Australian War Memorial

Australian War Memorial
EXTERIOR DE MEMORIA DE LA GUERRA-AUSTRALIA

domingo, 27 de julio de 2008

EL RESPETO A NUESTRA BANDERA Y SU EMPLEO INADECUADO.


Manuel guarda como un tesoro muy preciado dentro de sí, el día que descubrió la Bandera Nacional, era casi un niño pues tenía siete años, el tío Rodrigo, lo llevaba los domingos sobre sus hombros al frontis del cuartel de Pueblo Libre.

Allí sus ojos se iluminaron por primera vez con los colores de nuestra bandera y sintió una gran emoción que le embargaba el corazón, cuando al compás de la Marcha de Banderas, la gloriosa enseña bicolor surcaba los vientos y era elevada por un soldado hasta el tope del mástil.

En lo alto casi confundiéndose con el cielo eterno flameaba nuestra hermosa bandera, orgullosa, limpia, solemne, épica, señorial, heroica ante la mirada de los ciudadanos que se apretujaban a su lado. Los ojos pardos de Manuel, encendidos por las lágrimas, mientras su corazón palpitaba de una emoción imposible de describir, hoy pasados los años lo recuerda con la misma sensación.

Creció como todo joven peruano y aprendió en el Colegio que según Decreto Supremo del 28 de Mayo de 1923 se estableció el 7 de Junio como el día de la Jura de la Bandera, además de rememorarse el aniversario de la Batalla de Arica.

Dos fueron las razones para esta decisión adoptada por el gobierno de entonces, la primera debido a la importancia que toma la histórica respuesta y la otra, porque realzando la figura eterna de Bolognesi, reconfortamos el patriotismo con el recuerdo de su sacrificio.

Pero además por el holocausto de nuestros precursores y héroes que dieron y dan su vida por defender nuestra integridad no solo territorial, sino la integridad moral. Como Alfonso Ugarte nos enseñara con su sacrificio.

Manuel, tiene sesenta años, la vida le ha enseñado que un país que se sostiene en valores cívicos es un país fuerte moralmente y dueño de su identidad. Que esos valores éticos y morales pasan por el respeto que se debe tener por nuestros símbolos patrios, entre ellas nuestra bandera, hoy lamentablemente utilizada por una productora y bailarina para promocionarse.

Hoy en la madurez de su vida muy fructífera, reside en Tacna con su esposa, hijos y nietos, a quienes ha inculcado respeto y amor a nuestros símbolos patrios. En esta ciudad es testigo anualmente de un acto memorable, la gran Procesión de la Bandera, con el cual se rememora aquel 28 de julio de 1901 cuando salió por primera vez el pendón bicolor por las calles de Tacna cautiva.

No es porque él sea un chauvinista o patriotero, sino porque comprende y tiene siempre presente, que los símbolos patrios distinguen nuestra condición de peruanos y porque la Bandera Nacional ocupa un lugar preferente en la memoria de la nación peruana. La Bandera aglutina y liga el sentimiento nacional.

Frente a la confusión de los últimos días, se debe distinguir la Bandera Nacional, del Pabellón Nacional, algunos intelectuales y críticos no conocen la distinción conceptual o lo han olvidado y muy a menudo cometen errores e inducen en la población a comprender erróneamente los conceptos.

La Bandera nacional es el símbolo que identifica a la nación. El Pabellón nacional es la misma bandera pero, se le adiciona el Escudo de Armas que es el símbolo del Estado soberano. La Bandera de Guerra es la enseña nacional, de modelo único, que se otorga a las Unidades y reparticiones de las FFAA y PNP.

Existen una serie de disposiciones legales que a través del tiempo se han venido publicando oficialmente respecto a la Bandera. En ellas se ha establecido una serie de normas para su creación, modificación, sus características, uso y empleo adecuado. No se considera, muy por cierto, servir como asiento, silla de montar u otra forma de uso inadecuado, como el realizado esta semana, que fue utilizado el Pabellón Nacional sobre el lomo de un caballo y una bailarina desnuda, para promocionar su almanaque.

Debemos enseñar a nuestros hijos y nietos el valor de nuestros símbolos patrios y su empleo adecuado. No debemos ser irreverentes, ni jugar con los sentimientos patrióticos de nuestra población, bajo el pretexto de un modernismo mal entendido. Respetos guardan respetos. Los símbolos patrios se respetan.

viernes, 25 de julio de 2008

Alberto Fujimori, Un cumpleaños privado de libertad.


