Después de siete años de ausencia del país,
Nicolás de Piérola regresa a la patria que lo vio nacer, después de haber permanecido
exilado y perseguido en Chile, Francia y Gran Bretaña, maquinando y preparando
sus revoluciones contra los presidentes Manuel Pardo y Mariano Ignacio Prado.
Del editorial del Diario La Patria de 16 de abril de 1879 “Manifestación y bienvenida al
señor Piérola-Su entrevista con S.E.”.
“Sea nuestra palabra editorial de hoy de
bienvenida al patriota distinguido que vuelve al país al cabo de siete años de
ausencia.
Fruto de la guerra temeraria a que nos ha
empujado Chile, es la unión de los peruanos y el olvido de las disidencias y
rencores que engendró la política, y fruto de esa unión sincera y positiva, es
el regreso a la patria del mismo a quien hoy saludamos con efusión y
entusiasmo.
Ni encarecimiento de su conducta, ni elogios al
gobierno que a su turno se ha colocado en muy alta posesión, haremos nosotros
en la ocasión presente, porque creemos que todos han cumplido con su deber, y
que son causas demasiado pequeñas ante la gran preocupación que produce la
guerra, así por su influencia inmediata en todo orden y escala, cuanto por sus
consecuencias futuras cuya grandeza y trascendencia no es posible apreciar por
el momento.
Por otra parte, la solemnidad misma de la
manifestación que le han hecho los pueblos del Callao y de Lima; la
espontaneidad con que la multitud vitoreaba a la vez que al Perú y al señor
Piérola, al gobierno y a la unión, nos eximen de formar comentarios, porque
ninguna expresión podía traducir fielmente la nobilísima elocuencia de tales
hechos.
Nos limitaremos pues a narrarlos con la
fidelidad de quien tiene diez mil testigos que pudieran desmentirlo.
Desde las primeras horas de la mañana los
trenes que partían de Lima al callao iban completamente llenos de gente y en el
expresamente preparado para conducir a sus amigos más íntimos, no cabían los
pasajeros, siendo forzoso añadir más vagones.
Dejemos la palabra a nuestro corresponsal en lo
relativo al callao. Dice así ‘La recepción de Don Nicolás de Piérola en este
puerto ha sido verdaderamente esplendida.
Desde muy temprano una crecidísima concurrencia
invadía el muelle y las avenidas inmediatas. A las 8 y 45 llegó un convoy extraordinario
conduciendo numerosas personas de esa capital que venían a recibirlo. En los
trenes anteriores y siguientes vinieron también muchas familias con el mismo
objetivo.
A la 1 p.m. circuló la noticia de estar a la
vista el vapor. La concurrencia que se había diseminado, comenzó de nuevo a
aglomerarse a las inmediaciones del Dársena, donde permaneció un numeroso
gentío, esperando con gran interés todos los botes que se desprendían del
vapor. A la 1.30 p.m. llegó el bote de la capitanía conduciendo al señor don J.
Antonio Lavalle, nuestro enviado cerca del gobierno chileno, que vuelve de su
comisión.
Todos creyeron que el señor Piérola le
acompañaba. Equivocándolo con otro caballero que venía en el mismo bote; pero
pronto se desengañaron, permaneciendo aun media hora más en expectativa.
Cuando desembarcó el señor Piérola, la multitud
se había hecho tan compacta, que fue menester grandes esfuerzos para abrirle
paso. En medio de las felicitaciones de sus amigos, los aplausos y los vivas de
los concurrentes, llegó a la estación del Ferrocarril Trasandino, donde lo
esperaba un tren preparado al efecto. Para tomar el coche fue preciso esperar
más de quince minutos, haciendo la policía inauditos esfuerzos mientras se
lograba atravesar la masa de gente que invadía la estación, empeñosa de verlo
de cerca.
Una vez en el tren el señor Piérola, salió al
balcón del último carro y pronunció las siguientes palabras, estrepitosamente
aplaudidas por los oyentes:
‘Pueblo del Callao, el abrazo que vengo a daros
compensa los siete años de sacrificios que he pasado fuera de la patria.
Vivo de la vida del pueblo; pienso con su
pensamiento, y me complace infinito encontrarlo sin bandos ni divisiones,
condición indispensable en las actuales circunstancias, para vengar el ultraje
inferido al Perú.
