Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

martes, 24 de marzo de 2009

Epílogo de una venganza política


Muchas organizaciones de DD HH perderán las justificaciones para recibir del extranjero ayuda económica.
El denominado megajuicio al ex presidente Alberto Fujimori por el presunto delito de violación a los derechos humanos, casos La Cantuta y Barrios Altos, propiciado incansablemente por sus enemigos políticos e ideológicos, viene llegando a su fin y con este epílogo, muchas organizaciones de derechos humanos perderán las buenas razones y justificaciones para recibir del extranjero su ayuda económica.


Estas ONG’s, que se dicen “derechohumanistas”, realmente deben estar muy preocupadas, se les acaba lamentablemente un motivo grande, una justificación inédita. Nunca más se les presentará un caso igual, para seguir lactando y bebiendo de esa gran fuente, de esa ubre que constituyen las donaciones anónimas y de algunas organizaciones extranjeras, que envían su dinero por una causa que “creen” justa.

Este juicio, que desde el inicio fue inflado al unísono con el helio del odio y la venganza, por las organizaciones de derechos humanos y esa izquierda compañera de ruta del (c) “Gonzalo”, se elevó cual globo aerostático sin alcanzar el ápice, por falta de aliento de los infladores, léase, la fiscalía y abogados de la parte civil, cuyos argumentos deleznables jurídicamente están siendo destruidos en detalle por la maquinaria legal del ex presidente.

Así, en estas últimas semanas, ante la preocupación de los enemigos de Fujimori, poco a poco se va desinflando ese globo, con seguridad no llegará al tamaño de un dedo meñique de bebé, cuando el juicio llegue a su fin y se dé el veredicto final de inocencia. Para el pueblo peruano, Fujimori nunca fue considerado culpable.
Sí señores, el veredicto será ¡Fujimori Inocente! Y quién o quiénes dirán lo contrario, con certeza a sus enemigos les caerá como coz de mula en las posaderas. Lamentamos mucho el dolor moral que sentirán. Con seguridad se desatará una campaña mediática de grandes proporciones contra el colegiado, se argumentarán una y mil razones, llegarán al vituperio, a la vejación y a la amenaza velada.

¡Señores!, ilustres miembros del colegiado, no se dejen amilanar por las campañas de guerra sicológica contra ustedes. Ya no estamos en la década de los ochenta del siglo pasado, cuando las organizaciones subversivas amenazaban a los jueces y estos dejaban en libertad a sus integrantes por falta de pruebas.

Gracias al ex presidente Alberto Fujimori, a las FFAA, PNP y Ronderos, el rostro del Perú ha cambiado, ¡sí señores ha cambiado!, esto es irreversible y hoy se pueden tomar las decisiones en todos los ámbitos de nuestra realidad, con entera libertad, en un ambiente de paz y tranquilidad, tal como los 28 millones de peruanos lo disfrutan plenamente.

Y qué puede importarle al país, a este inmenso conglomerado de gente humilde, que vive en los rincones más alejados de la patria, a los que Fujimori siempre visitó y les dejó sus obras que hoy perviven. Que estas organizaciones reciban su merecido, una gran bofetada de indiferencia será la mejor respuesta a tanta perversidad desatada a lo largo de todo el proceso.

La población peruana tiene la clara percepción que este juicio contra Fujimori solo ha servido para que las organizaciones de izquierda viertan todo su veneno ponzoñoso, en una campaña desatada en contra de Fujimori antes y durante la extradición y plenamente durante el juicio, y que ha contado con el apoyo de muchos medios de comunicación simpatizantes.

Cuando Fujimori en su gobierno y en representación de los 26 millones de peruanos, junto a las FFAA, PNP y Ronderos, tomó la decisión política de iniciar una cruenta lucha contra las organizaciones subversivas (SL-MRTA), está probado que se ejecutó en el marco de una estrategia integral, cuyo vértice fue ganarse el apoyo de la población, con pleno respeto a los derechos humanos y que fue la clave para vencer a las organizaciones terroristas. Eso está claro como el agua.

Pocas veces hemos sido testigos directos del juzgamiento a un Jefe de Estado, escasos son los casos a nivel mundial, el del ex presidente Alberto Fujimori es sui géneris, inédito. Desde Augusto B. Leguía traicionado por sus amigos y allegados, después de haber sobrevivido a varios atentados, finalmente sus enemigos políticos lo encarcelaron en la Isla San Lorenzo y luego en el Panóptico. Trasladado a la Clínica Naval y al cuidado de sus cancerberos, murió víctima de una dolencia grave a la próstata. Leguía murió preso.

Aunque para sus enemigos políticos e ideológicos y sus opositores, la situación de salud de Fujimori solo sea considerada como un pretexto o una maniobra dilatoria, poco importa esta percepción indolente, porque se trata solo de una minúscula minoría intransigente, cuyo odio enfermizo le nubla la visión y la razón y no quiere entender la delicada situación de Fujimori, frente a la preocupación mostrada y expresada por los 28 millones de peruanos.
Publicado por el diario La razón-Lima-Perú. 24 de marzo de 2009.

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