Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

jueves, 25 de marzo de 2021

¿Así, se fabrica un presidente?

 

 
















Por: Arturo Castro.                           

Foto: Andina   

Como es de conocimiento general, con la puesta en funciones de los Gobiernos Regionales, a partir del año 2003, se inició la Reforma Descentralista. La actual división política del Perú considera 24 Regiones y una Región autónoma. En la práctica es la misma antigua demarcación, que consideraba 24 departamentos y la Provincia Constitucional del Callao.

La nueva demarcación es fruto del sesudo Plan de gobierno e hijo del nefasto y corrupto Alejandro Toledo Manrique fruto de su primera y única estadía en Palacio de Gobierno. Es que fiel a su estilo debía cumplir con la promesa de descentralización del país y no tuvo mejor decisión que utilizar la demarcación ya existente, con lo cual transformó los antiguos departamentos en regiones.

El tiempo ha dado la razón a sus detractores quienes criticaron esta nueva organización, porque “era la misma chola, con diferente pollera”. Hoy se explican una serie de problemas, especialmente la carencia de proyectos de envergadura, que permitan el desarrollo de estas regiones. Carecen de suficientes tecnócratas que generen proyectos.

Además, que algunas de las regiones actualmente son cuevas infectadas de corrupción y algunos de sus gobernadores, antes denominados expresidentes han sido detenidos y purgan condena por corrupción, se ha comprobado que han recibido coimas de la corrupta empresa brasileña Odebrecht y están comprendidos en el caso Lavajato.

En diciembre 2020 eran 24 los partidos políticos inscritos ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), 23 de ellos presentaron su plancha presidencial y solo el Frepap presentó una lista única de candidatos al Congreso y Parlamento Andino. Para marzo 2021, los candidatos a la presidencia de la República son en total 18, entre Alianzas, Agrupaciones, partidos y movimientos que van tras el premio mayor.

Todos compiten por el sillón de Pizarro y para ello utilizan todas las armas, lícitas, vedadas y confrontacionales, a estas alturas no interesa si la información es cierta o no, diatribas, insultos y difamación, lo que importa es afectar la credibilidad de algunos candidatos, al final saldrán, heridos, magullados y olvidados.

El rol de los medios de comunicación que abiertamente toman partido por candidatos que les permitan seguir a flote, son en realidad intereses crematísticos los que movilizan a la prensa y por ello todas sus baterías están enfiladas contra el candidato de Renovación Popular, por su discurso anticorrupción, contra monopolios que afectarían a conglomerados empresariales de la prensa.

Hay actualmente una guerra sucia, nadie duda al respecto, los trapos sucios ya no se lavan dentro, sino a vista y paciencia de la opinión pública nacional, en la prensa y las redes sociales. Ahora se utiliza un ventilador industrial, más perecido a una turbina de avión, para tirar los excrementos a diestra y siniestra. Las encuestadoras hacen su propio juego, acomodan los resultados de sus encuestas favoreciendo y acomodando las cifras a su conveniencia.

Los equipos de asesores de manera general tienen un diagnostico real y objetivo de la situación del país, producto del trabajo sesudo de sus tecnócratas, quienes, desde un cómodo sillón y una oficina con aire acondicionado en la capital, han preparado y traducido en su plan de gobierno. Con ese plan bajo el brazo, por primera vez y con seguridad por última, visitan los lugares más apartados del país.

Algunos candidatos tienen propuestas concretas y serias, que aseguran nos sacarán del subdesarrollo en un abrir y cerrar de ojos. Con promesas que a la vuelta de la esquina olvidarán. Porque allí donde el hambre muerde el estomago, las enfermedades son endémicas y la pobreza espanta al miedo, no quieren promesas, quieren realidades.

No quieren palabras sino obras. Todo ello agravado por la pandemia, la falta de vacunas, pruebas moleculares, camas Uci´s y especialmente oxígeno. Las ilusiones destrozadas de millones de peruanos que han perdido su trabajo, su sustento familiar, su medio de vida y en medio de una competencia con jóvenes venezolanos desplazados de su país y que han llegado al Perú, huyendo de un gobierno comunista que los ha dejado en el hambre y la miseria

Por ello, en cada pueblo joven, Asentamiento Humano, en cada poblado alejado, donde la sed y el hambre son sinónimo de vida o muerte, en cada carretera afirmada llena de tierra y herrumbre, son recibidos con indiferencia y desconfianza, pifias y gritos de desprecio. Es que, ya se cumplen doscientos años de promesas incumplidas y oídos sordos a sus necesidades más apremiantes.

