Por: Arturo Castro
A pocos días de la declaratoria de guerra al Perú, el 24 de marzo de 1879, en sesión secreta en el senado chileno, mientras el presidente Aníbal Pinto, compadre del presidente peruano Mariano Ignacio Prado, esperaba el momento propicio para declarar la guerra a Perú, el senador Benjamín Vicuña Mackenna lanzaba un discurso xenófobo y racista en esa cámara legislativa.
El señor Benjamín Vicuña, expresaba entre otras consideraciones lo siguiente: “Es una vieja cuestión de razas entre el manso quichua y el fiero araucano. En cuanto a la envidia que se atribuye a los peruanos, si tal pasión existe, ella nos honra, porque lo que mueve su mala voluntad hacia nosotros es el deseo vehemente de poseer ellos mismos las condiciones de orden, de trabajo, de patriotismo que nos enaltecen a los ojos de la América”.
Cuál fue el grado de resentimiento que Chile experimentó respecto de Perú. No lo podremos saber nunca, porque quienes idearon, planearon y realizaron esta guerra ya están en otra dimensión. Creemos que ni el neurólogo francés Jean-Martin Charcot, tampoco Sigmund Freud, hubieran podido determinar la patología de esa envidia y odio obsesivos, que aún subsiste al presente en su clase dirigente.
El historiador y publicista chileno Benjamín Vicuña Mackenna, fue a no dudarlo su principal propagandista. Fue quien también, en muchos de sus escritos, sacaba a relucir ese “odio viejo y pestilente por nuestro país”. Pero, siempre trató de voltear ese malévolo sentimiento y sostener que era al revés y eso se puede comprender por sus expresiones.
Decía Benjamín Vicuña Mackenna, “Pero donde está encarnada profundamente la enemistad contra el roto es en la prole de África y en todas sus mezclas y amasijo con el aborigen, el zambo, el mulato y el cholo, excluyendo de esta denominación al indio propio, porque ese es un elemento manso, primitivo y huraño que aborrece a su manera, con el silencio de las tumbas y la taima de sus llamas, el huinca y el viracocha, es decir, el blanco español”.
Quien mejor califica, el rol, el papel del publicista Benjamín Vicuña Mackenna, es el hijo de nuestro preclaro historiador Jorge Basadre, el también historiador Jorge Basadre Ayulo “No le temo a la muerte ni a las enfermedades, pero sí a la mentira, a los sobones, como Vicuña Mackenna y usted, al escalador social, al ladrón, al hombre codicioso que sólo aspira a tener más dinero en su peculio, cueste lo que cueste, a las barbaridades y falsedades que salen de los labios de los mediocres, a los traidores, y como dijo mi padre “a los podridos, los menguados y los incendiarios”. Lamentablemente padece usted de una personalidad múltiple, escondida y disociada por la cobardía de sus antepasados”.
Con la entrada a Lima de las tropas chilenas el 17 de enero de 1881, su permanencia hasta octubre de 1883, la firma del tratado de Ancón. Con Francisco García Calderón-Landa, preso en Chile por no haber firmado un tratado con cesión territorial. Con Miguel Iglesias presidente títere, puesto por las huestes chilenas y con quien finalmente se firmó el lesivo tratado, es bueno recordar este episodio.
James G. Blaine, Secretario de Estado de los Estados Unidos en el año 1881 se expresó en el Senado durante el mandato del presidente James A. Garfield “Chile jamás habría entrado una sola pulgada dentro de la guerra, sino hubiera sido por el respaldo del capital inglés" agregando: "era un completo error hablar de dicho conflicto como de una guerra entre Chile y Perú… es una guerra de Inglaterra contra el Perú, con Chile como instrumento… asumo la responsabilidad de esta afirmación".
El 30 de enero de 1882, el mismo James G. Blaine, en declaraciones al diario "The Washington Post" habló sobre las relaciones de Inglaterra y Chile en la guerra del Pacífico, y declaró que esa república “consiguió de Inglaterra acorazados y material de guerra. Los soldados chilenos marcharon hacia el Perú con uniforme de tela inglesa, con fusiles ingleses sobre sus hombros, la simpatía inglesa respaldó a Chile en su conquista y los intereses comerciales ingleses reciben un tremendo impulso del engrandecimiento de Chile".
Luego del resultado adverso para nuestras fuerzas defensoras, en batallas de Lima; Chorrillos, San Juan y Miraflores. Después de una gran demostración de indisciplina, en que se mataban entre ellos, se embriagaron, violaron a las mujeres indefensas e incendiaron el balneario más hermoso de esta parte del Pacífico, luego Barranco y Miraflores, ingresaron a la bella capital del Perú.
