Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

jueves, 26 de febrero de 2015

Comentarios sobre la obra “La Prensa de ocupación. Lima 1881-1883”.


Retroceder en el tiempo en busca de la verdad es la finalidad de esta obra. Volver al pasado desde la era del conocimiento, la cibernética, la aldea global y las tecnologías de la información y comunicación, y las redes sociales, hasta finales del siglo XIX y hurgar en el escenario nacional de ese entonces fue  y es un gran reto.
Los pueblos que olvidan su historia seguirán cometiendo errores. Debemos sacar lo que está debajo de la alfombra y hacer un juicio valorativo sobre hechos y personajes, en nuestra casa. No podemos seguir viviendo con restos de inmundicias y basura debajo de la alfombra nacional y seguir tapando todo conforme pasan los años, construyendo hechos y datos que no se ajustan a la realidad.
En el marco de la Historia del Periodismo peruano, constatamos que se había abordado y explorado de manera muy superficial y tangencial la etapa de la guerra con Chile y muy especialmente observamos la etapa de la ocupación de Lima. Las referencias existentes en la Historia de la Prensa, Peruana de Juan Gargurevich Regal, la Historia de la República de Jorge Basadre y los trabajos de Zanutelli y Vicente Tauro del Pino, así como otros trabajos publicados, fueron muy importantes para este trabajo.
En la primera edición de “La Prensa limeña en la guerra con Chile” publicada por el Fondo Editorial de la UAP en 2008, abordé el comportamiento de la prensa en el periodo de 1879-1884. Se hizo conocer de manera cronológica todos los diarios que se publicaron en esos años, hice referencia a los diarios de provincias y también a las innumerables revistas que se publicaron en ese periodo. Un capítulo especial se refiere a lo publicado en diarios extranjeros sobre la ocupación de Lima.
La presente obra cubre el periodo de la ocupación de Lima desde el 17 de Enero de 1881 al 23 de Octubre de 1883. Las fuerzas de ocupación publicaron cuatro diarios y autorizaron la publicación de otros periódicos, que cumplieran con sus exigencias de censura y para apoyar a Miguel Iglesias. Estos diarios fueron hechos por periodistas chilenos en imprentas confiscadas en Lima, que luego fueron trasladas a Santiago. Esta es la historia contada por esos diarios.
Desde 1 450 en que Gutenberg inventa la imprenta, o por lo menos se le atribuye haber puesto las bases para su desarrollo, la información se masifica y llega a muchas personas que antes no tenían acceso. El desarrollo y evolución de la misma está caminando a la par con el desarrollo tecnológico y eso nos lleva al gran desarrollo de  las TIC´s.
Desde su invención, la imprenta ha tenido una gran influencia en la cultura del planeta, no solo para imprimir volantes e impresos inicialmente rudimentarios, sino porque contribuyeron a la disminución del analfabetismo, mejoró la comunicación y contribuyó a la difusión del conocimiento. Es importante tener en cuenta la información respecto a la llegada de la imprenta a América: 1539 llegó México, en 1584 a Lima y en 1776 después de casi 200 años recién a Santiago de Chile.
Durante 200 años sirvió para realizar propaganda proveniente de España. Como señala Toribio Medina "en América el control de los medios de expresión fue considerada materia de la máxima importancia, por lo tanto, la imprenta fue puesta al servicio de dos grandes propósitos, uno político y otro cultural", sin olvidar el religioso.
El desarrollo de la prensa en Chile, se inicia una vez consumada la independencia política. Entre 1842-1872, el proyecto liberal se manifestó a través del periódico. La prensa chilena estaba orientada eminentemente a la propaganda, debido a las diferentes tendencias políticas que existían en el escenario político-social chileno. Sus periodistas estaban forjados más en una lucha ideológica, que en brindar información sobre los hechos y sucesos de la realidad cotidiana de este país. Esto se puso en evidencia durante la campaña mediática antes y especialmente durante su permanencia en Lima.
La Obra contiene, un capítulo referido al desarrollo de las Operaciones Psicológicas (OPSIC) a través de la historia, “la conquista de  mentes y corazones”, con ejemplos que permiten al lector conocer cómo han mejorado sus técnicas con el empleo de los medios de comunicación y las tecnologías de la información y comunicación. Recordando que, se les ha empleado desde la más remota antigüedad para, movilizar y formar en los grupos humanos, actitudes y opiniones favorables a una determinada causa.
Las tácticas del engaño y confusión del adversario en el campo de batalla, son sin duda tan antiguas como la guerra misma. “Utilizando el engaño como un medio para ayudar al oponente a derrotarse a sí mismo, minimizando los costos, controlando así los riesgos y la dinámica de la situación”. Explotar, en un momento dado y en provecho propio, las opiniones y sentimientos favorables a los planes de dominación política y militar, manteniendo amistad con los elementos “pacifistas” de los pueblos; emplear la infiltración de agentes secretos para que siembren rumores y proporcionen noticias y en los momentos de crisis, sepultar al pueblo enemigo bajo una avalancha de noticias, verdaderas o falsas, que produzcan descontento, desmoralización y caos.