Hace unos días los familiares de las víctimas de La Cantuta, un profesor y nueve estudiantes asesinados por el grupo Colina, fueron objeto de homenaje en diferentes instituciones antes de ser trasladados a su última morada, llenando muchas páginas de algunos medios de comunicación. Fue a no dudarlo, un hecho muy doloroso para todos, el asesinato de los estudiantes y el profesor.


Pero, nos llama a reflexión el contraste, ese doble rasero que utilizan algunos medios de comunicación de clara tendencia izquierdista, o simpatizantes, para juzgar a las víctimas de dos hechos graves acaecidos y originados por la violencia utilizada, según su ideología o posición social.

Por un lado, las víctimas de La Cantuta fueron objeto de innumerables muestras de solidaridad, de diferentes organizaciones de izquierda, de sus familiares y las ONG’s de derechos humanos, que reconocemos como válidos por sus intereses. Los mensajes expresados en el entierro fueron muy expresivos y elocuentes, las consignas apelaron a la justicia y a la condena de Fujimori. Esto último nos deja percibir cierto tufillo de venganza, más que de justicia.

Por otro lado, las víctimas del criminal atentado de la calle Tarata en Miraflores sumaron 20 personas, entre ellas tres turistas extranjeros y más de 250 personas heridas, algunas de gravedad. La explosión derrumbó varios edificios y afectó importantes hoteles, establecimientos comerciales y edificios de oficinas y departamentos. Los daños superaron los 20 millones de dólares. Cierta prensa no le dedicó ni siete líneas en ese doloroso aniversario, para ellos Tarata quedó en el completo olvido, se esfumó en la bruma del tiempo. No pasó nada.

No hubo homenajes, romerías, ni participación de las ONG’s de derechos humanos, ni organismos de izquierda. La opinión pública nacional se pregunta por qué esta diferencia, e indiferencia y trato desigual de estos organismos con las víctimas de la violencia senderista. Para estas organizaciones no tienen el mismo valor las víctimas de estos dos sucesos violentos.

Durante el presente juicio al ex presidente Fujimori, algunos de los testigos han afirmado que el profesor y cinco de los estudiantes eran integrantes de SL y responsables de haber preparado el coche bomba que estalló el 16 de julio de 1992 en la calle Tarata, del distrito de Miraflores. Otro artefacto explotó antes cerca de la municipalidad y otro vehículo cargado con media tonelada de material explosivo, colocado entre Diagonal y Benavides, no llegó a estallar. Gracias a la divina providencia, porque las víctimas y pérdidas materiales hubieran sido cuantiosas.

Para nadie es un secreto que, de un tiempo a esta parte, los mal llamados organismos de derechos humanos, se han dedicado con todo esmero a la defensa de esos derechos, pero, de las organizaciones subversivas MRTA y SL, que violentaron mediante el terror la tranquilidad de nuestro país. El entierro de las víctimas de La Cantuta fue una ocasión más para este tipo de demostraciones, con el apoyo de cierta prensa que le dio gran cobertura. Algunos de sus representantes han tenido el cuajo de solicitar que el Ejército pida perdón.

Este 28 de julio el ex presidente Alberto Fujimori cumple setenta años y los pasará, con seguridad, rodeado de sus familiares, disfrutando de un feliz onomástico, pero privado de su libertad, mientras 27 millones de peruanos gozamos de paz y tranquilidad, gracias a la decisión política que adoptó, para que las FFAA y PNP enfrentaran de manera integral con los otros dominios, la lucha contra la subversión que desangraba nuestro país.

La política integral en la lucha contra la subversión terrorista, emprendida por el ex presidente Fujimori, fue el inicio para revertir la situación político-social caótica a partir de la década de los noventa y que estaba a punto de balcanizar nuestro país. El Perú había sido catalogado como un país inviable y un obstáculo al desarrollo de los otros países de la región.

Hoy, esos años, gracias a la amnesia colectiva los percibimos muy, pero muy lejanos, como si nunca lo hubiéramos vivido; así es la memoria colectiva, el tiempo se encarga de hacer olvidar que muchos miembros de las FFAA y PNP dieron su cuota de sangre en pro de nuestra libertad, paz y tranquilidad que hoy respiramos, que disfrutan nuestros hijos y nietos, y ojalá para siempre.

