Luego de vencer en la guerra de 1879, Chile buscaba quién pagaría la factura de los gastos de guerra, permitió la elección de un presidente como Francisco García Calderón, instalándose en la Magdalena y a quien quisieron manejar a su libre albedrío, sin embargo Francisco García jamás se dejó avasallar y se opuso tenazmente a la mutilación de nuestro territorio. Lynch lo tomó preso y fue conducido a Chile prisionero y confinado inicialmente en Quillota-Valparaiso.
El vencedor siempre impone su voluntad al vencido, son las leyes de la guerra y el resultado de la guerra del 79 no podía ser la excepción. Chile impuso a Iglesias como presidente y este aceptó la imposición del tratado de Ancón, mediante el cual Tacna y Arica permanecerían en poder de Chile por diez años, luego de vencido el plazo, se procedería a realizar un Plebiscito en el que los pobladores decidirían su destino.
En 1894 vencieron los plazos establecidos en el tratado de Ancón para la realización de un Plebiscito, en el que los ciudadanos de las provincias hermanas Tacna y Arica, deberían decidir su futuro en los brazos de uno u otro país, en una votación libre y voluntaria. Chile impuso las normas que aseguraban la victoria electoral a su favor y por tanto no se garantizaba un plebiscito justo, correcto y honesto.
El plazo de 10 años que contemplaba el tratado de Ancón fácilmente se alargó hasta 35 años y durante este largo periodo de tiempo, se inició la chilenización. Así nuevas generaciones nacieron en las provincias de Tacna y Arica, miles de ciudadanos peruanos fueron obligados a abandonar sus propiedades sus tierras y desplazarse al Norte y al Este. Las autoridades chilenas también desplazaron a compatriotas nuestros al interior del territorio chileno y en su reemplazo desplazaron a estas dos provincias a obreros, empleados, funcionarios públicos y la policía secreta chilena.
Han transcurrido más de 100 años de esta infausta guerra y la chilenización ha tomado otros visos, otras vertientes y variantes, ya no es la expropiación de territorios, ni el desplazamiento obligatorio de los nativos de un lugar a otro, hoy es el dinero, las inversiones, la economía.
Con la economía globalizada, con un TLC firmado con Chile por este gobierno, y que fuera aprobado recientemente por el Congreso chileno, las puertas abiertas de nuestra economía se han franqueado para las inversiones chilenas que actualmente superan los 6,000 millones de dólares.
Hoy es entendible con mayor seguridad, el por qué y cuáles son las razones para el armamentismo chileno, para la compra de armas de ultima generación que les dan una ventaja estratégicas con relación a todos sus vecinos, particularmente con el nuestro. Han invertido 6,000 millones de dólares en modernizar sus FFAA. Con plena seguridad no será para defender sus intereses en la Antártida, frente a los pingüinos
Mientras nuestros gobernantes se distraen en otras actividades y descuidan la Defensa Nacional, nuestras FFAA esperan pacientemente para su modernización y ponerse en el mismo nivel que Chile, o en todo caso disponer de una fuerza de intervención rápida y disuasiva, el gobierno sigue con el cuento que se inició con Toledo y continua con García y aparentemente se ha detenido en un proyecto NUBE, que parece está en las nubes hasta hoy.
Habría que buscar la responsabilidad no solo en los gobernantes, sino en la falta de patriotismo o identidad nacional de todos los estamentos, particularmente de algunos empresarios. Debemos preguntarnos por qué Chile no acepta las inversiones de envergadura de financistas peruanos, por qué solo las actividades que están destinadas para el servicio, como son los restaurantes.
Parece que solo aceptan a los empresarios peruanos que se dedican a la cocina, yo diría solo para hacer labores como las trabajadoras del hogar en nuestro país, nunca se sentarán a la mesa con los empresarios chilenos. La balanza comercial es altamente favorable a Chile, ni siquiera con la venta de Wong se ha podido equiparar.
