Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

lunes, 11 de enero de 2021

A CXL años de las Batallas de San Juan y Miraflores

 


A CXL años de las Batallas de San Juan y Miraflores

Han transcurrido CXL años de la Batalla de San Juan, en una mirada retrospectiva recordamos el sacrificio de militares y civiles que entregaron su vida defendiendo. En Chorrillos, hermosos balneario al que acudían las familias limeñas todos los veranos;  la soldadesca chilena incontrolable, indisciplinada, se emborrachó y se dedicó al saqueo, violación de mujeres, asesinato y destrucción de residencias, comercio de peruanos y extranjeros.

En la batalla de Chorrillos cayó prisionero el coronel Miguel Iglesias conductor del primer cuerpo que defendió el Morro solar. Después fue utilizado como parte del equipo de parlamento para hablar con el dictador Piérola.

En la batalla de Miraflores, se destruyó las defensas que Nicolás de Piérola había ordenado organizar en reductos, los batallones no estaban a la distancia de apoyo mutuo, además las fuerzas carecían de experiencia, las reservas organizadas cayeron bajo el ataque enemigo y fueron destruidas, hubo batallones que no lucharon, que sin embargo se retiraron de la batalla sin haber disparado un tiro.

Después de la derrota en la batalla de Miraflores el dictador Nicolás de Piérola, los integrantes de su gobierno, las fuerzas que lo apoyaban, huyeron cobardemente a Canta abandonando a la población de Lima.

El Diario Oficial de Lima, diario chileno fundado durante la ocupación de Lima, vocero propagandístico de ese gobierno, publicó dos artículos los días 13 y 15 de enero de 1883, dos años después de las batallas en su sección Actualidad, un homenaje épico, conmemorando el segundo aniversario de las batallas de San Juan y Miraflores, cuyo resultado como todos conocemos fue una derrota, un desastre para nuestras fuerzas.

La misión de propaganda que realizó este diario, desde su fundación, afectó la moral de las fuerzas defensoras, población limeña y extranjera, y de numerosos negociantes y negocios de peruanos y extranjeros, apoyando un proceso de paz propuesto por los chilenos con entrega de nuestro territorio. La improvisación, falta de criterio y experiencia del conductor de la guerra Nicolás de Piérola, nos pasó una factura muy grande.

Fiel a su rol desinformativo, el diario en ambos artículos que transcribimos para que ustedes amables lectores conozcan la versión de las fuerzas enemigas, como es menester, tergiversa datos, defiende estos hechos cuando afirma que sus soldados enfrentaron a fuerzas superiores -lo que es falso por los documentos oficiales- en un terreno elevado, preparado exprofesamente, con obstáculos, zanjas y minas subterráneas que hacían más heroica sus acciones.

13 de Enero de 1883. Sección ACTUALIDAD. “13 DE ENERO”.


“En la mañana de hoy, el cañón de Santa Catalina ha saludado con salva mayor, el segundo aniversario de las victorias inmortales de San Juan y de Chorrillos. Frescos están en la memoria de todos, los grandes hechos que encierran esas gloriosas fechas.

Dos años hace que, en un día como este, nuestro ejército, avanzando por un campo sembrado de bombas automáticas y de minas subterráneas batiéndose contra fuerzas atrincheradas e inmensamente superiores en número, que desde elevadas y formidables posiciones, defendidas por zanjas y reductos, le hacían fuego mortífero-libró una gran batalla cubriéndose de gloria; y después de vivo, impetuoso e irresistible ataque asaltó las trincheras y reductos  enemigos, y coronó las alturas clavando victorioso el hermoso tricolor, en el mismo sitio en que, momentos antes, soberbia y altanera flameaba la bandera del Perú.

Después de dos años de lucha y sacrificios de todo género y a costa de más de diez mil vidas, Chile, sin flaquear un solo instante y sin que jamás se perturbara el régimen constitucional, realizó, con feliz éxito, el programa de guerra que desde la primera hora le trazara el patriotismo, la energía y previsión de sus hijos.

