Retroceder en el tiempo en
busca de la verdad es la finalidad de esta obra. Volver al pasado desde la era
del conocimiento, la cibernética, la aldea global y las tecnologías de la
información y comunicación, y las redes sociales, hasta finales del siglo XIX y
hurgar en el escenario nacional de ese entonces fue y es un gran reto.
Los pueblos que olvidan su
historia seguirán cometiendo errores. Debemos sacar lo que está debajo de la
alfombra y hacer un juicio valorativo sobre hechos y personajes, en nuestra
casa. No podemos seguir viviendo con restos de inmundicias y basura debajo de
la alfombra nacional y seguir tapando todo conforme pasan los años, construyendo
hechos y datos que no se ajustan a la realidad.
En el marco de la Historia
del Periodismo peruano, constatamos que se había abordado y explorado de manera
muy superficial y tangencial la etapa de la guerra con Chile y muy
especialmente observamos la etapa de la ocupación de Lima. Las referencias
existentes en la Historia de la Prensa, Peruana de Juan Gargurevich Regal, la
Historia de la República de Jorge Basadre y los trabajos de Zanutelli y Vicente
Tauro del Pino, así como otros trabajos publicados, fueron muy importantes para
este trabajo.
En la primera edición de “La
Prensa limeña en la guerra con Chile” publicada por el Fondo Editorial de la
UAP en 2008, abordé el comportamiento de la prensa en el periodo de 1879-1884.
Se hizo conocer de manera cronológica todos los diarios que se publicaron en
esos años, hice referencia a los diarios de provincias y también a las
innumerables revistas que se publicaron en ese periodo. Un capítulo especial se
refiere a lo publicado en diarios extranjeros sobre la ocupación de Lima.
La presente obra cubre el
periodo de la ocupación de Lima desde el 17 de Enero de 1881 al 23 de Octubre
de 1883. Las fuerzas de ocupación publicaron cuatro diarios y autorizaron la
publicación de otros periódicos, que cumplieran con sus exigencias de censura y
para apoyar a Miguel Iglesias. Estos diarios fueron hechos por periodistas
chilenos en imprentas confiscadas en Lima, que luego fueron trasladas a
Santiago. Esta es la historia contada por esos diarios.
Desde 1 450 en que Gutenberg
inventa la imprenta, o por lo menos se le atribuye haber puesto las bases para
su desarrollo, la información se masifica y llega a muchas personas que antes
no tenían acceso. El desarrollo y evolución de la misma está caminando a la par
con el desarrollo tecnológico y eso nos lleva al gran desarrollo de las TIC´s.
Desde su invención, la
imprenta ha tenido una gran influencia en la cultura del planeta, no solo para
imprimir volantes e impresos inicialmente rudimentarios, sino porque
contribuyeron a la disminución del analfabetismo, mejoró la comunicación y
contribuyó a la difusión del conocimiento. Es importante tener en cuenta la
información respecto a la llegada de la imprenta a América: 1539 llegó México,
en 1584 a Lima y en 1776 después de casi 200 años recién a Santiago de Chile.
Durante 200 años sirvió para
realizar propaganda proveniente de España. Como señala Toribio Medina "en
América el control de los medios de expresión fue considerada materia de la
máxima importancia, por lo tanto, la imprenta fue puesta al servicio de dos
grandes propósitos, uno político y otro cultural", sin olvidar el
religioso.
El desarrollo de la prensa
en Chile, se inicia una vez consumada la independencia política. Entre
1842-1872, el proyecto liberal se manifestó a través del periódico. La prensa
chilena estaba orientada eminentemente a la propaganda, debido a las diferentes
tendencias políticas que existían en el escenario político-social chileno. Sus
periodistas estaban forjados más en una lucha ideológica, que en brindar
información sobre los hechos y sucesos de la realidad cotidiana de este país.
Esto se puso en evidencia durante la campaña mediática antes y especialmente
durante su permanencia en Lima.