Chile ha invertido más de seis mil millones de dólares en diversos rubros que van desde tiendas por departamentos, hasta electricidad, adquisición de tierras agrícolas y grifos con empresarios peruanos, y le ha puesto el ojo a nuestro principal puerto y al gas de Camisea, además gracias al vice- presidente de Toledo, controla el transporte por aire con LAN-Perú, una empresa que algunos dicen es peruana por sus cuatro costados, pero que realmente tiene capitales chilenos.
Defensa Nacional y Desarrollo son dos conceptos que tienen una interdependencia total, no se pueden separar, son como las dos columnas de un templo, la soportan. Un país que desea el bienestar general de su población, debe mantener siempre, Desarrollo y Defensa en la prioridad de sus actos y decisiones para seguridad y bienestar de los peruanos.
Mantenemos el optimismo respecto a la decisión de la Corte Internacional de la Haya, creemos que fallarán a nuestro favor, estamos seguros que la fuerza de la razón nos asiste, respecto a la denuncia planteada por nuestro país por el diferendo marítimo con Chile.
Pero qué sucedería en el hipotético caso que la Corte Internacional falle a nuestro favor y Chile no quiera cumplir con la demarcación definitiva, porque le asiste la razón y tiene la fuerza. Nuestros gobernantes no se han planteado esa hipótesis, porque seguramente ya no estarán en el gobierno cuando esta situación se defina.
Las negociaciones diplomáticas siempre han tenido una base en la capacidad operativa de las fuerzas armadas. Esa es una experiencia histórica que la hemos aprendido desde siempre y que se ha dado en todas las guerras.
Un Estado tendrá mayor capacidad de negociación, si dispone como razón, es decir, que su servicio diplomático actúe con sagacidad, eficiencia y astucia, apoyado por la fuerza de unas FFAA debidamente equipadas, preparadas y entrenadas, para la defensa de sus intereses, quien piense lo contrario está arando en el mar o remando en contra de la historia.
El vencedor siempre impone su voluntad al vencido, son las leyes de la guerra y el resultado de la guerra del 79 no podía ser la excepción. Chile impuso a Iglesias como presidente y este aceptó la imposición del tratado de Ancón, mediante el cual Tacna y Arica permanecerían en poder de Chile por diez años, luego de vencido el plazo, se procedería a realizar un Plebiscito en el que los pobladores decidirían su destino.
En 1894 vencieron los plazos establecidos en el tratado de Ancón para la realización de un Plebiscito, en el que los ciudadanos de las provincias hermanas Tacna y Arica, deberían decidir su futuro en los brazos de uno u otro país, en una votación libre y voluntaria. Chile impuso las normas que aseguraban la victoria electoral a su favor y por tanto no se garantizaba un plebiscito justo, correcto y honesto.
El plazo de 10 años que contemplaba el tratado de Ancón fácilmente se alargó hasta 35 años y durante este largo periodo de tiempo, se inició la chilenización. Así nuevas generaciones nacieron en las provincias de Tacna y Arica, miles de ciudadanos peruanos fueron obligados a abandonar sus propiedades sus tierras y desplazarse al Norte y al Este. Las autoridades chilenas también desplazaron a compatriotas nuestros al interior del territorio chileno y en su reemplazo desplazaron a estas dos provincias a obreros, empleados, funcionarios públicos y la policía secreta chilena.
Han transcurrido más de 100 años de esta infausta guerra y la chilenización ha tomado otros visos, otras vertientes y variantes, ya no es la expropiación de territorios, ni el desplazamiento obligatorio de los nativos de un lugar a otro, hoy es el dinero, las inversiones, la economía.
Con la economía globalizada, con un TLC firmado con Chile por este gobierno, y que fuera aprobado recientemente por el Congreso chileno, las puertas abiertas de nuestra economía se han franqueado para las inversiones chilenas que actualmente superan los 6,000 millones de dólares.
