El Túnel del tiempo.
Episodios inéditos de la guerra del Pacífico.
Domingo Santa María González Aníbal Pinto Garmendía
El Ministro Santa María da instrucciones
al Ministro de Guerra en Campaña sobre las operaciones bélicas que debe
emprender la escuadra en la costa del Perú.
Por: Angel Arturo Castro
Comentario:
En
1879 Aníbal Pinto Garmendia era el presidente de Chile y le había declarado la
guerra el 5 de abril de ese año a su compadre Mariano Ignacio Prado presidente
del Perú. Uno de sus adversarios políticos era Domingo Santa María Gonzales, senador
en el Congreso y desde este lugar junto a Benjamín Vicuña Mackenna iniciaron
ataques a la conducción de la guerra y la gestión de Rafael Sotomayor Baeza, Ministro
de Guerra plenipotenciario en campaña y principal organizador de la Campaña de
Tarapacá en la primera fase de la Guerra.
Domingo
Santa María se erigió como uno de los furibundos opositores del gobierno, entorpeció
las relaciones entre el ejército y el gobierno, puso en peligro la estabilidad
de este y de la conducción de la guerra. Para paliar este enfrentamiento en
plena conflicto Aníbal Pinto le ofreció a Santa María participar en su gobierno.
Fue
designado como ministro de Relaciones Exteriores, de Interior y de Guerra y
Marina. Se dice que, desde estos cargos Santa María preparó su campaña
electoral presidencial. En las elecciones presidenciales de 1881 su candidatura
se vio amenazada por su adversario el general Manuel Baquedano, con el pedido del
ex ministro de defensa José Francisco Vergara Etchevers y la posterior renuncia
del general Baquedano, logró su elección por el Congreso.
Siendo
ministro de Relaciones Exteriores, realizó gestiones por medio de su embajador
José Manuel Balmaceda y consiguió la neutralidad de Argentina en el conflicto
bélico con la Alianza Perú-Bolivia a cambio de cesión territorial chileno en la
Patagonia Oriental, cesión que se ratificó en el Tratado de 1881.
En
este mensaje Santa María en nombre de Aníbal Pinto le da una serie de
instrucciones al Ministro en campaña Rafael Sotomayor Baeza, de cómo realizar
la campaña naval contra los puertos peruanos. Disponían de superioridad marítima:
podían fácilmente inmovilizar a las fuerzas peruanas que aún quedaban,
facilitaba el desplazamiento de sus buques para trasportar sus tropas de
reserva a lo largo de la costa peruana y poderlas desembarcar donde quisieran.
Inclusive
le sugiere la conveniencia de utilizar el Huáscar
reparado, indicándole que este se encontraba en mejores condiciones que antes
de su captura. Con el doble efecto de saber que estaba luchando en favor de los
chilenos, poder utilizarlo en bombardeos a los puertos e influenciar en el
ánimo de los peruanos, por el significado que representaba este símbolo. Además
de utilizar el Amazonas para amenazar los puertos del norte del país.
El Ministro Santa María da instrucciones
al Ministro de Guerra en Campaña sobre las operaciones bélicas que debe
emprender la escuadra en la costa del Perú.
NÚM. 2, 345.-MINISTERIO DE GUERRA Y
MARINA.
“Santiago,
Noviembre de 1879.
Señor
Ministro:
Los
elementos marítimos con que contamos al presente, nos permiten emplear un
sistema de operaciones que, estrechando al enemigo en todos sus puertos y en
toda la extensión de su costa, le reduzcan a una situación verdaderamente
desesperante.
El
Blindado Blanco, que monta el Contralmirante
Riveros sale de Valparaíso, perfectamente reparado, convoyando y resguardando
los trasportes que conducen una considerable parte de nuestra reserva; como ya
he dicho a V. S., en diversos telegramas, marchan en estos 200 artilleros con
su correspondiente material, el Escuadrón Carabineros de Yungay y los
batallones de infantería Lautaro, Valdivia, Chillán y Caupolicán, de 600 plazas
cada uno. Toda esta tropa va perfectamente vestida y municionada.
El
10 del presente saldrá la Chacabuco, y días más tarde hará el mismo rumbo el Huáscar, completamente reparado y en
mejores condiciones de aquellas en que se hallaba antes de su captura.
Tenemos,
como V. S., ve, una superior e indisputable fuerza marítima, más que suficiente
para asegurar los puertos en que nuestro ejército ha desembarcado o que pueda
en adelante desembarcar. El Perú no puede inspirarnos ningún temor a este
respecto. Con sus dos monitores que no son otra cosa que baterías pasivas y
flotantes en un puerto, no puede emprender ninguna agresión, y con la Unión y la Pilcomayo no se lanzará a aventura alguna, desde que ya una de
nuestras corbetas bastaría para batirlas.
Juzga
S.E., a cuyo nombre y en el de mis colegas me dirijo a V.S., que, desembarcando
nuestro ejército, convendría, tan pronto como fuera posible, asediar y
estrechar todos los puertos peruanos del Callao a Iquique, de manera que el
Perú, no solo no pudiese provisionarlos, sino tampoco reforzarlos, puesto que
cualquier trasporte que enviase con uno u otro objeto, no podría menos de caer
en nuestras manos. Encerrada la Unión en el Callao y estacionados los monitores
como actualmente se encuentra en este puerto y en el de Arica, el más débil de
nuestros buques de guerra puede impedir toda comunicación y toda provisión a
los puertos enemigos.
Todavía
puede hacerse más. Puede V.S., enviar una de nuestras corbetas o uno de
nuestros trasportes armados en guerra, como el Amazonas, a hostilizar al Perú en toda la costa Norte, donde, por
la seguridad en que hasta el presente se ha vivido, el comercio peruano y
especialmente la exportación de guano no ha sufrido perturbación alguna. Un
buque nuestro, en son de hostilidad por aquella costa, puede no solo producir
una desesperante alarma sino colocar al enemigo en una situación verdaderamente
aflictiva.
El
Huáscar habrá de prestar a V.S., para el objeto que indico a V.S., en la
presente nota, calificados servicios y al mismo tiempo de ostentar y pasear
nuestro pabellón triunfante, puede ocasionar al Perú serios perjuicios,
atendidas las condiciones de esa nave.
No
se oculta a V. S., que el gobierno no le es dado determinar la mejor y más
conveniente distribución que pudiera hacerse de nuestras naves. Este papel
corresponde a V.S., que, oyendo la opinión y juicio del Contralmirante y demás jefes
de le escuadra, si lo creyera necesario, pueda deliberar con todo acierto
acerca del más apropiado servicio que cada una de ellas pueda prestar. El
Gobierno se limita a indicar a V.S., como ya lo ha hecho oficialmente y en
diversos telegramas, su pensamiento y sus propósitos.
Sabe
el Gobierno que V.S., abunda en estas mismas ideas, y lleno de confianza en el
patriotismo e inteligencia de V.S., aguarde que V.S., procederá con arreglo a
ellas, dando las correspondientes instrucciones al Contralmirante o comandantes
de los buques, a fin de que ejecuten las operaciones que se les encomienden en
el sentido que dejo indicado en el cuerpo de esta nota.
En
la dificultad de prever todos los casos y todos los accidentes que puedan
ocurrir, creemos que V.S., debe dejar alguna latitud de acción al
Contralmirante o jefes a quienes designe para cualquier empresa.
Dios
guarde a V. S.
(Fdo.)
D. Santa María.
Al
señor Ministro en campaña Rafael Sotomayor”.
Estimados
lectores, ustedes podrán sacar sus propias conclusiones de todo lo acontecido
en este episodio.
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