Australian War Memorial

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EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

domingo, 19 de enero de 2020

La caída de Lima en poder de las tropas chilenas. Notas diplomáticas finales antes de la rendición de la ciudad de Lima.







De la obra próximamente a publicarse: “General Andrés A. Cáceres y Dr. Francisco García Calderón”- Dos héroes un solo objetivo. Tomamos los siguientes párrafos del Capítulo 1.

Por: Arturo Castro Flores

1.      La caída de Lima en poder de las tropas chilenas. Notas diplomáticas finales antes de la rendición de la ciudad de Lima.

El combate del día 13 de enero de 1881 se inició a las 4 de la mañana, a las 8 empezaron a llegar los primeros heridos que defendían San Juan y Chorrillos, a las 9 la compañía de la ambulancia peruana fue al paradero del Ferrocarril de Chorrillos a Miraflores, para llevar a Lima los heridos del ejército nacional, trasladados por amigos, vecinos y extranjeros, muy pocos llegaron por sus propios medios.

Grupos de soldados dispersos llegaron entre las 10 y las 11 a la plazuela de la Exposición, como a las 2 de la tarde ya la población de Lima se informaba sobre la derrota, esto fue corroborado por un Boletín que se publicó a las 3 de la tarde en el que se informaba que se había tomado, “las inexpugnables posiciones de San Juan, Saltó de Fraile y Morro de Chorrillos”, las tropas peruanas se replegaron a Miraflores, lugar donde se haría una gran resistencia heroica hasta vencer al enemigo.

El Diario de la Campaña, último ejemplar publicado el 14 de enero de 1881, en su editorial ¡A las armas! Expresa el sentir de la población limeña ante la presencia enemiga a las puertas de Lima, hace un llamado a la resistencia, para proteger a las esposas, madres e hijas, conociendo el proceder y fama de rapiña de las tropas chilenas:

“Ya el enemigo acerca su planta aleve y Lima debe pagar su tributo de sangre.
Mucho tiempo hemos estado esperando estos momentos y nuestra energía debe retemplarse al aproximarse la hora de la venganza.
Antes la muerte que la deshonra.
Este debe ser nuestro único credo.
Tenemos al frente a la horda que viene asesinando, desde hace tiempo, a nuestras débiles mujeres, a los inválidos ancianos, a los tiernos niños.
Un momento de debilidad, entregará al enemigo la honra y la vida de nuestras esposas, de nuestros hijos, de todo lo más caro para nosotros.
¿Habrá quien pueda sobrevivir a la deshonra de su hermana, de su esposa o hija?
¡No, mil veces no!
No hay en Lima quien pueda soportar tamaña infamia.
¡A las armas, pues!
Y aunque nuestro ejército sabrá contener al enemigo e impedirle la entrada a Lima, que Lima se levante y presente el hermoso aspecto de una reserva inagotable. (1) Ahumada, Pascual. Tomo V. Capitulo Primero. Pag 98. Facsímil del último diario peruano Diario de la Campaña, viernes 14 de enero de 1881.

Julio Octavio Reyes corresponsal de El Diario de La Campaña, desde el Campamento de Miraflores, informa el 14 de enero de 1881 una serie de hechos violentos que realizaron las tropas chilenas después de la batalla de Chorrillos: 
(…)
La guerra que nos hacen hoy los chilenos es la misma que nos han hecho siempre.
Ayer, poco después de haber ocupado Chorrillos, saquearon los pocos establecimientos al por menor que allí existían, especialmente las pulperías y chinganas.
Los soldados se embriagaron y cometieron las iniquidades de siempre, de tal modo, que hasta sus mismos jefes se avergonzaban de los hechos
Poco después de las tres de la tarde principiaron a saquear los ranchos y enseguida a incendiarlos.
El Ministro de la Guerra general Vergara, tuvo que abandonar antes, el tercero de los ranchos que ocupaba, junto con nuestros prisioneros, pues calculaba que debían incendiarlo.
Ni los jefes ni los oficiales se creen seguros de la salvaje ferocidad de sus tropas”.
(…)
Las fuerzas enemigas que penetraron en Chorrillos pertenecen a la reserva y son las más nuevas e indisciplinadas”. (2) Ahumada, Pascual. GUERRA DEL PACIFICO. Tomo V. Capitulo Primero. Pag 98. Facsímil del último diario peruano Diario de la Campaña, viernes 14 de enero de 1881.