La Obra contiene, un
capítulo referido al desarrollo de las Operaciones Psicológicas (OPSIC) a
través de la historia, “la conquista de
mentes y corazones”, con ejemplos que permiten al lector conocer cómo
han mejorado sus técnicas con el empleo de los medios de comunicación y las
tecnologías de la información y comunicación. Recordando que, se les ha
empleado desde la más remota antigüedad para, movilizar y formar en los grupos
humanos, actitudes y opiniones favorables a una determinada causa.
Las tácticas del engaño y
confusión del adversario en el campo de batalla, son sin duda tan antiguas como
la guerra misma. “Utilizando el engaño como un medio para ayudar al oponente a
derrotarse a sí mismo, minimizando los costos, controlando así los riesgos y la
dinámica de la situación”. Explotar, en un momento dado y en provecho propio,
las opiniones y sentimientos favorables a los planes de dominación política y
militar, manteniendo amistad con los elementos “pacifistas” de los pueblos;
emplear la infiltración de agentes secretos para que siembren rumores y
proporcionen noticias y en los momentos de crisis, sepultar al pueblo enemigo
bajo una avalancha de noticias, verdaderas o falsas, que produzcan descontento,
desmoralización y caos.
Durante la campaña
libertadora liderada por el General Don José de San Martín, no fue ajeno el
empleo de las OPSIC. Antonio Carrillo, autor de un ensayo sobre la Guerra
Psicológica (GP), nos recuerda que “el concepto de guerra de nervios es
sinónimo de guerra de zapa, que era la terminología utilizada por San Martín,
uno de los creadores de la guerra psicológica moderna. Y tanto es así que en la
Escuela de Altos Estudios, de Berlín, fueron estudiadas las campañas
emprendidas por el Libertador bajo este punto de vista”.
Carrillo indica que el
objetivo de la Guerra psicológica es “crear, en el o los adversarios, un clima
mental, una serie de sentimientos que, conduciéndolos por las sucesivas etapas
del miedo, del pánico, de la desorientación, del pesimismo, de la tristeza, del
desaliento, en fin, los lleve a la derrota”.
Otro capítulo de esta obra,
está dedicado a describir cómo era el escenario de nuestro país y de Lima
principalmente al momento del ingreso de
las fuerzas enemigas.
Recordemos que, un día antes
del aniversario de la fundación de Lima, el
17 de enero de 1881 a las 6 p.m., las tropas chilenas al mando del
general Manuel Baquedano ingresaron a la ciudad de Lima. Ese aciago día las
tropas enemigas tomaron la capital del Perú, después de bombardear e incendiar
Chorrillos y de las batallas de San Juan y Miraflores. En esta última línea de
resistencia, la propia población civil defendió sin éxito la ciudad cuando los
chilenos atacaron y destrozaron todo lo que encontraron a su paso. Se implantó
la ley marcial y con ello se legalizaron los abusos abominables contra la
población indefensa, a quienes impusieron cupos y otras exacciones, y un
control estricto de la prensa limeña, que dejaron de funcionar.
El historiador Jorge Basadre
Grohmann al respecto expresa, “Y el llanto de esposas, hijas y madres, que se
elevó por encima de los saqueos perpetrados locamente por soldados dispersos y
facinerosos de toda calaña, y por encima también de los incendios que arrasaron
Chorrillos y Barranco, vino a acompañar al silencio de los numerosos caídos en
la refriega, y el derrumbe de ingenuas ilusiones, para que, enseguida, en la
ciudad de los Virreyes, imperase durante 2 años y 10 meses la ley marcial”.