Amo al Callao y siento no poder dividirme para
abrazar a todos los hijos del Perú; pero el saludo que envío importa un abrazo
general.
¡Viva el Perú!
¡Viva el Callao!’
Obligado a hablar en diversas ocasiones y
contestando a los discursos que se le dirigieron, manifestó, que habían, por su
parte, desaparecido los partidos políticos en el Perú, y que no debía haber en
los peruanos más sentimiento que el patriotismo, ni más ahínco que el de la
gloria.
Que la ofensa hecha por Chile no hería
solamente intereses peculiares del Perú, sino los de la América toda, y que así
como al Perú le cupo en Ayacucho la suerte de sellar la integridad de la
América, estaba hoy en el deber de conservarla.
Concluyó haciendo votos por la perfecta unión
de todos los peruanos y del Gobierno con el pueblo, como la mayor garantía de
la fuerza y la segura esperanza de la victoria.
A su llegada a Lima la ovación no fue menos
esplendida. Era imposible caminar entre la compacta muchedumbre que lo
vitoreaba con extraordinario entusiasmo.
El primer paso, y de gran significación que ha
dado el señor Piérola, es el de encaminarse al palacio momentos después de su
llegada y presentarse a S.E. para confirmar de palabra, lo que había ya hecho
por medio de un despacho telegráfico, esto es, ofrecer sus servicios al
Gobierno.
S.E. lo recibió con toda la sagacidad…”. (5)
Aquí, permítanos plantear varios interrogantes,
¿Por qué Nicolás de Piérola se ausentó del país durante 7 años? ¿A qué se
dedicó durante esos 7 años en el extranjero? ¿Era Nicolás de Piérola una
persona rencorosa, ambiciosa, ególatra, megalómana?
En las siguientes líneas encontrarán respuesta
a estas y otras interrogantes más, que seguro se plantearán.
Hagamos una breve reseña de su vida y su
actuación política. Pedro Fernández de Piérola, natural de Viena casó con la
dama arequipeña Pascuala Flores del Campo, de este matrimonio nació José
Nicolás Fernández de Piérola quien se casó con Teresa Villena y de esta unión
nace José Nicolás Baltazar de Piérola y Villena.
El padre de Nicolás de Piérola, eliminó su
apellido paterno Fernández de su nombre y mantuvo el apellido materno De
Piérola como paterno, cuando inscribió a sus hijos, entre ellos a Nicolás de
Piérola. Posteriormente siguiendo esta costumbre e imitando a su padre, Nicolás
de Piérola, quita el nombre José, quedando como Nicolás Baltazar.
Han transcurrido 138 años del regreso al país
de Nicolás de Piérola Villena, quien se ausentó del país viajando a Valparaíso
el 23 de diciembre de 1872, después de haber sido absuelto por el Congreso de
una acusación del ex presidente Manuel Pardo, quien lo responsabilizó de la
crisis hacendaria del país y presentó ante el Congreso un “proyecto de acusación contra el
ex ministro de hacienda: Piérola”.
Cuando llegó a Valparaíso, Nicolás de Piérola
dejó un país sumido en la crisis económica, que no pudo solucionar pese a su
esfuerzo. Dejó sus recuerdos y amigos, y sus propias vivencias a lo largo de su
corta vida política. En fin, dejó una vida al filo del destino, para cambiarla
por otra lejos de su patria, familiares y amigos.
Seguro recordaba pasajes de su vida, como sus
estudios en el Seminario Conciliar de Santo Toribio de Mogrovejo por 8 años
(1853-1861). Su matrimonio con su prima hermana doña Jesús de Iturbide Villena
el 18 de febrero de 1861.
En mayo de 1862 funda en Lima El Cosmos de apariencia católica, que
sobrevive hasta el 30 de abril de 1863; posteriormente El Tiempo desde el 7 de julio de 1864, el 24 de diciembre de 1865
Nicolás de Piérola en este diario afirma: “La rebelión contra el orden Constitucional
no es remedio para curar los males de un pueblo; al contrario, es la fuente de
todos los males sociales y políticos; los complica, los encona, los aumenta
prodigiosamente”. (2)
Su pasó por el Ministerio de Hacienda a partir
del 5 de enero de 1869, cumplidos los 30 años de edad. Fueron sus padrinos para
acceder a este importante cargo: José Rufino Echenique, Manuel Ignacio de
Vivanco y Manuel Pancorvo.
