Australian War Memorial

Australian War Memorial
EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

sábado, 8 de julio de 2023

Una historia verídica...

 


El 17 de marzo de 1969, doscientos cuarenta y dos ( 242) jóvenes escogidos, luego de casi dos meses de rigurosos exámenes, en los que se les comprobó la salud, el rendimiento físico y psicológico, y conocimientos generales, hacían su flamante ingreso a la Escuela Militar de Chorrillos(EMCH) Alma Mater del Ejército del Perú, todos llevando a cuestas sus útiles de estudio, parecían un grupo numeroso de arbolitos de navidad desplazándose en formación, entre ellos se encontraba Marcos Artigas, que veía así realizado su sueño más dorado, le había puesto alma, corazón y vida a esta última oportunidad de postular, era la cuarta vez que se presentaba y tenía sentimientos encontrados, mezcla de alegría por vivir momentos tan indescriptibles haciéndose realidad su ingreso y tristeza porque se separaba de la familia, aunque momentáneamente, debido al régimen de la EMCH, internado durante cuatro largos años, actualmente son cinco años para graduarse como oficial del Ejército del Perú; posteriormente, terminado sus estudios los graduados se desplazarían a diferentes guarniciones militares, ubicadas en las tres regiones naturales del Perú y ocuparían también puestos de frontera, donde trabajarían cumpliendo el llamado de la patria; pero, para ello faltaban cuatro largos años de preparación militar y humanística, un largo camino.

Ese sabor agridulce que sentía en ese momento se fue disipando al trasponer la puerta principal de la Escuela Militar y dirigirse al interior, hacia un patio amplio denominado patio de Armas donde formaron todos los ingresantes al mando de cadetes de cuarto año, futuros oficiales y distribuidos en 8 secciones, cada una al mando de un oficial instructor del arma de Infantería. Marcos se sentía pletórico de emoción, así, ese día se sucedieron los trámites administrativos y la explicación de las principales normas de conducta que posteriormente serían repetidas a lo largo de su entrenamiento, casi todo el día ocupado, inició su vida militar en el internado, en una de las academias militares más prestigiosas de Latinoamérica (LA), por sus aulas habían pasado personajes ilustres de los ejércitos de LA.

Ese día había programado en la progresión (horario) actividades administrativas y de orientación a los cadetes ingresantes, a cargo de sus instructores. Es así como a los mal denominados “perros” en el argot militar, los condujeron en visitas guiadas por las instalaciones que ocupaba la Escuela Militar: Se inició la visita guiada en el Patio de Honor donde se ubicaba el busto del Crl. Francisco Bolognesi héroe de la batalla de Arica y patrono del Ejército: las aulas, Auditorio, Capellanía, cuadras o alojamientos, enfermería, gimnasio, el estadio con sus graderías, la pista de combate, la pista de cuerdas, el casino de cadetes, el auditorio y finalmente el comedor. Posteriormente hubieron sesiones de orientación de diferentes instructores, formación en el patio de armas para desfilar a pasar rancho (almuerzo), su primera comida fuera de casa y donde conoció a los cadetes de otros años, el comedor estaba organizado en mesas para diez cadetes, presidía la mesa un cadete de cuarto año y habían cadetes de diferentes años en cada mesa, por la tarde en las cuadras se dedicaron a acomodar sus prendas en los roperos individuales, luego nuevamente a pasar rancho de la noche y a las cuadras, a las 20:00 horas la formación para la lista de la noche, verificación del servicio de imaginaria y desfile a las aulas para dos horas de estudio obligatorio, a las 21:00 hrs el trompeta tocaba silencio y a las 22:20 todos los cadetes regresaban de las aulas, permanecían en sus alojamientos donde tuvieron breve tiempo para conversar y conocerse mutuamente un poco más con los otros tres compañeros de dormitorio, con quienes se acompañaría todo ese año, luego, se dejó mecer por el cansancio las emociones vividas ese día y al igual que sus compañeros se quedó dormido, soñó que se acicalaba, se preparaba para salir presuroso a su trabajo. En su sueño se había transportado en el tiempo a su pasado reciente y …

Era una mañana de junio de 1967, una ligera garúa había humedecido el pequeño patio de la casa el Otoño en todo su apogeo abrazaba la ciudad, había una neblina matutina que paulatinamente se disipaba, en las calles las personas se desplazaban presurosas enfundadas en sus chompas y casacas para protegerse del frío, aunque la estación invernal todavía no había llegado, la temperatura estaba en 15º C, pero, se sentía frio. El cielo color gris y la humedad hacían estragos, la tenue claridad de la mañana invadía las calles y esquinas, madres con sus niños uniformados se desplazaban a los colegios cercanos, los buses de la Cocharcas- José Leal, estaban llenos y en los paraderos la gente se aglomeraba para subir a los vehículos, que lucían abarrotados de trabajadores y estudiantes.

Marcos Artigas, vivía en un departamento del pasaje Quilla, con su abuela y dos tías, cada una de ellas tenía un hijo varón, menores que Marcos, todavía estaban en el colegio estudiando los últimos años de secundaria, él había terminado la secundario dos años antes en la GUE Mariano Melgar en el distrito de Breña y había conseguido trabajo en el cine-teatro Azul, llamado así por el pintado exterior e interior del cine-teatro de color azul, en labores de limpieza, mantenimiento y control de ingreso de los cinéfilos o amantes del cine, que en Lima eran muchísimos, la paga era el mínimo oficial que en esos años estaba en S/ 50.00 de oro por día y a los trabajadores se les asegurada en el seguro social después de tres meses continuos de trabajo y buen comportamiento; pero, el horario partido excedía las 8 horas de trabajo reglamentadas por el Ministerio de Trabajo, tampoco se pagaba sobretiempo como en otras latitudes, así que estaba convencido que los dueños, que en Lima tenían varios cines, eran abusivos con sus trabajadores.

Marcos tenía dos preocupaciones importantes en su vida, estudiar una carrera para forjarse un futuro, se había presentado tres veces a la Escuela Militar, la primera recién terminando la secundaria en enero del año 1966, en esa oportunidad su falta de madurez no le permitió continuar el proceso, porque no tenía el certificado de 5to año de media, tenía pendiente un examen del curso de matemáticas el que había desaprobado y tuvo que esperar hasta noviembre de ese año para aprobarlo y obtener su certificado, el proceso de ingreso a la EMCH durante el año 1967 tampoco le fue favorable, había llegado hasta el final de los exámenes, no ocupó una vacante de los 140 jóvenes que ingresaron, se conformó ante la realidad, no solo debía estar bien preparado sino que para ingresar debía tener una recomendación permanente que guiara sus pasos durante todo el proceso algo que él adolecía, es que muchas veces enfrentarse a los obstáculos no siempre es bueno enfrentarlos solos, sino que casi siempre se requiere de una ayuda,  no había tenido suerte, le había faltado el conocido tarjetazo, la recomendación, la tradicional “vara” de todas las épocas, algún padrino de peso; pero no se amilanó y persistiría en alcanzar su meta.

La otra preocupación, era tener un trabajo acorde con sus necesidades, para asegurar ingresos que le permitiera afrontar sus gastos personales y ahorrar para su nuevo intento de postular el siguiente año nuevamente a la EMCH, también afrontar sus necesidades personales, entre ellas estudiar en una Academia preuniversitaria, tener solvencia para su movilidad y otros gastos menores que, solo lo obtendría con un trabajo, porque en casa no había disponibilidad para apoyarlo, su buena familia había hecho muchísimo por él, al darle los estudios secundarios, Marcos le aseguraba a su abuela, quien estaba muy preocupada por su futuro que él haría el esfuerzo máximo para ser un buen profesional, y para eso trabajaba y se preparaba, agradeciendo el alojamiento y alimentación que la familia le brindaba y eso ya era muy bueno, una buena ganancia, por eso cuidaba su puesto de trabajo.

Marcos, ese año había cambiado de trabajo en dos ocasiones, para mejorar su salario, del primero el restaurante Tip Top ubicado en la Av. Arenales, por una mala decisión y tentado por un tío pasó al cine Azul, ilusionado por ver los estrenos de las películas que llegaban a Lima, sin tener en cuenta el horario de trabajo que era tan esclavizante, horario partido, de las 08:00 a las 12:00 para realizar labores de limpieza de la sala, desplazamiento a casa para almorzar y nuevamente regresar desde las 15:00 hasta las 23:00 y algunas veces hasta  casi las 24:00 horas, para controlar el ingreso de las personas en las tres funciones, terminadas las funciones de matiné, vermut y noche, nuevamente hacer una limpieza rápida por el tiempo entre función y función, la platea alta que estaba a su cargo, quedaba como un anís.