El 18 de enero, precisamente
en el aniversario de la fundación de la capital del Perú, el general Manuel
Baquedano, lanzó su proclama al ocupar la capital del Perú y centro del poder
nacional. Reconoce el esfuerzo de sus tropas especialmente en las victorias de
Chorrillos y Miraflores que le permitieron la ocupación de Lima. Hace una
tácita referencia a Antofagasta que fue la cabecera de playa, que necesitaba
Chile, para poner en ejecución su macabro plan. Continúa Baquedano,
reconociendo el esfuerzo realizado por el gobierno de Aníbal Pinto quien
lideraba esta maquiavélica empresa y a sus tropas por el esfuerzo y sacrificio
realizado a lo largo de casi dos años de guerra, “Cuando vuelvo la vista hacia
atrás para mirar el camino recorrido, no sé qué admirar más: si la energía del
país que acometió la colosal empresa de esta guerra o la que vosotros habéis
necesitado para llevar a cabo”.
El 19 de enero, se nombra a
diferentes autoridades: como Jefe político del departamento de Lima al general
de brigada Cornelio Saavedra. Como Jefe político y militar del Callao a
Patricio Lynch. Esa misma fecha se publica una serie de bandos y decretos.
Entre ellos el más importante fue “El Bando para la entrega de armas y
presentación de los jefes y oficiales del Ejército peruano”.
Mediante esta disposición:
Las armas, municiones, pertrechos de guerra y otros artículos de propiedad
fiscal, que existían depositados o en poder de particulares, se pusieran a
disposición del jefe de policía. Quienes ejecutaran actos de depredación o
violencia contra la población serían pasados por las armas. Finalmente los
señores generales, jefes y oficiales del ejército peruano, que se encontraban
ocultos en Lima, fueron autorizados para permanecer con arresto domiciliario,
previa presentación de una solicitud al
jefe de policía.
Esta última disposición
obligó a numerosos integrantes del ejército, quienes prefirieron quedarse en
sus domicilios deponiendo las armas ante el invasor, en lugar de plegarse a las
fuerzas de resistencia de Andrés A. Cáceres, quien luego de ser herido en
Miraflores, se desplazó secretamente al centro del país para iniciar la campaña
de resistencia.
Durante la ocupación de
Lima, Chile aplicó lo que el psiquiatra peruano Segisfredo Luza denomina la
“lógica de la demostración”, que se concibe
como la intención de quitarle legitimidad al poder vigente de la nación
y por ello trató de demostrar, “inicialmente con hechos simbólicos que este ya
no podía proteger a los habitantes del país”. Nos referimos a la fuga de las
autoridades, el dictador Piérola y el abandono de algunos militares que se
enclaustraron en sus domicilios, previo conocimiento y autorización de la autoridad
chilena.
En función a esta
intencionalidad, las tropas chilenas desconocieron la autoridad del dictador
Nicolás de Piérola. Aceptaron, avalaron y autorizaron la organización de un
gobierno provisional y así con la anuencia de estas autoridades, nació el
gobierno provisorio del Dr. Francisco García Calderón Landa, asimismo,
autorizaron que funcionara en la Magdalena y que, también se conformara un
Congreso que se instaló en la Escuela de Clases en Chorrillos, bajo la
Constitución de 1860.
Mientras tanto, las
autoridades chilenas ponían en ejecución una política diseñada en los campos
político, social y especialmente en lo administrativo, mediante la
recolección de los recursos provenientes
de las aduanas, la venta del guano, los cupos impuestos a los ciudadanos
notables de la capital, el control estricto de los diarios de circulación
nacional, así como la creación de diarios para defender la política de sus
autoridades, hacer propaganda, mantener alto la moral de sus tropas acantonadas
en Lima y los ciudadanos chilenos residentes, así como los diarios autorizados
a funcionar, con la condición de apoyar al general Miguel Iglesias.