Nicolás de Piérola el dictador de turno, el genio militar que había organizado la defensa de Lima, contra las recomendaciones de generales del ejército. El mismo que ordenó que 11 batallones de la reserva no dispararan un tiro, el mismo que almacenó en el Cuartel Santa Catalina, cañones, fusiles y munición que no entregó a las fuerzas del Sur, huía despavorido y temeroso a Canta, imitando la cobarde fuga de Mariano Ignacio Prado, y abandonando la ciudad a su suerte.
Por ser de vital importancia, en estos momentos en que el país se debate en una mega corrupción, un caso tan grave, que toca las fibras más sensibles de la moral pública y que involucra a tres presidentes y probablemente al actual mandatario, afectando la moral de nuestro sufrido pueblo, escenario en que nuestras FFAA y PNP, se ven avasalladas por la política gubernamental que afecta su institucionalidad.
Es necesario recordar estos episodios para que nunca se vuelvan a repetir, para que las autoridades competentes, asuman su responsabilidad en el campo de la defensa y seguridad nacional y así no repetir episodios dolorosos, producto de indecisiones e intereses subalternos, que caracterizaron a la clase política, responsables de los resultados de esta guerra, por su lenidad, ineptitud, desafecto y traición a la patria.
El sentir de diferentes países amigos del Perú, ha quedado para la posteridad expresada en editoriales de diferentes diarios extranjeros de la época, que es muy importante conocer, para saber cuál era su percepción respecto de esta guerra. Transcribimos parte de estos editoriales para vuestro conocimiento.
Diarios de Chile
El Ferrocarril de Santiago
de Chile, 20 enero de 1881
“Dos esplendidas victorias han abierto el camino de Lima a nuestro
invicto y glorioso ejército. El numeroso ejército enemigo, arrollado i
disperso, a sucumbido al empuje irresistible de nuestros valientes soldados.
En la orgullosa ciudad de los Virreyes flamea ya el tricolor chileno y
nuestro himno nacional, entonado en sus calles y plazas por las vencedoras
huestes de Chorrillos, Miraflores y la Palma, anuncia a la América y el mundo
que ha terminado la heroica epopeya del pacífico. Honor al ilustre general
Baquedano y al invencible ejército que acaba de agregar estas páginas de oro a
nuestra historia.
El dictador Piérola ha buscado también la salvación en vergonzosa fuga.
No ha sabido siquiera rescatar con gloriosa muerte la tremenda responsabilidad
de una resistencia”.
El Heraldo, 25 de enero de 1881
“Cuando se escriba la guerra del pacífico, al mismo tiempo que la
importancia de los acontecimientos, llamará la atención del pensador, el
contraste de caracteres, que presentan los dos pueblos principales que han
luchado, el chileno y el peruano.
Hoy hay la verdad, un contraste más notable, más permanente, una
tenacidad que revele más a las claras, la condición de una y otra nacionalidad.
¿Cómo comenzó la guerra el Perú? Con una celada. ¿Cómo la terminó? Con
una traición. Entre estas dos fechas, 7 de marzo de 1879 y 15 de enero de 1881;
entre estos sucesos, misión Lavalle y batalla de Miraflores, está comprometida
y juzgada toda la historia del Perú en los dos años de guerra”.
Diario El Mercurio, 26 de enero de 1881
“Lo que ha hecho nuestro ejército, es no solo poner de manifiesto su
superioridad indiscutible sobre el enemigo, sino también terminar la guerra en
dos días de sangrientas batallas y destruir en ellos gobierno, ejército, armada
i hasta la nacionalidad peruana.
Hay quien dice que la paz con el Perú es un sueño, que ella no puede
existir de hecho, es decir mientras esté ocupado por nuestras armas.
¡Es ello cierto! ¡Quién sabe! Para una nación que no ha conocido nunca
la lealtad; que ha pisoteado sin rubor ni remordimiento todos los compromisos
internacionales; que ha hecho alarde de burlarse cínicamente de su palabra,
hasta en los asuntos que los comerciantes de mala fe respetan por interés
propio, es verdaderamente casi imposible inspirar fe a nadie, y mucho menos a
quien acaba de aplastar su cabeza con el tacón de su acerada bota. A los
pueblos que no tienen idea del honor, de lo que vale el sentimiento de la fe
pública, no les acompaña derecho ninguno a que se les crea, ni aún a que se les
guarde las consideraciones que la desgracia reclama de los corazones generosos”.