Muchas veces arrepentido de su mala decisión no podía explicarse cómo había dejado su trabajo anterior, donde el sueldo era igual en ambos trabajos con una gran diferencia, el horario de trabajo desde las 15:00 hasta las 23:00 hrs diariamente, incluidos sábado y domingo, descanso los lunes. Este horario incluía una comida que disfrutaba muy bien, el trabajo quedaba relativamente cerca de su casa, iba y regresaba a pie diariamente, y le acomodaría muy bien si hubiera estado en sus planes estudiar en una Universidad, hubiera sido magnífico; pero, así son las tentaciones de la juventud y las decisiones equivocadas, Marcos no tuvo en ese momento el consejo oportuno y experimentado de algún familiar, solo se dejó llevar por un interés efímero, su satisfacción de estar presente en los estrenos de películas que recién llegaban a Lima.

Esa mañana Marcos despertó temprano muy entusiasmado, la noche anterior había conversado con Alberto Zisneros un amigo de barrio y este le había comentado que había un puesto de trabajo en la oficina del Consulado de Chile en Perú, que quedaba en la Av. República de Chile cuadra 3. El horario era magnifico de 08:00 a 14.00 horas, de lunes a viernes, los sábados por la mañana se dedicaba a la limpieza de los ambientes del Consulado, que eran tres y el pago era S/. 1,200.00 soles mensuales, se compensaba con el horario de oficina y las consideraciones que después experimentaría en el trato afable y respetuoso que le dispensaron las personas que trabajaban en este Consulado.

Alberto le indicó que estaba sumamente interesado, quería cambiar de aires, ver las condiciones de trabajo, se presentaría temprano porque necesitaban urgente a un joven con 5to año de secundaria, tendría una entrevista con el Canciller y la Srta. secretaria del Consulado, ambos peruanos, el único chileno era el Cónsul. Así que, se apresuró en tomar un duchazo, luego un buen desayuno, se despidió de su abuela y  vestido para la ocasión salió de la casa, se dirigió al paradero del bus de la línea Cocharcas- José Leal que lo llevaría hasta la Plaza Jorge Chavez y de allí caminando llegó en 15 minutos al Consulado, que estaba ubicado en la Av. República de Chile, una calle paralela a la Av. Arenales, llegó a la dirección indicada, subió al tercer piso y lo primero que vio fue una bandera chilena de mediano tamaño desplegada en una de las paredes de la oficina, de inmediato se percató que había ingresado a Chile, algunos adornos de los escritorios eran de origen chileno, el calendario anual también lucía imágenes de paisajes de ese país, saludo a dos personas que se encontraban trabajando, estaba en las oficinas del Consulado de Chile, se presentó indicándoles su nombre y el motivo de su visita, haciendo referencia a su amigo Alberto Zisneros quien lo había recomendado; lo hicieron esperar por  casi 15 minutos, estaban ubicando un documento para presentarle al Cónsul; luego, primero, conversó de algunas generalidades con la secretaria Martha Benavides del Monte y luego con el Canciller Jorge Recuenco Villalba, ambos trabajadores excepto el Cónsul eran de nacionalidad peruana, luego de esa breve entrevista, le indicaron que se hiciera cargo del puesto, él se comprometió a traer al día siguiente sus documentos personales, certificado de estudios, de antecedentes policiales y penales y una breve descripción de sus trabajos anteriores.

Salió del Consulado muy contento y se dirigió a su actual trabajo el cine Azul, se fue caminando porque estaba a unas cuadras, su jefe y el otro compañero Ramón Lizama se quedaron pasmados al verlo con terno, le jugaron algunas bromas y de inmediato se colocó el overol de trabajo y se dedicó a realizar sus actividades hasta las 12:00 hora en que conversó con su jefe Matías Flores y luego de una breve explicación se despidió definitivamente de él, Matías trató de disuadirlo con diferentes argumentos, pero no lo logró, Marcos estaba decidido a retirarse del trabajo, finalmente le aseguró que regresaría a cobrar sus derechos laborales, aunque pasado el tiempo Marcos no regresó, salvo para ver una película de estreno con alguna amiga.

Así fue como Marcos al día siguiente inició su trabajo como conserje, encargado de la limpieza de las oficinas, de llevar y traer la correspondencia a la oficina postal en el centro de Lima ubicada al lado de Palacio de Gobierno, en ese local el Consulado chileno tenía una casilla para correspondencia, además le indicaron que a todo ciudadano chileno que llegara a realizar gestiones al Consulado, les facilitara la lectura de los diarios chilenos que llegaban a la oficina del Cónsul se trataba de El Mercurio y La Tercera, quien después de su lectura le entregaba a Marcos para que los pusiera a disposición de los visitantes, él aprovechaba para leerlos y finalmente los diarios El Mercurio y la Tercera de Chile que al paso del tiempo eran desechados y tirados a la basura; el Cónsul también recibía la revista Ercilla, que luego de su lectura le entregaba al Canciller quien lo llevaba a su casa para leerlo, muy pocas veces los devolvía, por lo que muy pocos ejemplares pudo Marcos leer y disponer de ellas para los ciudadanos chilenos visitantes. En esos tiempos en las oficinas reinaba la máquina de escribir y apoyado en esta tecnología se formulaban todos los documentos que las dos oficinas redactaban y enviaban, además existían una serie de formatos establecidos para la buena administración de personal, uno de esos documentos era la ficha de datos personales preparado para los ciudadanos chilenos que visitaban el Consulado.

Por disposición del Cónsul todo ciudadano chileno que visitaba por alguna razón la oficina del Consulado, tenía la obligación de llenar el formato o ficha con sus datos personales antes de hacer alguna gestión, Marcos se encargaba de entregar las fichas, por lo que ciudadano chileno que visitaba el Consulado estaba obligado a llenar esos formatos, que servirían para ubicarlos o citarlos en caso de necesidad, en estas fichas colocaban nombres y apellidos, lugar de nacimiento en Chile, motivo de visita, profesión, una fotografía tamaño carnet, lugar de trabajo y teléfono en Lima, y especialmente dónde domiciliaban, centro de trabajo o en qué lugar estaban alojados, así se disponía de una base de datos muy incipiente y básica en esos tiempos, de todos los chilenos que residían en Lima, de aquellos que llegaban de visita por turismo o estaban de tránsito a otros países, o se quedaban por trabajo en el país, pero muy útil e importante, porque le permitía al Cónsul Dn. Juan Bulnes Valenciano comunicarse con sus compatriotas, además de facilitarles el trámite de algún documento o trasmitirles alguna disposición de su gobierno.

Su amigo Alberto Zisneros hacía las mismas tareas de conserjería en las oficinas de la Embajada de Chile, que ocupaban ambientes  amplios contiguos de mayor capacidad al lado del Consulado, que se comunicaba mediante una puerta, por la que, solo el Cónsul transitaba hacia la Embajada para reuniones de carácter privado con el Embajador o cuando se trataba de celebrar una efemérides nacional chilena, llegado ese momento Marcos comprobaría lo que le comentaba su amigo Alberto Zisneros que venía trabajando desde el año anterior.

A su amigo Alberto Zisneros, llevó a trabajar a la Embajada chilena un ciudadano de esa nacionalidad de aproximadamente 55 años de edad llamado Pablito Fuenzalida que  trabajaba en la embajada de su país y los muchachos le pusieron como apodo  “roto”, reunía las características de un abuelo bonachón, conversador, juguetón y medio acriollado, Marcos suponía que realizaba funciones administrativas en la Embajada chilena, cuando Marcos comenzó su trabajo, se percató por información de su amigo Alberto que Pablito realizaba actividades directamente para el embajador, también le había comentado que el referido Pablito al salir de la oficina al término de su trabajo, se desplazaba a la Av. Arequipa, donde tomaba su colectivo que lo dejaba a la altura de  la cuadra 18 de esta avenida, desde allí se desplazaba a pie por la Av. Canevaro hasta su domicilio, parecía una forma de hacer ejercicios, mantenerse en forma y conocer personas en su trayecto o quizá ahorrar, por lo que necesariamente debía pasar por los lugares donde los amigos de Marcos se reunían por las tardes; diariamente hacía  ese recorrido caminando casi diez cuadras de donde vivíamos y así conoció a casi  todos los amigos del barrio, al verlos reunidos en la esquina del pasaje Quilla,  casi siempre se detenía un buen rato para contar sus chistes, comentar algunos detalles de la vida cotidiana, pero su interés era escuchar los comentarios de los muchachos, así se hizo amigo de varios, luego proseguía su camino hasta su casa.

