Foto: Batalla de Chorrillos. Wikipedia
Por: Arturo CASTRO
Preparación de Lima para la defensa.
La Alianza con Bolivia quedó rota después de la batalla de Tacna (Alto de la Alianza). Una vez destruidos los ejércitos aliados, que defendían las provincias costeras del país, el enemigo aleve, observó que las fuerzas patriotas fueron prácticamente devastadas y del ejército profesional del Perú no quedaba casi nada, vieron que podían continuar operaciones hasta tomar el centro del poder del país. Decidieron ¡A Lima!
“el gobierno de Chile se propuso encaminar sus victoriosas huestes hacia el punto objetivo de toda campaña ofensiva, que es la capital de la nación enemiga”. [1]
Andrés A. Cáceres después de la derrota de la batalla de Tacna, propuso desplazar fuerzas en apoyo del Crl Francisco Bolognesi jefe de la plaza de San Marcos de Arica. No fue escuchado, no se tomó en cuentas sus recomendaciones.
Cáceres, durante su desplazamiento hacia Lima vía Puno y Cuzco, conoció que ya había ocurrido la batalla de Arica y la consiguiente derrota del último baluarte de la campaña terrestre en el que se inmolaron los defensores del Morro de Arica que entregaron su vida por la dignidad y honor de la nación.
Posterior a esta acción bélica se dio la intervención de EE. UU a iniciativa del representante de EE. UU el Sr. Osborn. En las denominadas “Conferencias de Arica”, estuvieron además de las dos partes interesadas los plenipotenciarios de EE. UU en el Perú, Bolivia y Chile, estas conversaciones se llevaron a cabo a borde del navío USA “Lackawanna”.
Fueron tres sesiones maratónicas, los días 22, 25 y 27 de octubre de 1880. En la primera sesión, la Delegación chilena, presentó siete condiciones esenciales para la paz:
1º La cesión a Chile de los territorios de Antofagasta y Tarapacá.
2º Pago a Chile de una indemnización de veinte millones
de pesos oro, de los cuales cuatro serían en efectivo.
3º Devolución de todas las propiedades chilenas
confiscadas en el Perú y Bolivia.
4º Devolución del transporte Rímac.
5º Derogación del Tratado Secreto de Alianza entre Perú y
Bolivia.
6º Retención por parte de Chile de los territorios de
Moquegua, Tacna y Arica hasta haberse cumplido las condiciones anteriores.
7º Obligación por parte del Perú de no artillar el Puerto
de Arica una vez que este le sea devuelto y comprometerse a que sea utilizado
únicamente como puerto comercial.
La sola lectura de las condiciones nos indica que las mismas eran inaceptables para Perú y Bolivia. Chile demostró un inusitado y excesivo interés por los territorios tomados violentamente, lo que al final impidió se continúen las negociaciones.
Las condiciones fueron rechazadas por los delegados peruanos y bolivianos por ser desproporcionados, lo que puso fin a lo que pudo ser una salida negociada y pacífica para el conflicto. Es como si Chile a priori hubiera planeado exprofesamente estas condiciones para no ser aceptadas.
El bloqueo al Callao se inició en abril 1880, los buques chilenos permanecían fuera del alcance de los cañones patriotas, por seguridad cambiaban de posición todas las noches y así evitaban ataques o sabotajes de las fuerzas patriotas.
“Los busque de guerra extranjeros, neutrales, anclaban a tres millas al Norte de la bahía. Había dos ingleses, el Thepis y el Pingouin; una italiana la fragata Garibaldi y un francés el Descres”. [2]
El 3 de julio fue destruido el Loa, a 7 millas al norte del Callao por efecto de un torpedo. Pocos días después la Covadonga, que bloqueaba Chancay también fue enviada a pique por efecto de otro torpedo.
La venganza chilena no se hizo esperar, la escuadra enemiga amenazó con bombardear Chorrillos y Ancón sino se les recompensaba con los buques la Unión y el Rímac, como los patriotas se negaron, el 22 de julio el Cochrane bombardeó Chorrillos, ante respuesta efectiva de artillería peruana tuvo que retirarse.
