N de R:
Este artículo de opinión fue publicado en el diario La Razon en 2007, hace doce años.
En vista de las circunstancias gravísimas que está viviendo el ex mandatario Alberto Fujimori Fjimori, un calvario inmerecido, a sus 82 años de edad esta nuevamente en el ojo de la tormenta política y en la cresta de la ola mediática, porque su indulto humanitario fue revocado por un juez que se zurró en la Constitución y en una potestad presidencial, y dejó de lado su conciencia, haciendo oídos sordos al significado que tiene un indulto de esta naturaleza.
Alberto Fujimori será conducido nuevamente a la cárcel, en medio de una serie de abusos por la grave enfermedad que padece y que es de conocimiento de todos los peruanos.
Alberto Fujimori será conducido nuevamente a la cárcel, en medio de una serie de abusos por la grave enfermedad que padece y que es de conocimiento de todos los peruanos.
Antes de ser conducido nuevamente a su celda en el Fundo Barbadillo, el expresidente Alberto Fujimori ha dirigido una carta a la nación peruana, que con seguridad será su mensaje de despedida como lo asegura en su comunicación epistolar.
Sin duda, será el final del camino, el final de la vida de un hombre que tuvo la valentía de desmantelar la política socialista que dejó el general Juan Velasco y en la que muchos de sus enemigos medraron del poder y sus canonjías. Allí nació el odio profundo.
Enfrentó a las dos organizaciones terroristas SL y MRTA, la primera, la mas letal del planeta, vendiéndolas inobjetablemente, aunque sus enemigos irracionales y estrechos de mente no le reconocerán nunca.
Solucionó esperemos para siempre, el problema limítrofe con Ecuador después de 50 años de continuos conflictos. Lo mas importante, recuperó y superó la grave crisis económica que dejó Alan García. Un pueblo desmemoriado es fácil presa de los buitres que les lavan el cerebro; peor es un pueblo desagradecido.
Enfrentó a las dos organizaciones terroristas SL y MRTA, la primera, la mas letal del planeta, vendiéndolas inobjetablemente, aunque sus enemigos irracionales y estrechos de mente no le reconocerán nunca.
Solucionó esperemos para siempre, el problema limítrofe con Ecuador después de 50 años de continuos conflictos. Lo mas importante, recuperó y superó la grave crisis económica que dejó Alan García. Un pueblo desmemoriado es fácil presa de los buitres que les lavan el cerebro; peor es un pueblo desagradecido.
El odio enfermizo de sus enemigos ha llevado a esta situación...Solo el pueblo del Perú profundo, aquellos que por primera vez en centurias veía llegar a un presidente a sus modestos hogares, a los pueblos mas alejados, ellos guardarán agradecimiento silencioso.
La historia lo juzgará y también a sus enemigos.
Augusto
Bernardino Leguía y Alberto Fujimori Fujimori, dos ex presidentes de la
República, dos hombres, dos personajes de nuestra historia, separados por el
tiempo y la distancia, pero unidos quizás por un destino que, en el caso del
segundo podría ser similar en su final al del primero, si la justicia se deja
amedrentar por la presión de los organismos de derechos humanos, las ONG`s y la
izquierda caviar.
¿Qué tienen
en común estos dos hombres, ex gobernantes
del país, aclamados, admirados y
odiados, separados por el tiempo, el espacio, los intereses económicos del
momento y la tecnología?
Para
algunos que son la mayoría y en diferentes escenarios, ambos fueron enjuiciados,
objeto de una persecución política orquestada por sus enemigos políticos, para
otros fueron víctimas de sus propios errores, producto de su deseo
de atornillarse en el poder. Es que el poder obnubila, nubla la visión. Queda
en la conciencia de cada uno, mirando plenamente consciente y objetiva la historia,
establecer cuál es la verdad.
Los hechos
históricos sucedidos en nuestro país, nos permiten hacer un flash back, retroceso
en el tiempo. Quiero transcribir algunos párrafos de la monumental obra
Historia de la República del Perú, del insigne historiador Jorge Basadre
Grohmann, tacneño de pura cepa, mejor peruano:
Augusto Bernardino Leguía
La Prisión y la muerte de Leguía.