Marcos lo veía con cierta desconfianza, porque había notado cierta conducta inadecuada en él, nunca cultivó su amistad, aunque le mostraba consideración por su edad, Pablito vivía cerca al parque del Bombero, y todos los días pasaba caminando por la Av. Canevaro con una cojera que parecía paciente de gota. Pablito conoció a Alberto el año anterior y lo convenció de trabajar en la Embajada chilena en labores de conserjería y limpieza, así fue como Alberto llegó a la Embajada mapochina ayudado por Pablito quien lo recomendó , se hicieron amigos pues trabajaban juntos. Estaba Alberto trabajando casi nueve meses, se enteró que, en el Consulado de este país se había producido una vacante por renuncia de un joven peruano, que debió viajar al norte del país de manera urgente y ya no regresaría por un problema familiar, por lo que requerían de un remplazo para las mismas tareas que hacía Alberto en la Embajada.

Trabajando en el Consulado, Marco se matriculó en una academia preuniversitaria ubicada en la avenida Nicolas de Piérola, en el centro de la ciudad. En la esquina del pasaje Quilla con Canevaro en el distrito limeño Lince y Lobatón, después de retornar de la academia donde estudiaba; los días viernes especialmente Marcos se reunía un par de horas con sus amigos, algunos viernes encontró a Pablito Fuenzalida, por breves momentos, por lo que no tuvo tiempo de cultivar su amistad porque casi siempre llegaba de su academia en el momento en que Pablito se despedía del grupo, con quienes conversaba, casi todos los jóvenes eran contemporáneos, el año anterior habían terminado la secundaria y tres de ellos ya habían ingresado a la universidad, salvo Marcos y Raúl quienes habían postulado a institutos militares y no habían logrado el ingreso. La cita era a las 7 pm. Unas veces para exteriorizar su alegría cantando canciones del momento, relatar chistes colorados y narrar sus anécdotas o simplemente para conversar, tocar guitarra y pasarla bien.

En esa esquina, a la que bautizaron “la oficina”, y en esos tiempos de juventud sana y estudiosa, soñar no costaba nada, era parte de la vida juvenil, los sueños estaban al alcance de la mano, era cuestión de estirar el brazo. Compaginar para algunos, el trabajo con los estudios era un esfuerzo supremo, pero lo hacían bien y era responsabilidad de cada uno.

Darse tiempo para estas reuniones de los viernes era una forma de disipar la presión del estudio, el trabajo y una forma de confraternizar aparte de los chistes era cantar, tocar guitarra o flauta, allí salían los espontáneos y por ello imitar a Raphael cantando sus éxitos del momento no era nada especial. Tampoco cantar las canciones de Leo Dan y hacerles barra a los enamorados de entonces o “batirlos” como se decía en esos tiempos, era una constante. Casi todos ya tenían enamorada, así, una banca frente al parque, un pasadizo semioscuro bajo la luz mortecina, un jardín, el parque o simplemente una caminata junto a ella era la satisfacción más grande.

Habíamos apuntado líneas arriba que Marcos había postulado a la Escuela Militar de Chorrillos por dos años consecutivos (1966 y 1967) oficialmente, con resultados adversos, lo que en ningún momento lo amilanó y tampoco decreció su ánimo, ya se había mentalizado para nuevamente postular en el proceso de 1968. Marcos ya tenía casi seis meses en el puesto, eran los primeros días de noviembre, así que ni corto ni perezoso, un sábado de la segunda quincena de noviembre buscó en su domicilio a su amigo César León que en el proceso de selección de ese año había ingresado a la EMCH, César tenía un familiar, quien lo había orientado bien para ingresar, así fue, que al siguiente sábado, aprovechando la salida de paseo de César se reunieron y juntos se dirigieron a Chorrillos a la casa del tío de César que tenía el mismo nombre César Garro y allí los presentó y lo recomendó y le pidió ayuda para su amigo Marcos, conversaron por 15 minutos invitándolo a que lo visitara para ir orientándolo en sus estudios finales y aconsejarlo, Marcos agradeció esta gentileza en un oficial que recién lo conocía, se comprometió en ir a visitarlo para realizar alguna consulta, durante la conversación Marcos le expresó su caro deseo de ingresar a la Escuela Militar, esta vehemencia y seguridad fue bien recibida y aquilatada por el comandante Garro, quien lo felicito por su vocación y le ofreció brindarle ayuda llegado el momento,  para esa tercera vez.

Así que, en el mes de diciembre  1967 para ser exacto la primera semana, un sábado por la tarde Marcos fue a visitar al comandante Garro, llegó a su casa y tocó el timbre, Marcos recuerda que fue uno de los hijos del comandante quien abrió la puerta, previo anuncio lo hizo pasar, el comandante Garro estaba leyendo un diario en su sala y se estrecharon las manos, y surgió la conversación, Marcos le expresó que estaba matriculado en la academia preuniversitaria Instituto Matemático en la Av. Nicolás de Piérola, una academia que preparaba jóvenes que normalmente postulaban a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), porque el grado de dificultad de los conocimientos que impartían era alto. El comandante Garro preguntó qué otra actividad realizaba, él muy entusiasmado le expresó que desde junio de ese año estaba trabajando en el Consulado de Chile en el Perú como empleado, encargado de la limpieza y de llevar correspondencia a diferentes oficinas, recoger la del Correo Central, para lo cual disponía del pago de movilidad, que el trato era afable, y el pago mensual era justo y acorde con el horario de trabajo. Con lo que ganaba allí afrontaba sus gastos de academia y los personales y juntaría para poder postular al siguiente año. Hubo un comentario que le hizo Marcos al comandante que le interesó mucho, fue lo relacionado a los diarios chilenos y revistas que se desechaban luego de su lectura y especialmente el comandante le pidió sea preciso en lo referente a las fichas personales que los ciudadanos chilenos debían llenar obligatoriamente cuando visitaban la legación chilena.

Terminada la visita Marcos se despidió del comandante Garro no sin antes hacerle presente que faltaba dos semanas para que se inicie el proceso de ingreso a la EMCH, de la forma cómo iba avanzando en sus exámenes le informaría oportunamente, quedaron así y Marcos se despidió deseándole una extraordinaria fiesta de navidad y prosperidad el año venidero para él y su familia. En efecto llegó el mes de enero de 1968 y Marcos solicitó permiso en su trabajo por dos semanas, al principio le respondieron que dos semanas era demasiado tiempo, pero él justificó su requerimiento en la necesidad de viajar a la provincia de Jauja y visitar la tumba de su padre que había fallecido en un accidente de carretera en setiembre de ese año y que, nunca les informó, se comió su dolor con la familia, por razones de trabajo no pudo viajar, recordemos que el mes de septiembre de todos los años había una febril preparación en todas las sedes diplomáticas chilenas del mundo para celebrar el día nacional de Chile, por lo que se necesitaba la ayuda y apoyo de todos, ese mes fue un trabajo muy arduo para todos los que trabajaban en el Consulado. La información real del fallecimiento de su padre, Marcos nunca comunicó a su superior por lo que, el personal del Consulado pensaba que el fallecimiento se había producido en esos días y les estaba comunicando, Marcos mentía, pero por una razón muy poderosa, su propia seguridad, porque al Cónsul nunca le iba a decir que el permiso era para presentarse en el proceso de selección a la Escuela Militar de Chorrillos, de inmediato hubieran sospechado de él y con seguridad hubiera perdido el trabajo.

Les informó que su amigo Alberto Zisneros vendría todos los días a realizar la limpieza y aseo, aprovechando que él también hacia las mismas labores y los dos sábados lo reemplazaría en la limpieza general, aprovecharía que al igual que Marcos asistía los sábados y los demás días estaba asegurada el traslado de la correspondencia, y otras actividades, por esos días durante su ausencia la secretaría Srta. Martha se encargaría de hacer llenar las fichas y entregar los diarios para su lectura a los visitantes; el Cónsul Juan Bulnes Valenciano era un hombre muy comprensivo y humano, por lo que autorizó el permiso, así, mediante una mentira piadosa, Marcos obtuvo el permiso para someterse al proceso de selección inicial, inició las primeras actividades: la inscripción y entrega de documentos, pago de los derechos, examen físico, examen médico, para los exámenes de conocimiento, neuropsiquiátrico y entrevista final, Marcos ya idearía una justificación para ausencias futuras.

Conforme avanzaba en sus exámenes y salía aprobado iba y le informaba al comandante César Garro, quien estaba muy preocupado porque no se explicaba cómo Marcos había obtenido autorización para dar sus exámenes, Marcos le explicó lo que había hecho y el comandante Garro, aprobó la manera como había obtenido la autorización, considerando las circunstancias, sonrío plenamente.

Ese año, nuevamente al finalizar los exámenes de ingreso a la Escuela Militar de Chorrillos Marcos no pudo ingresar, una nueva decepción no solo personal, sino familiar, la abuela era la que más sufría esta nueva decepción suya y una de las tías le recomendó que abandonara ese proyecto, así que tuvo que hacer “de tripas corazón” y seguir para adelante, aunque adolorido moralmente continuó su trabajo en el Consulado chileno y seguía visitando al comandante Garro en su domicilio en Chorrillos y también continuó su preparación académica y física Enel estadio nacional pues integraba el equipo de la Liga de Lima y Balnearios.

