Hace unos días los familiares de las víctimas de La Cantuta, un profesor y nueve estudiantes asesinados por el grupo Colina, fueron objeto de homenaje en diferentes instituciones antes de ser trasladados a su última morada, llenando muchas páginas de algunos medios de comunicación. Fue a no dudarlo, un hecho muy doloroso para todos, el asesinato de los estudiantes y el profesor.
Pero, nos llama a reflexión el contraste, ese doble rasero que utilizan algunos medios de comunicación de clara tendencia izquierdista, o simpatizantes, para juzgar a las víctimas de dos hechos graves acaecidos y originados por la violencia utilizada, según su ideología o posición social.
Por un lado, las víctimas de La Cantuta fueron objeto de innumerables muestras de solidaridad, de diferentes organizaciones de izquierda, de sus familiares y las ONG’s de derechos humanos, que reconocemos como válidos por sus intereses. Los mensajes expresados en el entierro fueron muy expresivos y elocuentes, las consignas apelaron a la justicia y a la condena de Fujimori. Esto último nos deja percibir cierto tufillo de venganza, más que de justicia.
Por otro lado, las víctimas del criminal atentado de la calle Tarata en Miraflores sumaron 20 personas, entre ellas tres turistas extranjeros y más de 250 personas heridas, algunas de gravedad. La explosión derrumbó varios edificios y afectó importantes hoteles, establecimientos comerciales y edificios de oficinas y departamentos. Los daños superaron los 20 millones de dólares. Cierta prensa no le dedicó ni siete líneas en ese doloroso aniversario, para ellos Tarata quedó en el completo olvido, se esfumó en la bruma del tiempo. No pasó nada.
No hubo homenajes, romerías, ni participación de las ONG’s de derechos humanos, ni organismos de izquierda. La opinión pública nacional se pregunta por qué esta diferencia, e indiferencia y trato desigual de estos organismos con las víctimas de la violencia senderista. Para estas organizaciones no tienen el mismo valor las víctimas de estos dos sucesos violentos.
Durante el presente juicio al ex presidente Fujimori, algunos de los testigos han afirmado que el profesor y cinco de los estudiantes eran integrantes de SL y responsables de haber preparado el coche bomba que estalló el 16 de julio de 1992 en la calle Tarata, del distrito de Miraflores. Otro artefacto explotó antes cerca de la municipalidad y otro vehículo cargado con media tonelada de material explosivo, colocado entre Diagonal y Benavides, no llegó a estallar. Gracias a la divina providencia, porque las víctimas y pérdidas materiales hubieran sido cuantiosas.
Para nadie es un secreto que, de un tiempo a esta parte, los mal llamados organismos de derechos humanos, se han dedicado con todo esmero a la defensa de esos derechos, pero, de las organizaciones subversivas MRTA y SL, que violentaron mediante el terror la tranquilidad de nuestro país. El entierro de las víctimas de La Cantuta fue una ocasión más para este tipo de demostraciones, con el apoyo de cierta prensa que le dio gran cobertura. Algunos de sus representantes han tenido el cuajo de solicitar que el Ejército pida perdón.
Este 28 de julio el ex presidente Alberto Fujimori cumple setenta años y los pasará, con seguridad, rodeado de sus familiares, disfrutando de un feliz onomástico, pero privado de su libertad, mientras 27 millones de peruanos gozamos de paz y tranquilidad, gracias a la decisión política que adoptó, para que las FFAA y PNP enfrentaran de manera integral con los otros dominios, la lucha contra la subversión que desangraba nuestro país.
La política integral en la lucha contra la subversión terrorista, emprendida por el ex presidente Fujimori, fue el inicio para revertir la situación político-social caótica a partir de la década de los noventa y que estaba a punto de balcanizar nuestro país. El Perú había sido catalogado como un país inviable y un obstáculo al desarrollo de los otros países de la región.
Hoy, esos años, gracias a la amnesia colectiva los percibimos muy, pero muy lejanos, como si nunca lo hubiéramos vivido; así es la memoria colectiva, el tiempo se encarga de hacer olvidar que muchos miembros de las FFAA y PNP dieron su cuota de sangre en pro de nuestra libertad, paz y tranquilidad que hoy respiramos, que disfrutan nuestros hijos y nietos, y ojalá para siempre.
Mal que les pese a muchos políticos, analistas, sobre todo de izquierda, lo cierto es que con Fujimori el país resucitó, desde el abismo de la inflación y el terrorismo, con paso seguro hacia el camino del progreso. Fujimori revirtió la situación y en la actualidad se pueden cosechar los frutos de la aplicación de su política no solo en el campo económico.
En este nuevo aniversario de su natalicio los peruanos de buen corazón reconocemos el valor de sus decisiones políticas para enfrentar el terrorismo demencial, la salvaje inflación y sacar al país del abismo.
Publicado en el diario La Razón de Lima, el 25 dejulio de 2008.
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