Las dificultades que enfrentó su programa
económico, de sustituir el sistema de expendio del guano y terminar con los
contratos de consignación, y eliminar el grave déficit, impulsando el contrato
con la casa Dreyfus. La lucha contra los consignatarios nacionales y
extranjeros. Su primera renuncia al ministerio el 23 de octubre de 1869.
Las propuestas de los consignatarios nacionales
no fueron aceptadas por estar en desventaja frente a la propuesta de Dreyfus.
La denuncia de los consignatarios bajo una supuesta exclusividad ante la Corte
Suprema, fue el corolario de esta lucha emprendida por los consignatarios
nacionales, por seguir manteniendo el statu quo en la explotación del guano.
La decisión de esta Corte del 26 de noviembre
de 1869 a favor de los consignatarios, “Aducía que el gobierno no le había dado la
oportunidad a los nacionales, quienes estuvieron en desventaja frente a
Dreyfus, y por tanto el gobierno debía convocar un concurso dándoles
oportunidades a los consignatarios a que propongan sus mejoras en el ramo”. (3)
Su llamamiento para ocupar nuevamente el
ministerio de Hacienda, su oposición al fallo de la Corte Suprema. Nicolás de
Piérola consideró incompetente a la Corte Suprema, asegurando que el Ejecutivo
solo debía rendir cuentas al poder Legislativo. Mientras tanto los prestamos
seguían llegando de Europa para invertir en ferrocarriles y obras públicas.
Nicolás de Piérola acudió a la Cámara de
Diputados para responder a la acusación por su actuación en el Ministerio de
Hacienda, por no haber obrado de buena fe. Se defendió con estas palabras: “Solo
una honradez quebradiza necesita de apariencias. Cuando a la cabeza del
gobierno está el coronel Balta y cuando el Ministro de Hacienda soy yo, entonces
esas apariencias son inútiles; nuestra virtud no las necesita. Lo digo con
legítimo orgullo. Por mucho que os empinéis jamás llegareis a colocaros a la
altura de mi desprecio”. (4)
Según sus críticos, durante su vida política
Nicolás de Piérola se perfiló como un verdadero diablo predicador “haciendo
lo contrario de lo que decía”.
Como en el presente, el escándalo de los
contratos con las empresas constructoras brasileñas, con coimas de por medio.
En esos tiempos no solo el poder judicial, como es el caso de los vocales
supremos José Luis Gómez Sánchez y Gervasio Álvarez, quienes apoyaron la
validez del contrato Dreyfus, la prensa representada por los periodistas:
Daniel Ruzo y Fernando Casós y a Oviedo y Cisneros de la comisión permanente
del Congreso, estaban en la nómina de Dreyfus.
El 21 de noviembre de 1872 Piérola fue absuelto
de los cargos. El presidente Manuel Pardo promulga la Ley del Estanco del
salitre, que benefició a salitreros peruanos, pero en óptica de algunos, entre
ellos Piérola afectó también a salitreros chilenos, a quienes Piérola defendía,
en el diario La Patria que dirigía y
estaba en contra de Manuel Pardo.
El 18 de setiembre de 1873 en Santiago fallece
el principal arquitecto del pierolismo, Manuel Ignacio de Vivanco, la oración
fúnebre estuvo a cargo de Nicolás de Piérola. Primera manifestación política,
en la que, ataca al gobierno de Manuel Pardo.
En abril de 1874 Piérola viaja a Francia,
París, donde es recibido por compatriotas: Daniel Ruzo, Fernando Casós,
Guillermo Bogardus y su amigo Augusto Dreyfus. Luego viaja a Gran Bretaña, done
recibe apoyo para su proyecto revolucionario y organiza una expedición al Perú.
En el buque “el Talismán” en el puerto de Glasgow embarca: cañones, dos mil
rifles, doscientos revólveres, municiones y 60 barriles de pólvora.
Algunos historiadores sostienen que Piérola fue
un rebelde y por ello se convirtió en revolucionario. Entre otras razones está
por una decisión: “El Congreso de 1872 desconoció la elección de Piérola como diputado
por Arequipa”. Esto se podría interpretar como su expulsión de la
legalidad política, a la que dio una respuesta: “Cuando se cierran las puertas de
la legalidad, se abren las de la violencia”.
