Australian War Memorial

Australian War Memorial
EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

sábado, 7 de enero de 2012

Episodios de la toma de Lima, 17 de enero de 1881.


Corolario de la ineptitud de gobernantes como: José Balta, Manuel Pardo, Mariano I. Prado y Nicolás de Piérola, quienes intrigaron, olvidaron y descuidaron la Defensa Nacional, por irresponsabilidad, intereses subalternos y ambiciones políticas, tocó a su fin el 17 de enero de 1881 a las 6 p.m., cuando las tropas chilenas al mando del general Manuel Baquedano ingresaron a la ciudad de Lima.

Han transcurrido 131 años de ese nefasto episodio. Enterrado bajo toneladas de hormigón, en el baúl de los recuerdos más siniestros de nuestra historia republicana. Y maquillado por las grandes inversiones chilenas en el país y en armamento de última tecnología que este país adquirió en la ultima década.

Chile, siempre ha sostenido que nunca se preparó militarmente para afrontar un conflicto. Asegura, no quiso hacerle la guerra al Perú. Sin embargo, luego de consumado el acto, reconocen que hubo una intencionalidad política, económica y social en la decisión de declarar. Utilizaron como pretexto el Tratado defensivo firmado por Perú y Bolivia, durante el gobierno civilista de Manuel Pardo en 1873.

Según relata el diario de ocupación La Actualidad: “el primer edificio que ostentó la bandera de Chile fue el Cuartel de Santa catalina. Eran la 5.30 p.m., del 17 y la artillería acababa de tomar posesión de él”. También narra el ingreso de las tropas chilenas a la capital, dice “A las 4.30 p.m., el primer Krupp llegó a la plaza de la exposición y a las 6 p.m., las tropas llegaron a la plaza principal”. Durante la ocupación del Cuartel Santa Catalina, se descubrió un inmenso parque de artillería con numerosos cañones de todo calibre, municiones y rifles que fueron útiles para las fuerzas chilenas.

Por su parte, el 18 de enero, precisamente en el aniversario de la fundación de la capital del Perú, el general Manuel Baquedano, lanza su proclama al tomar posesión de Lima.

Baquedano dice: “Hoy, al tomar posesión, en nombre de la república de Chile, de esta ciudad de Lima, término de la gran jornada que principió en Antofagasta el 14 de febrero de 1879, me apresuro a cumplir con el deber de enviar mis más entusiastas felicitaciones (…)”. Reconoce el esfuerzo de sus tropas especialmente en las victorias de Chorrillos y Miraflores que le permitieron la ocupación de Lima. Antofagasta fue la cabecera de playa que necesitaba, para poner en ejecución su macabro plan.

Continúa Baquedano reconociendo el esfuerzo realizado por el gobierno de Aníbal Pinto por haber emprendido esta empresa, previo planeamiento anticipado y a sus tropas por el esfuerzo y sacrificio realizado a lo largo de casi dos años de guerra, “Cuando vuelvo la vista hacia atrás para mirar el camino recorrido, no sé qué admirar más: si la energía del país que acometió la colosal empresa de esta guerra o la que vosotros habéis necesitado para llevar a cabo”.

El 19 de enero, se nombra a diferentes autoridades: como jefe político del departamento de Lima al general de brigada Cornelio Saavedra. Como Jefe político y militar del Callao a Patricio Lynch. Esa misma fecha se publica una serie de bandos y decretos. Entre ellos el más importante fue “El Bando para la entrega de armas y presentación de los jefes y oficiales del Ejército peruano”.

Mediante esta disposición: Las armas, municiones, pertrechos de guerra y otros artículos de propiedad fiscal, que existían depositados o en poder de particulares, se pusieran a disposición del jefe de policía. Quienes ejecutaran actos de depredación o violencia contra la población serían pasados por las armas. Finalmente los señores generales, jefes y oficiales del ejército peruano, que se encontraban ocultos, fueron autorizados para permanecer con arresto domiciliario, previa presentación de una solicitud al jefe de policía.

Esta última disposición obligó a numerosos integrantes del ejército, quienes prefirieron quedarse en sus domicilios deponiendo las ramas ante el invasor, en lugar de plegarse a las fuerzas de resistencia de Cáceres. Así actuaron algunos malos peruanos.

La relación fue publicada por el diario El Mercurio de Valparaíso, ejemplar N° 16, 256, del 10 de mayo de 1881. Una investigación de César Vásquez Bazán, indica los nombres completos, fue publicado por el semanario HILDEBRANDT EN SUS TRECE (semana del 16-22 de diciembre 2011)

Notas:
Ahumada, Pascual. “LA GUERRA DEL PACÍFICO”. Tomo V, cap. I, págs. (109-117).
HILDEBRANDT EN SUS TRECE (semana del 16-22 de diciembre 2011).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sr.Castro Flores, como chileno le expreso los siguientes hechos históricos ciertos:
1.- Chile se vió impelido a entrar en la GP, dado el incumplimiento boliviano al tratado de 1874;
2.- Perú y Bolivia estaban ligados por un tratado de apoyo mutuo desde 1873, seis años antes de la GP, lo cuál sugiere responsabilidades propias en una eventual falta de preparación;
3.-Los intereses en la zona eran de los tres países, no sólo de Chile;
4.-Es cierto que Chile siempre ha sido un país ordenado politicamente,eso fué una ventaja nuestra en la GP;
5.-Las fuerzas navales estaban equilibradas;
6.-Nuestro ejercito fué absolutamente avasallador, y las tropelías que se produjeron en Lima,SOLO EN LIMA, tienen que ver más con una condicionante sicólogica; la sensación del triunfo final, la celebración de personas sometidas a un esfuerzo y stress sobrehumano en el desierto muy prolongado tiempo, son sin duda, la condicionante de lo sucedido en Lima, aunque no niego también un factor ancestral, natural del pueblo chileno,aguerrido desde siempre, algo que se lleva en la sangre y genes, y que es muy díficil de "desactivar" en un momento como aquél.
Las preguntas para ud., y con todo respeto se lo digo,serían si ud. piensa que estos recuerdos, ya añejos, ¿no sería mejor dejarlos en el pasado?
¿que se gana con esto? ¿cree que tienen alguna utilidad práctica en el desarrollo de los pueblos peruano, chileno y boliviano?
¿a donde conduce todo ello hoy en el siglo XXI ?
Mis respetos para ud.
Patricio Bustos.
Santiago-Chile