Actualizado 01 enero 2021
Luego
de vencer en la guerra de 1879, Chile buscaba quién pagara la factura de los
gastos de guerra, los representantes del gobierno de Chile en Lima descartaron
a Nicolás de Piérola como interlocutor de un tratado de paz, por lo que
autorizaron que una junta de notables de la capital, elija como presidente de
un Gobierno Provisorio al Dr. Francisco García Calderón Landa, bajo el amparo
de la Constitución de 1860. Instalándose en la Magdalena.
Las
autoridades de ocupación quisieron manejar a Francisco García Calderón para sus
fines estratégicos, presionaron para que firmara un tratado con cesión de
territorio nacional. El presidente jamás se dejó avasallar y se opuso
tenazmente a la mutilación de nuestro territorio. Patricio Lynch lo tomó preso
y fue conducido a Chile prisionero, siendo confinado inicialmente en
Quillota-Valparaíso.
El
vencedor siempre impone su voluntad al vencido, son las leyes de la guerra y el
resultado de la guerra del 79 no podía ser la excepción. Chile impuso a Miguel Iglesias
Pino de Arce como presidente y este aceptó la imposición del tratado de Ancón,
mediante el cual Tacna y Arica permanecerían en poder de Chile por diez años,
luego de vencido el plazo, se procedería a realizar un Plebiscito en el que los
pobladores decidirían su destino.
En
1894 venció el plazo establecido en el tratado de Ancón para la realización de
un Plebiscito, en el que los ciudadanos de las provincias hermanas Tacna y
Arica, deberían decidir su futuro en los brazos de uno u otro país, en una
votación “libre y voluntaria”. Chile impuso las normas que aseguraban la
victoria electoral a su favor y por tanto no se garantizaba un plebiscito
justo, correcto y honesto.
El
plazo de 10 años que contemplaba el tratado de Ancón se extendió hasta 35 años
y durante este largo periodo de tiempo, se inició la chilenización. Así nuevas
generaciones nacieron en las provincias de Tacna y Arica, miles de ciudadanos
peruanos fueron obligados a abandonar sus propiedades sus tierras y desplazarse
al Norte y al Este.
Las
autoridades chilenas que habían planificado con antelación, también desplazaron
a compatriotas nuestros al interior del territorio chileno y en su reemplazo
trasladaron a estas dos provincias a obreros, empleados, funcionarios públicos
y la policía secreta chilena.
Han
transcurrido más de 142 años de esta infausta guerra y la chilenización ha
tomado otros visos, otras vertientes y variantes, ya no es la expropiación de
territorios, ni el desplazamiento obligatorio de los nativos de un lugar a
otro, hoy es el dinero, las inversiones, la oferta y la demanda del mercado.
Aunque no se puede descartar sus objetivos de desarrollo y sus necesidades de
energía para desarrollar su territorio del norte, que requiere de agua y
energía para crecer y desarrollar.
Con
la economía globalizada, con un TLC firmado con Chile hace varios años, las
puertas de nuestro país se abrieron y muchas inversiones chilenas aterrizaron
en nuestro, que actualmente superan los 20, 000 millones de dólares.
Para
el año 2019 las inversiones chilenas sumaban 20,000 millones de dólares y más
de “400 empresas que operan en el Perú́ se distribuyen con un porcentaje
considerable: 68,8% de sus inversiones son en el rubro servicios. Entel posee
el 17,5% del mercado de telefonía, AFP Hábitat que maneja el dinero de 15,6% de
afiliados, Sudamericana de Vapores, naviera chilena que junto a Compañía
Chilena de Navegación Interoceánica controlan el 35% de tráfico de contenedores
del Perú́”.
Con
semejantes inversiones en nuestro país, hoy es más entendible y con mayor
seguridad, el por qué y cuáles son las razones para el armamentismo chileno,
para la compra de armas de última generación que les dan una ventaja
estratégica con relación a todos sus vecinos, particularmente con el nuestro.
Para
apreciar que Chile no descuida su defensa nacional, ni los hechos de violencia
que se originaron desde el año 2019 han podido cambiar el rumbo de mantener la
capacidad estratégica de sus fuerzas armadas, manteniéndolas equipadas y
preparadas para probables escenarios de un conflicto externo o para efectos de
una calamidad pública.