El 15 de octubre de 1874 el Talismán llega al puerto Caldera- Chile,
el 17 de octubre en alta mar Piérola es proclamado Jefe Supremo Provisorio del
Perú. El 23 de octubre el Talismán
llegó a Pacasmayo, aquí Piérola toma contacto con Miguel Iglesias. El 01
noviembre de 1874 el talismán llega a Pacocha, desembarca pertrechos, la nave
es capturada por el “Huáscar” y
enviado al Callao.
El 2 de noviembre Piérola llega a Moquegua en
ferrocarril, asume el cargo de Jefe Supremo y declara a esta ciudad Provincia
litoral, se traslada a Torata, el 3 de noviembre, lanza proclamas una al
pueblo, y otra al Ejército y Marina, en las que critica los errores del
gobierno de Manuel Pardo y justifica su levantamiento buscando convencer a nuevos
adeptos en el sur.
El presidente Manuel Pardo, acompañado del
general Buendía y coroneles Montero y Velarde, parten de Lima con fuerzas del
gobierno. El enfrentamiento entre ambas fuerzas se da en Charsagua (Región Los
Angeles) los días 7 y 8 de diciembre de 1874.
Tres eran las divisiones que enfrentaron a
Piérola: una al mando de Manuel Pardo, las otras al mando de Lizardo Montero y
Belisario Suarez, con 4 mil hombres, frente a 300 hombres que acompañaban a Piérola.
Piérola planea capturar Arequipa, pero fracasa y escapa a Bolivia, se asila en
la Paz el 12 de enero de 1875.
Al rebelde y contestario Nicolás de Piérola por
estas acciones se le acusó de piratería, de portar armas y artículos de guerra
ilegalmente, de falsificación de papeles y otros delitos más. Fue condenado a
la expatriación. (6)
Nicolás de Piérola no descansaba, seguía
manteniendo su espíritu rebelde y revolucionario. Nuevamente sale de La Paz y
se dirige a Chile, aquí escribe su segunda carta en Limache referida a una
revolución que salve al país: “…que cambie no las personas sino las cosas,
no nombres y fechas, sino las viciosas instituciones y el régimen actual; que
derribe, desde su base, el viejo edificio que amenaza sepultarnos bajo sus
ruinas, levantando en su lugar el sólido y grandioso edificio del porvenir”.
(7)
El 2 de agosto de 1876, Mariano Ignacio Prado
recibió de manos de Manuel Pardo la banda presidencial ante el Congreso reunido.
El país atravesaba una grave crisis económica y era grave la crisis internacional.
Ante la amenaza de bancarrota, Prado decidió
tomar medidas radicales, declaró disuelto el Contrato Dreyfus, lo reemplazó con
el Contrato Raphael realizado con una firma inglesa, fue una nueva negociación
del guano, que buscaba solucionar el problema de la de la crecida deuda externa.
Pero, esta medida no dio el resultado esperado y la bancarrota fue entonces
inevitable.
Nicolás de Piérola, no descansaba con su
sentimiento de rebelde y revolucionario, inició una campaña mediática contra la
candidatura de Mariano Ignacio Prado, la que no tuvo mayor influencia porque
salió este salió elegido. En 1876, inicia nuevamente su revolución en Arica,
llega a Moquegua a caballo, donde expresa: “Vengo a salvar el Perú con el concurso de
los buenos ciudadanos”.
El presidente Prado envía fuerzas del gobierno
al mando del general La Cotera, se enfrentan en Yacango-Moquegua, Piérola derrotado,
huye nuevamente a Bolivia donde se asila y permanece largo tiempo, hasta que
nuevamente le pica el bichito de rebelde y revolucionario.
El considerado rebelde e incansable Piérola
prosigue con su ambición de llegar al poder a como dé lugar y el 6 de mayo de 1877,
ocho hombres pobladores del Callao toman el monitor “Huáscar”, proclaman a
Piérola como Jefe Supremo de la República, la nave zarpa del Callao, Piérola
baja de Bolivia a Valparaíso y de aquí a Cobija, donde se encuentra con el “Huáscar”.
Mariano Ignacio Prado, declara por decreto, que
no se responsabiliza de los actos del “Huáscar”,
“Ofrece recompensa por su captura poniéndolo
en calidad de buque pirata y manda una escuadra a órdenes del capitán de navío
Juan More para su captura”. (8)
Autorizan a dos naves inglesas: el “Shah”
y el “Amethyst”, al mando del almirante Horsey para capturar al buque
nacional.
