Segisfredo Luza Bouroncle, autor de
la obra “El poder Psicosocial”, afirma que “la credibilidad está unida a la
rectitud cuya dimensión es moral, y consiste en la solidez, transparencia y
convicción de actuar con honestidad y sinceridad”.
El ex premier Oscar Valdés Dancuart
declaró hace meses que “el Presidente Ollanta Humala pudo ser el mejor
presidente del Perú” y no le faltaba razón. Al inicio de su gobierno hubo mucha
esperanza y confianza en que el Perú cambiaría. Los primeros en recibir un
golpe ingrato en sus pensiones, fueron sus compañeros de armas en retiro, que confiados
en sus promesa le dieron sus votos en la segunda vuelta.
Ollanta Humala administraría una
situación saludable de nuestra economía, tenía el poder en sus manos, pudo ser
el gran reconciliador del Perú, llevar al país a posiciones expectantes de
crecimiento y desarrollo. Su proyecto de inclusión social hubiera sido
formidable. La interferencia y protagonismo de su esposa le pasaron factura.
La intromisión de la esposa en
acciones y decisiones del gobierno, mostraron a un presidente sin firmeza,
apocado, sin liderazgo. Todos recordamos esa frase lapidaria contra el
congresista y Vicepresidente Omar Chehade “Tan difícil es caminar derecho”. De
esta manera Nadine Heredia se hizo muy activa en la red twitter y en la
actualidad es asidua tuitera.
Así, la primera dama agarró viada y
tuvo un mayor protagonismo en actividades oficiales acompañada de ministros. Declaraba
sobre diversos temas de gobierno, que no eran
ni son de su responsabilidad y lo peor, con la anuencia del presidente.
Sería ocioso enumerar sus frases célebres, los desplantes a su esposo y
opiniones sobre temas de gobierno.
Todo aparentemente iba bien, hasta
que se desató una avalancha, un diluvio donde faltó el Arca de Noé para
refugiarse en cuarentena. Un terremoto de 8 en la escala de Richter, cuyo
epicentro fue Palacio de Gobierno, las paredes temblaron a causa de una denuncia
en el programa de Panorama, sobre unas agendas que se atribuían a la primera
dama.
En todo momento Nadine Heredia negó
que fueran suyas, “Las libretas que se han mostrado en el programa Panorama,
que son cuatro, yo las desconozco, no son de mi propiedad”, apeló a toda
justificación, desde las más escabrosas hasta las más inverosímiles. Finalmente,
presionada por los hechos tuvo que aceptar, que en efecto sí eran sus agendas, indicó
se las habían sustraído de su casa.
Si tenemos en cuenta que Alejandro
Toledo mintió al negar la paternidad de su hija Zarai y mintió sobre el origen
del dinero para sus adquisiciones inmobiliarias y está comprendido en el caso
Ecoteva, con lo que su grado de credibilidad se vino por un tobogán al suelo.
Lo de las agendas, para Nadine tuvo el mismo efecto, su responsabilidad ha
llevado a los niveles ínfimos de credibilidad.
La judicialización de las agendas
de Nadine con el presunto lavado de activos con dinero que habría llegado de
Venezuela le ha brindado a la primera dama, la oportunidad de iniciar una
campaña de ataque y crítica virulenta contra la candidata de Fuerza Popular que
va primera en las encuestas. Teniendo techo de vidrio lanza piedras al aire.
Este ataque obedece a la inquina y
fobia de la primera dama por la señora Keiko, con un doble objetivo: desviar la
atención de la prensa y la población sobre el gravísimo caso de sus agendas y
golpear a su enemiga política, para ayudar a posicionarse al candidato del
nacionalismo Daniel Urresti, quien ha anunciado en su plancha a la fracasada ex
alcaldesa de Lima Susana Villarán.
En la búsqueda de superar la valla
electoral para no desaparecer del firmamento político, el partido nacionalista en
cuidados intensivos, ha recurrido a la ex alcaldesa de Lima Susana Villarán
como primera vicepresidenta y la segunda será para el ex gobernador regional de
Huancavelica Naciste Díaz. En el caso de la designación de Susana Villarán, se
unen el hambre y la necesidad, hambre de votos y necesidad de sobrevivir
políticamente.
En ese cometido, Nadine ha iniciado
hace varias semanas un ataque furibundo a la lideresa de Fuerza Popular, quien
tiene el mayor apoyo de la población y puntea en las encuestas. Nadine Heredia cuya fama de mentirosa ha
crecido y su grado de credibilidad ha disminuido a niveles muy bajos, utiliza
las redes sociales con sus tuits para encender la pradera en contra de la
lideresa de Fuerza Popular.
Los intentos de Nadine Heredia por
opacar a Keiko Fujimori, la han obligado a utilizar las redes sociales con apoyo
de sus troll, para lanzar tuits con mensajes de connotación negativa. Sus
intentos serán vanos, la desesperación y la migraña se apoderarán de ella.
Finalmente, no podrá hacer nada contra la voluntad del pueblo que apoya a Keiko
Sofía Fujimori. Y repetirá creyéndose un mesías, “No soy de izquierda ni de
derecha. Soy pragmática. Soy de las que han venido a este mundo a resolver”.
A resolver qué.