Mal que les pese a muchos políticos, analistas, sobre todo de izquierda, lo cierto es que con Fujimori el país resucitó, desde el abismo de la inflación y el terrorismo, con paso seguro hacia el camino del progreso. Fujimori revirtió la situación y en la actualidad se pueden cosechar los frutos de la aplicación de su política no solo en el campo económico.
En este nuevo aniversario de su natalicio los peruanos de buen corazón reconocemos el valor de sus decisiones políticas para enfrentar el terrorismo demencial, la salvaje inflación y sacar al país del abismo.
Publicado en el diario La Razón de Lima, el 25 dejulio de 2008.

domingo, 20 de julio de 2008

Un diario al servicio de las fuerzas de ocupación.



El 17 de enero de 1881, las fuerzas chilenas ingresaron a Lima después de arrasar Chorrillos. Precisamente un día antes del aniversario de su fundación, ese día de verano, el manto azul de su cielo se puso color negro y corrieron ríos de sangre y lagrimas de dolor e impotencia.
La ocupación de Lima fue muy dolorosa para todos los peruanos. Mientras Piérola huía a Canta, Baquedano ocupaba la ciudad abandonada, en Palacio de Gobierno ondeaba la bandera chilena en su mástil.



Se implantó la ley marcial y con ello se legalizó los abusos abominables contra la población indefensa a quienes impusieron cupos y demás exacciones, y un control estricto de la prensa limeña.



Se sabe que la primera víctima en una guerra es la verdad. El primer peldaño de la tergiversación es la propaganda. Las autoridades chilenas impusieron una serie de publicaciones impresas, escritos y dirigidos por y para chilenos y en una clara estrategia propagandística y de guerra sicológica contra la población peruana.



De esta manera mantenían informada a sus fuerzas, a la opinión pública a los indiferentes, a los colaboracionistas que los hubo y además les permitía mantener la moral elevada de sus tropas, la cohesión y el patriotismo de las fuerzas de ocupación en tierra extraña.


Uno de los primeros diarios fundado para hacer realidad su intencionalidad propagandística, fue La Actualidad, este diario fue editado en la antigua imprenta de El Peruano. Su primer número salió el 20 de enero de 1881, tres días después de la ocupación de la capital, duró hasta mayo del mismo año.


Este diario publicaba no solo noticias nacionales y de la situación política chilena, sino además, la intencionalidad era clara, realizar propaganda a las fuerzas de ocupación, a favor de las autoridades chilenas de ocupación y guerra sicológica mediante sus candentes editoriales.

La finalidad suprema era ganar la mente de la población peruana, convencerlos de que la única solución a la guerra era la firma de una paz que ellos la ofrecían como la panacea del mundo, pero que en el fondo estaba preñado de odio y su aceptación era vergonzoso para los intereses nacionales. Pero claramente favorable a sus intereses estratégicos, de quedarse con territorios peruanos.

Los editoriales de este periódico son el reflejo de las intenciones de las autoridades chilenas en la capital. Así podemos percibirlo en los siguientes:
El 21 de Enero de 1881 editorializa de la siguiente manera:

“¿Se encuentra o no se encuentra el Perú en el caso de fundar en Lima, con arreglo a última pauta constitucional vigente, un gobierno bastante fuerte para mantener el orden?”
En una diáfana presión sicológica de este medio, el 24 de Enero de 1881.Bajo el título Objeto del viaje del Ministro de la Guerra:
“La ocupación de Lima después de dos sangrientas batallas y los acontecimientos que han seguido a ella imponen al estudio y la resolución de los hombres que representan en esta ciudad el poder público de Chile, en lo civil y lo militar, una serie de arduos y trascendentales problemas”.

“No se contaba,- debemos confesarlo- con que, destruido por el hecho lo que hecho había fundado, los habitantes de Lima, y en particular los ciudadanos más distinguidos, que deben tener en sus manos la dirección de la opinión pública, experimentasen dificultades para construir una administración provisional, con fuerza y prestigio suficientes para hacer respetar la ley, para celebrar un tratado de paz con Chile y para reunir un congreso”.