En una de las visitas al comandante Garro este le hizo otras preguntas referentes a que si Marcos estaba dispuesto a colaborar entregándole semanalmente los diarios chilenos pasados, porque estaba interesado en saber las noticias que publicaban y compararlos con los diarios peruanos, Marcos le respondió que no tenía ningún problema en entregarle en lugar de botarlos a la basura, no había reciclaje en esos tiempos y así fue que Marcos a partir de ese día en su trabajo tenía mucho cuidado en que no se deterioraran los diarios y pidió permiso al Cónsul para que los sábados en la mañana que llegaba al trabajo para realizar la limpieza y encerado de los ambientes, las ventanas y los SSHH, aprovecharía para desechar los diarios pasados, obtenido el permiso, por la tardes llevaba su valioso cargamento de Lince a Chorrillos y entregaba al comandante Garro los diarios cada quince días.

Un sábado de agosto que Marcos llegó a casa del comandante César Garro para hacerle entrega de los diarios chilenos y un ejemplar de la revista Ercilla, este le presentó a un amigo que se encontraba conversando con él, al parecer trabajaba con el comandante en una oficina por la Av. Las Palmas y parecía su subordinado porque le decía mi comandante, al presentarse le dijo que se llamaba Pedro Arnao, luego de los saludos protocolares,  y al momento de entregar los diarios, de inmediato Arnao se mostró interesado en torno a los periódicos aunque pasados eran valiosos, pero supo disimular su interés, por lo que, optó por preguntar a Marcos temas relacionados, con historia, la guerra con Chile, el amor a la patria, su identificación con nuestro país, sus valores y símbolos y si estaba convencido por la historia con Chile, que este país era un enemigo potencial del nuestro desde el pasado, a todos estos interrogantes respondió Marcos con la verdad, su amor a la patria estaba más que descontado, precisamente por esa razón deseaba ingresar a la EMCH, sobre la guerra también tenía clara su posición respecto a Chile, la respuesta satisfizo a ambos.

Luego de ver la satisfacción de ambos, Arnao prosiguió con su interrogatorio,  cuáles eran sus actividades, qué hacía Marcos en el trabajo, cómo estaban distribuidas las oficinas, quiénes trabajaban en él, si eran peruanos o chilenos y cuántos chilenos en promedio mensual visitaban las oficinas para trámites administrativos, Marcos miró al comandante como buscando su aprobación, se había percatado que las dos personas que lo estaban sondeando, aparentemente trabajaban en alguna oficina de seguridad, él no sabía en ese momento de qué oficina se trataba ( lo sabría mucho tiempo después), el comandante miró a Arnao y tomó la palabra como para calmar el huaico de preguntas, le dijo a Marcos no te preocupes, necesitamos saber si realmente deseas de manera patriótica colaborar con nosotros, entregando información puntual de la oficina donde trabajabas y  relacionada con Chile, que le solicitarían, sobre diferentes temas, documentos, mapas, autoridades, etc. Marcos fue muy sincero, explicó sus actividades en su trabajo, lo que cada uno de los trabajadores hacían, la secretaria, el Canciller y finalmente el Cónsul.

Entonces Arnao miró al comandante como buscando aprobación para una propuesta que deseaba hacer al novato, este le propuso a Marcos para que la semana siguiente se reunirían en la oficina del trabajo con el comandante Garro, para la entrega de diarios, pero esta vez le pidieron si podía llevar una copia de las fichas que llenaban los chilenos al visitar el Consulado, Marcos de buen agrado acepto la solicitud, les prepararía una ficha duplicada, quedaron así y Marcos se despidió de ambos, quienes se quedaron, con plena seguridad para realizar comentarios sobre lo ocurrido aquella memorable tarde de agosto de 1967.

La semana previa a esta nueva cita, Marcos trabajó con esmero cumpliendo todas las tareas que le encomendaba el Cónsul y el Canciller, fue tres veces al correo a dejar y traer correspondencia, llevó documentos a diferentes oficinas, cercanas al Consulado que eran empresas chilenas gerenciadas por chilenos muy amigos del Cónsul y el viernes en la mañana preparó la ficha duplicada que incluía una fotografía tamaño carnet de una ciudadana chilena, guapísima ella,  que recientemente había llegado a Lima para trabajar de bailarina en la Boite Pigalle de Lince (sala de fiestas o discoteca) que se había comprometido llevar el día siguiente por la tarde a su cita. También esa semana, precisamente el sábado por la mañana, al ingresar a la oficina del Cónsul, encontró un billete de veinte dólares en el piso de la oficina, de inmediato Marcos pensó que el billete se le había caída al Cónsul, pero luego dedujo de que podría tratarse de una prueba de honradez- el Cónsul estaba probando su honestidad- así que tomó muy en cuenta para realizar su trabajo con mucho esmero y cuidado a partir de ese momento, por lo que, se esmeró en dejar limpia la oficina, otro hecho inusual que sucedió ese día fue encontrar sobre el escritorio del Cónsul unos archivos que contenían una serie de documentos, si se tiene en cuenta que, el Cónsul, nunca dejaba sus documentos fuera de sus archivadores o caja fuerte, era sumamente meticuloso y esmeradamente cuidadoso, antes no había sucedido eso, sospechó que lo estaban sometiendo a una prueba no solo su honradez sino también si por alguna razón manipulaba los documentos que se encontraban en los folders, lo cual preocupó a  Marcos, por lo que se vio obligado  a realizar una observación minuciosa de cómo estaban colocados los documentos encima del escritorio, los folders y un maletín de cuero, los retiró uno por uno, sin abrir los folders ni el maletín, luego limpió bien, enceró y sacó un brillo reluciente, procediendo a colocar los archivos en los lugares en que se encontraban inicialmente y finalmente el billete de veinte dólares lo colocó debajo del abrecartas medianamente pesado de forma corva que tenía el Cónsul y así evitar que el día lunes el billete se cayera nuevamente, terminó la limpieza de los dos ambientes, de los SSHH y recogió su valiosa documentación, periódicos y ficha, que esa tarde entregaría a la dupla Garro-Arnao.

A las tres de la tarde aproximadamente, Marcos llegó a la esquina de la Av. Las Palmas con la Av. Escuela Militar y tomó un colectivo que lo llevó directamente hacia la dirección que le habían proporcionado, muy cerca de la División Aerotransportada, al ingreso había una guardia donde se identificó y preguntó por el comandante Garro y el señor Arnao, se demoraron diez minutos en hacerlo ingresar, tuvo que dejar su boleta militar y recabar un pase, un joven  de aspecto huraño lo condujo a la oficina del comandante, al ingresar a la oficina lo recibió el señor Arnao, luego lo hizo ingresar a una sala que parecía una aula de estudios y se sentaron a conversar mientras esperaban la presencia del comandante, después de cinco minutos llegó el comandante Garro se saludaron y de inmediato Marcos entregó los periódicos y la ficha de datos personales, ambos personajes al leer la ficha se quedaron muy sorprendidos, porque contenía datos muy importantes de la ciudadana chilena y además tenía una fotografía en blanco y negro tamaño carnet, que les permitía reconocer a la persona, al ver la fotografía ambos intercambiaron una mirada cómplice y sonrieron, revisaron los diarios y el comandante Garro le dijo a Arnao, lleva los documentos y entrégalos de mi parte al comandante Sanjinés del Carpio, el sabe qué hacer con los documentos..

Se quedaron conversando el comandante Garro y Marcos, indudablemente que el comandante tuvo que explicar de qué oficina se trataba y qué trabajo se realizaba, durante casi media hora el comandante le explicó a Marcos  indicándole que el trabajo que se realizaba en esa oficina era muy importante para la seguridad del país, se trataba de obtener toda información relacionada con Chile, le preguntó si estaba de acuerdo, y si de manera voluntaria Marcos se animaba a colaborar, aunque ya lo estaba haciendo, pero a partir de esa fecha, si es que aceptaba lo propuesta, sería considerado como un colaborador importante y tendría que firmar un compromiso de colaboración, Marcos pensó por breves momentos en esta nueva tarea y las implicancias que le podría traer en su trabajo, en caso fuera descubierto, incluso se imaginó siendo conducido detenido o que las autoridades chilenas tomaran represalias contra él o su familia, por esas razones, inicialmente Marcos estuvo muy renuente a aceptar la propuesta y le pidió al comandante Garro lo dejara decidir en una semana.

El comandante Garro le manifestó que, si aceptaba la propuesta de ser colaborador y para una mejor forma de realizar este trabajo, Marcos recibiría una capacitación para cumplir eficientemente su labor, el comandante Garro le expresó lo mucho que le agradecía por la labor que venía haciendo, Marcos se comprometió en responder la siguiente semana y así habiendo pasado casi hora y media de su conversación, Marcos se despidió del comandante Garro.