El 23 de julio realizaba igual bombardeo el Blanco Encalada sobre Ancón, destruyendo e incendiando las casas, mientras que la Pilcomayo bombardeaba Chancay, sembrando destrucción, desolación y muerte en los tres lugares mencionados.
Los preparativos para la defensa de Lima ya se habían iniciado y estaban bajo la dirección del dictador Nicolás de Piérola quien fungía de ser una gran estratega. Cuando el entonces Crl. Andrés A. Cáceres llegó a Lima procedente de Tacna, el jefe supremo lo mandó llamar a su despacho y le informó que lo había nombrado jefe de la división ubicada en Huaral, que debía organizarse e impedir el desembarco enemigo en Ancón.
Piérola, estaba convencido y muy seguro que el desembarco de las fuerzas enemigas se realizaría por Ancón, está aseveración, “no estaba en armonía con el que yo me había formado de la situación militar general”. [3] El Crl. Cáceres se vio obligado a expresar lo que pensaba sobre la situación, dado que, según su análisis era imposible que el ataque se realizara por Ancón.
Según Cáceres, había demasiadas limitaciones en el caso que los chilenos decidieran atacar por Ancón, entre ellas: el terreno desértico con muchos obstáculos naturales como el río Chillón, la distancia a Lima y el aislamiento respecto de su escuadra para apoyo mutuo, razones suficientes para inferir que el ataque no sería por el norte; sin embargo, Piérola, le aseguró a Cáceres que él tenía datos precisos y seguros sobre el plan enemigo de atacar Lima por Ancón, como hemos visto una dirección de aproximación con muchos obstáculos, y se alargaba su línea de abastecimientos y comunicación. Cáceres, siempre estuvo seguro de que el ataque provendría del sur, como efectivamente fue.
Cáceres tenía claro que se debía contener el avance enemigo en el sur, quizá desplazando unidades para realizar resistencias sucesivas para desgastar al enemigo, no dejarlo descansar, claro para ello hubiera requerido disponer de tropas instruidas y entrenadas, hasta que el grueso patriota pudiera enfrentarse en mejor situación al enemigo. Cáceres insistió solicitándole el mando de una división; pero, el dictador ya había decidido nombrar al coronel Sevilla, para vigilar la zona sur, un gran error como se pudo ver después de los resultados
A todo esto ¿cuál era el estado de la defensa de Lima?
Del ejército del sur quedaban algunos batallones cuyo traslado de Tacna a Lima se hizo muy difícil en las condiciones de control marítimo por parte de Chile. El ejército nacional, profesional, prácticamente había desaparecido. Las fuerzas que se organizaron para la defensa de Lima estaban conformadas por voluntarios sin ninguna experiencia de combate y, es más, requerían de un entrenamiento e instrucción militar urgente.
Para la defensa de Lima el dictador logró reunir aproximadamente 20,000 hombres de las tres Armas. Es necesario enfatizar y precisar que la mitad del ejército que se preparaba para defender al capital estaba compuesta por “indígenas sin ninguna instrucción militar y la otra mitad de voluntarios”.[4]
Los primeros llegaron de todo el país por una disposición emitida por Nicolás de Piérola, lo que constituía una gran limitación y debilidad en la estructura del ejército organizado para la defensa. Las tropas fueron distribuidas en tres cuerpos de ejército ubicados en Norte, Centro y Sur. Cáceres fue designado a la 5ta división acantonada en Huaral al mando del general Vargas Machuca.
Después de transcurrido tres meses de realizada las conferencias de Arica, que fracasaron por intransigencia de los representantes chilenos. Durante ese periodo el ejército chileno se dedicó a incrementar sus efectivos para iniciar operaciones para tomar Lima y negociar una paz ventajosa. Preparó sus buques y transportes para trasladar sus tropas y el respectivo apoyo logístico.