(…) Del
crucero Grau, Leguía fue trasladado a la isla de San Lorenzo. Tenía fiebre alta
y se sentía mal. El 16 de setiembre de 1930 ingresó a la Penitenciaría, junto
con su hijo Juan. La celda que ocupó, baja, húmeda, sucia, pestilente y cuya
ventana había sido tapiada, no vino sino a ser una de las torturas que se
acumularon para él, sin tener comunicación con el exterior, sin contar con
servicios higiénicos. No podía conciliar el sueño por la noche a causa de los
gritos de los centinelas y, durante mucho tiempo, no recibió asistencia médica
para los padecimientos que sufría. Cuando ella le fue otorgada, se cumplió ante
la presencia constante de los carceleros (…)
(…) El 16
de Noviembre de 1931llegó a ser trasladado a la Clínica Naval de Bellavista
para que le hicieran una operación quirúrgica. El 18 de noviembre una bomba de
dinamita fue arrojada villanamente al interior de este hospital y cayó a pocos
metros del cuarto ocupado por el enfermo, después que había sido anunciada su
mejoría. Murió, sin embargo, en el Hospital Naval el 6 de febrero de 1932 a los
69 años. Solo pesaba entonces 67 libras (…)
La defensa de su abogado
(…) El
abogado defensor de Leguía fue Alfonso Benavides Loredo, con coraje y lealtad
extraordinarios. Cuando alguna vez se escriba acerca de las múltiples “luchas
por el Derecho” que ha habido en el Perú, el nombre de Benavides Loredo
figurará con honor (…).
(…) No
había sido uno de los favorecidos con los beneficios del Oncenio. Porque asumió
la defensa del mandatario depuesto, sufrió prisiones en el penal del Cuartel
Sexto, en las Penitenciaría y en la Isla de San Lorenzo. Se le negó por el
Tribunal de Sanción la copia certificada de los documentos y objetos que, sin
intervención suya, fueron inventariados en Palacio, en papeles que desconoció;
también se le impidió que asistiera a la instructiva que el vocal Manuel A.
Sotil tomó a su defendido, pues este le dijo que “el defensor no tenía por qué
conocer los interrogatorios que a nombre del Tribunal tenía que hacer el
encausado”; halló constantes obstáculos para cumplir con sus deberes; y no pudo
conferenciar privadamente con Leguía (…)
La acusación.
(…) Benavides
Loredo, en su refutación al dictamen de los fiscales el 2 de enero de 1931,
insistió en la ilegitimidad del Tribunal de Sanción para lo cual invocó la
Constitución, la Ley Orgánica del Poder Judicial y la Ley de 28 de setiembre de
1868 sobre responsabilidades de funcionarios públicos y citó a tratadistas
peruanos como José Gregorio Paz Soldán, Juan Antonio Ribeyro y Luis Felipe
Villarán; estudió doctrinariamente la figura jurídica del enriquecimiento sin
causa; sostuvo que Augusto B. Leguía hallábase total y absolutamente arruinado;
afirmó que no tenía bienes en el extranjero; hizo valer las demanda interpuesta
contra él ante la Alta Corte de Justicia de Londres por Hardman Kearsley y Cuninningham por la suma de 290.580 libras esterlinas(…)
(…) Los vocales
de la segunda sala del tribunal de Sanción Nacional Carlos Augusto Pásara,
Manuel A. Sotil, Enrique F. Maura, Daniel Desmaisson y Alberto Panizo S.,
emitieron con fecha 7 de enero de 1931 su sentencia para fallar que habían
incurrido en enriquecimiento ilícito Augusto B. Leguía y sus hijos Augusto,
José y Juan y fijar en 24´000.000 de soles oro el monto de la responsabilidad
monetaria que conjuntamente les afectaba (…)
(…) Dado el
origen y las características del Tribunal de Sanción la sentencia del 7 de
enero de 1931, desde el punto de vista histórico, expresa solo un punto de
vista de los enemigos de Leguía y de sus hijos. El espíritu que animó a los
jueces fue expuesto por Alfonso Benavides Loredo en su refutación del dictamen
de los fiscales en los siguientes palabras: “Cuando un miembro de la Sala el
capitán Desmaisson fue preguntado por Leguía, en la última entrevista que
tuvieron, sobre la ilegalidad de mi prisión, el citado vocal le respondió que “a
ellos no les importaba la ley y que procedían como mejor les parecía” (…)
Su testamento
(…) Pocos
días después de la sentencia antedicha, el 15 de enero de 1931, Leguía hizo en
el Panóptico su testamento, redactado por Benavides Loredo. Allí declaró que
“habiendo ido al gobierno rico debido a mi esfuerzo personal, con una renta
anual de doscientos mil soles, hoy por haberme consagrado por entero a la prosperidad
y servicio de esta Patria tan querida, abandonando completamente mis negocios,
solo parece quedarme, después del registro que de todos mis bienes ha hecho la
Junta de Gobierno, algunas pólizas de seguro contra mi vida y las medallas y
otros objetos que me obsequiaron gobiernos extranjeros, las provincias y
diversas circunscripciones del Perú y que dejé entre otros papeles en la caja
de fierro de mi escritorio en Palacio y en las dos cajas de fierro de Pando”.