“La vacilación y el retraimiento de los buenos peruanos, fruto sin duda de la dolorosa experiencia, colocan a los jefes del ejército chileno en una situación que no carece de embarazos y de peligros”.
“Le sale al encuentro, a esta hora, la disyuntiva siguiente”:
“Echarse a cuestas la tarea de la administración de todo el territorio del Perú, adonde alcance sus armas, que podría ser todo el sur, desde la línea Mollendo, Arequipa, Puno, y toda la costa del centro y del Norte; recaudar allí las rentas, administrar la justicia, reorganizar las oficinas, etc., mientras la nación peruana no se resuelve a acometer la empresa dolorosa y mortificante, pero inevitable y heroica, de reorganizar su gobierno en días de derrota y de ocupación extranjera”.

“O bien, decidirse a tomar cartas en el aventurado juego de la política interna del Perú, buscar aliados y reconocer adversarios entre los partidos y caudillos que han disputado antes de ahora y pueden disputar de nuevo por el mando, y en fin, proporcionar a alguno de ellos la fuerza necesaria para imponerse y constituir gobierno”.
“Contra los dos términos de la disyuntiva se subleva el sentimiento público chileno; ambos están erizados de punzantes dificultades. Pero, en el punto a que las circunstancias nos han conducido, los representantes del gobierno de Chile en este país tendrán forzosamente que decidirse por uno de ellos”.

“Viene, en seguida y como consecuencia de lo anterior, el problema militar. No hacemos la paz, luego la guerra ha de continuar; ¿y en qué nuevo teatro y en qué proporciones? ¿Cuál será el plan de operaciones que se adoptará para impedir que el enemigo organice fuerzas considerables? ¿Regirán, por ultimo, en la campaña contra la montonera, las mismas reglas, que se ha observado mientras la resistencia a la invasión era mantenida por ejércitos regulares?(…)
El 2 de Febrero de 1881, bajo el título de El momento va siendo serio. Este diario continúa su campaña de guerra sicológica y de propaganda, amenaza abiertamente a la población, no encuentra una autoridad a su medida, continúa buscando un interlocutor con quien negociar la paz, una autoridad “respetable” que represente a nuestro país y acepte la imposición de sus intereses estratégicos mezquinos, como son cesión territorial y pago de indemnizaciones de guerra.


“Van corridos quince días desde que el ejército chileno ocupó la capital del Perú, y la situación conserva los caracteres de incertidumbre e incoherencia con que se presentó en los primeros momentos al espíritu del vencedor”.

“Van corridos quince días desde que Lima y el Callao obedecen de hecho a funcionarios chilenos, y todavía se halla sin despejar las incógnitas siguientes”:
“¿Esta o no está resuelta la nación peruana a aceptar la ley de la victoria y a celebrar la paz con Chile?”

“¿Tiene o no tiene el Perú un gobierno que lo represente en las negociaciones y que pueda comprometerse en nombre del estado?”

“Es cierto que, en la primera semana de la ocupación, una veintena de personas, llamadas a reunión por el Primer Alcalde de la Municipalidad de Lima, declararon que en su concepto, no había dejado de existir el gobierno de la Dictadura, y que consideraban siempre a don Nicolás de Piérola como el jefe Supremo de la Nación”.

“¿Quién gobierna hoy el Perú? ¿Con quién pueden entenderse los que tienen asuntos que discutir y cuentas que arreglar con el estado peruano?”

“(…) No tenemos, sin embargo, embarazo para manifestar nuestro profundo convencimiento de que el puñado de fugitivos que anda paseando de villa en villa, en las gargantas de la sierra, su derrota y sus indecisiones y en cuyos pasos vacilantes se revela el conflicto entre el deseo de conservar el mando y el temor de atraerse la impopularidad celebrando la paz,- no tenemos, decimos, embarazo para declarar que don Nicolás de Piérola y los suyos han perdido la faculta de hablar y obrar en nombre del pueblo peruano, sin contar con que el audaz violador de las suspensión de armas del 15 de enero se ha colocado voluntariamente, respecto de las autoridades chilenas, fuera del palio de la confianza internacional”.

“¿Quiere el Perú la paz?”
“¿Hay en la actitud y las manifestaciones del país algo que autorice a los hombres bien intencionados y sensatos para declarar que la sangrienta contienda del Pacífico ha concluido y para dar a los hogares en agonía y a los talleres paralizados voces de consuelo, de esperanza y de aliento?”
“¿Hay algo que autorice a los representantes de la nación chilena en el Perú para prolongar por un tiempo más la tregua que han concedido, generosamente, al vencido, en la hora de su completo anonadamiento?”
“He aquí una interrogación de muy grave significado, una interrogación que los peruanos patriotas y discretos harían bien en pesar en lo más íntimo del alma”.

