Este 22 de abril se cumple el XVIII aniversario de la Operación Chavín de
Huántar, organizado para rescatar rehenes de manos del MRTA durante la Crisis
de la Residencia del Embajador del Japón en Perú en 1997. El pueblo peruano con
sus FFAA, celebrará este nuevo aniversario con orgullo, alegría y satisfacción,
de la considerada y reconocida como la más grande y exitosa operación realizada
en el planeta. Hecho que engrandece al pueblo peruano y sus hijos preclaros.
Precisemos, las FFAA son de la nación, pertenecen a los 30 millones de
peruanos, no son del gobierno actual, aunque este debe brindar todas las
seguridades a sus integrantes para el cumplimiento constitucional de sus deberes.
Los comandos que intervinieron en la mencionada operación pertenecen a nuestras
FFAA, por lo que el gobierno tiene la responsabilidad de liderar, la defensa de
nuestros comandos frente al odio e inquina de cualquier organización
supranacional.
¿Será cierto que el tiempo restaña las heridas y reconcilia a las
familias cuando se enfrentaron en el pasado reciente, por mantener puntos de
vista diametralmente opuestos, ideologías y formas de pensar diferentes o tratar
de imponer sobre una gran mayoría, una ideología, aplicando los métodos violentos
utilizados en otras realidades?
Las organizaciones subversivas SL-MRTA que hicieron del terrorismo,
golpe de mano, secuestros, chantaje, pago de cupos y emboscadas, sus métodos
principales de lucha contra nuestra indefensa población, para imponer ideologías
foráneas mediante el terror y así, quebrar la voluntad de lucha de todo un
pueblo, fracasaron rotundamente en sus deseos, al enfrentarse a la población
organizada y sus Fuerzas del Orden.
Para nadie en el país es un secreto, que las FFAA, PNP, Comités de
autodefensa, ronderos y población en general, fueron los principales actores,
que contribuyeron y lograron en el campo militar la derrota de estas organizaciones
terroristas. Aunque a nivel sicológico y
judicial no podamos decir lo mismo, porque las OONNG´s de DDHH, han copado el Poder
Judicial, Ministerio Público y cierta prensa que los apoya abiertamente.
Durante el gobierno de Alejandro Toledo, se creó un engendro denominado
Comisión de la Verdad y Reconciliación (ex CVR), conformado por un 90% de
personajes ligados a la izquierda, y propuestos por el genocida Guzmán en
conversaciones con un delegado de la comisión de marras. El informe presentado fue
y es completamente parcializado a las organizaciones terroristas. Muy
condescendientes con los gobiernos de Belaunde y García, y muy severos con las
FFAA y el gobierno de Alberto Fujimori.
El error más grave que contiene el informe de la ex CVR es que, pasado
el tiempo, invertido casi 10 millones de dólares, el documento evacuado no solo
es parcializado, equipara y pone al mismo nivel a las organizaciones
terroristas con el Estado peruano, además de indicar que hubo una práctica
indiscriminada de violación de DDHH por parte de la fuerzas del orden, lo que
es una tremenda falsedad y finalmente no ha reconciliado a nadie, más bien ha
servido para dividir más a los peruanos. Es hora de revisarla, urgente.
La operación Chavín de Huantar, es un ejemplo a nivel mundial de cómo desde
su planeamiento, entrenamiento y ejecución, no solo cumplió con los estándares internacionales,
sino que hoy constituye un ejemplo en las academias militares de EE.UU, Israel,
Alemania y otros países, por lo impecable de su ejecución y lo mínimo de pérdidas
humanas durante la misma, siendo motivo de estudio.
No dudamos que este 22 de abril el Perú entero se pondrá nuevamente de
pie y recordará con profundo sentimiento patriótico esta épica victoria, porque
aun, sabiendo nuestros comandos que se jugaban la vida, lucharon para rescatar seres
humanos que permanecían 126 días en cautiverio, privados de su libertad,
enfermos física y sicológicamente por las amenazas que se cernían sobre ellos.
Nuestras FFAA y PNP lograron un triunfo militar categórico de resonancia
mundial.
Ese 22 de abril de 1997, el presidente Alberto Fujimori, lideró la
celebración de todo el pueblo peruano, ancianos, mujeres, hombres y niños,
desbordaron las calles con alegría y formaron voluntariamente caravanas en nuestra
capital, para vitorear a los rehenes y nuestros comandos. Se había impuesto el
estado de derecho sobre la violencia y el terror. Fue un gran triunfo contra el
chantaje terrorista.
Un antiguo aforismo rubrica el rol fundamental del soldado en la
sociedad, y nuestras Fuerzas Armadas se enmarcan en ella, “Cuando reina la paz
e impera la calma, el pueblo olvida a Dios y desprecia al soldado. Cuando viene
la guerra y cunde el peligro, el pueblo implora a Dios y llama al soldado”.
Esta es una verdad indiscutible.
La operación duró exactamente treintaicinco minutos, las fuerzas
especiales demostraron su alta preparación y tuvieron como objetivo, liberar a
los 72 rehenes que permanecían secuestrados, privados de su libertad por 126
días en la residencia del embajador japonés, Morihisa Aoki y sometidos
violentamente por catorce terroristas del MRTA armados.
El general EP José Williams Zapata lideró a nuestras tropas de elite durante esta operación,
que estuvo integrado por 140 efectivos de nuestras FF.AA, la que culminó con la
exitosa liberación de los cautivos, hubo
25 heridos en las fuerzas de élite. El pueblo peruano lamentó la irreparable pérdida
del Vocal Supremo Ernesto Guisti, el
Coronel Juan Valer y el Capitán Raúl Jiménez, quienes murieron heroicamente
durante la operación.
Hoy nuestros comandos enfrentan su prueba más dura, no frente a una
operación militar para la defensa de nuestra integridad, a la que enfrentarían
con éxito y largueza, sino frente a un organismo de justicia supranacional (Corte
IDH), conocida por sus fallos parcializados y contrario a los estados, originado
por denuncias de ejecuciones extrajudiciales de terroristas, presuntamente sobrevivientes
a la operación.
Transcurrido el tiempo después del cautiverio sufrido en la residencia
nipona en Perú, este 22 de abril con seguridad, servirá para que los ex rehenes
peruanos y extranjeros, volverán la mirada agradecidos al gobierno de entonces,
porque con todo derecho fueron liberados y hoy disfrutan de la grata compañía
de sus seres queridos, en sus hogares que bien merecido lo tienen.
Es imperativo que nuestra población, el gobierno actual y todas las
organizaciones cívicas, patrióticas, laborales, empresariales, industriales de
nuestro país, se unan para rechazar con la fuerza que da la razón, si el fallo
de la CIDH fuera en sentido contrario a la historia de los pueblos, escrita con
sangre de sus hijos, que enfrentaron a la insania y violencia terrorista, para
asegurar la supervivencia del Estado nacional.
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