El ejército chileno inicio operaciones en noviembre 1880, la expedición chilena estaba comandada por el general Manuel Baquedano, contaba con tres divisiones con dos brigadas cada una. La primera comandada por el general José Antonio Villagrán, con (8,910 hombres). La segunda división comandada por el general Emilio Sotomayor con (7, 788 hombres). La tercera al mando del coronel Pedro Lagos con (8, 388 hombres), lo que daba un total de 22, 350 hombres de infantería, 1, 301 hombres de Caballería. La artillería estaba conformada por 1, 379 hombres, 1, 200 caballos, 67 cañones Krupp y 77 cañones en total, 10 ametralladoras Gatling. (datos aceptados por el marino francés Eugene de León incorporado al ejército chileno)
La reserva estaba conformada por 3, 110 hombres.
El total de efectivos según acepta el marino francés Mason fueron de 25, 505 hombres. Contaban además con un excelente servicio de mulas para trasladar sus municiones.
La primera división comandada por el general José A. Villagrán desembarco entre el 8 de noviembre y el 1º de diciembre.
“Los chilenos preparaban el ataque desde el sur y habían
marchado tranquilamente desde Pisco y desembarcado a las puertas de la capital,
sin impedimento alguno”. [6]
“Lima se convirtió en efecto, en un inmenso campamento,
no menos que un vastísimo arsenal. Cruzábanse por sus calles, en todas
direcciones, innumerables carretas cargadas de elementos bélicos(…)”. [7]
El sector defensivo tenía como frente una delgada línea de defensa casi de 14 kms, muy sobrentendido y con sectores muy separados que no permitían la distancia de apoyo y dada la existencia de esas brechas, el enemigo podía tranquilamente infiltrase por esos sectores.
Como resultado de un reconocimiento del dictador Piérola y su secretario García y García y el coronel Cáceres, este preguntó a Piérola si esa línea defensiva era la definitiva, Piérola le aseguró que no, sino que era provisional y estaba sujeta a modificación, se entendía que sería de acuerdo con las circunstancias y serviría para estrechar los intervalos que eran muy amplios.
La Artillería la ubicó en el centro del sector defensivo. La izquierda de la línea defensiva estaba comandada por el coronel Justo Pastor Dávila, ocupando los morros y alturas que se extendían desde el cerro Colorado hasta Monterrico Chico, con 4,500 hombres. La Reserva con 3,500 hombres al mando del coronel Suarez.
Nuestro historiador Jorge Basadre sostiene por su parte que, después de los cambios dispuesto por la superioridad, la ubicación de las tropas en la noche del 12 de diciembre quedó definido: el coronel Miguel Iglesias en el ala derecha, extendiéndose por el Este hasta Chorrillos, Villa y Santa Teresa. El cuarto cuerpo del ejército desde Santa Teresa hasta San Juan inclusive, al mando del coronel Andrés A. Cáceres. El tercero al mando del coronel Justo Dávila desde San Juan hasta Pamplona. La Reserva al mando del coronel Suárez a retaguardia de San Juan.
“altas y brillantes botas de charol, pantalones blancos y un relampagueante casco de plata en cuya punta un águila de oro extendía sus alas”. [12]
[1] Salazar,
Francisco. “Las batallas de Chorrillos y Miraflores y el Arte de la Guerra”.
Pág. 5. IMPRENTA DEL UNIVERSO, DE CARLOS PRINCE. Calle de la Veracruz Nº 71.
Edición 1882.
[6] Ibid.
Cáceres, Andrés.
[7] Salazar,
Francisco. Las batallas de Chorrillos y Miraflores y el Arte de la Guerra.
Imprenta del Universo de Carlos Prince. Pág. 6. 1882.
[8] Ibid.
Salazar, Francisco. Las batallas de Chorrillos y Miraflores y el Arte de la
Guerra.
[9] Ibid.
Salazar, Francisco. Las batallas de Chorrillos y Miraflores y el Arte de la
Guerra.
[10] Ibid.
Salazar, Francisco. Las batallas de Chorrillos y Miraflores y el Arte de la
Guerra.
[11] Basadre,
Jorge. La guerra con Chile 1879-1883. Editorial Universitaria. Pág. 224.
Edición 1983.
[12] Ibid. Basadre, Jorge. La guerra con Chile
1879-1883.
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