Continúa en su relato el corresponsal Julio Octavio Reyes, después de las cinco de la tarde se multiplicaron los incendios, al final se destruyó la bella Villa de Chorrillos ante la impertérrita mirada de sus jefes y oficiales, que no pudieron controlar el salvajismo de sus tropas. El ministro Vergara se trasladó el cuartel de la Escuela de Cabos, escapando del efecto de los incendios

Una actitud negativa que llamó la atención fue, el triste papel cumplido por dos diplomáticos chilenos, los señores Godoy y Rivadeneyra, el primero fue plenipotenciario chileno y el segundo cónsul de ese país, dedicados a una tarea vergonzosa, como es la de recorrer Chorrillos en pleno pillaje, verificando las placas (nombres de los dueños) de los ranchos, e instigando a las tropas a incendiarlos. “He allí una misión tristísima”.

El Diario de La Campaña, relata el siguiente episodio:
“Hoy se presentó en el campo de Miraflores, con las formalidades usuales, y como parlamentario, el señor doctor don Isidoro Errázuriz, redactor del La Patria de Valparaíso.
Acompañábale el señor Secretario de Guerra coronel Iglesias que en el combate de ayer cayó prisionero.
Ambos regresaron al campamento chileno después de haberse detenido en el nuestro por un rato.
Después llegó un segundo parlamentario el señor Guillermo Lira Errázuriz que entregó un pliego.
En la tarde se ha reunido una junta de los oficiales generales de nuestro ejército cuya deliberación ignoramos”. (3) Ahumada, Pascual. GUERRA DEL PACIFICO. Tomo V. Capitulo Primero. Pag 98. Facsímil del último diario peruano Diario de la Campaña, viernes 14 de enero de 1881.

En carta del señor Spencer Saint John Plenipotenciario, embajador inglés en Lima al señor Secretario de Estado para Relaciones Exteriores, George Granville Leveson-Gower, 2º conde Granville, con fecha 22 de enero de 1881. Documento impreso en Londres para su circulación en marzo de 1881, informa detalladamente sobre las batallas de San Juan y Miraflores y el incendio de Chorrillos.

En esta carta, Saint John, refiere los hechos más saltantes, el enfrentamiento entre las dos fuerzas, las ventajas y desventajas de los contendientes, el desarrollo de la propia batalla, el comportamiento de las tropas peruanas y especialmente el de las tropas enemigas en la Villa de Chorrillos, así como la actitud de las dispersas tropas peruanas, el embajador del Reino Unido señor Saint John expresa en su misiva lo siguiente:

“Los soldados chilenos se comportaron bastante bien, mientras permanecieron sobrios, cometiendo tan solo un leve saqueo. Pero al anochecer habían ya penetrado a las tiendas de licores, entonces empezaron las escenas de horror. Dispararon contra las casas donde estaban acuartelados sus propios generales, asesinaron a muchos extranjeros y nacionales y empezaron a incendiar el pueblo. Chorrillos era el orgullo de Lima y en el verano la habitaban unos 8,000 de sus mejores habitantes. La tropa borracha no respetó nada; obligó a sus propios oficiales a buscar refugio en los campos y no respetó bandera alguna. Por ejemplo, entraron a una casa de campo que tenía izada la bandera de la legación, teniendo pruebas contundentes de que era mía y estaba habitada por el doctor MacLean, el médico agregado a esta legación. Hasta done he podido averiguar, lo asesinaron y luego saquearon e incendiaron la casa. Tales escenas ocurrieron en todo el pueblo, durante la semana entera, sin que los generales chilenos hicieran esfuerzo alguno para contener los salvajes disturbios”. (4) Ahumada, Pascual. Guerra del Pacífico. T. V.

La actitud violenta de las ebrias tropas enemigas en Chorrillos fue considerada como una amenaza para la población de Lima, los neutrales y las propiedades de extranjeros, el contralmirante J. M.  Stirling informó a su embajador que, si las tropas chilenas al ingresar a Lima atacaban legaciones o a los neutrales en general, él habría de capturar o hundirles la flota.

A esta firme decisión se unieron el contralmirante de la armada francesa Abel Gervasse Du Petit Thouars, y también el comodoro Sabrano de la marina italiana, el embajador Saint John continúa su relato: “yo dije que asumiría la responsabilidad de tal decisión hasta donde me fuera posible, solicitando oficialmente la intervención del almirante. Los ministros francés e italiano manifestaron su acuerdo y seguidamente lo hicieron los ministros norteamericano y alemán”. (5)

13 de enero de 1881, después de la batalla de San Juan, las tropas enemigas estaban incontrolables y dejadas a su libre albedrío por sus superiores, que no pudieron llamarlos al orden, ni quisieron controlarlos, por temor a una reacción violenta producto del éxtasis del pisco y el aguardiente ingeridos.