La siguiente semana, continuó sus actividades en el trabajo, recopilando más información, llenando 6 fichas de chilenos visitantes, no pudo acudir a su cita con el comandante Garro porque quería tener más tiempo para decidir y además una familiar muy cercano se enfermó y tuvieron que internarla en el hospital obrero, Marcos llamó por teléfono al comandante Garro y le explicó el motivo por el que no fue a la cita; pero, en su fuero interno, continuaba con serias dudas y preocupaciones sobre una eventual responsabilidad posterior, si es que sus jefes se percataban de sus actividades, saber cuál sería la responsabilidad del comandante Garro en caso se presentara algún problema.

Finalmente decidió colaborar con lo que le solicitaba el comandante Garro y a la semana siguiente acudió a la oficina del comandante Garro y durante tres fines de semana el señor Arnao y comandante lo capacitaron para realizar actividades de búsqueda de información, observación y descripción y otras actividades importantes. Por su eficiencia y calidad de las informaciones que entregaba fue considerado como un colaborador importante, prácticamente estaba infiltrado en una oficina chilena en nuestro país como era el Consulado, como ellos le decía un gran objetivo para obtener información de primera mano.

Valiéndose de una cámara fotográfica que prestó de un familiar un día sábado, tomó fotografías de las dos oficinas y  realizó la descripción respectiva poniendo énfasis en lo referente a la descripción propia de las oficina del Cónsul: número de oficinas, muebles, archivos, un casillero central donde se colocaban documentos, pasaportes duplicados, partidas de nacimiento remitidas desde Chile que no habían recogido y que gestionaban los ciudadanos chilenos y estaban a disposición para entregarle a los solicitantes. Ninguno de los funcionarios del consulado se tomaba la molestia de controlar estos documentos, era fácil que desaparecieran.

Durante ese año continuó colaborando ad honoren con el comandante Garro, hubo un desfase en diciembre de 1968, porque este fue cambiado de colocación a Tumbes, pero lo había dejado recomendado a un mayor que ocupaba un importante cargo en el Estado Mayor de la Escuela Militar. El 31 de diciembre renunció a su trabajo, se retiró y despidió de la oficina pretextando que viajaba al interior del país por razones familiares. La verdadera razón es que se presentaría como postulante a la Escuela Militar llamado por su gran vocación.

Finalmente, después de sortear los exámenes de admisión, por fin pudo hacer realidad su sueño de ingresar al Alma Mater del Ejército del Perú.

Despertando de su sueño por el toque de diana, Marcos y todos sus compañeros procedieron a vestirse rápidamente y salir al desayuno y posterior instrucción militar en los campos de instrucción.

Terminada las actividades de la mañana y luego de pasar rancho (almuerzo) se dirigieron a sus cuadras para pasar revista de prendas a cargo de os cadetes y oficiales al mando de cada sección.

A la hora de entrenamiento físico en el patio de armas, tomó el mando el mayor Jefe del Batallón de Cadetes y los exhortó a cumplir fielmente sus deberes con disciplina y responsabilidad, para enfrentar y afrontar su etapa inicial de instrucción militar y al término de ella su posterior integración con el Batallón sea de manera eficiente de cadetes finalizó su discurso con este mensaje “ tengan en cuenta que ustedes conforman una excelente promoción, vienen de distintos puntos del país, todos ustedes son los mejores entre los jóvenes que han postulado y conforman la nueva savia de nuestro Ejército, además, entre ustedes hay un cadete que ha cumplido una valiosa misión para la seguridad de nuestra patria; los felicito”.

Marcos Artigas se sintió reconfortado y no supo disimular esta alegría rebosante, habían sido tres oportunidades en que se presentó como postulante, también fueron tres fracasos en su juventud ante los que nunca se amilanó ni “tomó las de Villadiego”, siempre fue persistente y perseverante en sus acciones y  este reconocimiento que sin duda llegaba desde la dirección de la Escuela Militar, era una muestra de que su trabajo de colaborador ad honoren había sido bien aquilatado, no había caído en saco roto, ni fue pasto del olvido, como sucede usualmente en nuestra sociedad.

Marcos jamás habló de este episodio de su vida ni con su familia mas cercana, hasta hoy, que hace de conocimiento público estos hechos inéditos, inclusive para la gran mayoría de sus compañeros de promoción.


viernes, 30 de junio de 2023

"Enigma" el código ultrasecreto de los Nazis.

 Enigma, el código ultrasecreto de los Nazis.



Por: Arturo Castro.

Aún hoy, las autoridades británicas se deben estar preguntando, por qué el primer ministro de Gran Bretaña Winston Churchill ordenó terminada la II GM, destruir las instalaciones militares de “Bletchley Park, incluido las Bombe, los Enigma” (1) Espías de Hitler. Óscar Herradon. Junio 2016., y todo aquellos que se utilizó para descifrar el código alemán.

Según se especula, es probable que esta decisión obedeciera a la sospecha que podría caer en manos de los soviéticos y estos se apoderarían de los secretos. En 1960 se ordenó el secreto y destrucción del último Colossus, sin embargo, lo que no se conocía en esos tiempos y hoy ya se conoce, es que, los soviéticos habían infiltrado al espía John Cairncross (´Liszt´) en el gran complejo de Bletchley Park, en la cabaña Nº 8, uno de los cinco espías de Cambridge. Los soviéticos sabían de la existencia de los Enigma, gracias a Cairncross.

 “Se conoce como los cinco de Cambridge o Círculo de Cambridge a un grupo de espías británicos reclutados por la Unión Soviética en el Trinity College de la Universidad de Cambridge (Inglaterra) y que pasaron información durante la Segunda Guerra Mundial y hasta principios de la década de los 50 del siglo XX. Sus miembros fueron Kim Philby (nombre en clave: ´Stanley´), Donald Maclean (´Homer´), Guy Burgess (´Hicks´) y Anthony Blunt (´Tony´ y ´Johnson´) e, hipotéticamente, John Cairncross (´Liszt´), quien nunca reconoció haber pertenecido a este grupo de espías. Se infiltraron en la sociedad británica como ´topos´, en la jerga de los servicios secretos”. (2) 

Según refiere el profesor Domènec Pastor Petit. (Escritor y ensayista español, Domènec Pastor Petit, a quien se le consideró uno de los grandes expertos en espionaje del siglo XX), en Stalingrado el Ejército Rojo logró capturar 26 máquinas Enigma y en 1942 consiguió el libro de claves que le sirvieron a los soviéticos para descifrar los mensajes.

Desde 1938 el servicio de inteligencia británico buscó un lugar especial dónde instalar el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno y la escuela de Cifrado (GC&CS). En esos tiempos se puso a subasta la mansión de Bletchley y sus terrenos aledaños, un caserón victoriano que había albergado a un rico corredor de bolsa y su esposa.

El gobierno británico adquirió la mansión y parte de los terrenos, se ejecutó la transformación para convertirla en una blindada instalación militar que sirviera a los propósitos para los que se había destinado. En agosto de 1939 el GC&CS ocupó las instalaciones. Qué era Bletchley Park, era un complejo que funcionaba en esa casa de campo inglesa.

Qué ventajas tenía Bletchley Park como instalación: se encontraba a 80 kms de Londres, relativamente cerca de las universidades de Oxford y Cambridge, lugares donde el jefe de la GC&CS reclutó a “los mejores criptógrafos y matemáticos del país”, (3) y lo más importante disponía de una línea de telégrafo. Una gran secuoya (la conífera más alta que existe), que permitió mimetizar las antenas por donde recibirían los mensajes en clave del enemigo interceptadas.

Los cuatro criptógrafos más destacados que sobresalían nítidamente eran Turing, Welchman, Milner-Barry y Alexander. Lo que comenzó como una comunidad de criptoanalistas se convirtió con el tiempo en un gran centro de descodificación, a cargo de las mentes más brillantes de Inglaterra.

Pronto las necesidades en el manejo de la información que se recibía les obligaron a solicitar más personal calificado al primer ministro Winston Churchill quien estaba muy interesado en este trabajo ordenó entregar de inmediato, los que fueron organizados en equipos y a quienes les asignaron sus lugares de trabajo consistentes en barracones o cabañas.

En total se construyeron 15 cabañas a las que se les asignó un número en lugar de nombre para mantener secreto, debidamente separados o compartimentados, de tal manera que ninguno de ellos sabía lo que se hacía en cada una de estas cabañas o barracones. La cabaña Nº 4 era utilizada para descifrar mensajes del Enigma que eran enviados desde la cabaña Nº 8, contenía datos de inteligencia del día a día. Posteriormente se crearon la Cabañas 11 y 11b, donde alojaron varias decenas de máquinas Bombe que trabajan sin ninguna interrupción.