Como podemos percibir, este diario fue fundado con la clara misión de propagar, una serie de mensajes orientados a convencer a las autoridades peruanas, a los personajes notables de la ciudad y a la población en general, pero además tenía la misión de ser el sostén ideológico de la estrategia militar.

Convencer a los habitantes de Lima, a los personajes representativos, que sus ofrecimientos de paz eran sinceros, que constituían una opción favorable para nuestro país desangrado, mutilado y expoliado. Nunca se entendió así, era todo lo contrario.

¡No señores! Detrás de ello se escondía su verdadera intención, no prolongar la guerra más de lo necesario, no propiciar una resistencia que sería fatal a sus intereses. Acopiar toda la riqueza posible obtenida y trasladarla a su país, como así fue.

Lograr un tratado ventajoso a sus intereses estratégicos, además porque la prolongación de la guerra les traería miles de problemas que no podrían enfrentar, ni afrontar, las tropas estaban cansadas y reclamaban parte de la torta obtenida por los abusos y cupos.

En otras palabras ya estaba en sus espíritus el temor, los invadía la desconfianza en sus posibilidades de hacer la guerra en un terreno de difícil acceso para ellos, nuestra zona serrana, corrían contra el tiempo pues conocían las acciones de resistencia que se realizaban, liderada por Andrés A. Cáceres en la zona andina al mando de sus montoneras.

domingo, 13 de julio de 2008

Chile, con todas sus miserias, nos vencerá mañana i siempre, si continuamos siendo lo que fuimos i lo que somos. Rodeado con el prestijio de sus victorias, posee crédito; así que en toda guerra tendrá dinero, i con el dinero, soldados i buques, rifles i cañones, amigos i espías.
Manuel González Prada.


Réplica furibunda a una carta del Brujo de los Andes.

Debemos tener presente, porque la historia nos ha enseñado, que nuestro país llegó al conflicto con Chile en condiciones desventajosas. Con sus fuerzas militares carentes de preparación, con la prensa sin una visión real sobre el adversario, en medio de una crisis política, social y económica y, una lucha intestina entre caudillos que se dio en pleno desarrollo de la guerra.

Hecho que fue aprovechado no solo por los políticos chilenos en su área específica, sino para la implementación de su aparato de propaganda. Durante la ocupación de Lima por la fuerzas chilenas (17 de enero 18881- agosto 1883), se publicaron una serie de periódicos.

Hubo diarios que defendieron la causa nacional, pese al control estricto establecido por los chilenos, no faltaron los indiferentes pero, los temerosos que preferían publicar noticias diferentes a la situación de la guerra; otros defendían la posición política de los caudillos, Iglesias, García Calderón, Piérola, etc., y algunos que les cupo el triste papel de traidores.


El diario La Dictadura, se fundó con la única finalidad de defender los logros que se obtenían durante el gobierno del dictador Nicolás de Piérola. Por otro lado el diario El Orden, defendía al gobierno de Francisco García Calderón, es cierto defendía la causa nacional, pero también atacaba al “Califa” Piérola. Podemos percibir una gran rivalidad entre los diarios, frente a las narices de las fuerzas de ocupación.

Los chilenos con una clara visión estratégica y mediante el empleo de la prensa en apoyo a sus operaciones militares, fundaron primero La Actualidad, posteriormente en su reemplazo La Situación y en sustitución de este El Diario Oficial, para la publicación de las disposiciones oficiales de Lynch. El Comercio apócrifo que se publicó en el Callao. La finalidad era muy clara, hacer propaganda y operaciones sicológicas.

Dentro de los diarios publicados en Lima, destaca el diario La Reacción, fundado en 1882 en Cajamarca, se trasladó a Lima el 02 de enero de 1884. Desde su fundación este diario se puso al servicio de los intereses políticos de Iglesias, facilitando la labor de los chilenos, era su vocero oficial y su defensor más expresivo, no respetaba honras, satanizaba a Cáceres.

El 18 de Enero de 1884, Editorializaba con una crítica mordaz a la misiva que el general Cáceres le enviaba por intermedio de un conocido a Iglesias, en ella reprochaba la aceptación de las condiciones chilenas para firmar el tratado de paz, este diario se ensañó contra Cáceres y lo trató de traidor y antipatriota.