En su afán por ganar votos, los candidatos siguen recorriendo los viejos y gastados caminos del Perú, con todas las medidas de precaución por el Coronavirus, se encuentran en algunos caos con sus militantes y simpatizantes, otros hacen saludos a calles vacías y persona indiferentes, Su misión, convencer a los modestos ciudadanos de estos desiertos, alturas y llanos, que tienen la fórmula para transformar al Perú.

Cosa curiosa y llama poderosamente la atención, especialmente de soldados y policías que sirven en esta zona. Hasta el momento ningún candidato a la presidencia ha visitado el VRAEM, donde las papas queman y la vida no vale nada.

Mientras tanto, las avenidas, calles y jirones de la capital, los postes del zanjón, que en otras campañas electorales lucían una gran parafernalia propagandística, hoy gracias a la pandemia y las limitaciones para la movilización de la población dispuestas por el gobierno no tienen que observar, ni resistir y tampoco aguantar, cual convidados de piedra, un huaico de propaganda de todo tipo y tamaño, con las promesas más inverosímiles, que insultaban la inteligencia de las personas.

Nuevamente, está en tela de juicio no conocer de dónde los partidos políticos tienen dinero para esta campaña electoral. Algunos consideran que tantas promesas electorales de grandes obras, son un barril sin fondo, un hueco negro y profundo; no es qué se va a cambiar, sino cómo se va a llevar a cabo esa transformación. De esto, ninguno de los candidatos habla.

La cantidad de postulantes a la presidencia ha recibido una serie de críticas, porque realmente es la demostración más plausible, de que en nuestro país el nivel político es muy deficiente e inoperante. Una vez más priman los intereses de grupo, de poder y de los grupos de presión económica, que tienen en sus manos no la agenda nacional, sino su propia agenda.

Asistimos, los peruanos a una demostración de lo débil que son las instituciones y organizaciones políticas por su propia irresponsabilidad e indiferencia; por ello no sorprende la desazón y desconfianza en esta clase y se justifica la necesidad de la población en buscar una nueva alternativa, sin tirar por la borda todo lo avanzado hasta la fecha.

Los dos últimos gobiernos han sido desastrosos para el país, estamos hablando de una década perdida que afecta el desarrollo y crecimiento de nuestro país, la pobreza y extrema pobreza se encuentra en niveles de hace 20 años atrás.

María Cecilia Villegas, analista económica indica que, “Durante las primeras dos décadas del Siglo XXI el Perú fue uno de los líderes de Latinoamérica en crecimiento económico y reducción de pobreza. Sin embargo, las políticas adoptadas por el gobierno para enfrentar la pandemia producida por el virus Covid-19 ha puesto al Perú como uno de los países a nivel global con los peores resultados tanto económicos como sanitarios”.

En este nuevo reto para elegir un nuevo presidente el pueblo peruano debe pensar con madurez, no deben desperdiciar sus votos, no les deben entregar fácilmente una carta en blanco; el pueblo es un buen bocado para los políticos en esta lid electoral.

La mayoría de nuestra población indica que nuestro país ya no está para experimentos trasnochados, regresar a la estatización de gobiernos comunistas, mantener empresas estatales por clientelismo político, que han costado miles de millones mantener a flote estas empresas que solo arrojaban pérdidas.

El país debe buscar un gobierno que respete la Constitución, que proteja a la familia como célula fundamental de nuestra sociedad, que haga respetar nuestros usos y costumbres de una sociedad occidental y luche de manera frontal contra el flagelo de la corrupción que en estos últimos años se ha comido algo así como 60,000 millones de soles.

Faltan exactamente 17 días para las elecciones presidencial, ¿Qué nos deparará el destino? Pensar que los ciudadanos de nuestro país tienen en sus manos una decisión crucial, de todos depende elegir bien, no con el hígado o el corazón, sino de manera razonada y reflexiva, nunca como hoy es tan crucial para el futuro de nuestro país un voto pensando en el desarrollo y bienestar de los 32 millones de peruanos.

Con plena seguridad, el candidato que en su discurso plantee soluciones acordes con estos tiempos, en lo económico, y a problemas gravísimos de Educación, Salud y Seguridad, seguramente tendrá la oportunidad de ganar las elecciones y con seguridad encontrará el camino para el desarrollo y bienestar de los 32 millones de peruanos.

Necesitamos, creo yo, un presidente que asegure estabilidad social, desarrollo, seguridad integral, que luche abiertamente contra la corrupción, el narcoterrorismo, que defienda nuestros recursos naturales, no sea entreguista y sobre todo que se ponga los pantalones y no se los baje, cada vez que hay algún problema social y accede a las demandas de violentistas causando caos y desconcierto en carreteras y poblados del país.


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