Las autoridades chilenas de
ocupación se percataron que en la conciencia de la población peruana, había una
descalificación moral respecto a su proceder abusivo. Esto se explica en la
reacción que tienen frente al reconocimiento de la autoridad, del Dr. Francisco
García Calderón como presidente del Perú, en las principales ciudades del
interior del país, así como los países amigos del Perú, lo que se traducía en
el crecimiento y consolidación de su poder, y se percataron que realmente no
era un pelele, como inicialmente habían calculado, sino que, demostraba firmeza
de carácter y que no aceptaría le impongan una paz con cesión territorial.
Es en ese momento en que,
viendo peligrar sus ambiciones políticas, los abusos y exacciones al pueblo, y
toda la riqueza que trasladaban a su país, se ven obligados a disolver el
gobierno provisorio y trasladar preso a Chile al Dr. Francisco García Calderón,
bajo pretextos inconcebibles y mentiras sin sustento.
Investigaciones posteriores
han determinado que la comunicación persuasiva es inherente a la propia
evolución del ser humano. Desde siempre estuvo presente en las sociedades, en
diversas formas, con la intención de transmitir ideologías y opiniones con
objetivos claros y determinados. La aparición de religiones y sociedades
organizadas favoreció la proliferación de las primeras formas de propaganda.
"Es más fácil dominar a
alguien si no se da cuenta de que está siendo dominado. Tantos los colonizados
como los colonizadores saben que la dominación no se basa solamente en la
supremacía física. El control de corazones y mentes es la continuación de la
conquista militar. Es el motivo por el cual cualquier imperio que quiera durar
tiene que capturar las almas de sus sujetos".
Segisfredo Luza, en su obra
“El poder psicosocial”, indica que la manipulación “se ha convertido en un
asunto que puede aplicarse a todas las posibilidades de ejercer influencia a lo
que está expuesto el individuo o la sociedad, completamente desarmada…”.
Durante la ocupación de Lima por las fuerzas chilenas, la población limeña
quedó indefensa, temerosa, traumatizada por la derrota y el abandono de sus
autoridades, quienes huyeron. Inferimos que fue un escenario virgen, la
oportunidad propicia, la oportunidad sicológica, con muchísimas posibilidades
de manipulación y para ello utilizaron la prensa, que se encargaron de fundar
con este objetivo claro.
Los diarios fundados por las
autoridades chilenas de ocupación fueron:
1.
La
Actualidad, directores: Luis E. Castro y Salvador A. Castro. 20 enero 1881 al
26 mayo 1881
2.
La
Situación Luis E. Castro y Salvador A. Castro. Del 4 junio de 1881 al 4 abril
de 1882
3.
Diario
Oficial. Del 31 mayo 1882 al 20 octubre 1883
4.
El
Comercio (Apócrifo) Luis E. Castro. Del 3 diciembre 1881 al 21 marzo 1882.
CONCLUSIONES.
Los líderes políticos y
militares de Chile conocían la importancia que representaba el empleo de la
prensa (propaganda), como un aliado importante de sus operaciones militares
estratégicas, lo que se puso de manifiesto al fundar el primer diario de
ocupación al tercer día de la ocupación de Lima.
La prensa de ocupación
desarrolló una estrategia comunicacional, cuyo objetivo inicial fue la creación
de diarios favorables a sus propósitos y la posterior ejecución de una campaña
mediática bien planificada, que visó la defensa de los intereses chilenos en el
Perú.
La campaña de propaganda
desarrollada por los diarios fundados por las autoridades de ocupación, tuvo
por finalidad vencer la resistencia emocional del pueblo peruano, que aceptara
la derrota con la firma de un tratado favorable a Chile y mantener alta la
moral de sus tropas y ciudadanos chilenos
residentes.
Las autoridades chilenas
autorizaron el funcionamiento de algunos periódicos, con el exclusivo propósito
de apoyar mediáticamente al general Miguel Iglesias, elegido para que sea la
contraparte en la firma del tratado de paz.
Notas:
Castro,
Arturo. La Prensa de Ocupación. Lima 1881-1883. Primera edición Octubre 2014.
Imprenta Vandgraf E.I.R.L.