Hoy es entendible con mayor seguridad, el por qué y cuáles son las razones para el armamentismo chileno, para la compra de armas de ultima generación que les dan una ventaja estratégicas con relación a todos sus vecinos, particularmente con el nuestro. Han invertido 6,000 millones de dólares en modernizar sus FFAA. Con plena seguridad no será para defender sus intereses en la Antártida, frente a los pingüinos
Mientras nuestros gobernantes se distraen en otras actividades y descuidan la Defensa Nacional, nuestras FFAA esperan pacientemente para su modernización y ponerse en el mismo nivel que Chile, o en todo caso disponer de una fuerza de intervención rápida y disuasiva, el gobierno sigue con el cuento que se inició con Toledo y continua con García y aparentemente se ha detenido en un proyecto NUBE, que parece está en las nubes hasta hoy.
Habría que buscar la responsabilidad no solo en los gobernantes, sino en la falta de patriotismo o identidad nacional de todos los estamentos, particularmente de algunos empresarios. Debemos preguntarnos por qué Chile no acepta las inversiones de envergadura de financistas peruanos, por qué solo las actividades que están destinadas para el servicio, como son los restaurantes.
Parece que solo aceptan a los empresarios peruanos que se dedican a la cocina, yo diría solo para hacer labores como las trabajadoras del hogar en nuestro país, nunca se sentarán a la mesa con los empresarios chilenos. La balanza comercial es altamente favorable a Chile, ni siquiera con la venta de Wong se ha podido equiparar.
Chile ha invertido más de seis mil millones de dólares en diversos rubros que van desde tiendas por departamentos, hasta electricidad, adquisición de tierras agrícolas y grifos con empresarios peruanos, y le ha puesto el ojo a nuestro principal puerto y al gas de Camisea, además gracias al vice- presidente de Toledo, controla el transporte por aire con LAN-Perú, una empresa que algunos dicen es peruana por sus cuatro costados, pero que realmente tiene capitales chilenos.
Defensa Nacional y Desarrollo son dos conceptos que tienen una interdependencia total, no se pueden separar, son como las dos columnas de un templo, la soportan. Un país que desea el bienestar general de su población, debe mantener siempre, Desarrollo y Defensa en la prioridad de sus actos y decisiones para seguridad y bienestar de los peruanos.
Mantenemos el optimismo respecto a la decisión de la Corte Internacional de la Haya, creemos que fallarán a nuestro favor, estamos seguros que la fuerza de la razón nos asiste, respecto a la denuncia planteada por nuestro país por el diferendo marítimo con Chile.
Pero qué sucedería en el hipotético caso que la Corte Internacional falle a nuestro favor y Chile no quiera cumplir con la demarcación definitiva, porque le asiste la razón y tiene la fuerza. Nuestros gobernantes no se han planteado esa hipótesis, porque seguramente ya no estarán en el gobierno cuando esta situación se defina.
Las negociaciones diplomáticas siempre han tenido una base en la capacidad operativa de las fuerzas armadas. Esa es una experiencia histórica que la hemos aprendido desde siempre y que se ha dado en todas las guerras.
Un Estado tendrá mayor capacidad de negociación, si dispone como razón, es decir, que su servicio diplomático actúe con sagacidad, eficiencia y astucia, apoyado por la fuerza de unas FFAA debidamente equipadas, preparadas y entrenadas, para la defensa de sus intereses, quien piense lo contrario está arando en el mar o remando en contra de la historia.
1 comentario:
ESTOY DEACUERDO CON UD. MI HERMANO TENEMOS TANTO DINERO ALMACENADO QUE NUESTROS GOBERNANTES NO SE INTERESAN POR NUESTRAS FUERZAS ARMADAS, PERO TIENEN EL DINERO EN SUS MANOS SOLO PARA CAER EN TENTACION Y PECAR Y CONDENARSE ELLOS MISMOS, PORQUÉ NO INVIERTEN UNOS 2000 MILLONES DE DOLARES EN EQUIPAR A NUESTRO EJERCITO MARINA Y FAP. PERO QUE A SU VEZ TODA COMPRA SEA LA MAS LIMPIA PARA QUE NADIE SALGA PERJUDICADO.
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