Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

viernes, 27 de noviembre de 2009

¿Qué sigue después del espionaje chileno al Perú?

“La buena Inteligencia es el preludio de la Victoria”
Sun Tzu.

Conforme avanzan las investigaciones, poco a poco van saliendo más datos sobre el espionaje chileno al Perú. Aparentemente se trata de una red amplia, con ramificaciones aún desconocidas, bien montada y con buen dinero de por medio, y desde hace varios años. Por lo que, es imprescindible la captura de los otros integrantes, para neutralizar esa tela de araña y fumigarla.

Con la llegada del técnico Supervisor de la Fuerza Aérea Justo Ríos quien se ha puesto a derecho para aclarar su situación, porque bien pudo quedarse en el extranjero y no estar sometido a esta tortura mediática, con seguridad podrán aclararse muchos ángulos oscuros y que están en la nebulosa en estos momentos de la investigación.


Por otro lado, hace varios días el ex Ministro de RREE Embajador Manuel Rodríguez Cuadros, sostuvo que “Independientemente de la evolución de los acontecimientos, las políticas exteriores de la “diplomacia inteligente” y “las cuerdas separadas”, en uno y otro caso, han quedado superadas y agotadas. Una vez que se supere este grave incidente -con la investigación y satisfacciones correspondientes- hay que reconstruir las relaciones. Y ello pasa por variar el modelo conceptual (…)”.


Cuando dos países vecinos tienen disfunciones en sus relaciones de todo nivel, que se han originado como secuela de una guerra de rapiña emprendida contra Perú en 1879, entonces restañar las heridas y recomponer estas relaciones pese al tiempo, es muy difícil y necesariamente tienen que pasar por una etapa de incertidumbre y desconfianza.

No podemos pedir que estas relaciones se desarrollen en un clima de tranquilidad y transparencia, como el que tiene nuestro país con otros países. Más aún, si se descubren acciones de espionaje de alto nivel en contra de nuestro país. Tampoco podemos sostener que todos los países se espían, eso no es una novedad, como un despistado periodista chileno sostiene.

En nuestro país existe un sector que invierte en el país vecino del sur aproximadamente US$ 600 millones de dólares. Las inversiones peruanas en sectores estratégicos de Chile, prácticamente están vedadas.

Mientras los chilenos tienen inversiones que llegan a los US$ 7,500 millones, parte en sectores estratégicos. Este gran volumen de inversiones, son parte de la economía de nuestro país, es cierto que esas inversiones dan trabajo a cientos de connacionales, pero es cierto también, que las ganancias se van al sur.

Por eso, pese a que Chile tiene una relación comercial favorable, no queda muy claro, qué es lo que empuja a este país espiar al nuestro como es el presente caso. Cuáles son sus razones. Busquemos algunas respuestas, con seguridad no es conocer el secreto de nuestro crecimiento económico, tampoco el interés por saber la fórmula secreta para preparar nuestro trago de bandera, mucho menos saber cómo sembramos y cosechamos nuestra riquísima chirimoya.

Consideramos que el interés va más allá de esas simplezas, se pierde en los recovecos de esa inseguridad y desconfianza, que domina ancestralmente su modus vivendi y la duda en sus propias capacidades, de las que se sienten falsamente orgullosos, seguros y tanto ponderan a los cuatro vientos.

Los estados buscan respuestas a esa gran incertidumbre, que significa desconocer muchos detalles sobre las fortalezas y debilidades de un país. En este caso, conocer nuestra verdadera capacidad en todos los campos no solo el operativo. Dudan y presumimos que, no están seguros de nuestra situación actual.


Todas las informaciones obtenidos por los chilenos, gracias a Ariza y sus amigos aún desconocidos, han alimentado y engrosado los archivos que dispone la Inteligencia chilena sobre nuestro país y que les sirve de base, para realizar su Inteligencia Estratégica y de hecho adoptar decisiones en la política general de este país, con respecto al nuestro.


La permanente búsqueda para conocer las amenazas que se ciernen sobre un Estado, es el rol que cumple la Inteligencia Estratégica. Este conocimiento en el caso del frente externo, está orientado sobre aquellas naciones consideradas, amigas, adversarias o enemigas, como el nuestro.


Ello explica el interés de Chile por nuestro país, somos objetos de atención permanente, porque geopolíticamente el Perú se opone a los intereses nacionales de este país. Miremos con atención la forma como compiten por la hegemonía en esta parte del Pacífico, visando su proyección geoestratégica y el futuro comercial en la Cuenca del Pacífico, que aglutina a 2,000 millones de habitantes.


Las actividades de inteligencia no se realizan de la noche a la mañana, estas se ejecutan con mucha antelación y en el marco de una visión de futuro. Desde cuándo lo practica Chile en nuestro país, no lo podemos precisar, pero existen antecedentes de siempre. Tengamos en cuenta que, la búsqueda de informaciones abarca todos los campos o sectores de la realidad de un país, como: el económico, político, militar y psicosocial.


Mediante este estudio se busca descubrir oportunidades en las dificultades de un país, en el nuestro para el presente caso, así como establecer las posibilidades, vulnerabilidades y el probable comportamiento de nuestro país frente a ellos, de darse un conflicto en el futuro. Nada se deja al azar, todo está fríamente calculado.


No estamos en contra de la paz, ni a favor de la guerra. Pero, las indicaciones que se están percibiendo desde hace varios años atrás como: la exponencial adquisición del armamentismo chileno, la compra de nuevas armas y misiles, las labores de espionaje, el aumento de remuneraciones a las FFAA de este país, nuestra relación comercial asimétrica (US$ 7,000 millones frente a 600 millones), nos hace inferir que este país se está preparando, para qué, eso se puede adivinar a lo lejos.


El Perú debe mantenerse firme en su exigencia de obtener satisfacciones de Chile, por lo del espionaje. Debe revisar la política exterior de la “diplomacia inteligente” y “las cuerdas separadas” como sostiene el Embajador Manuel Rodríguez Cuadros, porque no da para más.

Chile necesita agua y energía para su desarrollo, nuestro país lo tiene en demasía. La recta razón nos impele y exige a nuestros gobernantes que negociemos en igualdad de condiciones.
El Tribunal Constitucional (TC) debería patrióticamente disponer que el TLC con este país sea aprobado en el Congreso. Nos huele muy mal que la fecha de la decisión del TC se haya derivado sin más explicación. ¿Estaba cocinada la respuesta favorable a la vigencia de este TLC? ¿Qué podemos esperar de los altos magistrados de nuestro soberano Tribunal Constitucional?

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