La carta del 31 de diciembre de 1883 dirigida a una persona identificada como NN, fue puesta en conocimiento de Iglesias; en ella Cáceres respondía a una comunicación de un amigo no identificado, sobre las causas que engendraron los desastres sucesivos en Lima. Cáceres expresaba sus conceptos respecto a las calamidades que vivía la República, en estos términos:

“Los desastres ignominiosos del Perú se deben a que nunca nos planteamos las situaciones netamente y como son en realidad: por falta de carácter, por cálculos mezquinos, por intransigencias que no reconocen un origen noble, nos hemos rebelado siempre contra las soluciones dictadas por la razón, por la moral, por el patriotismo y por el deber, que nos acogemos a todas las intrigas, a todas las bajezas, a todas las apostasías, que nos presentan ante el mundo como un pueblo abyecto y prostituido, incapaz de salvar lo que nunca debe perderse: la dignidad del infortunio”.

“Sí, amigo mío, ésta es la verdad, pese a quien pesare”.

“Supone Ud. y con fundamento, que muchos desengaños habrán lacerado mi corazón y muchas esperanzas fallidas habrán torturado mi espíritu en el camino de la noble causa de la resistencia”.

“Su inteligencia superior ha comprendido el carácter y la intensidad de mis sufrimientos; pero abrigue Ud. esta convicción invariable: Los obstáculos y las horrorosas decepciones que he encontrado a mi paso y que hoy mismo se me oponen con creciente insistencia, no serán bastante para hacerme abandonar el campo de la defensa del Perú”.

“Cuando se ha pasado por Tarapacá y por Huamachuco, no se puede retroceder sin mengua: no quiero profanar con mis plantas, en ese extraño retroceso, las cenizas de tantas víctimas augustas, ni empañar con una monstruosa deserción las glorias que he podido conquistar para mi patria en sus desgracias”.

“Me dice Ud. y reconozco su sinceridad, que el patriotismo me pide que ponga término a la lucha, para servir a mi país en las grandes evoluciones de su reorganización. Póngase Ud. la mano al corazón y reconsidere sus palabras. ¿Qué reorganización bajo un orden de cosas impuesto por el enemigo? La reorganización del Perú no reconocerá nunca como base la traición de sus malos hijos ni los esfuerzos de las bayonetas de Chile. Esa reorganización vendrá más tarde”.

“Lo que conviene hoy es poner a salvo la Honra Nacional. Chile, al crear un gobierno en el país, no ha hecho política peruana, ha hecho y está haciendo política chilena. ¿Y cree Ud. después de esto, que es posible la reorganización de la República? Ud. me manifiesta que el gobierno de Iglesias ha ratificado solemne y definitivamente sus títulos de tal, y que a él se debe la paz y la reconquista de la autonomía perdida; agregando Ud. que para que a ese beneficio sigan los del orden, los del progreso, los de nuestro renacimiento a la vida de la ley y la libertad, es preciso que todos contribuyan a ello, y que la suerte me reserva en esa tarea un hermoso papel”.

“Quiero ser franco con Ud. tanto como Ud. lo ha sido conmigo. Yo no veo en Iglesias sino a un teniente chileno, que obedece a los propósitos chilenos, que vive bajo la sombra de los chilenos y que, en suma, subsistirá con el aparato de poder que tiene en Lima, tanto tiempo cuanto el que permanezcan en el territorio nacional los ejércitos chilenos. ¿Qué solemne y definitiva ratificación de títulos, es, pues, de la que Ud. me habla? Más, quiero poner fin a estas enojosas apreciaciones y resumir lo que siento y lo pienso en orden a la actual situación”.

“Hundida la república por causa de sus propios hijos, más que por la victoria del enemigo, no queda a los buenos peruanos otro camino que el de la resistencia, camino erizado de dificultades y fecundo en enseñanzas dolorosas, pero a cuyo término se encuentra indefectiblemente, sino el triunfo completo sobre Chile, una solución que ponga a salvo la honra y la verdadera autonomía de la nación”.

“¿Qué se necesita para esto? Carácter para perseverar, carácter para no transigir con el cálculo y la cobardía, carácter para sobreponerse a todo, inclusive a las derrotas, carácter siempre carácter”.

“¿Se teme la efusión de sangre? Ese es un temor pueril. La historia nos enseña que las grandes causas demandan grandes martirios, y que la reorganización de un pueblo no es, en suma, sino el resultado de sangrientos sacrificios. Yo que conozco esa ley social, no puedo desecharla, desde que tengo voluntad para cumplirla”.

