Lo del tratado secreto de alianza defensiva firmado por Perú y Bolivia
durante el gobierno de Manuel Pardo el 6 de febrero de 1873 y cuya finalidad
fue “defenderse contra toda agresión exterior”, considerando que las partes
debían decidir, “si la ofensa recibida por la otra está comprendida entre las
designadas”. Nunca fue para enfrentar a Chile como lo han sostenido sus
principales historiadores.
Cuánto tiempo pasó desde la firma del convenio hasta la declaratoria de
guerra al Perú, exactamente seis años, tiempo suficiente para que Chile
preparara su plan de dominio en el Pacífico Sur. El 14 de febrero de 1879,
Chile invade Antofagasta territorio boliviano, apresa a los pocos gendarmes y
declara territorio chileno. Esta actitud violenta de Chile, causó crisis
política en Bolivia y Perú.
Como lo expresa José Antonio de Lavalle en su obra Mi misión en Chile
en 1879, era imposible que Chile no supiera sobre la existencia del tratado,
recordando que los congresos de Perú y Bolivia lo habían aprobado. José A. de
Lavalle fue designado como Ministro Plenipotenciario ante el gobierno chileno,
por el presidente Mariano I. Prado. Para evitar se deterioren las relaciones
con Perú, lo que equivaldría a un declaratoria de guerra.
Como se decía en la época el tratado secreto era el “Secret de la
comédie, secret que tout le monde connait” (“secreto de la comedia, que todo el
mundo conoce”. La pregunta sería ¿quién o quiénes no sabían? Cuál era la
estrategia chilena de conocer los detalles del tratado defensivo y hacer como
que no sabían nada y sorprenderse después ante Lavalle.
Invadido el territorio boliviano de Antofagasta, un mes antes de la
declaratoria de guerra, el 3 de marzo de 1879
Cornelio Saavedra Ministro de Guerra y Marina del gobierno chileno de
Aníbal Pinto, en nota dirigida al ministro plenipotenciario chileno en Francia
y Gran Bretaña, le hace llegar un pedido de pertrechos, municiones y bagajes que
solicita urgente el comandante de la marina.
“Nota N° 371”
“Por fin, todos los artículos que forman esta lista han sido
suministradas antes a la casa de Armstrong i C, i sería mui conveniente que
ella los diera también esta vez, pues en el establecimiento de estos señores
existen los modelos orijinales de nuestro armamento naval”.
“Lo que trascribo a V.S.(…) a fin de que V.S. proceda a adquirir sin
demora los pertrechos i municiones mencionados para remitirlos enseguida a
Valparaiso”.
“(…) Adjunta otra lista que enumera los elementos necesarios para
cambiar las planchas de zinc que sirven de forro de los blindados, i que V.S. debe asimismo
proceder a comprar i enviar a Chile con la posible brevedad, tomando en consideración
la advertencia con que termino la espresada lista
Dios guarde a V.S.
“Cornelio Saavedra”
El 4 de marzo de 1879, Cornelio Saavedra dirige al mismo embajador
chileno en Francia y Gran Bretaña la Nota N° 379 en la que le comunica “El
gobierno ha acordado hacer construir en Inglaterra, dos cañoneras i una lancha
lanza-torpedos para destinarlas al servicios de la República, y confiar al celo
e inteligencia de V.S. la contratación de esos elementos”.
En un informe confidencial adjunto, remite las características que
deben poseer las cañoneras, se dice además que “(…) se hace subir el precio de
las dos cañoneras a 250,000 pesos, i aun hasta 300,000 pesos, i es de presumir
que realmente ese costo no pase de esta última suma, dado el precio que
tuvieron los buques arjentinos del mismo tipo que se construyeron en 1875”.
“Como no es posible fijar en estas materias un precio determinado
inflexiblemente, me limito a recomendar a V.S. que procure mantener los gastos,
mas o menos, en la suma de 300,000 pesos”.
“Por lo que toca a la lancha lanza-torpedos, sus condiciones serán las
mismas a que se refiere el citado informe, i que son las que anteriormente
remití (…)”.
“Casi es necesario agregar que las cualidades que deben reunir las
cañoneras i las lanchas según las especificaciones referidas, no son
absolutamente invariables. Como en casos análogos al presente, conservando las
condiciones esenciales de las embarcaciones que se trata de adquirir, V.S.
queda autorizado para introducir todos aquellos cambios que la experiencia
aconseje como convenientes”.
Para el control, vigilancia y seguridad, y examen profesional de esta
construcción ordenada por el gobierno chileno a Gran Bretaña, designa en
comisión al capitán de navío graduado Luis Lynch Zaldívar, que será acompañado
por el teniente 1° graduado Luis A Lynch como su ayudante. ¿Les parece conocido los apellidos?
“El plazo en que deben estar terminados los buques conviene que sea
breve; pero esta brevedad no debe perjudicar a la buena construcción de ellos
ni a su perfecta conclusión”.
Finalmente, el 20 de junio de 1879, Basilio Urrutia que el 17 de abril
de 1879 fue designado ministro de Guerra y Marina, “haciéndose cargo de los
preparativos para la campaña al Perú” envía la Nota N° 1153 al Ministro
Plenipotenciario en Buenos Aires “Trasmita V.S. por el primer vapor que se
presente, a nuestro Ministro en Francia la siguiente comunicación: El Gobierno
acepta la idea propuesta por V.S., en telegrama del 14 del presente, de
construir una sola cañonera de mil toneladas, casco de acero, con armamento
poderoso y quince millas de marcha, en vez de las dos naves a las que se
refieren las instrucciones de 4 de Marzo último, a pesar de que el precio
indicado para dicha cañonera escede en cien mil al de estas dos naves. V.S.
procederá, en consecuencia, a celebrar el contrato respectivo”.
Como se puede apreciar en estas tres notas, los dirigentes chilenos
tenían claro sus intenciones en contra de Perú. Se afanaron por obtener la
superioridad marítima. Una vez caído el Huáscar y su Comandante Miguel Grau en
Angamos, tuvieron la libertad de acción para continuar sus operaciones hasta
Lima. No improvisaron nada.
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