Durante la campaña libertadora liderada por el General Don José de San Martín, no fue ajeno el empleo de las OPSIC. Antonio Carrillo, autor de un ensayo sobre la Guerra Psicológica (GP), nos recuerda que “el concepto de guerra de nervios es sinónimo de guerra de zapa, que era la terminología utilizada por San Martín, uno de los creadores de la guerra psicológica moderna. Y tanto es así que en la Escuela de Altos Estudios, de Berlín, fueron estudiadas las campañas emprendidas por el Libertador bajo este punto de vista”.
Carrillo indica que el objetivo de la Guerra psicológica es “crear, en el o los adversarios, un clima mental, una serie de sentimientos que, conduciéndolos por las sucesivas etapas del miedo, del pánico, de la desorientación, del pesimismo, de la tristeza, del desaliento, en fin, los lleve a la derrota”.
Otro capítulo de esta obra, está dedicado a describir cómo era el escenario de nuestro país y de Lima principalmente al  momento del ingreso de las fuerzas enemigas.
Recordemos que, un día antes del aniversario de la fundación de Lima, el  17 de enero de 1881 a las 6 p.m., las tropas chilenas al mando del general Manuel Baquedano ingresaron a la ciudad de Lima. Ese aciago día las tropas enemigas tomaron la capital del Perú, después de bombardear e incendiar Chorrillos y de las batallas de San Juan y Miraflores. En esta última línea de resistencia, la propia población civil defendió sin éxito la ciudad cuando los chilenos atacaron y destrozaron todo lo que encontraron a su paso. Se implantó la ley marcial y con ello se legalizaron los abusos abominables contra la población indefensa, a quienes impusieron cupos y otras exacciones, y un control estricto de la prensa limeña, que dejaron de funcionar.
El historiador Jorge Basadre Grohmann al respecto expresa, “Y el llanto de esposas, hijas y madres, que se elevó por encima de los saqueos perpetrados locamente por soldados dispersos y facinerosos de toda calaña, y por encima también de los incendios que arrasaron Chorrillos y Barranco, vino a acompañar al silencio de los numerosos caídos en la refriega, y el derrumbe de ingenuas ilusiones, para que, enseguida, en la ciudad de los Virreyes, imperase durante 2 años y 10 meses la ley marcial”.
El 18 de enero, precisamente en el aniversario de la fundación de la capital del Perú, el general Manuel Baquedano, lanzó su proclama al ocupar la capital del Perú y centro del poder nacional. Reconoce el esfuerzo de sus tropas especialmente en las victorias de Chorrillos y Miraflores que le permitieron la ocupación de Lima. Hace una tácita referencia a Antofagasta que fue la cabecera de playa, que necesitaba Chile, para poner en ejecución su macabro plan. Continúa Baquedano, reconociendo el esfuerzo realizado por el gobierno de Aníbal Pinto quien lideraba esta maquiavélica empresa y a sus tropas por el esfuerzo y sacrificio realizado a lo largo de casi dos años de guerra, “Cuando vuelvo la vista hacia atrás para mirar el camino recorrido, no sé qué admirar más: si la energía del país que acometió la colosal empresa de esta guerra o la que vosotros habéis necesitado para llevar a  cabo”.
El 19 de enero, se nombra a diferentes autoridades: como Jefe político del departamento de Lima al general de brigada Cornelio Saavedra. Como Jefe político y militar del Callao a Patricio Lynch. Esa misma fecha se publica una serie de bandos y decretos. Entre ellos el más importante fue “El Bando para la entrega de armas y presentación de los jefes y oficiales del Ejército peruano”.
Mediante esta disposición: Las armas, municiones, pertrechos de guerra y otros artículos de propiedad fiscal, que existían depositados o en poder de particulares, se pusieran a disposición del jefe de policía. Quienes ejecutaran actos de depredación o violencia contra la población serían pasados por las armas. Finalmente los señores generales, jefes y oficiales del ejército peruano, que se encontraban ocultos en Lima, fueron autorizados para permanecer con arresto domiciliario, previa presentación de una solicitud al  jefe de policía.
Esta última disposición obligó a numerosos integrantes del ejército, quienes prefirieron quedarse en sus domicilios deponiendo las armas ante el invasor, en lugar de plegarse a las fuerzas de resistencia de Andrés A. Cáceres, quien luego de ser herido en Miraflores, se desplazó secretamente al centro del país para iniciar la campaña de resistencia.
Durante la ocupación de Lima, Chile aplicó lo que el psiquiatra peruano Segisfredo Luza denomina la “lógica de la demostración”, que se concibe  como la intención de quitarle legitimidad al poder vigente de la nación y por ello trató de demostrar, “inicialmente con hechos simbólicos que este ya no podía proteger a los habitantes del país”. Nos referimos a la fuga de las autoridades, el dictador Piérola y el abandono de algunos militares que se enclaustraron en sus domicilios, previo conocimiento y autorización de la autoridad chilena.