Esas tropas cuyos sentimientos es imposible de describir por la violencia de su comportamiento, fueron las que, en Chorrillos, saquearon las residencias y negocios, abusaron de las mujeres, se emborracharon hasta perder la razón y se mataron entre ellos en algunos casos que refiere la historia.

El 14 de enero de 1881, el general Manuel Baquedano Comandante en Jefe del ejército chileno, respondiendo la gestión del cuerpo consular, dirigió una Nota Diplomática al Decano del Cuerpo Consular de Lima, en la que le manifestó, que por iniciativa y a solicitud de ese honorable cuerpo diplomático, había procedido a cesar las hostilidades a la capital del Perú, dando una tregua.

El general Manuel Baquedano reunido con los ministros les expresó que, en reunión tenida ese mismo día temprano, les había manifestado que no estaba de acuerdo en ampliar los plazos. Sin embargo, como haciéndose de rogar, se dejó convencer por la gestión de los ministros de Francia e Inglaterra, finalmente accedió como una deferencia, como un gesto a los países neutrales.

El general chileno probablemente infirió que las gestiones iniciadas por el Cuerpo Diplomático debían conocerla los jefes del ejército peruano y por ende haber recibido las indicaciones, quejándose, aseguró que las fuerzas peruanas habían roto las hostilidades, “hoy, a las 2.20 p.m., sus fuegos contra el infrascrito, su Jefe de Estado Mayor General y ayudantes que recorrían el campo para inspeccionar la situación de nuestras tropas. Esta deslealtad del enemigo me obliga a acelerar las operaciones de la guerra”. (6) Ahumada, Pascual. GUERRA DEL PACIFICO. Tomo V. Capitulo Primero. Pag 101.

Hoy se conoce que fue una provocación de las avanzadas de combate chilenas que se desplazaron a sus posiciones de ataque, y un reconocimiento en compañía de su estado Mayor había realizado el general Baquedano. Movimiento descubierto por las tropas nacionales avanzadas peruanas que provocaron alarma y reacción inmediata. El general Baquedano habría faltado a la verdad, al responsabilizar a las fuerzas peruanas frente a los ministros extranjeros.

El general Manuel Baquedano si bien es cierto aceptó a regañadientes la solicitud del cuerpo diplomático para un armisticio, no es menos cierto que, esta situación no estaba dentro de los planes del general chileno, por tanto, no la iba a respetar. Se podría inferir que la orden de Baquedano fue contraria.

Esto queda evidenciado por una carta que escribe J.P. Christiancy embajador de Estados Unidos en Lima, en la que hace conocer al secretario de Estado James Gillespie Blaine, el informe de la comisión diplomática conformada por “el señor Pinto del Salvador y de los ministros de Francia e Inglaterra”, quienes con el general Baquedano y el Estado Mayor chileno acordaron el armisticio, convinieron en hacer un informe sobre este hecho que era contrario al que había expresado el general chileno.
El embajador estadounidense, hace referencia al informe de la artillería chilena que dice:
“Ahora aparece con toda claridad del parte del jefe de la Artillería chilena, confrontándolo con otros hechos bien conocidos, que su artillería en el ala izquierda (derecha de los peruanos) avanzó mucho más allá de la posición que ocupaban sus avanzadas en la mañana, y que este movimiento tuvo lugar como a las 11:00 a.m. y que este jefe de Artillería, encontrándose tan adelante del resto del ejército chileno, pidió que avanzara la infantería a proteger sus flancos; pedido a que se accedió inmediatamente, poniendo así la línea chilena mucho más cerca de la peruana de lo que se proponía el armisticio”. (7) (Carta que escribe J.P. Christiancy embajador de Estados Unidos en Lima, en la que hace conocer al secretario de Estado James Gillespie Blaine). Revista Hildebrandt en sus trece. Del 17 al 23 de febrero de 2017. (Sucia treta de Baquedano al descubierto).

Pese a ello, el general Baquedano amenazó con bombardear Lima en presencia de los ministros presentes, “bombardear desde hoy mismo, si lo creo oportuno, la ciudad de Lima, hasta obtener su rendición incondicional”. (8) Ahumada, Pascual. GUERRA DEL PACIFICO. T. V. Capítulo Primero. Pág. 101. 

(Continuará)

Foto: Enciclopedia Libre. Wikipedia.

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