De este documento (escrito para la publicidad) y que no habla de sus hijos
Carmen y Joaquín nacidos durante su periodo presidencial) podría deducirse que
si otros se enriquecieron bajo su amparo, al fin y al cabo él no lo hizo (…)
Epílogo
(…) Y así
este hombre que había recibido más homenajes que San Martín y Bolívar y había
mandado en el Perú durante un tiempo más largo que ningún otro presidente,
murió, dentro de las circunstancias más lastimosas, en la prisión. No hubo
entre los gobernantes de este país otro caso tan patético como el suyo (…)
Alberto Fujimori Fujimori
En el caso
del ex presidente Alberto Fujimori sus enemigos políticos aprovecharon su
ausencia voluntaria del país, para acusarlo de la presunta comisión de una
serie de delitos. Las gestiones de extradición ante Japón fracasaron por falta
de pruebas. En el caso de la gestión a Chile, fue distinto por la coyuntura
política, en un escenario de intereses políticos, negociaciones, lobby´s y se acepta la extradición más por
conveniencia política que por otra razón.
A la
llegada de Fujimori al Perú, fue conducido con extremas medidas de seguridad directamente
de la Base aérea de Las Palmas a la DIROES, en una medida exagerada, se le embargó
todos sus efectos personales, hasta los medicamentos que por prescripción
médica traía. Si no hubiera sido por presión de sus familiares, algunos medios
de comunicación ponderados y los congresistas de su partido, hoy se estaría
lamentando la gravedad de sus males.
Chile
aceptó la extradición de Fujimori por los siguientes casos y presuntos delitos:
Barrios
Altos y La Cantuta, por homicidio calificado y lesiones graves; Congresistas
tránsfugas, por asociación ilícita para delinquir y corrupción activa de
funcionarios; Indemnización de 15 millones de dólares a Montesinos, por peculado,
atentado contra la fe pública y asociación ilícita para delinquir; Allanamiento
de la casa de Montesinos, por encubrimiento real, usurpación de funciones y
abuso de autoridad; Espionaje telefónico , por violación del secreto de las
comunicaciones, peculado y asociación ilícita para delinquir; Medios de
comunicación, por delito contra la administración pública, usurpación de
funciones y peculado.
El 10 del presente mes
se inició el juicio al ex presidente, los fiscales designados deberán demostrar
con pruebas reales y objetivas los presuntos delitos que se le imputan. Lo que
nos ha sorprendido es el pedido del Fiscal José Peláez para que el juzgamiento
sea en la Base Naval, eso significa que Fujimori deberá ser trasladado a esa
prisión, con lo cual lo aislarán, con el riesgo de ser sometido a medidas más
restrictivas en su internamiento.
Se ha anunciado la
llegada de delegaciones internacionales de ONG`s de izquierda, como veedores,
como si se tratara de un proceso electoral. Consideramos tal anuncio como una
interferencia a labor de los magistrados, es más, es altamente probable que
la presencia genere un conflicto con los
seguidores del expresidente.
Debemos interpretar la
presencia de los representantes del International Center for Transitional
Justice, e Human Rights Watch (HRW), de la Federación Internacional de Derechos
Humanos y de la Convención de juristas de Ginebra, como una clara presión al
poder judicial de nuestro país. No se debe aceptar la presión de organismos de
derechos humanos que bajo la cubierta de observadores internacionales, se
inmiscuyan en las decisiones del colegiado o se permitan contribuir a la labor
de zapa que viene realizando los
enemigos políticos del ex presidente.
Leguía y Fujimori
fueron perseguidos por sus enemigos políticos, al expresidente Leguía lo
acusaron de malversación de fondos, nunca le pudieron probar, pero el odio de
sus enemigos no le permitió demostrar su inocencia y murió preso perdonando a
sus perseguidores; Fujimori también fue perseguido de Japón a Chile, denostado
y vilipendiado, acusado de innumerables delitos, hoy está frente a sus
juzgadores en espera de demostrar su inocencia. No hagamos un festín, ni un
circo de este juicio, dejemos al poder judicial la decisión final.
Notas: Historia de la República del Perú. Tomo XIV. Paginas del 297 al 300.
Empresa Editora El Comercio SA. Jorge Basadre Grohmann Edición 2005.