Por: Ángel Arturo Castro Flores.
El 20 de enero del presente año, se cumplieron 140 años de la
publicación en nuestra capital, del diario La Actualidad, primer periódico
fundado por las fuerzas de ocupación chilenas en Lima. Este medio permitió
realizar las actividades de propaganda y guerra sicológica contra nuestra
indefensa población, inicialmente ordenadas por el Gral. Manuel Baquedano y posteriormente
por Patricio Lynch.
Recordemos que tres días antes, el 17 de enero de 1881, las fuerzas
chilenas ingresaron a Lima después de arrasar Chorrillos y Miraflores.
Precisamente un día antes del aniversario de su fundación. Ese día de verano,
el manto azul de su cielo se puso color negro y corrieron ríos de sangre y lágrimas
de dolor e impotencia.
La ocupación de Lima fue muy dolorosa para todos los peruanos. Mientras Nicolás
de Piérola huía a Canta, Manuel Baquedano ocupaba la ciudad abandonada a su
suerte. En Palacio de Gobierno y el Cuartel Santa catalina ondeaba la bandera
chilena en su mástil.
Se implantó la ley marcial y con ello se legalizó los abusos abominables
contra la población indefensa, a quienes impusieron cupos y demás exacciones, y
un control estricto de la prensa limeña.
Se sabe que la primera víctima en una guerra es la verdad. El primer
peldaño de la tergiversación es la propaganda. Las autoridades chilenas
impusieron una serie de publicaciones impresas, escritos y dirigidos por y para
chilenos y en una clara estrategia propagandística.
De esta manera mantenían informada a sus fuerzas de ocupación, a la
opinión pública para conquistar sus mentes, a los indiferentes, a los
colaboracionistas que los hubo, a los traidores. Además, les permitía mantener
la moral elevada de sus tropas, la cohesión y el patriotismo de las fuerzas de
ocupación en tierra extraña.
Uno de los primeros diarios fundado para hacer realidad su intencionalidad propagandística, como parte de su plan estratégico, fue La Actualidad, este diario fue editado en la antigua imprenta de El Peruano. Su primer número salió el 20 de enero de 1881, tres días después de la ocupación de la capital, duró hasta mayo del mismo año.
Sin duda, fue un agravio para los peruanos someterse a las fuerzas
chilenas de ocupación; qué podían hacer, pero, consideramos mayor agravio la
publicación de un periódico fundado por las autoridades chilenas. Esa fecha ha quedado
marcada en los anales del periodismo peruano, como un día nefasto para la
prensa limeña.
Este diario publicaba no solo noticias nacionales y de la situación
política chilena, sino, además, la intencionalidad era clara, realizar
propaganda a las fuerzas de ocupación, a favor de las autoridades chilenas de
ocupación y guerra sicológica mediante sus candentes editoriales.
La finalidad suprema era ganar la mente de la población peruana,
convencerlos de que la única solución a la guerra era la firma de una paz, que
ellos la ofrecían como la panacea del mundo, pero, que en el fondo estaba
preñado de odio y su aceptación era vergonzoso para los intereses nacionales. Sin
duda era claramente favorable a los intereses estratégicos chilenos, para quedarse
con territorios peruanos.
Los editoriales de este periódico son el reflejo de las intenciones de
las autoridades chilenas en la capital y la manipulación de la información. Así
podemos percibirlo en algunos párrafos siguientes:
Los invito a leer algunos párrafos de su primer ejemplar, del 20 de
enero 1881.
Editorial: NUESTRO PROPÓSITO
“La ocupación de esta ciudad por el ejército de Chile y el cambio
fundamental que ella ha producido en las diversas órdenes de intereses
políticos, sociales y comerciales, debía necesariamente encontrar eco y reflejo
en el mundo de la publicidad periodística.
Un diario capaz de ser el órgano de los sentimientos que animan a la
nación y al ejército que vencieron en Chorrillos y Miraflores, tiene en la Actualidad
completa razón de existencia; y si a esa condición primordial se agrega el
propósito de servir con decisión a la causa de la civilización y de la
humanidad y al restablecimiento de la quietud en los hogares y de la confianza
y actividad en el comercio, nos atreveremos a esperar que su aparición será
favorablemente acogida por la opinión ilustrada de la ciudad.
LA ACTUALIDAD se presenta al público sin falsa modestia, pero sin
jactancia. No se halla dispuesta a ejercer contra los vencidos las represalias
que podrían parecer autorizadas por el abuso singular que se ha hecho en esta
ciudad, durante dos años de la palabra escrita. No contribuirá, en general, a
hacer más desagradable la situación personal de los que han sido desgraciados
en el campo de batalla; y esto esperan sus escritores refutar, más eficazmente
que con vulgares violencias de lenguaje, las acusaciones de que Chile y su
cultura han sido blanco favorito”.
Como se puede apreciar, el primer editorial de este diario, justificó la
publicación del periódico, en la necesidad de disponer de un medio de
publicidad (propaganda), para atender al nuevo escenario político, social y
comercial que se vivía en Lima.
El 21 de Enero de 1881 editorializa de la siguiente manera:
“¿Se encuentra o
no se encuentra el Perú en el caso de fundar en Lima, con arreglo a última
pauta constitucional vigente, un gobierno bastante fuerte para mantener el
orden?” (1)
Continuando su labor de presión sicológica este medio publicó el 24 de
Enero de 1881.Bajo el título Objeto del
viaje del Ministro de la Guerra:
“La ocupación de
Lima después de dos sangrientas batallas y los acontecimientos que han seguido
a ella imponen al estudio y la resolución de los hombres que representan en
esta ciudad el poder público de Chile, en lo civil y lo militar, una serie de
arduos y trascendentales problemas”.