Diarios de Argentina
La República de Buenos
Aires, 20 de enero de 1881
“LA VICTORIA Y LA CONQUISTA”
“¡Lima ha caído! Ha luchado sola la Ciudad de los Virreyes con Grau y
con Piérola, y ha sido vencida. Sí la capital se halla en poder del vencedor,
lo más probable, lo más seguro es que el Callao caiga en poder de Chile, desde
que existe una escuadra que lo bloquea y lo bombardea desde hace tiempo, y
desde que con las victorias recientes, el ejercito de tierra de Chile, dueños
de la capital y de las vías férreas, puede atacarlos por retaguardia y rendirlo.
¿Y bien que hará Chile? Chile queda dueño desde el Estrecho hasta el
Ecuador por ahora, y cuando imponga la conquista y anuncie la paz, quedara como
dueño hasta Camarones, es decir, con una costa marítima más extensa que la del
mismo Brasil en el Atlántico. Y como el Ecuador ni Colombia tienen escuadra
Chile dominará desde el Estrecho hasta el istmo de Panamá”.
La Tribuna Nacional, 22 de enero de 1881.
“LIMA HA CAIDO”
“Creemos que Chile ha de quedar escarmentado de empresas guerreras,
después de la ruda campaña que acaba de terminar a orillas del Rímac. Chile
habría llegado hasta declararnos la guerra hace dos años, en presencia de su
plan de ensanche, pero los nuevos horizontes que su éxito en el Pacífico le han
abierto, lo separan en la actualidad de sus arraigadas pretensiones hacia el
Oriente de los Andes. Esta guerra le ha dado lo que no encontraría jamás persiguiendo
su tendencia absorbente sobre nuestros territorios del Sur”.
La Libertad de Buenos Aires, enero de 1881
EXPRESIÓN Del diario
“Desde que el Perú es Perú, nunca había sido azotado tan crudamente por
la desgracia. Después de esta serie de calamidades, debemos esperar que hará el
ejército chileno en Lima. Tiene que buscar en el gobierno peruano con quien
tratar. Ese gobierno tiene que ser días más o días menos”.
La Protesta de Buenos Aires, 22 de enero de 1881.
¡LIMA HA SUCUMBIDO!
“Ha sucumbido Lima en circunstancias que ponen de relieve el heroísmo
peruano, al mismo tiempo que la organización, la disciplina y el arrojo del
ejercito chileno, que ha dado pruebas en esta ocasión de una solidez a toda
prueba. Todo en esa campaña es notable”.
Diarios de Uruguay
El Telégrafo Marítimo, 22 de
enero de 1881
¡HAY DEL VENCIDO!
“Lima a ha caído en poder del ejército chileno, después de tres batallas
consecutivas, que el Telégrafo en su laconismo llama sangrientas. Hay en eso
dos enseñanzas y dos temas para el escritor público. Mientras unos diseñarán
con los más vivos colores que encuentren, aquel cuadro de sangre y desolación,
séanos permitido a nosotros recordar ahora, que hay algo que hace fecundamente
funesto aquel inmenso desastre. Ese algo es que la toma de Lima afirma sin
contestación las pretensiones chilenas: ahora han quedado ratificados por sí
mismos los tratados que se desecharon en Arica. La espada va a trazar los
límites de los pueblos y a acortar de paso el frágil hilo que guarda las
fronteras de otros muchos”.
¡LIMA! ¡SADOWA!
“Después de la expedición Lynch que recorrió impunemente, con una
división ligera, populosas provincias del Perú, era manifiesto que la fibra
popular estaba muerta. Se ha fatigado en medio siglo de anarquía; se ha
destemplado con la herrumbre inveterada del militarismo.
Quedaba únicamente en pie el esfuerzo supremo de la Dictadura,
reconcentrando en una formidable máquina de guerra, todos los elementos y todas
las voluntades de la Nación. Se recordaban antecedentes de Piérola, conspirador
perpetuo, sublevando batallones, alzándose con naves de guerra, trabando los
más nobles esfuerzos de regeneración civil en su país”.
El Heraldo de Montevideo, enero de 1881
“LA TOMA DE LIMA”
“La guerra está, pues, concluida, dejando al Perú a merced del vencedor.
La gloria militar de Chile en esta guerra es grande, sin duda, pero no está
exenta de hechos bárbaros, de violencia y de crueldad, que acompañan su fama y
lo han hecho antipático a toda la América que, después de haber acompañado al
Perú con sus votos platónicos y estériles, lo verá con tristeza caer postrado a
los pies de su valiente vencedor”.
