallida y hubiera
desaparecido, si no se hubiera tomado esa drástica medida, en la que las FFAA,
PNP y CAD´s tuvieron un rol fundamental para la derrota de SL-MRTA. Les puede
gustar o no a quienes sienten la democracia a su manera y no en su esencia.
Por qué
sería bueno que PPK cierre este Congreso, cuando no existe ningún peligro para
que desaparezca el Estado peruano, y malo cuando realmente sí era perentorio y
necesario durante el gobierno de Fujimori, cuando las hordas terroristas cercaban
Lima a vista y paciencia de un Congreso indiferente y de espaldas al país.
Tendrá PPK
la "valentía" de cerrar el Congreso sin ninguna razón para ello y
enfrentar a la historia, y cuál sería su explicación. La censura de un ministro
que presuntamente avaló hechos de corrupción en Educación justificaría una
medida de esta naturaleza. ¡El pueblo, que realmente sabe, aceptaría pasivamente
una medida política desesperada de PPK?
El gobierno
debe dejar de presionar con marchas callejeras y presión mediática al Congreso,
para proteger al ministro Saavedra, por una situación magnificada y llevada a un
extremo, creando una crisis inexistente. El ministro Saavedra, con todos sus
pergaminos profesionales a nivel internacional, debe reconocer que realmente cometió
errores en su sector, le faltó talla para el cargo y debe partir, aliviando
esta agonía al gobierno.
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