El
10 de setiembre de 2019 se promulgó la Ley N° 21174, mediante la cual se
aprueba el mecanismo de financiamiento para mantener la capacidad estratégica
de su fuerza para la defensa nacional, al mismo tiempo derogó la Ley N° 13196
más conocida como la ley reservada del Cobre. Entre 2004 a 2017 esta ley aportó
a la defensa nacional chilena, aproximadamente $ 14,000 millones USD.
Actualmente las Fuerzas Armadas chilenas cuentan con un fondo denominado Plurianual,
el 55% de remanente de la ley del cobre al 31 de diciembre ascendía a $ 3,800
millones USD, más un Aporte Basal que garantiza un financiamiento a largo
plazo.
Hoy,
el poder en el mundo ha cambiado, en el ápice está el poder financiero, luego
el poder mediático, que en la mayoría de los casos es una extensión del primero
y en tercer lugar está el poder político. El peligro radica que las inversiones
chilenas en lugares estratégicos en nuestro país, pueden convertirse en el
futuro en “enclaves”, que sin lugar a duda tendrá un gran poder en el escenario
político-económico-social de nuestro país.
El peligro
de las inversiones chilenas es preocupante para nuestra seguridad como Estado. Como
lo es hasta hoy las grandes inversiones de Odebrecht, convertido en un pulpo
que propició la corrupción y de allí su injerencia en la política y justicia
nacional se puede percibir.
Traemos
a colación el episodio protagonizado por el exministro de justicia Daniel Figallo,
cuando este expresó a Yeni Vilcatoma: “El ministro (Daniel Figallo)
señala ‘tú no sabes quién es Odebrecht, pone y saca presidentes, cuidado no
despiertes a los leones’”, el ex procurador Anticorrupción, Christian
Salas, confirmó las palabras de la ex congresista Vilcatoma.
La
expansión de la pandemia del Covid 19 y su llegada a nuestro país en marzo de del
año pasado, ha desnudado la incapacidad del gobierno para enfrentar este tipo
de enfermedades, nos agarró prácticamente con nuestra precaria infraestructura de
salud, médicos, enfermeras y auxiliares tuvieron que hacer frente a este
flagelo con lo disponible y por tanto, los primeros meses asistimos al
fallecimiento de muchos compatriotas. El nuevo rebrote que ya se ha iniciado en
las regiones Tumbes, Piura, Lambayeque, Arequipa y Cusco nos traen un panorama
muy desolador
Si
la improvisación es y ha sido la piedra de toque de los que detentan el poder,
la falta de previsión y el gasto en inversiones elefantiásicas como el
gasoducto y la refinería de Talara han sido una práctica común en los últimos
gobiernos despilfarrando el dinero y descuidando importantes campos como salud,
educación y seguridad.
Por
ello, es clamoroso el descuido en lo referente la Defensa Nacional, nuestras
FFAA esperan pacientemente para su modernización urgente y ponerse en el mismo
nivel que nuestros vecinos, o en todo caso disponer de una fuerza de
intervención rápida y disuasiva.
Habría
que buscar la responsabilidad no solo en los gobernantes, sino en la falta de
patriotismo o identidad nacional de todos los estamentos, particularmente de
algunos empresarios. Debemos preguntarnos por qué Chile no acepta las
inversiones de envergadura de financistas peruanos, por qué solo las
actividades que están destinadas para el servicio, como son los restaurantes y labores
como las trabajadoras del hogar. La balanza comercial es altamente favorable a
Chile.
Defensa
Nacional y Desarrollo son dos conceptos que tienen una total interdependencia,
no se pueden separar, son como los cimientos de una casa, la sostienen. Un país
que desea lograr el bienestar general de su población, debe mantener siempre,
Desarrollo y Defensa en la prioridad de sus actos y decisiones para seguridad y
prosperidad de los 32 millones de peruanos.
Las
negociaciones diplomáticas siempre han tenido una base en la capacidad
operativa de las fuerzas armadas. Esa es una experiencia histórica que la hemos
aprendido desde siempre y que se ha dado en todas las guerras.
Un
Estado tendrá talla estratégica y mayor capacidad de negociación, si dispone de
la recta razón, es decir, que su servicio diplomático actúe con sagacidad,
eficiencia y astucia, apoyado por la fuerza de unas FFAA debidamente equipadas,
preparadas y entrenadas, para la defensa de sus intereses.
Quien
piense lo contrario está arando en el mar o remando en contra de la historia.
Aprendamos de los errores históricos del pasado, para evitar que se vuelvan a
repetir en el futuro. Se debe repotenciar nuestras FFAA con la urgencia debida,
no podemos esperar, la brecha cada año se separa más.
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