¿Se desborda la inseguridad ciudadana?
Un estudio realizado el año 2008 en seis sub-regiones: Norteamérica, Centroamérica, el Caribe, la Zona Andina, Brasil, y el Cono Sur, por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sobre empleo de armas pequeñas y livianas, considera una amenaza a la Seguridad Hemisférica.
La razón fundamental es que, se asocia la tenencia de armas pequeñas y livianas con actividades ilegales, su uso por pandillas, bandas y mafias. Dos terceras partes de las armas que se producen anualmente en el planeta, van a parar a los países en vías de desarrollo. Nuestro país no es ajeno, dado que su capacidad para facilitar condiciones de seguridad a su población es limitada.
Una de las conclusiones del estudio indica que la proliferación de estas armas y su mal empleo, no solo afecta la seguridad de los países, sino que pueden poner en peligro la estabilidad democrática. El 2008 existía un arma por cada 7 personas en el mundo. Una proporción alarmante, entendiendo que, a más armas se genera más violencia.
El estudio expresa que “Esto propicia que el aumento de la circulación de armas pequeñas y livianas, sea para solventar individualmente las necesidades de seguridad que los Estados no logran satisfacer a la ciudadanía, o bien, para su utilización en actividades ilícitas asociadas al crimen organizado y delincuencia común”. Los ciudadanos se arman para proporcionarse seguridad.
Nuestro país no es ajeno al mal empleo de las armas pequeñas y livianas en actividades ilegales, lo estamos viendo diariamente, asaltos a mano armada, asesinatos y secuestros, muchos de ellos planeados en las cárceles.
La PUCP ha realizado una encuesta sobre la percepción de la inseguridad ciudadana que vive nuestra capital. Sus resultados realmente son alarmantes. La ciudadanía ha identificado como responsables al Ministerio del Interior, la PNP y la Municipalidad de Lima. Un 80.4% de la población entrevistada considera que la delincuencia e inseguridad ocupan el primer lugar.
La violencia en las principales ciudades del país y especialmente en Lima, está en una escalada que desborda el control de las autoridades e instituciones responsables de la seguridad. Ha llegado la hora de tomar el toro por las astas, el gobierno debe dictar medidas severas contra la tenencia ilegal de armas y sancionar drásticamente a los traficantes de armas.
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