Han transcurrido cuatro meses de su asunción al poder y aún no se conoce realmente, si se cumplirá la promesa presidencial o primará la posición tecnócrata del MEF. Parece que, a este paso, la reestructuración de remuneraciones y pensiones, para las FFAA deberá esperar un tiempo más. ¿Seguiremos con la mecedora del perro del hortelano?
Ollanta Humala conoce perfectamente la realidad que viven los uniformados, viudas y discapacitados. Como miembro del ejército, conoce las enormes dificultades y sacrificios que deben realizar los soldados para cumplir su misión en el VRAE y el Huallaga. Muchas veces sin el equipamiento material, ni el apoyo oportuno. También sabe que, las remuneraciones y pensiones son inequitativas e injustas desde hace muchos años.
Menuda sorpresa se llevaron soldados, policías, viudas y discapacitados, cuando se enteraron que el dictamen del presupuesto, presentado por el ministro de economía para el año 2012, no respeta la decisión política presidencial. Nuevamente cundió la decepción, el desengaño y la tristeza en los uniformados y sus familiares.
La opinión pública y las organizaciones de militares y policías en retiro, ven con preocupación esta indecisión en las actuales circunstancias, en que el gobierno hace frente a conflictos sociales que amenazan, no solo la tranquilidad social, sino a las potenciales inversiones provenientes del extranjero.
Como se puede apreciar, el dictamen en cuestión no recoge un ápice las expectativas postergadas hace más de 20 años, lo que demuestra que el ministro Castilla y sus funcionarios, persisten en burlarse de los uniformados y ahondar la crisis de la Caja de Pensiones, que está quebrada por la corrupción y la ineficiencia de sus directorios, nombrados a dedo por distintas gestiones gubernamentales.
¿En qué parte del camino se perdió la decisión política de mejorar las remuneraciones y pensiones de los uniformados? ¿Hubo y hay en las actuales circunstancias, la intención política de cumplir esta promesa?
La preocupación por el deterioro al que podrían llegar las relaciones entre las organizaciones de izquierda y el gobierno, a raíz de la decisión de continuar con la política económica actual, derivarían en una escalada de violencia social, promovida precisamente por sectores recalcitrantes de izquierda, quienes apoyaron a Ollanta Humala en las elecciones.
Otro tema mucho más preocupante y del que ninguna autoridad desea hablar, se refiere a la situación de abandono e indefensión en que se encuentran nuestras instituciones. El próximo año se conocerá la decisión de la Corte Internacional de la Haya respecto al diferendo marítimo con Chile.
Para nadie es un secreto que nuestra fuerza operativa requiere urgente de una inyección, para alcanzar un nivel de disuasión frente a las amenazas que se ciernen sobre nuestro país.
¿Qué se está haciendo para mantener esta capacidad disuasiva frente a un potencial adversario? Parece que nada, los decisores en el limbo. Mientras nuestros vecinos del sur continúan su carrera armamentista. Chile dispone un equipamiento moderno y ha realizado maniobras con sus FFAA, que en opinión de analistas internacionales, les permitiría realizar hipotéticamente, una guerra relámpago contra tres países a la vez.
Confiamos en que Humala por su formación militar está buscando la solución a todo estos problemas internos y los que esperan a la vuelta de la esquina, y que constituyen una amenaza a la seguridad de nuestro país.