La información obtenida de la maquina Enigma por los sabios matemáticos tenía el nombre clave de Ultra, y era un grupo estrecho de 31 personas quienes conocían su existencia, fue bautizada como Bonifacio, así en caso de que el enemigo se enterara, podría creer que se trataba de un único agente británico.

La historia de la decodificación del Enigma tiene su origen mucho antes de que estallara la IIGM, cuando en GB estaba reclutando personas la inteligencia británica, estudiantes de las mejores universidades entre ellos a Alan Turing y otros matemáticos y criptoanalistas quienes fueron reclutados por la inteligencia británica.

La máquina Enigma fue ideada para ser utilizada para evitar el espionaje industrial, la inteligencia naval alemana la adquirió en 1929 este artefacto disponía de un mecanismo de cifrado rotatorio que permitía cifrar y descifrar mensajes. En aquellos días, nadie se hubiera imaginado que esa máquina de uso industrial se convertiría en una de las armas secretas del Estado Mayor nazi.

El Tratado de Versalles prohibía el rearme y reorganización de las fuerzas armadas alemanas. La marina alemana comenzó a utilizar la máquina Enigma, esta era una versión desarrollada para usos militares, en sus comunicaciones y evitar ser interceptadas, se conoce que los alemanes crearon setenta mil unidades de este artefacto, similar a la máquina de escribir de esa época. Hitler entrego 15 de estas máquinas al general Franco quien lideraba la rebelión de los golpistas rebeldes durante la guerra española.

Enigma era tan eficaz que se utilizó en todos los estamentos del III Reich: Ejército, Armada, Fuerza Aérea (Luftwaffe); la Marina, servicios secretos la Abwehr y organismos de seguridad como la Gestapo, el SD, la Wehrmacht y todos los ministerios.

Se utilizó un inmenso fichero donde se colocaban miles de tarjetas recopiladas con información relevante, incluso de transmisiones anteriores. Descifrarlos, traducirlos del alemán al inglés y especialmente interpretando su contenido, no era una tarea fácil por la complejidad, teniendo en cuenta que la configuración del cifrado, comenzada la guerra, se cambiaba diariamente, por lo que la rapidez en el descifrado era crucial para no perder información.

Los criptógrafos con Alan Turing a la cabeza se vieron impelidos de utilizar un dispositivo diseñado por Rejewski con ayuda de otros genios, como Gordon Welchman construyeron una serie de dispositivos electromecánicos que denominaron Bombe (bombas criptográficas), Turing las bautizó como “Diosas de bronce”(4) , con este dispositivo podían comprobar a gran velocidad cientos de combinaciones de letras para reducir los ajustas de la máquina Enigma, la abombe ayudó porque aumentó la velocidad para descifrar el tráfico.

En este complejo también se utilizaba las Typex una máquina de cifrado británico, para que funcionara como los Enigma, con rotores, teclado y una impresora, se utilizaba para convertir el texto cifrado en alemán. La máquina Enigma que tenía un gran parecido con la máquina de escribir, no utilizó impresora y esa podría considerarse una limitación.

En febrero de 1942, los alemanes introdujeron una máquina Enigma de cuatro rotores en sus submarinos, más compleja que la anterior, a la que asignaron el nombre clave Shark, en octubre de ese año, los tripulantes del HMS Petard, lograron recuperar dos libros de códigos de señales cortas alemanas del U-559, derribado este y antes de irse a pique, lo enviaron a Bletchley Park, los criptógrafos de la cabaña 8 consiguieron descifrar Shark, fue muy importante para las operaciones futuras como la batalla del Atlántico.

En 1943 como es natural, con desconfianza de la seguridad de sus comunicaciones pudiera ser interceptada por el enemigo, los alemanes introdujeron un nuevo código meteorológico corto, nuevamente los criptógrafos de la cabaña N°8 lograron descifrarlo y así evitaron una interrupción en el descifrado de los mensajes alemanes.

Los alemanes no solo utilizaban la máquina Enigma, también tenían en uso para codificar sus mensajes la máquina Lorenz, máquina muy grande, pesada y compleja, fue casual el conocer el encriptado, de esta, gracias a un error de un operador alemán quien utilizó la misma configuración de encriptado dos veces, en la segunda utilizó abreviaturas, esto permitió a John Tilman jefe de criptógrafos en Bletchley Park descifrar el código de esta máquina.

Los alemanes continúan complicando sus máquinas Lorenz y Enigma, en Bletchley Park llamaron a un ingeniero postal Tommy Flowers, con Max Newman diseñan y construyen la primera computadora semiprogramable del mundo, la que bautizaron como Colossus, lo que permitió mejorar al doble el trabajo de los analistas criptógrafos.

Colossus, logró descifrar un mensaje que a la postre fue no solo crucial, sino histórico para la guerra, “la confirmación de que el ejército alemán esperaba una invasión masiva por Caláis, gracias a ello, Dwight Eisenhower, decidió por Normandía para el desembarco del del 6 de junio de 1944”. (5)

Historiadores coinciden en afirmar que, gracias al trabajo tesonero e indesmayable realizado por los hombres que trabajaron en el complejo secreto Bletchley Park, permitieron acortar la IIGM dos años y eso era un gran logro en medio de esta gran conflagración mundial, que tuvo a toda la humanidad en vilo y que causó una gran zozobra económica para todas las naciones.

Alan Turing, el gran artífice del complejo ultrasecreto en Bletchley Park, un héroe condecorado con la Orden del Imperio Británico, aunque no podía divulgar las razones de esta condecoración. En 1952, enfrentó una acusación criminal por ser homosexual, en esos años estaba prohibido mantener relaciones entre hombres, Turing fue acusado por “indecencia grave y perversión sexual”, (6) irónicamente Turing había acudido a la justicia británica en búsqueda de justicia que no obtuvo.

Las mismas personas que conocían de su enorme contribución a los esfuerzos de la guerra en el complejo Bletchley Park, fueron quienes, olvidando su trabajo tan importante para la seguridad británica y de los aliados, lo demonizaron. Después de dos años de iniciado el juicio Alan Turing fue encontrado sin vida en su casa de Manchester, tenía solo 42 años, el caso fue cerrado como suicido, quedaron graves sospechas, dando lugar a teorías como el asesinato.

 En 2009, Gordon Brown, primer ministro de Gran Bretaña, “pidió disculpas en nombre del gobierno de su Majestad y la Nación, por la ignominiosa persecución a Turing, reconociendo la gratitud de los aliados que le debían al igual que sus compañeros”. (7)

Una anécdota poco conocida, es el origen o inicio para descifrar Enigma, en 1929 los alemanes por error enviaron una máquina Enigma a Varsovia capital de Polonia, no utilizaron la valija diplomática como era usual y seguro. El paquete fue dirigido a la delegación alemana en Varsovia; los alemanes, probablemente al descubrir su error, pusieron un interés desmedido en que la maquina pasara por la aduana polaca, lo que despertó sospechas en el servicio secreto polaco, retuvieron el envío un fin de semana, que aprovecharon para sacar una minuciosa copia de sus planos, el paquete fue devuelto a los alemanes, aparentemente intacto.

El servicio secreto polaco y el gobierno estudiaron minuciosamente aquel modelo, el gobierno se vio obligado a “contratar a un grupo de matemáticos que hablaban alemán: Marian Rejewski, Jerzy Rozycki y Henryk Zygalski, por sus conocimientos en criptoanalisis, este equipo logró romper el código Enigma en cuatro meses y medio”,(8) un agente polaco infiltrado en el departamento de cifrado del ejército alemán consiguió un manual de instrucciones de Enigma, que permitió a los polacos hacer una réplica exacta de Enigma.

“Enigma parecía una máquina de escribir portátil. Funcionaba con baterías, con una pila de nueve voltios, podía ser conectada a la red eléctrica, un operador pulsaba una letra del teclado interior y sus rotores dentados, cambiaban dicha letra por otra. Mediante impulsos eléctricos se establecían diferentes juegos de transposiciones, por lo que la letra original cambiaba siete veces hasta que se iluminaba una letra del panel superior, un teclado luminoso con su correspondiente alfabeto. Un segundo operador anotaba las letras transpuestas y las trasmitía en código morse por grupos de cinco”. (9)

El mensaje codificado era recibido por una máquina Enigma, ajustada con la clave del día, para ser descodificado.

Notas:

Herradón, Oscar. Espías de Hitler. Edición 2016. Ediciones Luciérnaga. Barcelona:1,3,4,5,6,7,9.

La Vanguardia. “Los niños ricos que espiaron para la URSS”. 7 de julio de 2019: 2.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


domingo, 11 de junio de 2023

Crear algo a partir de nada.

 


“Todo en el universo ha sido creado a partir de alguna cosa, que a su vez, ha sido creada de la nada”.

LAO TSE, TAO TE KING

Crear algo a partir de nada.