En función a esta intencionalidad, las tropas chilenas desconocieron la autoridad del dictador Nicolás de Piérola. Aceptaron, avalaron y autorizaron la organización de un gobierno provisional y así con la anuencia de estas autoridades, nació el gobierno provisorio del Dr. Francisco García Calderón Landa, asimismo, autorizaron que funcionara en la Magdalena y que, también se conformara un Congreso que se instaló en la Escuela de Clases en Chorrillos, bajo la Constitución de 1860.
Mientras tanto, las autoridades chilenas ponían en ejecución una política diseñada en los campos político, social y especialmente en lo administrativo, mediante la recolección  de los recursos provenientes de las aduanas, la venta del guano, los cupos impuestos a los ciudadanos notables de la capital, el control estricto de los diarios de circulación nacional, así como la creación de diarios para defender la política de sus autoridades, hacer propaganda, mantener alto la moral de sus tropas acantonadas en Lima y los ciudadanos chilenos residentes, así como los diarios autorizados a funcionar, con la condición de apoyar al general Miguel Iglesias.
Las autoridades chilenas de ocupación se percataron que en la conciencia de la población peruana, había una descalificación moral respecto a su proceder abusivo. Esto se explica en la reacción que tienen frente al reconocimiento de la autoridad, del Dr. Francisco García Calderón como presidente del Perú, en las principales ciudades del interior del país, así como los países amigos del Perú, lo que se traducía en el crecimiento y consolidación de su poder, y se percataron que realmente no era un pelele, como inicialmente habían calculado, sino que, demostraba firmeza de carácter y que no aceptaría le impongan una paz con cesión territorial.
Es en ese momento en que, viendo peligrar sus ambiciones políticas, los abusos y exacciones al pueblo, y toda la riqueza que trasladaban a su país, se ven obligados a disolver el gobierno provisorio y trasladar preso a Chile al Dr. Francisco García Calderón, bajo pretextos inconcebibles y mentiras sin sustento.
Investigaciones posteriores han determinado que la comunicación persuasiva es inherente a la propia evolución del ser humano. Desde siempre estuvo presente en las sociedades, en diversas formas, con la intención de transmitir ideologías y opiniones con objetivos claros y determinados. La aparición de religiones y sociedades organizadas favoreció la proliferación de las primeras formas de propaganda.
"Es más fácil dominar a alguien si no se da cuenta de que está siendo dominado. Tantos los colonizados como los colonizadores saben que la dominación no se basa solamente en la supremacía física. El control de corazones y mentes es la continuación de la conquista militar. Es el motivo por el cual cualquier imperio que quiera durar tiene que capturar las almas de sus sujetos".
Segisfredo Luza, en su obra “El poder psicosocial”, indica que la manipulación “se ha convertido en un asunto que puede aplicarse a todas las posibilidades de ejercer influencia a lo que está expuesto el individuo o la sociedad, completamente desarmada…”. Durante la ocupación de Lima por las fuerzas chilenas, la población limeña quedó indefensa, temerosa, traumatizada por la derrota y el abandono de sus autoridades, quienes huyeron. Inferimos que fue un escenario virgen, la oportunidad propicia, la oportunidad sicológica, con muchísimas posibilidades de manipulación y para ello utilizaron la prensa, que se encargaron de fundar con este objetivo claro.
Los diarios fundados por las autoridades chilenas de ocupación fueron:
1.                        La Actualidad, directores: Luis E. Castro y Salvador A. Castro. 20 enero 1881 al 26 mayo 1881
2.                        La Situación Luis E. Castro y Salvador A. Castro. Del 4 junio de 1881 al 4 abril de 1882
3.                        Diario Oficial. Del 31 mayo 1882 al 20 octubre 1883
4.                        El Comercio (Apócrifo) Luis E. Castro. Del 3 diciembre 1881 al 21 marzo 1882.
CONCLUSIONES.
Los líderes políticos y militares de Chile conocían la importancia que representaba el empleo de la prensa (propaganda), como un aliado importante de sus operaciones militares estratégicas, lo que se puso de manifiesto al fundar el primer diario de ocupación al tercer día de la ocupación de Lima.
La prensa de ocupación desarrolló una estrategia comunicacional, cuyo objetivo inicial fue la creación de diarios favorables a sus propósitos y la posterior ejecución de una campaña mediática bien planificada, que visó la defensa de los intereses chilenos en el Perú.
La campaña de propaganda desarrollada por los diarios fundados por las autoridades de ocupación, tuvo por finalidad vencer la resistencia emocional del pueblo peruano, que aceptara la derrota con la firma de un tratado favorable a Chile y mantener alta la moral de sus tropas y  ciudadanos chilenos residentes.
Las autoridades chilenas autorizaron el funcionamiento de algunos periódicos, con el exclusivo propósito de apoyar mediáticamente al general Miguel Iglesias, elegido para que sea la contraparte en la firma del tratado de paz. 
Notas:
Castro, Arturo. La Prensa de Ocupación. Lima 1881-1883. Primera edición Octubre 2014. Imprenta Vandgraf E.I.R.L.




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