El ex Director del Penal de
Lurigancho coronel PNP Tomás Garay fue destituido por disponer se corte el
cabello a los casi 8 mil reclusos del Centro Penitenciario de Lurigancho. Garay
indicó que era hasta el nivel 3 y “no se ´rapa´ a los internos”. O sea que, no
al estilo Theo Kojak, el recordado detective privado esterilizado por Aristóteles
“Telly Savalas”. Será remplazado por el coronel PNP Luis Morales.
El director ejecutivo de Operaciones
Policiales general Abel Gamarra, el mismo que conversó con el ex vicepresidente
Omar Chehade en las “Brujas de Cachiche”, se encargó de hacer conocer esta
medida, indicando que fue dispuesta por el Director General de la PNP. El
saliente jefe del Penal de Lurigancho, será sometido a una investigación
administrativa.
Este debe ser el único país en el
mundo, en el que se dá ese tipo de disposiciones para impedir que los reos con cabellera
larga, puedan disfrazarse de mujeres y salir muy campantes hacia la libertad
soñada y anhelada, burlando la vigilancia, después de las visitas. Habiendo otras tantas formas de control.
La medida fue duramente criticada
por la Defensoría del Pueblo, que pidió se suspenda. Por su parte el ministro de Justicia Juan Jiménez, mostró su
disconformidad. Aunque no ha trascendido, podemos inferir que, el ministro del
Interior no estuvo de acuerdo. Indudablemente que, frente a esta disposición criticada,
hay quienes sí vieron con buenos ojos esta medida, que ayudaba en la higiene y
mejor imagen de los reclusos.
Por otro lado, la defensoría del
Pueblo se preocupa mucho por los derechos de los reos y eso está muy bien, sin
embargo, los familiares que ingresan de visita a los diferentes establecimientos
penales de Lima, deben sufrir un martirio que no lo desean a nadie.
Desde que ingresan al Penal,
entregando su DNI, son inscritos en el registro, luego con marcados como reses,
con sellos, que tienen diferentes figuras de animales y numerados con plumón
indeleble. En innumerables oportunidades, esta labor en los pasadizos hacia los
pabellones lo realizan reos, mientras los vigilantes se dedican a otras
actividades.
Cada visita es un calvario para
familiares, quienes son maltratados y
confundidos como personas de mal vivir por el personal encargado de cuidar a
los presos, son sometidos a formas de rebusca exageradas, en el caso de las
mujeres en indecorosas.
Y en este caso ¿Dónde está la
defensoría del Pueblo? Los reos sí tienen derechos que se deben respetar y
quién se encarga de hacer respetar los derechos humanos de los familiares que
van de visita a los penales. La respuesta es nadie.
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