A pocas horas de darse el fallo condenatorio contra Fujimori, convenientemente promocionados llegaron a Lima innumerables activistas de derechos humanos y periodistas de diferentes latitudes. Los primeros de inmediato buscaron entrevistas y reportajes, de esta manera anunciaban su llegada, para beneplácito de sus representantes en nuestro país.
Cuál era el interés de su presencia, quizás darle fuerza y valor al Colegiado, decirles- aquí estamos para avalar vuestra decisión-, quizás hacer más latente y patente la presión mediática, que a lo largo de este juicio se desató como un huayco andino, en contra del ex presidente, familiares y sus simpatizantes.
Lo cierto es que esos personajes que representan a un sinnúmero de organizaciones de DDHH del extranjero, no hicieron un viaje tan largo para regresar con las manos vacías. Presumimos, que estaban seguros de un fallo condenatorio y pugnaron por estar presentes en tan magno evento judicial desde muy temprano.
Ahora estos personajes derechohumanistas regresarán a sus países con la sonrisa en los labios y una gran justificación a la inversión económica realizada, que harán conocer a sus benefactores y que en su nombre administraron durante todo este proceso.
Dejarán nuestro país polarizado, porque a esas organizaciones no les interesa la situación social y política después del fallo, ese es un problema que tendrá que lidiar el gobierno. Para quienes propugnan se logre la tan afamada y deseada reconciliación, así como la internalización en la conciencia del pueblo para aceptar “su” museo de la memoria, este fallo realmente no les hace ningún favor.
El día de ayer fueron los primeros en estar en la fila para ingresar. Era tanto el interés humano que los movilizó para recibir el resultado, o estaban allí para apreciar los efectos de la condena en el ex presidente. Se quemaron, Fujimori no se quebró como lo hubieran querido, para rabia y tristeza de sus adversarios recibió el dictamen sereno. De inmediato planteó recurso de nulidad.
Y así, cayó el telón del teatro nacional, esta tragicomedia llegó a su fin y el colegiado que juzga al ex presidente Fujimori presidido por el Dr. César San Martín emitió su fallo condenatorio contra el ex presidente. Un fallo a todas luces drástico y polémico por las implicancias más políticas, que judiciales.
Un fallo que en la percepción de la gran mayoría ya estaba cocinado, solo faltaba servirlo y para ello debían llegar los principales comensales, los activistas de derechos humanos invitados a la fiesta y otros personajes filoizquierdistas. En estas circunstancias es bueno preguntarnos ¿verdaderamente triunfaron los derechos humanos? De quiénes. Con seguridad, no los derechos humanos de los 28 millones de peruanos.
Los argumentos y el discurso jurídico para justificar la condena solo pueden satisfacer a un lado de la balanza. Ninguna consideración a los argumentos de la defensa, todos fueron desechados. En su reemplazo los argumentos de la parte civil y fiscalía tomaron gran importancia y relevancia, aún sin demostrar nada a lo largo del proceso, como lo han sostenido eminentes jurisconsultos como el tribuno Javier Maximiliano Valle Riestra González Olaechea.
Entonces, no podemos dejar de preguntarnos, ¿realmente el fallo constituye una decisión en la que no han intervenido ningún elemento extraño, ninguna presión mediática, ninguna influencia de las ONG´s? Hay una serie de indicios que nos permiten dudar de ello como: la premura en que el Dr. Nakasaki termine su alegato y el plazo reducido para emitir el polémico fallo. Presumimos que no se tomó en cuenta el alegato de Nakasaki y la defensa adoptada por el mismo Fujimori.
Son 25 años de prisión para Fujimori, consideramos no por ser autor mediato y violación de derechos humanos, como asegura la sala, que en nuestra percepción no se pudo probar, sino por haber tenido la valentía de asumir la decisión política y liderar la lucha contrasubversiva, con el concurso de las FFAA, PNP y CCAAD, y ejecutar una lucha frontal contra las organizaciones terroristas, para proteger la vida de 28 millones de peruanos. Incluidas las vidas de jueces y fiscales. Y lo lograron, vaya que sí.