Piérola fiel a su espíritu no se correrá, se
enfrentará a la escuadra de Prado en Pisagua. El 30 de mayo de 1877 se realizó
el combate de Pacocha contra las naves inglesas, haciendo que estas se retiren
del combate después de 3 horas y media de enfrentamiento. Piérola se rinde en
Iquique por la Independencia al mando
del comandante More. Piérola es conducido preso al Callao y luego lo dejan
libre y viaja a Valparaíso.
En 1878, se produce el asesinato del ex presidente
Manuel Pardo. Piérola se encontraba en Europa. En marzo de 1879, Nicolás de Piérola
informado de la situación en Lima, tras el asesinato de Manuel Pardo, retorna
Chile ese mes, donde se reunió con su familia. Recordemos que, en Santiago se
encontraba desde febrero de ese año, el plenipotenciario peruano José Antonio
de Lavalle, enviado por el gobierno de Prado para tratar de solucionar el
problema de Bolivia después de la invasión de Antofagasta por Chile.
Nicolás de Piérola, aprovecha para valerse de
Lavalle y ofrecer sus servicios al gobierno de Prado. Mariano Ignacio Prado
autoriza el retorno de Piérola a Lima. Posteriormente Prado expresaría lo
siguiente: “…telegrafió desde Valparaíso, ofreciendo sus servicios y como no podía
suponer que fuera la víbora de la fábula, le abrí las puertas de la patria,
acogiéndole cordialmente; acepté sin recelos sus repetidas protestas de amistad”.
En la tarde del 1 de abril de 1879, el Ministro
Plenipotenciario José Antonio Lavalle, alarmado, remite una nota al Ministro de
Relaciones Exteriores de Chile Alejandro Fierro, el diario sobre lo siguiente: “el
diario Las Novedades, en un suplemento que publicó en la tarde de hoy y que han
reproducido otros diarios de esta ciudad, asevera que el gobierno de V. E. ha
pedido el acuerdo del Consejo de Estado para declarar la guerra al Perú.
Noticia semejante, que la opinión general acepta sin discusión, me obliga a
dirigirme a V.E. para inquirir seriamente lo que haya de cierto a este respecto”.
(8)
Fracasada su misión en Chile, el 4 de abril por
la tarde, para evitar represalias del populacho chileno, las autoridades de ese
país, designaron al Capitán de Navío Patricio Lynch, para que acompañara a
Lavalle desde Santiago a Valparaíso y le diera seguridad hasta que se embarque.
Lavalle inicialmente por seguridad se embarcó en el vapor Liguria, hasta llegado el momento se embarcó en el vapor Ayacucho que lo conduciría a Lima.
En la tarde del 4 de abril “fue a bordo un ayudante del
intendente Altamirano a preguntarme a qué hora quería transbordarse el 5 al
Ayacucho para ir a buscarme en su falúa. Acordamos la hora; y el día indicado
me trasbordé en la a dicho barco. Allí me encontré con el señor Piérola, su
digna esposa e interesante familia, el comandante Echenique, el teniente 1° La
Torre Bueno y algunos otros peruanos que a causa de la guerra, regresaban a su
país, en cuya grata compañía perdí de vista Valparaíso el día 5 de abril a las
5 de la tarde”. (9)
Por el momento, llegamos hasta el retorno de
Nicolás de Piérola a Lima, tal como expresa la nota del diario La Patria del 16 de abril de 1879, al
inicio de esta crónica.
Esta historia continuará…
Notas:
(1), (4), (6), (7): Nicolás de Piérola. Lourdes
Leiva Viacava. Impresión Editorial Monterrico S.A. Edición 1995.
(2) (3) Historia
de una traición impune. Tomás Guillermo Santillana Cantella. Impresión MID
Asesores Generales S.A.C. Primera Edición febrero 2011
(5) Editorial del Diario La Patria de 16 de abril de 1879 “Manifestación y bienvenida al señor Piérola-Su entrevista con S.E.”.
(8) Mi Misión
en Chile en 1879. José Antonio de Lavalle. Edición 1979. INSTITUTO DE ESTUDIOS
HISTÓRICOS-MARÍMOS DEL PERÚ. Pag. 122.
(9) Mi Misión
en Chile en 1879. José Antonio de Lavalle. Edición 1979. INSTITUTO DE ESTUDIOS
HISTÓRICOS-MARÍMOS DEL PERÚ. Pag. 132.