7 de Junio, revalorando la respuesta del coronel Francisco Bolognesi
Desde el victorioso combate del 2 de mayo de 1866, en el que el pueblo peruano, combatió junto a chilenos, argentinos y ecuatorianos, frente a la poderosa escuadra española unidos por una sola causa, la libertad de América; hasta el 7 de junio de 1880 en que Bolognesi se inmoló en Arica, habían transcurrido tan solo 14 años y Chile había iniciado su preparación militar, como siempre, para emprender una guerra, mientras el Perú navegaba en esa incertidumbre del caos, la indiferencia, apatía y la improvisación, propiciado por ambiciones políticas de entonces.
Por esa razón, traer a la memoria una fecha tan importante como el próximo 07 de Junio, nos permite recordar con gran sentimiento patriótico la inmolación del coronel Francisco Bolognesi Cervantes quien liderando la resistencia en el Morro de Arica, entregó su vida en compañía de los bravos guerreros que habían jurado acompañarlo.
En honor a los caídos con Bolognesi en Arica, esta fecha se ha establecido mediante Decreto Supremo del 28 de mayo de 1923, como el día de la Jura de la Bandera, para que se realice una ceremonia imponente el 7 de Junio de cada año, en Lima y provincias ante el monumento erigido en honor a Francisco Bolognesi Cervantes y, en los lugares que no exista, en la plaza principal.
Por dos razones: por un lado la histórica respuesta de Bolognesi hoy más que nunca tiene vigencia y adquiere una dimensión que traspone el tiempo. Por otro lado, realzando la figura eterna de Bolognesi, reconfortamos el patriotismo con el recuerdo de su sacrificio, así como la heroica actitud asumida por los defensores del Morro.
La actuación militar de Bolognesi frente al adversario chileno es una actitud digna de imitar, por ello representa el paradigma de la dignidad y el honor nacional y constituye un ejemplo para todos los peruanos, en especial para quienes tienen la responsabilidad de velar por la Defensa Nacional.
La conmemoración de hechos patrióticos como el del próximo 7 de junio, convocará como todos los años a nuestras principales autoridades, a los poderes públicos, cuerpo diplomático, organizaciones patrióticas, estudiantes, ancianos, jóvenes y niños que voluntariamente asistirán a esta efeméride patriótica, tal como se viene realizando desde la inauguración del monumento erigido al Crl. Bolognesi.
Recordemos que la inauguración de la Plaza Bolognesi y el monumento que perenniza su memoria fue efectuada el 6 de noviembre de 1905, ante la presencia del presidente José Pardo, el alcalde de Lima Federico Elguera, Cuerpo diplomático, el general argentino Roque Sáenz Peña sobreviviente de Arica, la Asamblea Patriótica Bolognesi, miembros de la prensa, vencedores del 2 de Mayo y Tarapacá, y muchas organizaciones patrióticas y junto a ellos el pueblo que se dio cita con gran emoción patriótica.
El presidente José Pardo designó al coronel Manuel C. de la Torre, quien fuera Jefe de Estado Mayor de la Plaza durante la Batalla de Arica, para que se encargue de descorrer la cortina que cubría el monumento del titán del Morro. Así, al descorrer el velo que cubría la estatua de su compañero de batalla, grande fue el esfuerzo que realizó para dominar las fibras mas sensibles de su ser.
José Pardo en su discurso de inauguración expresó el sentir de nuestros compatriotas “Señores” “La nación ha cumplido un nobilísimo deber, el perpetuar en el granito y en bronce el monumento de admiración y de gratitud que todos los peruanos tenemos erigido en nuestro pecho, a ese puñado de valientes que, comandados por el heroico coronel Bolognesi, salvaron en el Morro de Arica, con su generoso sacrificio, el honor nacional”
A su vez el alcalde de la ciudad Federico Elguera con gran emoción patriótica expresó “Allá en Arica, el viejo militar quemando el último cartucho; el joven voluntario lanzándose al espacio; el denodado argentino, modelo de campeones, derramando su sangre, y todos, jefes y soldados, confundidos y peleando cuerpo a cuerpo, dieron honra a las armas y dieron ejemplo al mundo, de lo que pueden ofrecer a su causa y a su patria, las almas grandes y los pechos nobles, cuando la fuerza material sucumbe”
Finalmente su compañero de armas en la batalla de Arica, el general Roque Sáenz Peña, argentino, entre otros conceptos expresó “Pelearemos hasta quemar el último cartucho” provocación o reto a muerte, soberbia frase de varón, con digno juramento de soldado, que no concibe la vida sin el honor, ni el corazón sin el altruismo, ni la palabra sin el hecho que la confirma y la ilumina, para grabarla en el bronce o en el poema como la graba y la consagra la inspiración nacional”.
“Me siento orgulloso de mis hombres, tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”. De qué manera hoy podemos ser consecuentes, con aquella valiente respuesta de Francisco Bolognesi al parlamentario Chileno Mayor Juan de la Cruz Salvo, ante el pedido de rendición de la plaza de Arica.
Indudablemente que la única forma es un cambio de actitud en nuestra vida cotidiana, el deber como un valor ético, significa estar obligado a realizar alguna actividad, como cumplir nuestros deberes de ciudadano de la mejor manera posible. Bolognesi la cumplió a cabalidad.
La práctica del deber como un valor en nuestro país se ha perdido con el tiempo, es tiempo de asumir una nueva actitud a la luz de la historia, de los hechos del presente siglo y llevando a la practica el juramento de Bolognesi, que implica el cumplimiento fiel de nuestros deberes en los diferentes roles que desempeñamos en todos los actos de la vida cotidiana.
La histórica respuesta del coronel Francisco Bolognesi, es a la luz de la historia una sentencia que debe practicarse no sólo en los cuarteles, bases y buques que son los lugares prístinos del patriotismo, sino en todos los actos de la vida cotidiana, en los colegios, en la universidad, en las organizaciones empresariales, industriales, vecinales, sindicales, políticas, en las decisiones de gobierno.
Practica que se debe extender en los hogares de nuestra nación, en los roles actuales como hijos, padres, abuelos, estudiantes, en los colegios, en las universidades.
Ergo, si las autoridades de gobierno, los poderes del Estado, empresarios, industriales, líderes políticos y sindicales, las FFAA, la PNP, en fin todos los ciudadanos de esta querida Patria, realmente deciden que “Tienen deberes sagrados que cumplir” en el lugar que ocupan, en el cargo que representan, al tomar las mejores decisiones, no en provecho propio sino en provecho del pueblo peruano, entonces estarán dispuestos a sacrificarse por el Perú, es decir, trabajar “hasta quemar el último cartucho”, hasta agotar el último esfuerzo.
Entonces Vive Dios porque será justo reconocer que el sacrifico del Coronel Francisco Bolognesi Cervantes, de los peruanos que lo acompañaron y no lo abandonaron hace 144 años, en ese Morro donde hoy flamea la bandera chilena, no habrá sido en vano, porque el honor y la dignidad nacional que lo motivaron a su sacrificio, habrá encontrado eco y una razón para florecer en medio de la indiferencia, el caos y desazón que afecta las fibras morales de la nación, que vive actualmente horas aciagas al enfrentar a ideologías foráneas que pretenden apoderarse de nuestra patria.
Entonces hoy, como antes en el legendario Morro de Arica, los hombres de uniforme, los que visten y han vestido, el pueblo peruano, "tenemos deberes sagrados que cumplir" para evitar que el comunismo se instale en nuestro país y lo haga un apéndice del Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla, resueltos a implantar en el subcontinente el socialismo del SXXI.
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