“Le sale al
encuentro, a esta hora, la disyuntiva siguiente:
Echarse a cuestas
la tarea de la administración de todo el territorio del Perú, adonde alcance
sus armas, que podría ser todo el sur, desde la línea Mollendo, Arequipa, Puno,
y toda la costa del centro y del Norte; recaudar allí las rentas, administrar
la justicia, reorganizar las oficinas, etc. (…)”.
O bien, decidirse
a tomar cartas en el aventurado juego de la política interna del Perú, buscar
aliados y reconocer adversarios entre los partidos y caudillos que han disputado
antes de ahora y pueden disputar de nuevo por el mando (…)”.
(…) Viene, en
seguida y como consecuencia de lo anterior, el problema militar. No hacemos la
paz, luego la guerra ha de continuar; ¿y en qué nuevo teatro y en qué
proporciones? ¿Cuál será el plan de operaciones que se adoptará para impedir
que el enemigo organice fuerzas considerables? (…)”
El 2 de febrero de 1881, el editorial titulado El momento va siendo serio. Este diario continúa su campaña de
guerra sicológica y de propaganda, amenaza abiertamente a la población, no
encuentra una autoridad a su medida, continúa buscando un interlocutor con quién
negociar la paz, una autoridad “respetable” que represente a nuestro país y
acepte la imposición de sus intereses estratégicos mezquinos, como eran cesión
territorial y pago de indemnizaciones de guerra.
“Van corridos
quince días desde que el ejército chileno ocupó la capital del Perú, y la
situación conserva los caracteres de incertidumbre e incoherencia con que se
presentó en los primeros momentos al espíritu del vencedor.
Van corridos
quince días desde que Lima y el Callao obedecen de hecho a funcionarios
chilenos, y todavía se halla sin despejar las incógnitas siguientes:
¿Está o no está
resuelta la nación peruana a aceptar la ley de la victoria y a celebrar la paz
con Chile?
¿Tiene o no tiene
el Perú un gobierno que lo represente en las negociaciones y que pueda
comprometerse en nombre del estado?
“¿Quién gobierna hoy el Perú? ¿Con quién
pueden entenderse los que tienen asuntos que discutir y cuentas que arreglar
con el estado peruano?
(…) no tenemos,
decimos, embarazo para declarar que don Nicolás de Piérola y los suyos han
perdido la faculta de hablar y obrar en nombre del pueblo peruano, sin contar
con que el audaz violador de la suspensión de armas del 15 de enero se ha
colocado voluntariamente, respecto de las autoridades chilenas, fuera del palio
de la confianza internacional”.
¿Quiere el Perú la
paz?
¿Hay algo que
autorice a los representantes de la nación chilena en el Perú para prolongar
por un tiempo más la tregua que han concedido, generosamente, al vencido, en la
hora de su completo anonadamiento?
He aquí una
interrogación de muy grave significado, una interrogación que los peruanos
patriotas y discretos harían bien en pesar en lo más íntimo del alma”.
Como podemos percibir, este diario fue fundado con la clara misión de propagar, una serie de mensajes orientados a convencer a las autoridades peruanas, a los personajes notables de la ciudad y a la población en general, para lograr un cambio de actitud en sus sentimientos patrióticos y aceptar un tratado de paz a su medida; pero, además tenía la misión de ser el sostén ideológico de la estrategia militar.
Convencer a los habitantes de Lima, a los personajes representativos,
que sus ofrecimientos de paz eran sinceros, que constituían una opción
favorable para nuestro país desangrado, mutilado y expoliado. Nunca se entendió
así, era todo lo contrario.
Detrás de ello se escondía su verdadera intención, no prolongar la
guerra más de lo necesario, no propiciar una resistencia que sería fatal a sus
intereses. Acopiar toda la riqueza posible obtenida y trasladarla a su país,
como así fue.
Lograr un tratado ventajoso a sus intereses estratégicos, además porque
la prolongación de la guerra les traería miles de problemas que no podrían
enfrentar, ni afrontar, las tropas estaban cansadas y reclamaban parte de la
torta obtenida por los abusos y cupos.
El diario La Actualidad funcionó
hasta el 03 de junio de 1881, luego sería reemplazado por La Situación, que funcionó del 04 de junio hasta el 30 de mayo del
año 1882, acumulando un total de 302 ejemplares. Posteriormente a partir del 31
de mayo inició sus actividades El Diario
Oficial, fue el de más larga duración al servicio de la ocupación chilena,
fue creado para publicar documentos oficiales, cesó sus actividades el 20 de
octubre de 1883.
Las fuerzas de
ocupación también fundaron El Comercio apócrifo, con el apoyo económico del general Lynch, fue editado en
el Callao por chilenos, circuló entre 1881 a 1883, dirigido por el chileno Luis
E. Castro, cómplice en el robo tipográfico de El Peruano y que
anteriormente dirigiera La Actualidad.
Este diario sirvió
para el endurecimiento de las medidas de las fuerzas de ocupación, que
siguieron a la prisión y destierro de García Calderón. No utilizó el logotipo
del verdadero diario, el formato y tipografía fueron diferentes.
Ejemplar del sábado 4 de abril de 1881
Notas:
ZANUTELLI, Manuel: Antología Histórica, La
Contraofensiva de 1882, Comisión Permanente de Historia del Ejército, Lima
1982.
TAURO
DEL PINO, Vicente. Huamachuco y el Alma Nacional. Comisión Permanente de
Historia del Ejército.
Diario
La Actualidad, Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú.
Castro,
Arturo: La Prensa limeña en la guerra con Chile.
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