Diarios de Inglaterra
El Times de Londres, 22de enero de 1881
LA TOMA DE LIMA
“La guerra entre Chile y el Perú ha dado por resultado la derrota
completa de los últimos y la capital peruana se encuentra ahora en manos de los
chilenos. Los habitantes de Lima y Callao han hablado mucho sobre gastar su
último peso y derramar su última gota de sangre en la contienda y sentirán
repugnancia en reconocer, que han sido derrotados en una lucha con un país que
suponían inferior en recursos.
Los chilenos son, sin embargo, gente práctica, que nunca han cometido
errores tan comunes en los otros países sudamericanos. Nunca han sentido
inclinaciones para hacer la guerra a sus vecinos. Se han ocupado siempre, con
preferencia, de sus propios negocios y cumplido todos sus compromisos”.
23 de enero de 1881. “LA GUERRA DEL PACÍFICO”
“Al principio de las hostilidades, nada había más claro para los
espectadores, suponer que el Perú con un territorio mas extenso, una población
mayor y una reputación inagotable, tuviera la mejor parte. Pero no se había
considerado suficientemente de que Chile es en todos respectos, un Estado mejor
organizado; que sus finanzas se encontraban en situación más próspera; y que el
gobierno tenía su más fuerte apoyo en los recursos de su país y en las
simpatías de su pueblo”.
De El Standard de Londres, 22 de enero de 1881
LA TOMA DE LIMA
“El ejército peruano ha sido derrotado en Miraflores, el señor Piérola
ha escapado, su hermano y su ministro de guerra Iglesias han sido tomados
prisioneros.
Piérola ha volado, como Prado y Daza antes y es muy posible que tratará
de paliar su derrota por medio de discursos en que jure morir en el último
foso. Si se mantiene en defensa, causará a Chile molestias infinitas, y es muy
dudoso que esto reporte algún bien al Perú”.
La Pall Mall Gacette de Londres, enero de 1881.
LA CAIDA DE LIMA
“Pocos han dudado del desenlace del prolongado conflicto que ya parece
terminar. Es indudable que durante los últimos tiempos el Gobierno del Perú ha
estado en manos de hombres incompetentes y disolutos que lo han ido destrozando
poco a poco.
Ha sido tan ignorante, tan tono y tan vanidoso, que se ha deleitado
construyendo costosos ferrocarriles que no prestan la menor utilidad práctica,
y buques de guerra que no podía manejar ni tripular, al paso que ha despreciado
deberes tan imperiosos como el de proporcionarse agua para cultivar los frutos
de la tierra y proveer el alimento a sus hijos”.
El Morning Post, enero de 1881
“Aunque el ejercito chileno contiene, como las levas peruanas, algunos
de los más feroces e irreductibles elementos del mundo y aunque han sido muy
frecuentes los combates sin dar cuartel entre las fuerzas contendientes, la
disciplina férrea, que generalmente ha mantenido Chile y a la cual es debida
gran parte de su éxito, ha sido, estamos seguros, muy eficaz para impedir las
atrocidades de una ciudad saqueada, que en un tiempo fue la costumbre de la
mayor parte de las tropas civilizadas de Europa”.
Diarios de Francia
El Fígaro de París, enero de
1881
TOMA DE LIMA POR LOS
CHILENOS
“Un telegrama recibido ayer por el Representante de Chile en París,
señor Blest Gana, cuenta muy lacónicamente la capitulación de Lima ante el
ejército chileno. Este hecho lejano no interesa a nuestros lectores, sino en
cuanto les notifica el probable fin de una lucha sangrienta, cuyos motivos e
incidentes nos han interesado muy poco hasta ahora.
Y, sin embargo, curiosa analogía entre la guerra franco-alemana y la
guerra del Perú. Chile puede pasar por una Alemania microscópica. Es un Estado
organizado severamente, con jerarquías, disciplina y mucha autoridad. El Perú,
al contrario, es presa de acontecimientos de que nuestra comedia política en
Francia, no da sino una débil idea”.
Diarios de Bélgica, Gante.
La Flandre de Libérale, 26
de enero de 1881
“LA SUPERIORIDAD DE CHILE”
“La guerra entre Chile y Perú, aliado de Bolivia, toca a su fin. Las
últimas derrotas de las tropas peruanas, la rendición de Lima y el Callao hacen
inútil toda resistencia ulterior”.
“…Sin embargo, hay útiles lecciones que aprovechar de esos
acontecimientos que han tenido lugar en países lejanos”.
“Se las encuentra en el examen de las causas que han valido su
superioridad a Chile. Entre todas las repúblicas sud-americanas, Chile es la
única que ha gozado siempre de los beneficios del orden y de la tranquilidad”.
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