Por: Arturo Castro

De la obra las 36 Estrategias chinas del periodista Gao Yuan, exponemos a ustedes, la Estrategia N°7 “Crear algo a partir de nada”. En la confrontación militar, empresarial, política, informática y el amor, a menudo se emplean una serie de estrategias para obtener el resultado planeado, conquistar el objetivo, ganar una elección Nacional, Regional, local, ganar a la competencia, o conquistar a una dama.

Es cuando la creatividad llega a su máximo potencial. Crear algo a partir de nada, pone en juego la experiencia, criterio, conocimiento, sentido común y todas aquellas características cognitivas de los lideres en los diferentes campos de la realidad, que les permite llevar su creatividad al máximo.

Veamos el hecho siguiente, durante la dinastía Tang (618-907 d. De C) un magistrado territorial llamado Zhang Xun, perteneciente a esta dinastía, utilizó ventajas inexistentes para defender la ciudad Yongqiu ante el asedio de tropas que se habían revelado contra el gobierno imperial.

An Lushan lideraba la rebelión, hombre ambicioso y libidinoso, se hablaba mucho de sus proezas sexuales, le había quitado la principal concubina al emperador de Tang y usurpó el trono, ordenó a su funcionario Linghu Chao tomar la ciudad Yongqiu, tenía a su disposición 40,000 hombres. Tras cuarenta días de asedio, algunos habitantes en su desesperación y ante escasez de alimentos en la ciudad cambiaron a sus hijos por alimentos.

Los muros de la ciudad estaban defendidos por arqueros, los enfrentamientos diarios defendiendo su ciudad, exigió de su principal arma, el arco y las flechas, y estas se estaban agotando peligrosamente, lo que sería fatal para los defensores, quienes no podrían responder al ataque enemigo.

Ante la necesidad de más flechas para los defensores, Zhang Xun ideó una estrategia y ordenó fabricar figuras de paja tamaño natural, que vistieron de negro, por la noche estas figuras eran descolgadas de los muros defensivos, los soldados que asediaban disparaban sus flechas, pensando que eran sus enemigos que huían del lugar, las flechas se clavaban en las figuras que fueron posteriormente recuperadas, por los defensores, de esta manera Zhang Xun recuperó flechas y abasteció a los defensores.

Linghu Chao líder de los asediadores, se percató que había sido engañado por el enemigo. Luego, por la noche Zhang Xun dispuso que 500 de sus mejores soldados bajaran por los muros, el enemigo los observó y no atinó a reaccionar por el fiasco interior y pensaron que eran muñecos de paja, eso fue fatal. Esto fue muy bien aprovechado por los defensores para atacar silenciosamente durante la noche el campamento de Linghu Chao y dar muerte a numerosos enemigos causando temor y zozobra en las filas de los asediadores enemigas.

Inicio de la II Guerra Mundial. Operación bandera falsa.

Hitler había escogido territorio de Polonia para el inicio de la segunda guerra mundial. Una de las estrategias diplomáticas nazistas y que ocultaban fines oscuros y protervos, era firmar tratados que después incumplía. Hitler hizo creer al gobierno polaco que sus planes respecto a Polonia eran pacíficos. El 26 de enero de 1934 ambos países firman un pacto de no agresión.

Uno de los párrafos del tratado especificaba que: “Si surgieren disputas entre ellos y no se alcanzase un acuerdo entre ellos mediante negociación bilateral, buscarían para cada caso particular y por mutuo acuerdo métodos pacíficos alternativos, sin renunciar a la posibilidad de utilizar si fuese necesario aquellos procedimientos establecidos por otros acuerdos entre las partes”.

Hitler se había comprometido a cumplir con el tratado firmado en 1934, sin embargo, ideó la forma de incumplir este tratado y tener a Polonia bajo sospecha, mostrando a la comunidad internacional que Varsovia incumplía el tratado. Lo que buscaba Hitler era crear un incidente fronterizo, responsabilizando al gobierno polaco y ante los hechos, hacer ver a la opinión pública que Alemania solo respondía a las sangrientas provocaciones polacas.

Así nació lo que se conoce como el incidente Gleiwitz, una de las tres misiones de la operación Himmler, fase inicial de la agresión alemana a Polonia. Hitler encargó al servicio secreto de las SS y a la Abwehr (Organización de inteligencia militar alemana), realizar operaciones auxiliares para apoyar esta operación como: impedir la destrucción del puente de Dirchau sobre el río Vístula para mantener enlace con Prusia Oriental, conservar las minas y las industrias de Alta Silesia polaca.

Los encargados de esta operación serían los agentes del SD (Sicherheitsdienst des Reichsführers-SS), el servicio de inteligencia de las SS. Una organización hermana de la Gestapo. Himmler, Heindrich y Naujocks trabajaban juntos. Heinrich Himmler era Reichsführer (máximo rango) de las Schutzstaffel (SS)​ y uno de los principales líderes del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP).​ Himmler fue una de las personas más poderosas en la Alemania nazi.

Durante el planeamiento para comandar esta operación sobre Gleiwitz, una pequeña localidad cercana a la frontera alemana- polaca, que contaba con una emisora de radio de potencia media se eligió a Alfred Helmut Naujocks un eficiente miembro de la Orden Negra, las temibles SS.

El equipo estaría liderado por Naujocks y un grupo de siete SS que fingirían ser civiles silesianos con uniforme polaco quienes atacarían la citada emisora, para leer un comunicado contra Alemania, haciendo creer a la comunidad internacional y los radioyentes, que los alemanes habían sido víctimas de un ataque del país vecino. Para esta operación contaron con dos especialistas: Karl Berger, experto en radiodifusión y el locutor Heinrich Neumann que hablaba fluidamente el polaco.

Como estaba previsto la operación se llevó a cabo el día 31 de agosto de 1934. Naujocks recibe una llamada de su jefe Heydrich quien le brinda la contraseña para el inicio de la operación “La abuela ha muerto” recibirá la orden desde Berlín, se inició la operación, el pequeño grupo de agentes encubiertos vestidos con uniforme polaco irrumpieron sorpresivamente y se apoderan de la estación de radio.

En la sala de radio encontraron a tres individuos de la compañía y un policía, los condujeron al sótano, donde los retuvieron, sin embargo, la operación no resultó cómo se esperaba, hubo gruesos errores, no había un micrófono para enviar el mensaje, solo uno muy limitado utilizado para irradiar a los lugareños mensajes muy puntuales.

La difusión no fue como los alemanes esperaban, la potencia del transmisor era baja, el mensaje leído solo llegó escasamente a los 40 kms a la redonda, Heinrich el locutor alemán que debía leer el mensaje estaba aterrorizado, la superioridad militar alemana jamás escucharía el mensaje que estaban esperando.

Sin embargo, pese a estas dificultades el mensaje preparado por las mentes lúcidas de la inteligencia Alameda y expertos en propaganda, fue leído. La operación bandera falsa no estaba saliendo como habían esperado, al salir de la emisora se encontraron con “la conserva en lata”, un judío moribundo con uniforme polaco para justificar la incursión y enfrentamiento. Al día siguiente 31 de agosto de 1934 se dio inicio la invasión de Polonia.

Caso peruano

Durante la campaña de resistencia de la Breña contra el enemigo chileno, Andrés A. Cáceres utilizó una serie de ardides, propios de su creatividad de estratega, entre ellas el episodio conocido en el que disfrazó a las llamas con chullos y ponchos para hacer ver un mayor número de tropas ante el enemigo.

Así, se encontraba acantonado un destacamento chileno en el cuartel Santa Catalina de Huamanga, disponía de armas, municiones y cañones. Cáceres decide apoderarse de este armamento y municiones, vital para armar a sus tropas que solo disponían de rejones, cuchillos, garrotes, etc.

Cáceres ocultó a sus montoneros tras el cerro Acuchimay y él se dirigió a la quebrada Huatatas, donde cambió su vestimenta militar por un disfraz de Chuto. Con su carga de leña sobre dos burros se dirige a Huamanga, pronto se encuentra con un soldado chileno, quien le pregunta:

-       “Oye chuto, le dice, ¿vendes tus cargas de leña?

-       Sí taytay, responde Cáceres.

¿Cuánto cuesta?”

El chuto le contesta “A escayral tayra”, bien, vamos.

El soldado chileno lo conduce al interior del cuartel, para que este descargue la leña en la cocina. Mientras tanto Cáceres iba reconociendo el lugar y logrando ubicar dónde se encontraban las armas y municiones.

Luego de descargar la leña el soldado enemigo le paga cuatro reales y Cáceres se retira hacia la posición de sus montoneros, donde entrega los dos burros que le habían prestado para llevar la leña y de inmediato cambia su vestimenta por el uniforme militar.