¿Cuál fue la respuesta del diario La Reacción?



El diario respondió con una campaña orquestada que duró varios días. En su editorial del 18 de enero de 1884, respondía de manera agria a la misiva de Cáceres, escupió todo el veneno de que es capaz la cobra más mortífera, veamos la respuesta:

“La lectura de la carta dirigida por el general Cáceres a S.E el presidente de la República nos ha causado pena más que indignación”.

“Porque efectivamente si es triste, muy triste, oír recriminaciones e insultos en respuesta a la nobleza y a la generosidad, lo que es mucho más, que un hombre que tiene una alta clase militar, una buena reputación de valor y que la ha tenido de patriotismo…”.

“La carta que tenemos a la vista no es una simple negativa a la franca y abnegada invitación hecha por la alta persona del jefe de Estado, no, es algo más, es un burla al país entero, un insulto arrojado a la faz de la República”.

“¿Con qué derecho hace esto el general Cáceres? ¿Le da razón su terco orgullo o el interés de su pobre y criminal circulillo para pretender anarquizar la República y echar una horrible sombra sobre el cuadro de ventura y prosperidad que empieza a delinearse?”

“El general Cáceres está traicionando al Perú”. “No le ha bastado, no, ser el mal sino de esta desgraciada patria en tres largos años en los que ha arruinado veinte poblaciones y esquilmado otras tantas, no le ha bastado haber derramado la sangre de millares de indios, no le ha bastado humillar el pabellón de la república en Huamachuco con una nueva derrota…”.

“El general Cáceres nos habla de la paz ignominiosa, de los bien defendidos intereses del país, de paz pedida de rodillas y de gobierno formado por las afrentosas bayonetas chilenas, como si fuera posible obtener una paz mejor que la que se ha hecho con beneplácito del Perú entero…”.

“¿Puede el general Cáceres o el gobierno de que ha sido inconsciente instrumento haber firmado o firmar algo más provechosos para el Perú?”.

De igual manera al día siguiente este diario continuó su campaña mediática contra Cáceres, La Reacción en el editorial del 19 de Enero 1884, firmado por Manuel A. San Juan, sostenía respecto a la carta de Cáceres lo siguiente:

“No queremos creer que, en efecto, que las ideas y conceptos contenidos en los primeros acápites de la mencionada carta sea sean manifestaciones sinceras y fieles de lo que el general Cáceres piensa respecto de la obra acometida con laudable firmeza por el actual jefe del Estado”.

“ No, el general Cáceres no ignora que si las condiciones personales del que hoy desempeña la primera magistratura del Perú contribuyeron a asegura el éxito de la causa que con verdadero valor moral iniciara el agente principalísimo de esta victoria pacífica ha sido la idea impalpable, la idea incoercible, que penetrando como rayo de vivificadora luz en todos los espíritus agobiados por el peso abrumador del infortunio, ha hecho renacer en ellos la consoladora esperanza de mejores días” .

La campaña orquestada contra Cáceres continuó en este diario, así El 23 de enero de 1884, bajo la firma de Luis E. Márquez, La Reacción editorializaba:

“Solo a aquellos a quienes el exceso de luz ofusca la mirada y todo lo ven negros en pleno mediodía, pueden resistirse a la evidencia de que la opinión pública favorece unánimemente el programa administrativo de su excelencia el general Iglesias”

“Este programa esta formulado en dos palabras: gobernar con todos y para todos hasta que redimido el territorio, y establecida prácticamente la reforma de la Constitución…”.

Como podemos apreciar, los diarios de esa época aciaga para nuestra patria, defendían intereses personalistas, caudillistas; algunos como La Reacción tuvieron una línea editorial que lindaba con la traición, que buscaban el enfrentamiento entre peruanos, antes de buscar la unidad en la lucha contra los invasores, proponiendo tratos, o aceptándolos en contra de los intereses nacionales.


Tengamos presente que frente aun hecho grave como es la Guerra, que involucra a la nación entera, los medios de comunicación deben cumplir un papel fundamental en las decisiones de autoridades y gobernantes a favor de la integridad del país; por tanto, la prensa debe mantenerse alerta, en su cometido de informar verazmente y con cautela, para evitar que la opinión publica, pueda ser ganada por la propaganda de la prensa del adversario.