Triunfó en primera instancia la presión mediática, la influencia de las ONG´s de derechos humanos y la izquierda caviar. Estos últimos diseminados en todo el aparato del estado, en algunos medios de comunicación y declarados enemigos políticos del ex presidente, quienes realizaron una campaña de guerra psicológica, para impregnar en la mente de la población la culpabilidad de Fujimori y que les ha dado buenos resultados, hasta el momento.
No es justicia lo que aspiraban obtener con este controvertido fallo, sino hacer patente su sed de venganza. Y es muy lamentable que el gran jurado les haya hecho el juego quizás de manera involuntaria.
No solo porque se derrotó a las organizaciones terroristas, afines a su ideología y responsables de haber iniciado una guerra interna contra el Estado, sino porque Fujimori tuvo la valentía de cerrar un Congreso inoperante y paquidérmico. Este es el real motivo en el que concurre además la opinión de la clase política tradicional, quienes no le perdonan a Fujimori haberlos regresado a sus casas.
Sin esas acciones adoptadas y de las que Fujimori no se arrepiente, con plena seguridad el escenario de nuestro país sería otro. Los jueces habrían sido reemplazados por tribunales del pueblo. El Perú sería un país fallido donde el odio y la intemperancia se impusieran y es muy probable que ya se habría extinguido formando parte de otros estados, tal como sucedió con la antigua Yugoslavia.
Después del fallo condenatorio y ante la satisfacción de abogados de la fiscalía , la parte civil y familiares de los casos la Cantuta y Barrios Altos, nos hacemos una última pregunta, ¿cuál es el mensaje para los soldados, policías y ronderos que actualmente luchan contra los remanentes de los narcoterroristas en el VRAE y en el Huallaga? Quién puede respondernos.
Cuál era el interés de su presencia, quizás darle fuerza y valor al Colegiado, decirles- aquí estamos para avalar vuestra decisión-, quizás hacer más latente y patente la presión mediática, que a lo largo de este juicio se desató como un huayco andino, en contra del ex presidente, familiares y sus simpatizantes.
Lo cierto es que esos personajes que representan a un sinnúmero de organizaciones de DDHH del extranjero, no hicieron un viaje tan largo para regresar con las manos vacías. Presumimos, que estaban seguros de un fallo condenatorio y pugnaron por estar presentes en tan magno evento judicial desde muy temprano.
Ahora estos personajes derechohumanistas regresarán a sus países con la sonrisa en los labios y una gran justificación a la inversión económica realizada, que harán conocer a sus benefactores y que en su nombre administraron durante todo este proceso.
Dejarán nuestro país polarizado, porque a esas organizaciones no les interesa la situación social y política después del fallo, ese es un problema que tendrá que lidiar el gobierno. Para quienes propugnan se logre la tan afamada y deseada reconciliación, así como la internalización en la conciencia del pueblo para aceptar “su” museo de la memoria, este fallo realmente no les hace ningún favor.
El día de ayer fueron los primeros en estar en la fila para ingresar. Era tanto el interés humano que los movilizó para recibir el resultado, o estaban allí para apreciar los efectos de la condena en el ex presidente. Se quemaron, Fujimori no se quebró como lo hubieran querido, para rabia y tristeza de sus adversarios recibió el dictamen sereno. De inmediato planteó recurso de nulidad.
Y así, cayó el telón del teatro nacional, esta tragicomedia llegó a su fin y el colegiado que juzga al ex presidente Fujimori presidido por el Dr. César San Martín emitió su fallo condenatorio contra el ex presidente. Un fallo a todas luces drástico y polémico por las implicancias más políticas, que judiciales.
Un fallo que en la percepción de la gran mayoría ya estaba cocinado, solo faltaba servirlo y para ello debían llegar los principales comensales, los activistas de derechos humanos invitados a la fiesta y otros personajes filoizquierdistas. En estas circunstancias es bueno preguntarnos ¿verdaderamente triunfaron los derechos humanos? De quiénes. Con seguridad, no los derechos humanos de los 28 millones de peruanos.