Luego planea el ataque contra la guarnición chilena, ubicados detrás del cerro Acuchimay prepara a sus montoneros y cuarentaicinco llamas, estas tenían atado a sus cuellos trapos encebados. Cada montonero con teas encendidas, con órdenes de encender los trapos encebados de las llamas, al momento del inicio del ataque.

Siendo a aproximadamente las nueve de la noche a una orden de Cáceres, los montoneros y las llamas, emprendieron la bajada del cerro, con una bulla estruendosa, acompañado del sonido de latas y cohetes, los chilenos al ver que bajaban del cerro, de noche, creyeron que descendía una poderosa fuerza de miles de soldados, al grito de ´Mueran los canallas chilenos´.

Las fuerzas chilenas abandonaron el cuartel rápidamente dándose a la fuga, se olvidaron de las armas y municiones y corrieron salvando su vida aprovechando la noche. La sorpresa de este ataque de Cáceres intimidó a las tropas chilenas quienes atemorizadas eran incapaces de defenderse, abandonaron velozmente la guarnición olvidando armas y municiones.

Los Monteros de Cáceres se apoderan de las armas y municiones abandonadas por los chilenos, en esta acción no muere ningún montonero de Cáceres. Un ejemplo del empleo de la estrategia “Crear algo a partir de nada”.


jueves, 8 de junio de 2023

7 de Junio, revalorando la respuesta del coronel Francisco Bolognesi

 
Por: Ángel Arturo Castro Flores

Desde el victorioso combate del 2 de mayo de 1866, en el que el pueblo peruano, combatió junto a chilenos, argentinos y ecuatorianos, frente a la poderosa escuadra española unidos por una sola causa, la libertad de América; hasta el 7 de junio de 1880 en que Bolognesi se inmoló en Arica, habían transcurrido tan solo 14 años y Chile había iniciado su preparación militar, como siempre,  para emprender  una guerra, mientras el Perú navegaba en esa incertidumbre del caos, la indiferencia, apatía  y la improvisación, propiciado por ambiciones políticas de entonces.

Por esa razón, traer a la memoria una fecha tan importante como el  próximo 07 de Junio, nos permite recordar con gran sentimiento patriótico la inmolación del coronel Francisco Bolognesi Cervantes quien liderando la resistencia en el Morro de Arica, entregó su vida en compañía de los bravos guerreros que habían jurado acompañarlo.

En honor a los caídos con Bolognesi en Arica, esta fecha se ha establecido mediante Decreto Supremo del 28 de mayo de 1923, como el día de la Jura de la Bandera, para que se realice una ceremonia imponente el 7 de Junio de cada año, en Lima y provincias ante el monumento erigido en honor a Francisco Bolognesi Cervantes y, en los lugares que no exista, en la plaza principal.

Por dos razones: por un lado la histórica respuesta de Bolognesi hoy más que nunca tiene vigencia y adquiere una dimensión que traspone el tiempo. Por otro lado, realzando la figura eterna de Bolognesi, reconfortamos el patriotismo con el recuerdo de su sacrificio, así como la heroica actitud asumida por los defensores del Morro.

La actuación militar de Bolognesi frente al adversario chileno es una actitud digna de imitar, por ello representa el paradigma de la dignidad y el honor nacional y constituye un ejemplo para todos los peruanos, en especial para quienes tienen la responsabilidad de velar por la Defensa Nacional.

La conmemoración de hechos patrióticos como el del próximo 7 de junio, convocó como todos los años a nuestras principales autoridades, a los poderes públicos, cuerpo diplomático, organizaciones patrióticas, estudiantes, ancianos, jóvenes y niños que voluntariamente asistirán a esta efeméride patriótica, tal como se viene realizando desde la inauguración del monumento erigido al Crl. Bolognesi.

Recordemos que la inauguración de la Plaza Bolognesi y el monumento que perenniza su memoria fue efectuada el 6 de noviembre de 1905, ante la presencia del presidente José Pardo, el alcalde de Lima Federico Elguera, Cuerpo diplomático, el general argentino Roque Sáenz Peña sobreviviente de Arica, la Asamblea Patriótica Bolognesi, miembros de la prensa, vencedores del 2 de Mayo y Tarapacá, y muchas organizaciones patrióticas y junto a ellos el pueblo que se dio cita con gran emoción patriótica.

El presidente José Pardo designó al coronel Manuel C. de la Torre, quien fuera Jefe de Estado Mayor de la Plaza durante la Batalla de Arica, para que se encargue de descorrer la cortina que cubría el monumento del titán del Morro. Así, al descorrer el velo que cubría la estatua de su compañero de batalla, grande fue el esfuerzo que realizó para dominar las fibras mas sensibles de su ser.

José Pardo en su discurso de inauguración expresó el sentir de nuestros compatriotas “Señores”   “La nación ha cumplido un nobilísimo deber, el perpetuar en el granito y en bronce el monumento de admiración y de gratitud que todos los peruanos tenemos erigido en nuestro pecho, a ese puñado de valientes que, comandados por el heroico coronel Bolognesi, salvaron en el Morro de Arica, con su generoso sacrificio, el honor nacional”

A su vez el alcalde de la ciudad Federico Elguera con gran emoción patriótica expresó “Allá en Arica, el viejo militar quemando el último cartucho; el joven voluntario lanzándose al espacio; el denodado argentino, modelo de campeones, derramando su sangre, y todos, jefes y soldados, confundidos y peleando cuerpo a cuerpo, dieron honra a las armas y dieron ejemplo al mundo, de lo que pueden ofrecer a su causa y a su patria, las almas grandes y los pechos nobles, cuando la fuerza material sucumbe”

Finalmente su compañero de armas en la batalla de Arica, el general Roque Sáenz Peña, argentino, entre otros conceptos expresó  “Pelearemos hasta quemar el último cartucho” provocación o reto a muerte, soberbia frase de varón, con digno juramento de soldado, que no concibe la vida sin el honor, ni el corazón sin el altruismo, ni la palabra sin el hecho que la confirma y la ilumina, para grabarla en el bronce o en el poema como la graba y la consagra la inspiración nacional”.

“Me siento orgulloso de mis hombres, tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”. De qué manera hoy podemos ser consecuentes, con aquella valiente respuesta de Francisco Bolognesi al parlamentario Chileno Mayor Juan de la Cruz Salvo, ante el pedido de rendición de la plaza de Arica.

Indudablemente que la única forma es un cambio de actitud en nuestra vida cotidiana, el deber como un valor ético, significa estar obligado a realizar alguna actividad, como cumplir nuestros deberes de ciudadano de la mejor manera posible. Bolognesi la cumplió a cabalidad.

La práctica del deber como un valor en nuestro país se ha perdido con el tiempo, es tiempo de asumir una nueva actitud a la luz de la historia, de los hechos del presente siglo y llevando a la practica el juramento de Bolognesi, que implica el cumplimiento fiel de nuestros deberes en los diferentes roles que desempeñamos en todos los actos de la vida cotidiana.

La histórica respuesta del coronel Francisco Bolognesi, es a la luz de la historia una sentencia que debe practicarse no sólo en los cuarteles, bases y buques que son los lugares prístinos del patriotismo, sino en todos los actos de la vida cotidiana, en los colegios, en la universidad, en las organizaciones empresariales, industriales, vecinales, sindicales, políticas, en las decisiones de gobierno.

Practica que se debe extender en los hogares de nuestra nación, en los roles actuales como hijos, padres, abuelos, estudiantes, en los colegios, en las universidades.

Ergo, si las autoridades de gobierno, los poderes del Estado, empresarios, industriales, líderes políticos y sindicales, las FFAA, la PNP, en fin todos los ciudadanos de esta querida Patria, realmente deciden que “Tienen deberes sagrados que cumplir” en el lugar que ocupan, en el cargo que representan, al tomar las mejores decisiones, no en provecho propio sino en provecho del pueblo peruano, entonces estarán dispuestos a sacrificarse por el Perú, es decir, trabajar  “hasta quemar el último cartucho”, hasta agotar el último esfuerzo.  

Entonces Vive Dios porque será justo reconocer que el sacrifico del Coronel Francisco Bolognesi Cervantes, de los peruanos que lo acompañaron y no lo abandonaron hace 143 años, en ese Morro donde hoy flamea la bandera chilena, no habrá sido en vano, porque el honor y la dignidad nacional que lo motivaron a su sacrificio, habrá encontrado eco y una razón para florecer en medio de la indiferencia, el caos y desazón que afecta las fibras morales de la nación, que vive actualmente horas aciagas al enfrentar a ideologías foráneas que pretenden apoderarse de nuestra patria.

Entonces hoy, como antes en el legendario Morro de Arica, los hombres de uniforme, los que visten y han vestido, el pueblo peruano, "tenemos deberes sagrados que cumplir" para evitar que el comunismo se instale en nuestro país  y lo haga un apéndice del Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla, resueltos a implantar en el subcontinente  el socialismo del SXXI.