Tan brillantes victorias han afianzado la grandeza y prosperidad de Chile.

Ellas revelan el empuje irresistible de nuestro valeroso ejército en la escuela del deber; y marcan a nuestros tenaces adversarios, que en pos del triunfo de esas memorables acciones, han sonado ya la hora de la paz, desde que toda resistencia es inútil, estéril y antipatriótica.

Honor al ejército y a la armada nacional, que tan inmarcesibles laureles han ceñido en la frente de la República.

Eterna gloria a los que murieron en defensa de la noble causa de Chile. Piadoso respeto para aquellos que, cualquiera que haya sido su nacionalidad, rindieron su vida en aras de la patria”.

 

Diario Oficial. Sección ACTUALIDAD.


“15 DE ENERO”.

“Hace apenas dos días que recordamos el gran triunfo que nos hizo dueños, el día trece de enero de 1881, del formidable baluarte de Chorrillos denominado “Morro Solar”, después de vencer la primera línea de resistencia que nos opuso el ejército peruano, compuesto de veinticinco mil combatientes atrincherados en las más ventajosas posiciones que sea posible de imaginar.

Tócanos hoy, con el mismo intervalo de tiempo que medió entre las memorables jornadas del trece y del quince de enero, hacer las reminiscencias de la segunda, que fue la que nos abrió de par en par e incondicionalmente, las puertas de la orgullosa metrópoli de nuestros enemigos.

Al traer a la memoria ese gran episodio de la guerra del Pacífico denominada batalla de Miraflores, siéntese con razón enorgullecido el amor propio nacional, al recordar cuántos y cuán heroicos sacrificios fuere necesario emplear al denodado ejército de Chile, para triunfar, no ya del valor, cuanto de la perfidia de nuestros desleales enemigos.

No bastándoles a estos la superioridad del número, la del armamento, y las posiciones en cuya defensa no escasearon ni las minas, ni las bombas, ni aquellos otros inventos bárbaros que ha proscrito el moderno derecho de la guerra, creyéronse autorizados para violar, en su provecho, la fe del armisticio pactado por la mediación y con la intervención del cuerpo diplomático extranjero residente en Lima, imaginándose que la sorpresa haría estéril el mil veces probado valor del soldado chileno.

¡Ilusoria y vana esperanza!

La disciplina del ejército de Chile vino a probar, en esta vez, que ella vale tanto o más que el valor mismo y que, sin esa ayuda, todas sus glorias habrían quedado quizás eclipsadas.

Debido pues a la disciplina que, según la expresión de un capitán célebre del siglos, es el alma de un ejército, pudo el nuestro reponerse pronto de la sorpresa que le causaran la detonación y estragos de las metrallas enemigas, cuando se ocupaba precisamente de preparar su rancho de la mañana.

Después de una hora más o menos de recibir a quemarropa y sin respuesta los proyectiles enemigos, pudo al fin organizarse nuestro ejército, tomar la ofensiva y arrollar al contrario hasta la capital, desalojándolo de los reductos y trincheras de su segunda línea de defensa.

A las seis y media p.m., con los últimos albores del día, fueron coronados con el éxito y el más esplendido triunfo, los titánicos esfuerzos de nuestros heroicos soldados que, en aquella misma noche, acamparon en las posiciones que habían conquistado, haciéndole la guardia a Lima con un cinturón de bocas de fuego.

Con esta acción tan brillante como decisiva, por las circunstancias con que fue iniciada, quedó, de hecho, concluida la lucha de casi dos años, que tuvo su comienzo el 14 de febrero en Antofagasta, y su coronación en Lima el 15 de enero de 1881.

Desde entonces, el mundo entero sabe, y principalmente nuestros enemigos, cuánto ha hecho Chile por poner término razonable a la contienda, por medio de un tratado. Ellos lo han rehusado, y es, por tanto, de ellos exclusivamente la responsabilidad de los males que hoy pesan sobre este desventurado país.


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