Los argumentos y el discurso jurídico para justificar la condena solo pueden satisfacer a un lado de la balanza. Ninguna consideración a los argumentos de la defensa, todos fueron desechados. En su reemplazo los argumentos de la parte civil y fiscalía tomaron gran importancia y relevancia, aún sin demostrar nada a lo largo del proceso, como lo han sostenido eminentes jurisconsultos como el tribuno Javier Maximiliano Valle Riestra González Olaechea.
Entonces, no podemos dejar de preguntarnos, ¿realmente el fallo constituye una decisión en la que no han intervenido ningún elemento extraño, ninguna presión mediática, ninguna influencia de las ONG´s? Hay una serie de indicios que nos permiten dudar de ello como: la premura en que el Dr. Nakasaki termine su alegato y el plazo reducido para emitir el polémico fallo. Presumimos que no se tomó en cuenta el alegato de Nakasaki y la defensa adoptada por el mismo Fujimori.
Son 25 años de prisión para Fujimori, consideramos no por ser autor mediato y violación de derechos humanos, como asegura la sala, que en nuestra percepción no se pudo probar, sino por haber tenido la valentía de asumir la decisión política y liderar la lucha contrasubversiva, con el concurso de las FFAA, PNP y CCAAD, y ejecutar una lucha frontal contra las organizaciones terroristas, para proteger la vida de 28 millones de peruanos. Incluidas las vidas de jueces y fiscales. Y lo lograron, vaya que sí.
Triunfó en primera instancia la presión mediática, la influencia de las ONG´s de derechos humanos y la izquierda caviar. Estos últimos diseminados en todo el aparato del estado, en algunos medios de comunicación y declarados enemigos políticos del ex presidente, quienes realizaron una campaña de guerra psicológica, para impregnar en la mente de la población la culpabilidad de Fujimori y que les ha dado buenos resultados, hasta el momento.
No es justicia lo que aspiraban obtener con este controvertido fallo, sino hacer patente su sed de venganza. Y es muy lamentable que el gran jurado les haya hecho el juego quizás de manera involuntaria.
No solo porque se derrotó a las organizaciones terroristas, afines a su ideología y responsables de haber iniciado una guerra interna contra el Estado, sino porque Fujimori tuvo la valentía de cerrar un Congreso inoperante y paquidérmico. Este es el real motivo en el que concurre además la opinión de la clase política tradicional, quienes no le perdonan a Fujimori haberlos regresado a sus casas.
Sin esas acciones adoptadas y de las que Fujimori no se arrepiente, con plena seguridad el escenario de nuestro país sería otro. Los jueces habrían sido reemplazados por tribunales del pueblo. El Perú sería un país fallido donde el odio y la intemperancia se impusieran y es muy probable que ya se habría extinguido formando parte de otros estados, tal como sucedió con la antigua Yugoslavia.
Después del fallo condenatorio y ante la satisfacción de abogados de la fiscalía , la parte civil y familiares de los casos la Cantuta y Barrios Altos, nos hacemos una última pregunta, ¿cuál es el mensaje para los soldados, policías y ronderos que actualmente luchan contra los remanentes de los narcoterroristas en el VRAE y en el Huallaga? Quién puede respondernos.
Publicado por el diario La Razón. Con el título Sentencia contra Fujimori estaba “cocinada” y solo faltaba servirla a comensales de las ONG.
1 comentario:
Buenas noches, es correcta esta interpretacion de los hechos, al respecto de la sentencia contra el Ing. Fujimori:
de un modo coloquial...
Desde ahora debemos evitar usar terminos como ELIMINAR, por que si escribes o dices algo como "voy a eliminar contactos de mi correo" significa que los vas a asesinar. Tambien debemos evitar gerenciar algo, por que si un trabajador roba, mata, viola, etc, el gerente va preso por ser EL JEFE. Podemos probar lo que sea si decimos que "Fulano dijo que Mengano escucho..." por que no sera necesario ni que mengano ni fulano se presenten ni que usen su verdadero nombre.
Esto a la larga, ¿no nos desampara ante la ley al sentarse precedente?
Gracias.
Nemo
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